Conectarse
Últimos temas
¿Quién está en línea?
En total hay 19 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 19 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 85 durante el Dom Oct 13, 2024 1:40 am
Los posteadores más activos del mes
No hay usuarios |
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Mejores posteadores
Tomas (773) | ||||
Nerine (739) | ||||
Aurora (635) | ||||
Hana (597) | ||||
Helio Giorgatos (576) | ||||
eucrionon polstad (558) | ||||
Aiwe (520) | ||||
Clio Zeilan (441) | ||||
Evan (396) | ||||
Caelan (393) |
Duele... (priv.)
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Duele... (priv.)
(Este tema viene deeee... hmmm... del tema "De regreso de las ruinas", tmb de la enfermería ^^ Por si a alguien le interesase...)
Poco a poco, con una lentitud exagerada y que ni por un asomo era normal, sus párpados comenzaron a desplegarse despacio, dejando asomar unos ojos verde azulado que miraban con parsimonia a todas partes, sin saber muy bien qué buscaban, y sin ver nada realmente.
A pesar de que ya llevaba un buen rato consciente, Tomas todavía no recordaba bien lo que había sucedido. Estaba tremendamente agotado y ni siquiera pudo mantener sus ojos entreabiertos durante demasiado tiempo. Todo el cuerpo le dolía; la cabeza... los brazos... pero por encima de todo; el vientre.
Cuando arrastró una de sus manos para hacerla pasar sobre esa zona, esa zona que tanto se quejaba, esa zona que le provocó un pequeño gemido de dolor... Tomas notó las dos heridas que se ahondaban en su estómago, como incrustradas en él. Percibió un potente escalofrío...
Y sólo una risa lejana consiguió que el muchacho abriese sus ojos otra vez, a pesar de que todavía veia borroso, a pesar de que todavía estaba desorientado.
- Mucho tiempo inconsciente por un simple arañazo, ¿no te parece?
Entonces, al escuchar esa voz femenina, una nube de recuerdos se desató sobre él.
Ella tenía la culpa de todo. Ella lo había arrastrado hasta las ruinas, ella le había provocado el golpe en la cabeza que estaba comenzando a dolerle... y ella era la causante de su "arañazo", por haberlo arrojado a unos demonios para que hiciesen con él lo que les diese la gana.
Si, toda la culpa era de ella. De la enfermera que se le estaba acercando y que parecía completamente tranquila; claro, porque nadie habría desvelado su plan. Tomas supo con certeza que, si en ese momento hubiese estado bien, se le habría echado encima para hacerle cualquier cosa. Cualquier cosa. Aunque Arsi hubiera tratado de matarlo otra vez, después.
- No vas a decir nada, ¿a que no?
Parpadeando rápido para aclarar de manera definitiva su mirada, Tomas dejó escapar una risa nerviosa. Las heridas del estómago soltaron un violento aullido de dolor que le hizo frenar su gesto al instante.
- ¿Y... y-y si n-no lo hago qué?
Esa vez, la que rió fue ella. Porque ella estaba en ventaja, claro.
- Ya sabes de lo que soy capaz, Tomas -le espetó, con una voz fría que lo dejaba sin aliento- Igual que has sido tú, podía haber sido cualquier otro... y... si alguien se enterase y me echaran de aquí... podría ser cualquier otra persona que te importe.
Tomas no pudo hacer nada para evitar que sus labios se entreabriesen, que su corazón se parase, que su cuerpo malherido desapareciese por un segundo. Aquel era un golpe muy bajo... aquello era algo entre ella y él... aquello... ¡aquello era completamente injusto!
Por eso, al verla sonreir de nuevo y acercarse a la puerta de la enfermería, preparada para macharse, Tomas intentó por lo menos levantarse con sus brazos, chillarle algo, escupirle, lo que fuese.
Pero todo lo que pudo hacer fue ahogar un gemido de dolor y quedarse quieto mientras la mujer se iba, con aquel descaro. Dejándolo sumergido en un hondo sentimiento de rabia. De furia. De odio.
- M-maldita... bruja...
Poco a poco, con una lentitud exagerada y que ni por un asomo era normal, sus párpados comenzaron a desplegarse despacio, dejando asomar unos ojos verde azulado que miraban con parsimonia a todas partes, sin saber muy bien qué buscaban, y sin ver nada realmente.
A pesar de que ya llevaba un buen rato consciente, Tomas todavía no recordaba bien lo que había sucedido. Estaba tremendamente agotado y ni siquiera pudo mantener sus ojos entreabiertos durante demasiado tiempo. Todo el cuerpo le dolía; la cabeza... los brazos... pero por encima de todo; el vientre.
Cuando arrastró una de sus manos para hacerla pasar sobre esa zona, esa zona que tanto se quejaba, esa zona que le provocó un pequeño gemido de dolor... Tomas notó las dos heridas que se ahondaban en su estómago, como incrustradas en él. Percibió un potente escalofrío...
Y sólo una risa lejana consiguió que el muchacho abriese sus ojos otra vez, a pesar de que todavía veia borroso, a pesar de que todavía estaba desorientado.
- Mucho tiempo inconsciente por un simple arañazo, ¿no te parece?
Entonces, al escuchar esa voz femenina, una nube de recuerdos se desató sobre él.
Ella tenía la culpa de todo. Ella lo había arrastrado hasta las ruinas, ella le había provocado el golpe en la cabeza que estaba comenzando a dolerle... y ella era la causante de su "arañazo", por haberlo arrojado a unos demonios para que hiciesen con él lo que les diese la gana.
Si, toda la culpa era de ella. De la enfermera que se le estaba acercando y que parecía completamente tranquila; claro, porque nadie habría desvelado su plan. Tomas supo con certeza que, si en ese momento hubiese estado bien, se le habría echado encima para hacerle cualquier cosa. Cualquier cosa. Aunque Arsi hubiera tratado de matarlo otra vez, después.
- No vas a decir nada, ¿a que no?
Parpadeando rápido para aclarar de manera definitiva su mirada, Tomas dejó escapar una risa nerviosa. Las heridas del estómago soltaron un violento aullido de dolor que le hizo frenar su gesto al instante.
- ¿Y... y-y si n-no lo hago qué?
Esa vez, la que rió fue ella. Porque ella estaba en ventaja, claro.
- Ya sabes de lo que soy capaz, Tomas -le espetó, con una voz fría que lo dejaba sin aliento- Igual que has sido tú, podía haber sido cualquier otro... y... si alguien se enterase y me echaran de aquí... podría ser cualquier otra persona que te importe.
Tomas no pudo hacer nada para evitar que sus labios se entreabriesen, que su corazón se parase, que su cuerpo malherido desapareciese por un segundo. Aquel era un golpe muy bajo... aquello era algo entre ella y él... aquello... ¡aquello era completamente injusto!
Por eso, al verla sonreir de nuevo y acercarse a la puerta de la enfermería, preparada para macharse, Tomas intentó por lo menos levantarse con sus brazos, chillarle algo, escupirle, lo que fuese.
Pero todo lo que pudo hacer fue ahogar un gemido de dolor y quedarse quieto mientras la mujer se iba, con aquel descaro. Dejándolo sumergido en un hondo sentimiento de rabia. De furia. De odio.
- M-maldita... bruja...
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
Nerine solo se detuvo porque, justo cuando iba a abrir la puerta de la enfermería esta se abrió sola hacia dentro y la figura de Arsi, la enfermera, tan sonriente como siempre (aunque diferente, no podría asegurar exactamente en qué) le bloqueó el paso. La niña la miró un segundo con sorpresa y entreabrió la boca para preguntarle algo ("¿Como está?" habría estado bien), pero entonces la mirada se le fue sola hasta el interior de la habitación y, al ver a Tomas con los ojos abiertos y expresión de dolor, soltó un jadeo de puro alivio.
Si le dolía, significaba que estaba lo suficientemente bien como para sentir algo.
- Tomas... - suspiró, y entró corriendo en la habitación, pasando al lado de Arsi sin dedicarle una sola mirada más. Se dejó caer al lado de la cama sin quitarle los ojos de encima a él, y no pudo sino alegrarse de ver que el color había vuelto a su cara -. Te ves mejor que hace unas horas - murmuró, con una sonrisa pequeña y vacía porque no tenía ganas de reír de verdad -. Considerablemente menos muerto.
Dejó caer un poco la cabeza en su dirección, con todas las preocupaciones y la angustia de las últimas horas, desde que se había enterado de la herida y el estado del muchacho, pesándole fuerte sobre los hombros y haciéndola cerrar los ojos tras parpadear.
(Awwww ;___; Que lastimita me da Tomas ahora mismo...)
Si le dolía, significaba que estaba lo suficientemente bien como para sentir algo.
- Tomas... - suspiró, y entró corriendo en la habitación, pasando al lado de Arsi sin dedicarle una sola mirada más. Se dejó caer al lado de la cama sin quitarle los ojos de encima a él, y no pudo sino alegrarse de ver que el color había vuelto a su cara -. Te ves mejor que hace unas horas - murmuró, con una sonrisa pequeña y vacía porque no tenía ganas de reír de verdad -. Considerablemente menos muerto.
Dejó caer un poco la cabeza en su dirección, con todas las preocupaciones y la angustia de las últimas horas, desde que se había enterado de la herida y el estado del muchacho, pesándole fuerte sobre los hombros y haciéndola cerrar los ojos tras parpadear.
(Awwww ;___; Que lastimita me da Tomas ahora mismo...)
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(Y a mi... soy una mala dueña... no lo mimo....)
Tomas trató por todos los medios de borrar cualquier resquicio de odio o enfado en su mirada, cuando vio a aquella chica adentrándose velozmente en la enfermería, y observándolo con preocupación.
Nerine. Sí, no la veía bien ni escuchaba todavía con claridad, pero podía asegurar que era Nerine. ¿Quién iba a ser sino?
La chica se acercó con rapidez hasta su cama, sin retirar la mirada de él ni un momento. Tomas, sin embargo, no pudo evitar apartarla. Estaba terriblemente confuso... confundido por el dolor de la herida, que le estaba nublando la mente. Y confundido, también, por la manera en la que se la había hecho.
Así que sólo pudo agradecer que Nerine no le hiciese ninguna pregunta, ni entrase lloriqueando o extremadamente preocupada. Ese "considerablemente menos muerto" hasta le sonaba gracioso. Sin saber por qué ni cómo había sido capaz de hacerlo, Tomas se atrevió a dejar escapar una sonrisa nerviosa. Tan nerviosa como la que Nerine había forjado hacía un segundo.
- ¿Menos m-muerto...? -susurró, levantando sus brazos y volviendo a intentar erguirse con ellos. Así, por lo menos, la podría mirar mejor- Bueno... e-eso me anima, supongo...
