Ecos inaudibles (priv.)

Ella infló un poco las mejillas. -¿te molesta? ¬¬ - y luego se acomodó mejor sobre la mesa, cerrando lentamente los ojos.
-Mi hermano mayor me está cubriendo en casa... me iré en un rato- dijo, con la voz un poco más baja. Por supuesto que prefería quedarse y explorar cada detalle de la casa, ya que tal vez no volvería a ese lugar en mucho tiempo o nunca, pero estaba tan cómoda en esa posición que prefirió descansar un rato. Habían pasado muchas cosas en esas pocas horas. -Si te aburres, puedes seguir tocando el violoncello. No me molestará, al contrario...- dijo lo último sonriendo un poco.

-no hacia falta que lo dijeras....-, le contesto, -en este mismo momento estaba por ir a tocar un rato el cello... >_>-, termino por decir. Vio que Marien se estaba quedando dormida, asi que fue al piso de arriba a agarrar una manta, cuando bajo, cubrio a ella con la manta que habia bajado.
Luego fue de nuevo para el living a tocar el violoncello, despues de toda esa comida, y el te que habia tomado, tenia algo de sueño.
Pero igual, despues de todo, agarro el instrumento, y comenzo a tocar.


Siguio asi, tocando por un buen rato, el sueño le estaba ganando.

Marien apenas escuchó lo último que había dicho el elfo antes de levantarse, pues estaba casi dormida ya. Durmió por un buen rato, y aunque no lo supiera, la serena melodía que había tocado Hugue había entrado en sus sueños, permitiéndole dormir más tranquila y profundamente.
La casa permaneció en silencio por poco más de una hora después de que sonó la última nota de aquel cello, escuchándose sólo el sonido de la lluvia, que para ese entonces se había calmado bastante.

-...Mh...- el magenta de los ojos de Marien se dejó ver ligeramente debajo de sus párpados, que todavía le pesaban lo suficiente como para no abrirlos por completo. Lo primero que percibió fue un aroma distinto al de su casa, y además notó que no estaba acostada, sino sentada. -...¿nh...? - entonces recobró un poco la memoria, y al recordar que se había quedado dormida en la casa de Hugue, se puso roja y se levantó de un sobresalto - ¿!Qué hora es...?! - preguntó en voz alta, pero se distrajo con la manta que le cubría la espalda. -......? ...- Se limitó a verla y olerla, ya que reconocía su aroma, y no pudo evitar sujetarla por un buen rato con sus manos, hundiendo la cara en ella.
Le hubiese gustado quedarse más tiempo, pero no quería preocupar a su padre y hermanos, y tampoco quería molestar demasiado al ogro antisocial, así que dobló la manta, echó un suspiro, y se dirigió al living para ver qué hora indicaba el reloj de pie.
Sin embargo, se sorprendió al encontrar a Hugue durmiendo, y se tuvo que tapar la boca para no reírse por la posición en la que estaba. Tenía las manos apoyadas en el clavijero del instrumento, y la cara reposando sobre las mismas; más abajo, en el piso, descansaba el arco, que seguramente se le había caído al dormirse por completo.
Ella sonrió, frotándose los ojos porque todavía no terminaba de despejarse. -... la bestia con la guardia baja.... - se rió. Y entonces se acercó con la manta y le cubrió la espalda y los hombros, tal y como había hecho él antes. Se quedó observándolo por unos segundos, sobretodo sus rasgos faciales. Le llamó la atención algo tan insignificante como sus cejas, y cómo el pelo siempre le terminaba cayendo en la cara, de alguna u otra manera. Así fue como, perdida en lo que veía y sin darse cuenta, se le borró la sonrisa y quedó seria.

-...orejón idiota...- se quejó, y como si no pudiera evitarlo y su cuerpo actuara por voluntad propia, se acercó a su mejilla para besarlo, apartándole antes algunos cabellos. Al estar tan cerca suyo, la sangre se le subió automáticamente a toda la cara, y sin querer pensarlo demasiado, deslizó sus labios desde la mejilla del elfo hasta su boca.
No se pudo reconocer a sí misma mientras aquel largo beso duró, pero eso fue lo que menos tuvo en cuenta. Sólo supo que después de separarse de él, con la sensación de sus labios fríos todavía rozando los de ella, se sintió lo suficientemente motivada como para largarse del lugar corriendo, cubriéndose la boca y huyendo como si hubiese hecho algo malo.
Sin embargo, antes de marcharse y con la puerta aún entreabierta, volvió a echar un último vistazo al living.

[[...Disculpas aceptadas...]] pensó.

Cerró la puerta y se marchó corriendo.