Nada más forzar sus brazos, su intento de sonrisa desapareció de su rostro y un fuerte pinchazo en el vientre lo advirtió de que se estuviera quieto. Trató de, por lo menos, no quejarse por el dolor... pero no pudo contenerse un leve suspiro ahogado.
Tomas trató por todos los medios de borrar cualquier resquicio de odio o enfado en su mirada, cuando vio a aquella chica adentrándose velozmente en la enfermería, y observándolo con preocupación.
Nerine. Sí, no la veía bien ni escuchaba todavía con claridad, pero podía asegurar que era Nerine. ¿Quién iba a ser sino?
La chica se acercó con rapidez hasta su cama, sin retirar la mirada de él ni un momento. Tomas, sin embargo, no pudo evitar apartarla. Estaba terriblemente confuso... confundido por el dolor de la herida, que le estaba nublando la mente. Y confundido, también, por la manera en la que se la había hecho.
Así que sólo pudo agradecer que Nerine no le hiciese ninguna pregunta, ni entrase lloriqueando o extremadamente preocupada. Ese "considerablemente menos muerto" hasta le sonaba gracioso. Sin saber por qué ni cómo había sido capaz de hacerlo, Tomas se atrevió a dejar escapar una sonrisa nerviosa. Tan nerviosa como la que Nerine había forjado hacía un segundo.
- ¿Menos m-muerto...? -susurró, levantando sus brazos y volviendo a intentar erguirse con ellos. Así, por lo menos, la podría mirar mejor- Bueno... e-eso me anima, supongo...
Nada más forzar sus brazos, su intento de sonrisa desapareció de su rostro y un fuerte pinchazo en el vientre lo advirtió de que se estuviera quieto. Trató de, por lo menos, no quejarse por el dolor... pero no pudo contenerse un leve suspiro ahogado.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
Nerine reprimió un jadeo preocupado y estiró las manos para posarlas sobre los hombros de Tomas e impedirle que realizase algún movimiento brusco. Lo miró fijamente, turbada, y le susurró un “Tranquilo… Quieto…”, que sonó pesado bajo su preocupación.
Alargó otra vez la mano, cuando estuvo segura que Tomas estaba tumbado de nuevo, y la guió hasta la frente del chico para acariciarla. Apartó un par de mechones rebeldes y se mordió los labios.
Se moría de ganas de preguntarle millones de cosas. ¿Qué te ha ocurrido? ¿Cómo ha pasado? ¿Qué demonios hacías allí?. Pero no dijo nada.
El enfermero Fred no había sido capaz de explicarle nada cuando había llegado allí la primera vez, advertida por Moses (el familiar del profesor que había salvado a Tomas, y que era amigo de Abby), y le había dicho además que no presionase demasiado al muchacho, porque al despertar estaría débil y confuso, pero Nerine necesitaba saber. Algo le decía (algo monstruoso, que le daba mucho miedo y la hacía estremecer) que había estado a punto de perder a Tomas aquella tarde, y aquello la angustiaba y le dolía por igual. Necesitaba saber que estaba bien. Que no lo perdería. Bajó la cabeza hacia él otra vez.
- Quieto… – repitió, apoyando la cabeza sobre el colchón, mirándole fijamente. La mano que estaba libre, la que no estaba acariciando a Tomas en la cabeza como solía hacer él con ella, tembló un poco y se movió hasta las sábanas que cubrían su herida. No sabía si realmente quería mirar. No sabía si quería enfrentarse a ello. Y, sobretodo, no quería solamente ponerse a llorar.
Ni siquiera ella era tan tonta.
(¡Pobrecita mía! ¬w¬ Mira que preocupada la tienes…)
Alargó otra vez la mano, cuando estuvo segura que Tomas estaba tumbado de nuevo, y la guió hasta la frente del chico para acariciarla. Apartó un par de mechones rebeldes y se mordió los labios.
Se moría de ganas de preguntarle millones de cosas. ¿Qué te ha ocurrido? ¿Cómo ha pasado? ¿Qué demonios hacías allí?. Pero no dijo nada.
El enfermero Fred no había sido capaz de explicarle nada cuando había llegado allí la primera vez, advertida por Moses (el familiar del profesor que había salvado a Tomas, y que era amigo de Abby), y le había dicho además que no presionase demasiado al muchacho, porque al despertar estaría débil y confuso, pero Nerine necesitaba saber. Algo le decía (algo monstruoso, que le daba mucho miedo y la hacía estremecer) que había estado a punto de perder a Tomas aquella tarde, y aquello la angustiaba y le dolía por igual. Necesitaba saber que estaba bien. Que no lo perdería. Bajó la cabeza hacia él otra vez.
- Quieto… – repitió, apoyando la cabeza sobre el colchón, mirándole fijamente. La mano que estaba libre, la que no estaba acariciando a Tomas en la cabeza como solía hacer él con ella, tembló un poco y se movió hasta las sábanas que cubrían su herida. No sabía si realmente quería mirar. No sabía si quería enfrentarse a ello. Y, sobretodo, no quería solamente ponerse a llorar.
Ni siquiera ella era tan tonta.
(¡Pobrecita mía! ¬w¬ Mira que preocupada la tienes…)
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(*snif* No me digas esas cosas... que ahora me remuerde la conciencia... pobre Neri... pobrecitos los dos!!)
Cuando Nerine colocó sus manos cuidadosamente sobre sus hombros, Tomas se terminó de rendir ante la perspectiva de poder erguirse en la cama. Un susurro nervioso le llegó desde la voz de la chica, un susurro que no tuvo tiempo de contradecir, o de calmar, o al que contestar... al percibir que una de esas manos cálidas se había apartado de su hombro para llegar hasta su frente.
Tomas cerró los ojos casi sin percatarse de ello, cuando notó esos dedos rozándolo y revolviéndole un poco el pelo que le caía por la frente. Y no lo hizo sólo por esa sensación de agotamiento que lo estaba arrastrando desde que había conseguido abrir los ojos. También entornó sus párpados para percibir mejor aquel tacto que tanto le gustaba, aquel tacto que, verdaderamente, le hacía sentir mejor.
Sin embargo, su ensimismamiento desapareció cuando esa mano se quedó quieta por un segundo, y otra distinta se detuvo sobre la zona en la que Tomas no quería pensar, la que no quería sentir, de la que intentaba separarse cerrando los ojos y sumergiéndose en aquella caricia. Lentamente, el chico desplegó de nuevo sus párpados y adelantó la mano que más cerca quedaba de aquella de Nerine, aquella que estaba tocando sus sábanas como si se plantease apartarlas y dejar su herida al descubierto.
No, eso sí que no.
Tomó su mano con cautela y un pequeño temblequeo, y quiso pronunciar algo que quebrase el silencio. Algo como "estoy bien". "No ha sido nada grave". Sin embargo, Tomas era incapaz de pronunciar aquello. Porque su estado, lo adormecido y cansado que se notaba, le decía que le estaría mintiendo... y, seguramente, Nerine tampoco lo creería.
- N-no te preocupes... -fue todo lo que pudo decir, tras unos segundos más en silencio. Levantó un poco su mirada para observarla, y vio que Nerine, ahora, estaba más cerca de él de lo que pensaba.
Aquello fue suficiente para que Tomas se atreviese a intentar sonreír un poquito, de nuevo. Aunque solo fuera para calmarla. O para hacerle ver que, de veras, agradecía tenerla cerca en ese momento.
- Gracias por... v-venir a verme...
Cuando Nerine colocó sus manos cuidadosamente sobre sus hombros, Tomas se terminó de rendir ante la perspectiva de poder erguirse en la cama. Un susurro nervioso le llegó desde la voz de la chica, un susurro que no tuvo tiempo de contradecir, o de calmar, o al que contestar... al percibir que una de esas manos cálidas se había apartado de su hombro para llegar hasta su frente.
Tomas cerró los ojos casi sin percatarse de ello, cuando notó esos dedos rozándolo y revolviéndole un poco el pelo que le caía por la frente. Y no lo hizo sólo por esa sensación de agotamiento que lo estaba arrastrando desde que había conseguido abrir los ojos. También entornó sus párpados para percibir mejor aquel tacto que tanto le gustaba, aquel tacto que, verdaderamente, le hacía sentir mejor.
Sin embargo, su ensimismamiento desapareció cuando esa mano se quedó quieta por un segundo, y otra distinta se detuvo sobre la zona en la que Tomas no quería pensar, la que no quería sentir, de la que intentaba separarse cerrando los ojos y sumergiéndose en aquella caricia. Lentamente, el chico desplegó de nuevo sus párpados y adelantó la mano que más cerca quedaba de aquella de Nerine, aquella que estaba tocando sus sábanas como si se plantease apartarlas y dejar su herida al descubierto.
No, eso sí que no.
Tomó su mano con cautela y un pequeño temblequeo, y quiso pronunciar algo que quebrase el silencio. Algo como "estoy bien". "No ha sido nada grave". Sin embargo, Tomas era incapaz de pronunciar aquello. Porque su estado, lo adormecido y cansado que se notaba, le decía que le estaría mintiendo... y, seguramente, Nerine tampoco lo creería.
- N-no te preocupes... -fue todo lo que pudo decir, tras unos segundos más en silencio. Levantó un poco su mirada para observarla, y vio que Nerine, ahora, estaba más cerca de él de lo que pensaba.
Aquello fue suficiente para que Tomas se atreviese a intentar sonreír un poquito, de nuevo. Aunque solo fuera para calmarla. O para hacerle ver que, de veras, agradecía tenerla cerca en ese momento.
- Gracias por... v-venir a verme...
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
(Dios, lo siento ;///; No me sale nada más, Caelan me ha absorbido la energía...)
Nerine asintió pero no dijo nada, porque Tomas le había dicho que estaba bien y era obvio que no lo estaba, pero él no la quería preocupar más y ella no quería agobiarle.
Observó un poco distraídamente como sus dedos se entrelazaban con los de Tomas y le apartaban la mano de la herida (cosa que agradeció y rechazó a partes iguales). Tras unos segundos de observación, se dio cuenta de que quedaban muy bien juntas, y que estaba muy fría en comparación con otras veces. Movió un poco la cabeza para acercarla hasta la almohada de Tomas y apoyarla cerca de su hombro para poder mirarle.
- He estado aquí mucho rato antes - le dijo en un susurro contenido. Se fijó en sus mejillas pálidas y echó un poco de menos el color que solía adornarlas cuando hablaba con ella. Le sonrió un poco tímidamente -. Cuidándote con el señor enfermero...
Nerine asintió pero no dijo nada, porque Tomas le había dicho que estaba bien y era obvio que no lo estaba, pero él no la quería preocupar más y ella no quería agobiarle.
Observó un poco distraídamente como sus dedos se entrelazaban con los de Tomas y le apartaban la mano de la herida (cosa que agradeció y rechazó a partes iguales). Tras unos segundos de observación, se dio cuenta de que quedaban muy bien juntas, y que estaba muy fría en comparación con otras veces. Movió un poco la cabeza para acercarla hasta la almohada de Tomas y apoyarla cerca de su hombro para poder mirarle.
- He estado aquí mucho rato antes - le dijo en un susurro contenido. Se fijó en sus mejillas pálidas y echó un poco de menos el color que solía adornarlas cuando hablaba con ella. Le sonrió un poco tímidamente -. Cuidándote con el señor enfermero...
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
Tomas observó con atención (o, por lo menos, con la escasa atención que podía poner en esos momentos) a Nerine mientras le hablaba, recostada sobre su almohada y ya prácticamente con la cabeza a su lado. Le hablaba con voz floja y que parecía distraída en otros pensamientos.
Sin embargo, el chico tampoco podía culparla por aquello último. Él también comenzaba a sentirse invadido por cuestiones, por pensamientos.
¿Cuánto tiempo habría sido ese "mucho rato antes"? Esa mujer de la que no quería recordar ni siquiera el nombre también había admitido que había pasado mucho tiempo dormido... Confundido, miró a Nerine y estuvo a punto de cuestionárselo, pero otros nuevos pensamientos lo hicieron detenerse y dejar su mirada perdida en algún lugar frente a él.
Tampoco alcanzaba a rememorar qué había pasado en las ruinas, cómo narices se las había apañado para salvarse, si había perdido la consciencia en cuanto los dos demonios se le habían abalanzado. Al tratar de recordar aquello, una voz masculina gritando su nombre llegó hasta su mente, una voz masculina que no podía relacionar con nadie... una voz masculina de la que no recordaba nada más, sólo ese grito.
Tomas frunció por un momento los labios. Su estado desconcertado comenzaba a contagiarse de una leve sensación de rabia, otra vez.
Y no quería sentir ese sentimiento de furia ahora. Porque estaba agotado incluso para enfadarse, por una parte. Y porque, justo a su lado, todavía sentía la cabeza de Nerine apoyada sobre uno de sus hombros, analizándolo con fijeza, y, seguramente, pensando otras tropecientas preguntas que podía atreverse a hacer de un momento a otro.
Tomas la miró por enésima vez, sintiendo, como sentía cada vez que la miraba, que su mente se calmaba. Se limpiaba de esas preguntas sin respuesta que le hacían daño. Se apaciguaba.
- N-neri... -la llamó, en voz baja, como si quisiera acaparar su atención, cuando la niña no había movido sus ojos de él, prácticamente, desde que había llegado. Tomas no sabía por qué acababa de pronunciar su nombre con aquella voz tan temblorosa. Era como si buscase pedirle algo. Algo que necesitaba hacer, y que necesitaba sentir.
Sin embargo, finalmente Tomas no pronunció nada más.
Entrecerró de nuevo sus ojos y terminó de acercar su rostro hasta el de Nerine, para robarle un beso de sus labios. Un beso que, en ese momento, necesitaba más que nunca.
(¿Por qué lo sientes? jaja! La k lo siente soy yo... que ha quedado larguísimo... pero no sabía muy bien como poner esto xD)
Sin embargo, el chico tampoco podía culparla por aquello último. Él también comenzaba a sentirse invadido por cuestiones, por pensamientos.
¿Cuánto tiempo habría sido ese "mucho rato antes"? Esa mujer de la que no quería recordar ni siquiera el nombre también había admitido que había pasado mucho tiempo dormido... Confundido, miró a Nerine y estuvo a punto de cuestionárselo, pero otros nuevos pensamientos lo hicieron detenerse y dejar su mirada perdida en algún lugar frente a él.
Tampoco alcanzaba a rememorar qué había pasado en las ruinas, cómo narices se las había apañado para salvarse, si había perdido la consciencia en cuanto los dos demonios se le habían abalanzado. Al tratar de recordar aquello, una voz masculina gritando su nombre llegó hasta su mente, una voz masculina que no podía relacionar con nadie... una voz masculina de la que no recordaba nada más, sólo ese grito.
Tomas frunció por un momento los labios. Su estado desconcertado comenzaba a contagiarse de una leve sensación de rabia, otra vez.
Y no quería sentir ese sentimiento de furia ahora. Porque estaba agotado incluso para enfadarse, por una parte. Y porque, justo a su lado, todavía sentía la cabeza de Nerine apoyada sobre uno de sus hombros, analizándolo con fijeza, y, seguramente, pensando otras tropecientas preguntas que podía atreverse a hacer de un momento a otro.
Tomas la miró por enésima vez, sintiendo, como sentía cada vez que la miraba, que su mente se calmaba. Se limpiaba de esas preguntas sin respuesta que le hacían daño. Se apaciguaba.
- N-neri... -la llamó, en voz baja, como si quisiera acaparar su atención, cuando la niña no había movido sus ojos de él, prácticamente, desde que había llegado. Tomas no sabía por qué acababa de pronunciar su nombre con aquella voz tan temblorosa. Era como si buscase pedirle algo. Algo que necesitaba hacer, y que necesitaba sentir.
Sin embargo, finalmente Tomas no pronunció nada más.
Entrecerró de nuevo sus ojos y terminó de acercar su rostro hasta el de Nerine, para robarle un beso de sus labios. Un beso que, en ese momento, necesitaba más que nunca.
(¿Por qué lo sientes? jaja! La k lo siente soy yo... que ha quedado larguísimo... pero no sabía muy bien como poner esto xD)
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
Lo estaba mirando fijamente desde hacía rato, así que cuando Tomas la llamó, Nerine no hizo nada salvo ampliar su sonrisa para indicarle que estaba allí para él, escuchándole, a su lado. No importaba cuantas cosas pasaran o cuantas preguntas que no podía formular dieran vueltas por su cabeza, porque ella estaría allí con Tonas y se quedaría con él mientras pudiera hacerlo. Mientras él estuviera allí, ella estaría con un ojo puesto en él.
A Nerine se le escapó una risa al darse cuenta que aquello era exactamente lo que L le habría dicho a ella en la misma situación.
Entonces, Tomas inclinó la cabeza en su dirección y Nerine cerró los ojos una fracción de segundo antes que sus labios se rozaran. Fue un beso suave y dulce, de esos que duraban poco pero eran igualmente intensos, y cuando se separaron, la sonrisa de Nerine se amplió y sus ojos chispearon.
- Tomas... - lo llamó ella también, con un susurro ahogado. Su mano se crispó un poco, enredada con la del muchacho, e irguió la cabeza para acercarla un poquito más a la de él -. ¿Puedo tumbarme aquí contigo?
No sabía exactamente por qué había preguntado eso, ni por qué lo quería hacer. No sabía si a Tomas le haría gracia o si la tomaría en serio, y tampoco sabía si la herida en su vientre le permitiría hacerle un hueco a la niña a su lado o no lo dejaría moverse. Lo que sí sabía Nerine era que quería acercarse más a él y quería enterrarse un poco entre sus brazos para darle calor y que volviera a ser el Tomas confortable y calentito que siempre era, tocarle una y otra vez para estar segura que realmente estaba allí, que no lo había perdido, y que todavía estaba con ella.
Sin esperar realmente una respuesta, Nerine se levantó de la silla que había arrastrado hasta la cama y trepó, sin separar las manos ni un momento de la de Tomas. Volvió a apoyar la cabeza en la almohada, ahora mucho más cerca de él, y enterró la mano que tenía libre en el cabello sedoso y castaño del muchacho.
Antes que él dijera nada, Nerine se acercó mucho más a él y lo volvió a besar. Pero lo hizo con ganas, nada que ver con cualquier beso que se hubieran dado anteriormente. Dónde va a parar.
A Nerine se le escapó una risa al darse cuenta que aquello era exactamente lo que L le habría dicho a ella en la misma situación.
Entonces, Tomas inclinó la cabeza en su dirección y Nerine cerró los ojos una fracción de segundo antes que sus labios se rozaran. Fue un beso suave y dulce, de esos que duraban poco pero eran igualmente intensos, y cuando se separaron, la sonrisa de Nerine se amplió y sus ojos chispearon.
- Tomas... - lo llamó ella también, con un susurro ahogado. Su mano se crispó un poco, enredada con la del muchacho, e irguió la cabeza para acercarla un poquito más a la de él -. ¿Puedo tumbarme aquí contigo?
No sabía exactamente por qué había preguntado eso, ni por qué lo quería hacer. No sabía si a Tomas le haría gracia o si la tomaría en serio, y tampoco sabía si la herida en su vientre le permitiría hacerle un hueco a la niña a su lado o no lo dejaría moverse. Lo que sí sabía Nerine era que quería acercarse más a él y quería enterrarse un poco entre sus brazos para darle calor y que volviera a ser el Tomas confortable y calentito que siempre era, tocarle una y otra vez para estar segura que realmente estaba allí, que no lo había perdido, y que todavía estaba con ella.
Sin esperar realmente una respuesta, Nerine se levantó de la silla que había arrastrado hasta la cama y trepó, sin separar las manos ni un momento de la de Tomas. Volvió a apoyar la cabeza en la almohada, ahora mucho más cerca de él, y enterró la mano que tenía libre en el cabello sedoso y castaño del muchacho.
Antes que él dijera nada, Nerine se acercó mucho más a él y lo volvió a besar. Pero lo hizo con ganas, nada que ver con cualquier beso que se hubieran dado anteriormente. Dónde va a parar.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
Algo sorprendido por aquella repentina pregunta, Tomas se quedó por un momento sin saber qué responder, o si responder o no. Igualmente, antes de que él asintiese un poco entrecortado con la cabeza, Nerine ya se había acomodado a su lado en esa cama estrecha.
Y, antes incluso de que él reaccionase o fuera capaz de echarse hacia un lado (para que la niña pudiera caber en la cama), ella ya lo tenía sujeto por el pelo y se había colocado pegando a él... para besarlo de nuevo.
Para besarlo. En ese momento, Tomas reparó en que, si el aturdimiento que se había apoderado de su mente no le fallaba, esa era la primera vez que Nerine iniciaba un beso, y mucho menos un beso tan longevo, tan repleto de pasión...
Tomas no tardó en dejarse arrastrar por ese último sentimiento, notando como una de sus manos subía automáticamente, también, hasta enredarse entre el pelo de Nerine. Ni siquiera se percató en lo cerca que estaban el uno del otro, ni en que nunca se habían besado de aquella manera, ni en que las manos que todavía tenían enlazadas casi estaban presionándole la herida, haciendo que se despertase de nuevo un leve dolor... no, había conseguido dejar todo eso apartado, en un recoveco muy escondido de su mente, para poder saborear aquel beso que tan distinto y tan gratificante se estaba mostrando.
Sin embargo, tras unos preciosos segundos besando los labios de Nerine, y ella besando los suyos, Tomas descubrió que uno de esos pensamientos que quería dejar arrinconados en su cabeza no podía ser ignorado por más tiempo.
Le faltaba el aire.
Apartó un poco la cabeza para que Nerine cesase su beso e inspiró con algo de dificultad, pero ahogando una risa cansada al exhalar. Acarició con la mano que todavía se encontraba allí algunos mechones del cabello de la chica, y luego, con mucho cuidado, como si no quisiera que ella se percatase de su gesto, Tomas levantó su mano que tenía cogida con la de la niña... para dejarla bajo las sábanas, cerca, muy cerca de su maldita herida, otra vez.
Quería olvidarla, sólo por un momento, sólo mientras Nerine estuviese allí... pero sus pinchazos de dolor, que aparecían en cuanto realizaba algún movimiento fuera de lo normal, eran imposibles de ignorar.
Y, antes incluso de que él reaccionase o fuera capaz de echarse hacia un lado (para que la niña pudiera caber en la cama), ella ya lo tenía sujeto por el pelo y se había colocado pegando a él... para besarlo de nuevo.
Para besarlo. En ese momento, Tomas reparó en que, si el aturdimiento que se había apoderado de su mente no le fallaba, esa era la primera vez que Nerine iniciaba un beso, y mucho menos un beso tan longevo, tan repleto de pasión...
Tomas no tardó en dejarse arrastrar por ese último sentimiento, notando como una de sus manos subía automáticamente, también, hasta enredarse entre el pelo de Nerine. Ni siquiera se percató en lo cerca que estaban el uno del otro, ni en que nunca se habían besado de aquella manera, ni en que las manos que todavía tenían enlazadas casi estaban presionándole la herida, haciendo que se despertase de nuevo un leve dolor... no, había conseguido dejar todo eso apartado, en un recoveco muy escondido de su mente, para poder saborear aquel beso que tan distinto y tan gratificante se estaba mostrando.
Sin embargo, tras unos preciosos segundos besando los labios de Nerine, y ella besando los suyos, Tomas descubrió que uno de esos pensamientos que quería dejar arrinconados en su cabeza no podía ser ignorado por más tiempo.
Le faltaba el aire.
Apartó un poco la cabeza para que Nerine cesase su beso e inspiró con algo de dificultad, pero ahogando una risa cansada al exhalar. Acarició con la mano que todavía se encontraba allí algunos mechones del cabello de la chica, y luego, con mucho cuidado, como si no quisiera que ella se percatase de su gesto, Tomas levantó su mano que tenía cogida con la de la niña... para dejarla bajo las sábanas, cerca, muy cerca de su maldita herida, otra vez.
Quería olvidarla, sólo por un momento, sólo mientras Nerine estuviese allí... pero sus pinchazos de dolor, que aparecían en cuanto realizaba algún movimiento fuera de lo normal, eran imposibles de ignorar.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
Después del beso, cuando se separaron un poco, Nerine entreabrió los ojos y los fijó otra vez en Tomas durante un segundo, justo antes de bajar la cabeza de nuevo y esconderla en el hueco de su cuello. La suave risa del muchacho resonó entrecortadamente contra sus oídos y bajo su mano (porque la mano de Nerine, enlazada a la de él, descansaba ahora sobre el pecho del muchacho, y la niña podía notar el suave y a la vez agitado ritmo de su respiración). Cerró los ojos y se acurrucó un poquito más cerca de él, pensativa.
Nerine sabía que Tomas estaba sufriendo.
Sufría porque tenía aquella herida del estómago (que era grande y aparatosa, y que ella había visto la primera vez que había estado allí aunque Tomas no lo supiera, cuando había ayudado a Fred a cambiarle las vendas), y sufría también por algo más que hacía que sus ojos relucieran tristemente aunque ella no supiera por qué. Sabía que sufría porque lo veía en su cara y lo notaba con los pequeños jadeos ahogados que soltaba cada poco rato. Lo sabía porque, de algún modo extraño, ella podía sentir su dolor y también le dolía, aunque le dolía diferente, le dolía en el pecho, cerca del corazón.
Lo sabía y, aunque en el fondo se alegraba de que tan solo fuera eso y no algo todavía más terrible, el mero hecho de pensar que podría haberlo perdido, y que no habría podido hacer nada por evitarlo (el mismo pensamiento angustioso que llevaba dándole vueltas y más vueltas por la cabeza desde que había entrado en la enfermería la primera vez), hacía que todo fuera simplemente peor.
Inspiró profundamente y se dio cuenta, por primera vez, que el olor de Tomas le resultaba muy agradable, porque era cálido como él y la calentaba por dentro como si le estuviera dando un abrazo.
- Pensaba que… Te perdía – susurró con voz ahogada, notando que los ojos se le humedecían pero no importándole demasiado porque tenía la cara escondida y Tomas no la podía mirar -. Cuando entré y te vi inconsciente, tan pálido, como si estuvieras… – se interrumpió porque no era ni siquiera capaz de decirlo. Lo abrazó un poco más fuerte, cuidadosa, porque sobre todas las cosas no quería hacerle más daño a él -. Pasé mucho miedo. Solo quería que despertaras, que abrieras los ojos… – Que dijese que todo estaba bien, aunque evidentemente no lo estuviera.
Sollozó un poquito, en voz baja, apretando con fuerza la mano de Tomas y pegándose más a él. Entendió por qué había sentido aquella necesidad de besarlo como le había besado antes, y volvió a tener ganas de hacerlo.
Pero, en lugar de eso, se quedó quietecita, con él.
(Madreeee, que largo me ha quedado…)
Nerine sabía que Tomas estaba sufriendo.
Sufría porque tenía aquella herida del estómago (que era grande y aparatosa, y que ella había visto la primera vez que había estado allí aunque Tomas no lo supiera, cuando había ayudado a Fred a cambiarle las vendas), y sufría también por algo más que hacía que sus ojos relucieran tristemente aunque ella no supiera por qué. Sabía que sufría porque lo veía en su cara y lo notaba con los pequeños jadeos ahogados que soltaba cada poco rato. Lo sabía porque, de algún modo extraño, ella podía sentir su dolor y también le dolía, aunque le dolía diferente, le dolía en el pecho, cerca del corazón.
Lo sabía y, aunque en el fondo se alegraba de que tan solo fuera eso y no algo todavía más terrible, el mero hecho de pensar que podría haberlo perdido, y que no habría podido hacer nada por evitarlo (el mismo pensamiento angustioso que llevaba dándole vueltas y más vueltas por la cabeza desde que había entrado en la enfermería la primera vez), hacía que todo fuera simplemente peor.
Inspiró profundamente y se dio cuenta, por primera vez, que el olor de Tomas le resultaba muy agradable, porque era cálido como él y la calentaba por dentro como si le estuviera dando un abrazo.
- Pensaba que… Te perdía – susurró con voz ahogada, notando que los ojos se le humedecían pero no importándole demasiado porque tenía la cara escondida y Tomas no la podía mirar -. Cuando entré y te vi inconsciente, tan pálido, como si estuvieras… – se interrumpió porque no era ni siquiera capaz de decirlo. Lo abrazó un poco más fuerte, cuidadosa, porque sobre todas las cosas no quería hacerle más daño a él -. Pasé mucho miedo. Solo quería que despertaras, que abrieras los ojos… – Que dijese que todo estaba bien, aunque evidentemente no lo estuviera.
Sollozó un poquito, en voz baja, apretando con fuerza la mano de Tomas y pegándose más a él. Entendió por qué había sentido aquella necesidad de besarlo como le había besado antes, y volvió a tener ganas de hacerlo.
Pero, en lugar de eso, se quedó quietecita, con él.
(Madreeee, que largo me ha quedado…)
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(*snif* No sé que poner... Tu comentario largo me ha dejado sin words :O )
Cuando notó que Nerine terminaba de acurrucarse sobre él, Tomas apartó definitivamente su mano de la herida que se quejaba para pasarla por detrás de la espalda de la niña. Quería pegarla aún más a él, quería tenerla cerca, lo más cerca posible, por mucho que su herida gruñese o doliese.
Por ello, al escuchar esos susurros apagados que la niña acababa de pronunciar, Tomas notó cómo le daba un pequeño vuelco el corazón, como si él se estuviese sintiendo culpable, como si de alguna manera, hubiera tenido que aguantar todo lo que ocurriese para no preocuparla. Para no verla así.
Cuando la escuchó sollozar, Tomas también apretó un poco más el abrazo que lo mantenía unido a ella.
- No, no... shh... -la acalló, acariciándole un poco la cabeza y entornando los ojos para poder levantar un poco su tono de voz- No pienses n-nada de eso... yo... estoy aquí. Ya estoy aquí... y n-no pienso irme a ninguna parte.
Nerine todavía permanecía abrazada a él, y el muchacho no sabía qué más pronunciar para hacerla sentir mejor. Para hacerle ver que nunca se iba a apartar de su lado... y que si tenía que vivir sólo por ella, lo haría. Movió la mano que acariciaba el pelo de la chica hasta sus mejillas... y depositó un beso cariñoso en una de ellas.
Cuando notó que Nerine terminaba de acurrucarse sobre él, Tomas apartó definitivamente su mano de la herida que se quejaba para pasarla por detrás de la espalda de la niña. Quería pegarla aún más a él, quería tenerla cerca, lo más cerca posible, por mucho que su herida gruñese o doliese.
Por ello, al escuchar esos susurros apagados que la niña acababa de pronunciar, Tomas notó cómo le daba un pequeño vuelco el corazón, como si él se estuviese sintiendo culpable, como si de alguna manera, hubiera tenido que aguantar todo lo que ocurriese para no preocuparla. Para no verla así.
Cuando la escuchó sollozar, Tomas también apretó un poco más el abrazo que lo mantenía unido a ella.
- No, no... shh... -la acalló, acariciándole un poco la cabeza y entornando los ojos para poder levantar un poco su tono de voz- No pienses n-nada de eso... yo... estoy aquí. Ya estoy aquí... y n-no pienso irme a ninguna parte.
Nerine todavía permanecía abrazada a él, y el muchacho no sabía qué más pronunciar para hacerla sentir mejor. Para hacerle ver que nunca se iba a apartar de su lado... y que si tenía que vivir sólo por ella, lo haría. Movió la mano que acariciaba el pelo de la chica hasta sus mejillas... y depositó un beso cariñoso en una de ellas.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
(Oh babe, soy feliz de haberte dejado sin words. Pues aquí va otra. No sé que me pasa hoy, estoy inspirada... Sí, siempre me viene la inspiración en los momentos en que tu estás más ocupada. Lo siento :C)
Nerine asintió a las palabras de Tomas, como para indicarle que lo había escuchado y entendido todo aunque lo hubiese dicho con aquella voz tan baja, pero no levantó la cabeza ni cuando sintió los labios del muchacho rozando suavemente su mejilla izquierda. Apretó un poco más los ojos y dejó que su cabello cayera un poco hacia delante para ocultarlos, y luego solo se quedó muy quieta, cerca de él, lloriqueando lo más silenciosamente que podía.
Se sentía culpable por ser ella la más débil de los dos, porque fueran sus ojos los que vertieran lágrimas de vez en cuando (por más que ella tratara de contenerlas), por no se capaz simplemente de alegrarse por estar ahí con él, pero es que Nerine sentía que algo la presionaba fuertemente en el pecho y le impedía respirar y actuar con normalidad, y sabía que, si no lo soltaba, no podría levantarse y ayudar a Tomas a recuperarse como se suponía que debería hacer.
Estuvieron un buen rato callados, en silencio, sin decirse nada. Nerine lloraba con los ojos cerrados y el cabello cubriéndole la cara, con la cabeza apoyada en uno de los hombros de Tomas, y él solo la ceñía fuerte contra él y le acariciaba suavemente la cabeza, con la mirada perdida en algún punto indeterminado de la habitación y concentrándose en respirar lo más silenciosamente que podía. Pese a todo, pero, el silencio que se instaló entre ambos no se hizo largo, ni pesado, y ninguno de los dos se sintió incómodo durante el tiempo que duró, porque era un silencio que también era suyo. De ellos.
Cuando levantó la cabeza otra vez, con los ojos un poco hinchados y relucientes por culpa de las lágrimas que acababa de verter, Nerine esbozó una ligera sonrisa y apartó el cabello que se desparramaba sobre su cara y le impedía ver, un poco avergonzada.
- Lo siento - murmuró, todavía con aquella sonrisa y la voz un poco quebrada, aunque de nuevo relajada y sin esa carga de tensión que la había llenado minutos antes -. Ya esta. Perdón por el espectáculo...
Nerine asintió a las palabras de Tomas, como para indicarle que lo había escuchado y entendido todo aunque lo hubiese dicho con aquella voz tan baja, pero no levantó la cabeza ni cuando sintió los labios del muchacho rozando suavemente su mejilla izquierda. Apretó un poco más los ojos y dejó que su cabello cayera un poco hacia delante para ocultarlos, y luego solo se quedó muy quieta, cerca de él, lloriqueando lo más silenciosamente que podía.
Se sentía culpable por ser ella la más débil de los dos, porque fueran sus ojos los que vertieran lágrimas de vez en cuando (por más que ella tratara de contenerlas), por no se capaz simplemente de alegrarse por estar ahí con él, pero es que Nerine sentía que algo la presionaba fuertemente en el pecho y le impedía respirar y actuar con normalidad, y sabía que, si no lo soltaba, no podría levantarse y ayudar a Tomas a recuperarse como se suponía que debería hacer.
Estuvieron un buen rato callados, en silencio, sin decirse nada. Nerine lloraba con los ojos cerrados y el cabello cubriéndole la cara, con la cabeza apoyada en uno de los hombros de Tomas, y él solo la ceñía fuerte contra él y le acariciaba suavemente la cabeza, con la mirada perdida en algún punto indeterminado de la habitación y concentrándose en respirar lo más silenciosamente que podía. Pese a todo, pero, el silencio que se instaló entre ambos no se hizo largo, ni pesado, y ninguno de los dos se sintió incómodo durante el tiempo que duró, porque era un silencio que también era suyo. De ellos.
Cuando levantó la cabeza otra vez, con los ojos un poco hinchados y relucientes por culpa de las lágrimas que acababa de verter, Nerine esbozó una ligera sonrisa y apartó el cabello que se desparramaba sobre su cara y le impedía ver, un poco avergonzada.
- Lo siento - murmuró, todavía con aquella sonrisa y la voz un poco quebrada, aunque de nuevo relajada y sin esa carga de tensión que la había llenado minutos antes -. Ya esta. Perdón por el espectáculo...
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(No sé que me ha salido porque lo he escrito a trompicones... ahora tambien me has dejado sin words, pero... me he recuperao jijiji! -sé que me he pasado escribiendo, perdon, lo necesitaba xD! Eso te pasa por inspirarte cuando no puedo yo... pues hoy si que podia!! xD!)
Cuando Nerine respondió a su beso pegando un poco más la cabeza en su hombro, Tomas notó un suave escalofrío que parecía advertirlo de que algo no iba bien. De que su extraño beso anterior había sido más necesario que aliviado. De que ese sollozo que acababa de escuchar desde la cabecita que se ocultaba bajo una cortina de pelo en su hombro... no lo había imaginado su mente aturdida.
Y cuando pasó un largo rato y Nerine continuó acurrucada ahí, todavia emitiendo esos sollozos ahogados, esos gemidos que cada vez que escuchaba se clavaban en sus oídos... Tomas percibió que, definitivamente, algo dentro de él se desquebrajaba. Algo que hacía mucho más daño que cualquier otra estúpida herida física que tuviera. Algo que no terminaba de comprender por qué Nerine tenía que llorar, y por qué él se limitaba a abrazarla sin más, y por qué se martirizaba pensando que aquel sentimiento de miedo y dolor que la niña estaba dejando salir... no era culpa más que suya.
Tomas cerró por un momento los ojos, temiendo sentirse contagiado de aquel llanto ahogado de Nerine, de aquellos sollozos que se le iban clavando uno a uno como si pinchasen e hiciesen daño, más daño que cualquier otra cosa. Sus sentimientos... no eran más que un círculo que daba vueltas, miles de vueltas sin fin. Nerine se sentía así desde que había estado con él y se había preocupado, y el dolor que Tomas ya había sentido desde antes de que ella llegase, se estaba multiplicando con cada uno de esos gemidos.
Desplegó un poco sus párpados y, nada más mirar hacia el rostro de la chica, ese rostro todavía bañado en lágrimas, Tomas supo que tenía que romper ese extraño "círculo" de sentimientos. Como fuese.
- Pero... -comenzó, con un susurro casi tan quebrado como el de la niña. Respiró hondo antes de proseguir, acercando una mano al rostro de Nerine para terminar de arreglarle el pelo- Pero, Neri... no... yo estoy bien.
No, no lo estaba. Pero, ¿y qué? Se lo diría una y mil veces si eso la iba a hacer sentir mejor, si por no estarlo la entristecía tanto. Sus siguientes palabras, sin embargo, se ajustaron más a lo que realmente quería pronunciar:
- No quiero que te preocupes... tanto... por mí. T-todo ha... terminado bien, ¿no? Además -encogió un poco los hombros, y se atrevió a sonreírle, mientras sus dedos que le retocaban el cabello bajaban hasta una de sus mejillas, para borrar una de las lágrimas que habían caído y todavía permanecía ahí-, ¿cómo iba a pasarme algo... si estaba con la mejor enfermera del mundo mundial? -y dicho eso le tocó cariñosamente la punta de la nariz, dándole a entender que se estaba refiriendo a ella.
Ver otra vez esa sonrisita inocente, esa sonrisa que solía ser habitual, en los labios de Nerine, hizo que Tomas ampliase descomunalmente la suya. Sentía que si se cercioraba de que esa sonrisa de la niña siempre iba a estar ahí, ocurriera lo que ocurriese, él podría de veras reconocer en cualquier situación que estaba bien. Que se sentía bien.
Todavía sonriente, Tomas volcó la mirada en esos ojos dorados y brillantes (brillantes por el agua que acababan de derramar; un poco enrojecidos, también), sabiendo que aún le quedaba algo que decir. Algo que podía pronunciar mirándola fijamente, sin utilizar su voz temblorosa y baja que lo había acompañado desde que se encontraba allí; algo que ya iba siendo hora que le dijese.
Sonrió un poquito más.
- Te quiero.
Cuando Nerine respondió a su beso pegando un poco más la cabeza en su hombro, Tomas notó un suave escalofrío que parecía advertirlo de que algo no iba bien. De que su extraño beso anterior había sido más necesario que aliviado. De que ese sollozo que acababa de escuchar desde la cabecita que se ocultaba bajo una cortina de pelo en su hombro... no lo había imaginado su mente aturdida.
Y cuando pasó un largo rato y Nerine continuó acurrucada ahí, todavia emitiendo esos sollozos ahogados, esos gemidos que cada vez que escuchaba se clavaban en sus oídos... Tomas percibió que, definitivamente, algo dentro de él se desquebrajaba. Algo que hacía mucho más daño que cualquier otra estúpida herida física que tuviera. Algo que no terminaba de comprender por qué Nerine tenía que llorar, y por qué él se limitaba a abrazarla sin más, y por qué se martirizaba pensando que aquel sentimiento de miedo y dolor que la niña estaba dejando salir... no era culpa más que suya.
Tomas cerró por un momento los ojos, temiendo sentirse contagiado de aquel llanto ahogado de Nerine, de aquellos sollozos que se le iban clavando uno a uno como si pinchasen e hiciesen daño, más daño que cualquier otra cosa. Sus sentimientos... no eran más que un círculo que daba vueltas, miles de vueltas sin fin. Nerine se sentía así desde que había estado con él y se había preocupado, y el dolor que Tomas ya había sentido desde antes de que ella llegase, se estaba multiplicando con cada uno de esos gemidos.
Desplegó un poco sus párpados y, nada más mirar hacia el rostro de la chica, ese rostro todavía bañado en lágrimas, Tomas supo que tenía que romper ese extraño "círculo" de sentimientos. Como fuese.
- Pero... -comenzó, con un susurro casi tan quebrado como el de la niña. Respiró hondo antes de proseguir, acercando una mano al rostro de Nerine para terminar de arreglarle el pelo- Pero, Neri... no... yo estoy bien.
No, no lo estaba. Pero, ¿y qué? Se lo diría una y mil veces si eso la iba a hacer sentir mejor, si por no estarlo la entristecía tanto. Sus siguientes palabras, sin embargo, se ajustaron más a lo que realmente quería pronunciar:
- No quiero que te preocupes... tanto... por mí. T-todo ha... terminado bien, ¿no? Además -encogió un poco los hombros, y se atrevió a sonreírle, mientras sus dedos que le retocaban el cabello bajaban hasta una de sus mejillas, para borrar una de las lágrimas que habían caído y todavía permanecía ahí-, ¿cómo iba a pasarme algo... si estaba con la mejor enfermera del mundo mundial? -y dicho eso le tocó cariñosamente la punta de la nariz, dándole a entender que se estaba refiriendo a ella.
Ver otra vez esa sonrisita inocente, esa sonrisa que solía ser habitual, en los labios de Nerine, hizo que Tomas ampliase descomunalmente la suya. Sentía que si se cercioraba de que esa sonrisa de la niña siempre iba a estar ahí, ocurriera lo que ocurriese, él podría de veras reconocer en cualquier situación que estaba bien. Que se sentía bien.
Todavía sonriente, Tomas volcó la mirada en esos ojos dorados y brillantes (brillantes por el agua que acababan de derramar; un poco enrojecidos, también), sabiendo que aún le quedaba algo que decir. Algo que podía pronunciar mirándola fijamente, sin utilizar su voz temblorosa y baja que lo había acompañado desde que se encontraba allí; algo que ya iba siendo hora que le dijese.
Sonrió un poquito más.
- Te quiero.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
A Nerine se le escapó una risa suave cuando Tomas le pellizcó la nariz e hizo referencia a que había sido cuidado por la mejor enfermera del mundo (y no solo del mundo, sino del mundo mundial), y realmente se sintió mucho más reconfortada que antes aunque, de algún modo, supiera que Tomas le estaba mintiendo.
No importaba.
No importaba en absoluto.
Y no importaba porque, pese a todo, aunque aquello fuese una mentira y Nerine supiese que en realidad Tomas no estaba tan bien como pretendía hacerle creer, había algo en sus ojos que brillaba con fuerza y lo hacía parecer fuerte realmente.
Aquella fuerza se manifestó de algún modo un poquito más cuando el muchacho levantó la mano y cazó una de las lágrimas que se mantenían todavía sobre las mejillas de Nerine. Con un simple roce de sus dedos, la niña sintió como un montón de chispas prendían sobre su piel y la obligaban a sonrojarse (a sonrojarse también con fuerza, con un vivo color manzana), y todavía se puso más roja cuando la sonrisa de Tomas creció hasta parecer querer verterse y escapar de su cara y le dijo, con voz suave pero también fuerte a la vez:
- Te quiero.
Nerine bajó la cabeza porque sintió que aquellas dos palabras, tan simples y tan complejas a la vez, la mareaban un poco y la dejaban aturdida, pero no se apartó lo suficiente como para apartar la mirada. Los ojos verdes de Tomas se mantuvieron fijos en ella y la observaron con ternura, de modo que Nerine también sonrió un poquito más (de modo que su sonrisa creció tanto que parecía querer escapar también) y asintió levemente.
- Yo también te quiero - susurró, y se dio cuenta que aquellas palabras le habían nacido solas y habían sonado con mucha naturalidad. Eran ciertas. Y eran suyas (De ellos. Como el silencio de antes. Como sus miradas). Le entró un poquito la risa no supo exactamente por qué, pero tampoco le dio demasiada importancia y comenzó a trazar círculos sobre la almohada, jugueteando con los cabellos de Tomas y enredándose en ellos -. Entonces ¿esto es el amor? - preguntó inocentemente. Sabía que lo que sentía por Tomas era diferente a lo que sentía por Lone, Abby o por cualquiera de las demás personas que resultaban importantes para ella, y suponía que la respuesta solo podía ser sí. Pero también sabía que, lo que sentía por él, tampoco era exactamente lo mismo que lo que sentía por L.
Y aquello todavía la confundía un poco. Un poquito.
(Baaaaw ~ Los adoro... XD Quería poner algo sobre Arsi, preguntarle a Tomas que qué hacía en Die Toten con ella, pero sé que no me vas a responder y... Esto era más bonito. Sigo inspirada, ¡bien! Veremos si toco la pera con las interrogaciones un poquiiito más adelante... ... ... A ver si Tomas confía lo suficientemente en Neri o no... ... ... *presión moral*)
No importaba.
No importaba en absoluto.
Y no importaba porque, pese a todo, aunque aquello fuese una mentira y Nerine supiese que en realidad Tomas no estaba tan bien como pretendía hacerle creer, había algo en sus ojos que brillaba con fuerza y lo hacía parecer fuerte realmente.
Aquella fuerza se manifestó de algún modo un poquito más cuando el muchacho levantó la mano y cazó una de las lágrimas que se mantenían todavía sobre las mejillas de Nerine. Con un simple roce de sus dedos, la niña sintió como un montón de chispas prendían sobre su piel y la obligaban a sonrojarse (a sonrojarse también con fuerza, con un vivo color manzana), y todavía se puso más roja cuando la sonrisa de Tomas creció hasta parecer querer verterse y escapar de su cara y le dijo, con voz suave pero también fuerte a la vez:
- Te quiero.
Nerine bajó la cabeza porque sintió que aquellas dos palabras, tan simples y tan complejas a la vez, la mareaban un poco y la dejaban aturdida, pero no se apartó lo suficiente como para apartar la mirada. Los ojos verdes de Tomas se mantuvieron fijos en ella y la observaron con ternura, de modo que Nerine también sonrió un poquito más (de modo que su sonrisa creció tanto que parecía querer escapar también) y asintió levemente.
- Yo también te quiero - susurró, y se dio cuenta que aquellas palabras le habían nacido solas y habían sonado con mucha naturalidad. Eran ciertas. Y eran suyas (De ellos. Como el silencio de antes. Como sus miradas). Le entró un poquito la risa no supo exactamente por qué, pero tampoco le dio demasiada importancia y comenzó a trazar círculos sobre la almohada, jugueteando con los cabellos de Tomas y enredándose en ellos -. Entonces ¿esto es el amor? - preguntó inocentemente. Sabía que lo que sentía por Tomas era diferente a lo que sentía por Lone, Abby o por cualquiera de las demás personas que resultaban importantes para ella, y suponía que la respuesta solo podía ser sí. Pero también sabía que, lo que sentía por él, tampoco era exactamente lo mismo que lo que sentía por L.
Y aquello todavía la confundía un poco. Un poquito.
(Baaaaw ~ Los adoro... XD Quería poner algo sobre Arsi, preguntarle a Tomas que qué hacía en Die Toten con ella, pero sé que no me vas a responder y... Esto era más bonito. Sigo inspirada, ¡bien! Veremos si toco la pera con las interrogaciones un poquiiito más adelante... ... ... A ver si Tomas confía lo suficientemente en Neri o no... ... ... *presión moral*)
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
Cuando las lágrimas que apenas unos segundos atrás habían cubierto las mejillas de Nerine se transformaron en uno de sus inocentes sonrojos, Tomas sólo pudo pensar que ya había logrado lo que quería. Nerine volvía a ser la de siempre. Ya no había más sollozos, ni preocupación, ni nada. Al querer ampliar aun más su sonrisa, Tomas reparó en que sus labios ya no daban más de sí (unos labios, por cierto, poco acostumbrados a sonreír de esa manera)
Tampoco pudo sonreír más, aunque quiso, cuando Nerine le devolvió ese "te quiero", con la misma soltura que él. Pero sí que se atrevió a reír levemente al escuchar aquella pregunta. Aquella pregunta que parecía tonta, que parecía tan inocente como muchas de las que solía pronunciar la niña, pero que tenía mucho, mucho más fundamento del que podía aparentar.
- Entonces ¿esto es el amor?
¿Eso era el amor? "Y a mí que me cuentas" fue lo primero que se le pasó por la cabeza contestar a Tomas. Porque, si respondía con toda sinceridad, no podía darle un "sí" rotundo, como si se tratase de un experto en el tema. Tomas tampoco había tenido nunca aquella sensación agradable y confusa a la vez con nadie, ni se había puesto jamás tan nervioso con una chica cerca... no, para él todo aquello también era nuevo. Nuevo, reconfortante, especial. Pero nuevo al fin y al cabo.
Finalmente, Tomas encogió un poco sus hombros, deteniendo su mirada en los círculos que Nerine dibujaba en la cama y sin plantearse ni por un momento qué se le estaría pasando por la cabeza, en ese silencio largo que se había extendido hasta que él se había dignado a responder.
- Su... pongo -murmuró en voz baja, pero ya no por su estado débil que casi no le dejaba hablar. Lo pronunció en voz baja porque, de veras, no estaba demasiado convencido- Yo... bueno, ya sabes que... yo tampoco es que haya tenido muchas novias que digamos...
Casi quiso echarse a reír por la estupidez que acababa de soltar (o, más bien, por la forma estupida en la que lo había dicho) Se atrevió a mirarla, todavía algo encogido y sin saber muy bien si agregar algo más o no. En realidad, tampoco sabía muy bien qué más decir.
Tomas sabía que quería a Nerine, y punto. Que quería protegerla. Que quería que siempre fuese feliz. Lo que era el amor (o si podían llamarse novios, o seminovios, o amigos especiales) poco le importaba. Con tener claro eso primero, le bastaba.
(Em... una de tus frases me está rayando mucho... y lo que has puesto en lila tambien xDxD! ¿Qué interrogaciones...? Hm! xD! Y si, a mi también me gusta más eso que lo de preguntarle sobre Die Toten jeje! De todas formas eso nos llevaba a un callejón sin salida... esto es más bonico xD)
Tampoco pudo sonreír más, aunque quiso, cuando Nerine le devolvió ese "te quiero", con la misma soltura que él. Pero sí que se atrevió a reír levemente al escuchar aquella pregunta. Aquella pregunta que parecía tonta, que parecía tan inocente como muchas de las que solía pronunciar la niña, pero que tenía mucho, mucho más fundamento del que podía aparentar.
- Entonces ¿esto es el amor?
¿Eso era el amor? "Y a mí que me cuentas" fue lo primero que se le pasó por la cabeza contestar a Tomas. Porque, si respondía con toda sinceridad, no podía darle un "sí" rotundo, como si se tratase de un experto en el tema. Tomas tampoco había tenido nunca aquella sensación agradable y confusa a la vez con nadie, ni se había puesto jamás tan nervioso con una chica cerca... no, para él todo aquello también era nuevo. Nuevo, reconfortante, especial. Pero nuevo al fin y al cabo.
Finalmente, Tomas encogió un poco sus hombros, deteniendo su mirada en los círculos que Nerine dibujaba en la cama y sin plantearse ni por un momento qué se le estaría pasando por la cabeza, en ese silencio largo que se había extendido hasta que él se había dignado a responder.
- Su... pongo -murmuró en voz baja, pero ya no por su estado débil que casi no le dejaba hablar. Lo pronunció en voz baja porque, de veras, no estaba demasiado convencido- Yo... bueno, ya sabes que... yo tampoco es que haya tenido muchas novias que digamos...
Casi quiso echarse a reír por la estupidez que acababa de soltar (o, más bien, por la forma estupida en la que lo había dicho) Se atrevió a mirarla, todavía algo encogido y sin saber muy bien si agregar algo más o no. En realidad, tampoco sabía muy bien qué más decir.
Tomas sabía que quería a Nerine, y punto. Que quería protegerla. Que quería que siempre fuese feliz. Lo que era el amor (o si podían llamarse novios, o seminovios, o amigos especiales) poco le importaba. Con tener claro eso primero, le bastaba.
(Em... una de tus frases me está rayando mucho... y lo que has puesto en lila tambien xDxD! ¿Qué interrogaciones...? Hm! xD! Y si, a mi también me gusta más eso que lo de preguntarle sobre Die Toten jeje! De todas formas eso nos llevaba a un callejón sin salida... esto es más bonico xD)
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
Nerine ladeó la cabeza y observó a Tomas desde esa posición, con la sonrisa también ladeada e igual de grande que antes. Apoyó la barbilla en su pecho y lo observó entonces desde allí, haciendo que la mano que hasta ese momento había estado jugueteando con sus cabellos trepara hasta ponerse a hormiguear sobre el cuello del muchacho. Se preguntó vagamente si tendría cosquillas.
- Bueno - murmuró -. Supongo que, de todas formas, no es necesario buscarle un nombre - sus dedos rozaron la mandíbula de Tomas mientras se decía a sí misma que sí, que no era necesario. Etiquetarlo todo era confuso -. Es lo que es, y punto.
Tampoco dijo aquello, pero el hecho de saber que Tomas, al igual que ella, nunca había tenido novia antes, le provocaba una ligera y agradable sensación de triumfo. Ella era la primera. El muchacho no tendría unas referencias anteriores, ni nada con lo que comparar lo que pasaba con ella. Podrían descubrirlo todo juntos. Y aquello, de algún modo, le produjo satisfacción.
Se dijo pero, a la vez, que ella podría aprender también muchas cosas estando con L. Igual que aquella otra tarde, cuando el vampiro le había enseñado a besar, o cuando le había estado explicando cosas magicas y fabulosas de las que la niña nunca había oído hablar antes. Y se dijo que, aunque no podía (ni quería) hacer nada por evitarlo... Era un poco injusto. Por primera vez entendió por qué todo el mundo decía que lo que ella sentía estaba mal.
Y se sintió un poquito culpable por Tomas quién, tumbado a su lado y con los brazos enredados alrededor de su cintura, solo tenía ojos para ella.
(¿Qué es lo que te ha dejado rallada? T__T Es que lo has mencionado pero no me lo has dicho... ¿He dicho algo mal? XD Es que yo escribo tal cual me viene a la cabeza, y claro, puede que cometa el error de decir cosas incomprensibles... Por lo de lila no te preocupes xD Ahí si se me fue la olla. Nada, nada.)
- Bueno - murmuró -. Supongo que, de todas formas, no es necesario buscarle un nombre - sus dedos rozaron la mandíbula de Tomas mientras se decía a sí misma que sí, que no era necesario. Etiquetarlo todo era confuso -. Es lo que es, y punto.
Tampoco dijo aquello, pero el hecho de saber que Tomas, al igual que ella, nunca había tenido novia antes, le provocaba una ligera y agradable sensación de triumfo. Ella era la primera. El muchacho no tendría unas referencias anteriores, ni nada con lo que comparar lo que pasaba con ella. Podrían descubrirlo todo juntos. Y aquello, de algún modo, le produjo satisfacción.
Se dijo pero, a la vez, que ella podría aprender también muchas cosas estando con L. Igual que aquella otra tarde, cuando el vampiro le había enseñado a besar, o cuando le había estado explicando cosas magicas y fabulosas de las que la niña nunca había oído hablar antes. Y se dijo que, aunque no podía (ni quería) hacer nada por evitarlo... Era un poco injusto. Por primera vez entendió por qué todo el mundo decía que lo que ella sentía estaba mal.
Y se sintió un poquito culpable por Tomas quién, tumbado a su lado y con los brazos enredados alrededor de su cintura, solo tenía ojos para ella.
(¿Qué es lo que te ha dejado rallada? T__T Es que lo has mencionado pero no me lo has dicho... ¿He dicho algo mal? XD Es que yo escribo tal cual me viene a la cabeza, y claro, puede que cometa el error de decir cosas incomprensibles... Por lo de lila no te preocupes xD Ahí si se me fue la olla. Nada, nada.)
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
Tomas no pudo evitar soltar una pequeña risita al escuchar aquello que Nerine acababa de pronunciar. Era como si le hubiese leído el pensamiento.
- Claro... -musitó, mientras sentía los dedos de la niña acariciándole, primero el cuello, y luego la mandíbula.
Tomas no podía evitar sentirse algo abstraído mientras seguía ese roce cálido por todo su rostro, un roce que Nerine le estaba dedicando, aparentemente, de manera inconsciente. La niña parecía sumida en unos pensamientos que no compartía en voz alta. ¿Continuaría reflexionando ante esa cuestión que no poseía una respuesta segura? No supo exactamente por qué, pero a Tomas aquello no le convenció demasiado.
Arqueando levemente una ceja, quiso apartar una de sus manos que sujetaban a Nerine por la cintura para acariciarle el pelo mientras le hablaba, pero sus brazos estaban muy cómodos allí y no quisieron moverse cuando él se lo ordenó.
- ¿Qué...? -comenzó a inquirir, buscando romper un silencio que, si bien no era incómodo, Tomas no quería que se creara entre los dos. Quería saber qué era lo que estaba revoloteando por la mente de Nerine. Por qué le había hecho esa pregunta- ¿Qué estás pensando...?
(Nonono! No esk hayas dicho algo mal, mujer jejeje! ! Ahora te lo preguntaré por DA, aunque es una tontería, por eso no te lo he dicho ^^ Y lo de lila preocuparme no me preocupa, me intriga... jijiji!
Me ha quedado corto y aburrido, yaa lo sé xD Pero no sabía que poner... me pasa lo mismo que a ti con Cae; a mi Arsi me roba la inspiracion *snif*)
- Claro... -musitó, mientras sentía los dedos de la niña acariciándole, primero el cuello, y luego la mandíbula.
Tomas no podía evitar sentirse algo abstraído mientras seguía ese roce cálido por todo su rostro, un roce que Nerine le estaba dedicando, aparentemente, de manera inconsciente. La niña parecía sumida en unos pensamientos que no compartía en voz alta. ¿Continuaría reflexionando ante esa cuestión que no poseía una respuesta segura? No supo exactamente por qué, pero a Tomas aquello no le convenció demasiado.
Arqueando levemente una ceja, quiso apartar una de sus manos que sujetaban a Nerine por la cintura para acariciarle el pelo mientras le hablaba, pero sus brazos estaban muy cómodos allí y no quisieron moverse cuando él se lo ordenó.
- ¿Qué...? -comenzó a inquirir, buscando romper un silencio que, si bien no era incómodo, Tomas no quería que se creara entre los dos. Quería saber qué era lo que estaba revoloteando por la mente de Nerine. Por qué le había hecho esa pregunta- ¿Qué estás pensando...?
(Nonono! No esk hayas dicho algo mal, mujer jejeje! ! Ahora te lo preguntaré por DA, aunque es una tontería, por eso no te lo he dicho ^^ Y lo de lila preocuparme no me preocupa, me intriga... jijiji!
Me ha quedado corto y aburrido, yaa lo sé xD Pero no sabía que poner... me pasa lo mismo que a ti con Cae; a mi Arsi me roba la inspiracion *snif*)
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
(Dios, no sé ni lo que he escrito xD Me parece que esta es la última vez que hago que Nerine le de tanta importancia a esto, haré que se calme y, a partir de aquí... Bueno, sea feliz. Asumido. Como siempre xD Así que... No sé TT Si no lo entiendes, cuela algo y ya cambio de tema)
- ¿Qué estás pensando...?
La pregunta era sencilla, formada solamente por tres palabras, pronunciada con suavidad, como una sola caricia. Pero, pese a todo, en un primer momento, Nerine no supo exactamente qué contestar. Clavó la mirada en Tomas y casi pudo verse reflejada en sus ojos, dudosa, confundida, y solo por eso se sintió mal.
- En todo - respondió lentamente, arrastrando las palabras, pensando. Se dio cuenta que, como siempre, pensar en eso solo la confundía más, y se preguntó cómo era posible que algo tan simple y hermoso como eran los sentimientos que Tomas le inspiraba, pudieran llegar a enredarse tanto con todos los demás hasta convertirse en aquella masa indefinible que terminaba siendo siempre. Inspiró -. En tí. En L. En todo - hizo una pausa y frunció los labios, un poco avergonzada -. Siempre estoy igual, ¿verdad? - susurró, y sintió ganas de disculparse de nuevo. Tomas, en cambio, solo negó con la cabeza un poco, con la misma suavidad, y la instó con la mirada a seguir hablando.
Apoyando la cabeza otra vez sobre su hombro, Nerine solamente habló.
Le contó todo lo que iba acudiendo a su mente en aquel momento. Le habló de todas las cosas que había hecho con L, lo que había ocurrido en sus encuentros, sus palabras, los detalles. Pero también le habló de lo que sentía por él, por Tomas, con todo lujo de detalles, hasta que ella misma se sorprendió de lo profundas que podían sonar sus palabras. Mientras hablaba, él la mecía entre sus brazos, escuchándola en silencio, y Nerine le confesó entonces abiertamente sus sentimientos: le habló de su corazón dividido, de sus dudas, de lo extraño que le había parecido siempre que nadie (salvo, al parecer, Tomas y L) entendieran que ella pudiera sentir aquello por dos personas a la vez y, finalmente, de lo culpable que la hacía sentir aquello. Intentó explicarle que, para ella, Tomas era la persona más importante del mundo, que lo quería con todo su ser y que siempre lo haría, de un modo u otro, aunque llevara puesto el colgante que le había regalado L, o aunque estuviera dispuesta a acudir al encuentro del vampiro cada vez que él la llamase. Y le dijo, con la boca pequeña y la voz apagada, que no acababa de entender como él podía quererla aun sabiendo aquello.
Cuando por fin terminó de hablar, clavó tímidamente la mirada en el muchacho y sobrevino un incómodo silencio. La mano de Nerine siguió reposando sobre su piel, y la notó un poquito más cálida que cuando había llegado.
- ¿Qué estás pensando...?
La pregunta era sencilla, formada solamente por tres palabras, pronunciada con suavidad, como una sola caricia. Pero, pese a todo, en un primer momento, Nerine no supo exactamente qué contestar. Clavó la mirada en Tomas y casi pudo verse reflejada en sus ojos, dudosa, confundida, y solo por eso se sintió mal.
- En todo - respondió lentamente, arrastrando las palabras, pensando. Se dio cuenta que, como siempre, pensar en eso solo la confundía más, y se preguntó cómo era posible que algo tan simple y hermoso como eran los sentimientos que Tomas le inspiraba, pudieran llegar a enredarse tanto con todos los demás hasta convertirse en aquella masa indefinible que terminaba siendo siempre. Inspiró -. En tí. En L. En todo - hizo una pausa y frunció los labios, un poco avergonzada -. Siempre estoy igual, ¿verdad? - susurró, y sintió ganas de disculparse de nuevo. Tomas, en cambio, solo negó con la cabeza un poco, con la misma suavidad, y la instó con la mirada a seguir hablando.
Apoyando la cabeza otra vez sobre su hombro, Nerine solamente habló.
Le contó todo lo que iba acudiendo a su mente en aquel momento. Le habló de todas las cosas que había hecho con L, lo que había ocurrido en sus encuentros, sus palabras, los detalles. Pero también le habló de lo que sentía por él, por Tomas, con todo lujo de detalles, hasta que ella misma se sorprendió de lo profundas que podían sonar sus palabras. Mientras hablaba, él la mecía entre sus brazos, escuchándola en silencio, y Nerine le confesó entonces abiertamente sus sentimientos: le habló de su corazón dividido, de sus dudas, de lo extraño que le había parecido siempre que nadie (salvo, al parecer, Tomas y L) entendieran que ella pudiera sentir aquello por dos personas a la vez y, finalmente, de lo culpable que la hacía sentir aquello. Intentó explicarle que, para ella, Tomas era la persona más importante del mundo, que lo quería con todo su ser y que siempre lo haría, de un modo u otro, aunque llevara puesto el colgante que le había regalado L, o aunque estuviera dispuesta a acudir al encuentro del vampiro cada vez que él la llamase. Y le dijo, con la boca pequeña y la voz apagada, que no acababa de entender como él podía quererla aun sabiendo aquello.
Cuando por fin terminó de hablar, clavó tímidamente la mirada en el muchacho y sobrevino un incómodo silencio. La mano de Nerine siguió reposando sobre su piel, y la notó un poquito más cálida que cuando había llegado.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(jijiji al final no me he ido aun ! Mis padres me marean como les da la gana; me dicen que nos vamos y luego hacen lo que quieren jaja! Si no vuelvo o me voy de repente ya sabes por qué es ^^ Y no digas eso, me gusta lo que has puesto ^^ ¿Como no lo voy a entender? XD! Lo que pasa esk es un tema difícil... está claro)
(Yyy no sé por qué narices he escrito tanto; me ha dado una vena de inspiracion repentina... pa k veas xD!)
Era como si Nerine hubiese estado a la espera de ese interrogante para poder confesarle todos sus sentimientos, todo lo que estaba ocurriendo en su corazón, todo lo que estaba sucediendo en su mente.
Era como había sido aquella tarde, en el camino de los cerezos, cuando ambos se habían encontrado para hablar, sobre aquello mismo que Nerine estaba pronunciando. Solo que de manera más breve, menos sincera, menos detallada. Porque Nerine nunca le había hablado acerca de todo lo que había sucedido con el vampiro. De todos esos encuentros que Tomas desconocía.
Entonces, era como si los odiase. Como si aquel odio pudiera hacerle sacar la fuerza necesaria para levantarse de esa cama (a pesar de que apenas podía moverse) y apartarse de ella, apartarse para siempre. Porque era como si su corazón fuese de otro, y él ya no tuviera nada que hacer allí, escuchándola o abrazándola.
Pero después llegaba el momento de hablar sobre él, y el odio se convertía otra vez en amor. ¿Por qué? Y él qué sabía. Porque la quería, tal vez. Porque no sería capaz de odiarla nunca, quizá. Le hiciera lo que le hiciese. Aunque esas palabras dirigidas a él no volviesen a aparecer, aunque Nerine decidiese hacer que sus dos corazones se uniesen en uno, y ese uno perteneciese sólo a Lugat... él nunca podría odiarla, ni siquiera en ese caso.
Respiró profundamente, percatándose de que Nerine había cesado su reflexión, y continuaba con aquella mano puesta en su cuello, acariciándolo con cariño, con suavidad. ¿Por qué la quería sabiendo el daño que le podía hacer, o, simplemente, el daño que le hacía cada vez que la veía con él, con el vampiro? Pues porque sí. Porque el amor era así.
Amor... claro que eso tenía que ser amor.
- No lo sé -fue todo lo que pudo pronunciar, finalmente. Nerine levantó la mirada para observarlo, para mirarlo con aquellos ojos dorados que siempre lo sonrojaban, que siempre hacían vibrar a su corazón. Dirigió su vista hacia el frente- Igual que tú no... sabes por qué nos quieres a los dos. Pero ya... ya te lo he dicho antes. Te quiero, y... ya... está. Aunque tenga que "compartirte". O aunque quisieras a Lugat, sólo, yo te seguiría queriendo. Siempre te... seguiría queriendo.
Su voz acabó convirtiéndose en un susurro, como si no estuviera prestando atención a lo que estaba diciendo, como si su mente se hubiese centrado en otros pensamientos.
Cuidadosamente, Tomas volvió a inclinarse sobre el rostro de Nerine y la besó, otra vez. Harto de intentar encontrarle una explicación a toda aquella maraña de sentimientos. Harto de buscar explicaciones donde no las había, en un amor que... no llegaba con manual de instrucciones.
(Yyy no sé por qué narices he escrito tanto; me ha dado una vena de inspiracion repentina... pa k veas xD!)
Era como si Nerine hubiese estado a la espera de ese interrogante para poder confesarle todos sus sentimientos, todo lo que estaba ocurriendo en su corazón, todo lo que estaba sucediendo en su mente.
Era como había sido aquella tarde, en el camino de los cerezos, cuando ambos se habían encontrado para hablar, sobre aquello mismo que Nerine estaba pronunciando. Solo que de manera más breve, menos sincera, menos detallada. Porque Nerine nunca le había hablado acerca de todo lo que había sucedido con el vampiro. De todos esos encuentros que Tomas desconocía.
Entonces, era como si los odiase. Como si aquel odio pudiera hacerle sacar la fuerza necesaria para levantarse de esa cama (a pesar de que apenas podía moverse) y apartarse de ella, apartarse para siempre. Porque era como si su corazón fuese de otro, y él ya no tuviera nada que hacer allí, escuchándola o abrazándola.
Pero después llegaba el momento de hablar sobre él, y el odio se convertía otra vez en amor. ¿Por qué? Y él qué sabía. Porque la quería, tal vez. Porque no sería capaz de odiarla nunca, quizá. Le hiciera lo que le hiciese. Aunque esas palabras dirigidas a él no volviesen a aparecer, aunque Nerine decidiese hacer que sus dos corazones se uniesen en uno, y ese uno perteneciese sólo a Lugat... él nunca podría odiarla, ni siquiera en ese caso.
Respiró profundamente, percatándose de que Nerine había cesado su reflexión, y continuaba con aquella mano puesta en su cuello, acariciándolo con cariño, con suavidad. ¿Por qué la quería sabiendo el daño que le podía hacer, o, simplemente, el daño que le hacía cada vez que la veía con él, con el vampiro? Pues porque sí. Porque el amor era así.
Amor... claro que eso tenía que ser amor.
- No lo sé -fue todo lo que pudo pronunciar, finalmente. Nerine levantó la mirada para observarlo, para mirarlo con aquellos ojos dorados que siempre lo sonrojaban, que siempre hacían vibrar a su corazón. Dirigió su vista hacia el frente- Igual que tú no... sabes por qué nos quieres a los dos. Pero ya... ya te lo he dicho antes. Te quiero, y... ya... está. Aunque tenga que "compartirte". O aunque quisieras a Lugat, sólo, yo te seguiría queriendo. Siempre te... seguiría queriendo.
Su voz acabó convirtiéndose en un susurro, como si no estuviera prestando atención a lo que estaba diciendo, como si su mente se hubiese centrado en otros pensamientos.
Cuidadosamente, Tomas volvió a inclinarse sobre el rostro de Nerine y la besó, otra vez. Harto de intentar encontrarle una explicación a toda aquella maraña de sentimientos. Harto de buscar explicaciones donde no las había, en un amor que... no llegaba con manual de instrucciones.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
A medida que iba hablando, la voz de Nerine fue bajando de volumen y de intensidad, y cada vez era menos entusiasta, porque la niña podía ver reflejado en los ojos de Tomas todo lo que pasaba por su cabeza, y podía notar su desagrado, y su dolor, y aquello no le gustaba nada. Pero entonces sus ojos se iluminaron de nuevo, y volvió a mirarla como lo hacía siempre, con cariño (con amor. Eso tenía que ser una mirada de amor), indicándole que todo estaba bien, que no pasaba nada.
- Siempre te… Seguiría queriendo – admitió, y Nerine supo que lo decía con sinceridad. Que, aunque fuera extraño y hasta a ella le costase de entender… Tomas la aceptaba. Y la quería. La quería tal cual era, con todos sus defectos.
Y aquello se sentía bien.
“Gracias” quiso decirle, dirigiendo ambas manos hasta las mejillas de Tomas para acariciarlas y perderse allí.
Pero no pudo decirlo, no pudo decir nada, porque el muchacho se inclinó sobre ella y la besó.
Ahora, con la cabeza infinitamente más clara que al llegar, Nerine fue consciente de verdad del beso que estaban compartiendo. Fue mucho más suave, más delicado, menos ardiente y menos sucio, y ambos se dedicaron mucho más a disfrutar del contacto con el otro que realmente a pegarse como si se necesitaran con urgencia. Nerine enredó los brazos alrededor de su cuello y sonrió dentro del beso.
Y se sintió, definitivamente, bien.
- Siempre te… Seguiría queriendo – admitió, y Nerine supo que lo decía con sinceridad. Que, aunque fuera extraño y hasta a ella le costase de entender… Tomas la aceptaba. Y la quería. La quería tal cual era, con todos sus defectos.
Y aquello se sentía bien.
“Gracias” quiso decirle, dirigiendo ambas manos hasta las mejillas de Tomas para acariciarlas y perderse allí.
Pero no pudo decirlo, no pudo decir nada, porque el muchacho se inclinó sobre ella y la besó.
Ahora, con la cabeza infinitamente más clara que al llegar, Nerine fue consciente de verdad del beso que estaban compartiendo. Fue mucho más suave, más delicado, menos ardiente y menos sucio, y ambos se dedicaron mucho más a disfrutar del contacto con el otro que realmente a pegarse como si se necesitaran con urgencia. Nerine enredó los brazos alrededor de su cuello y sonrió dentro del beso.
Y se sintió, definitivamente, bien.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(No sé qué poner, y no me gusta lo que he puesto... T__T A Nerine se le da mejor cambiar de tema que a Tomas jajaja!)
Tomas también sintió que aquel beso no era como el anterior. No era tan intenso, ni tan urgente. Sus labios se rozaban lentamente, como si les costara esfuerzo moverse, como si nunca quisieran apartarse de allí.
Y, cuando tras unos segundos que parecieron horas, sus rostros se separaron y sus ojos volvieron a entreabrirse, Tomas tampoco necesitó tomar aire tan exageradamente, porque aquel beso no había sido tan desesperado como para robarle la respiración.
Había sido como el primero. Sí, había sido casi como el primer beso que se habían dado, aquella mañana, en su habitación.
Sonriente ante aquel recuerdo que acababa de acudir a su mente, Tomas levantó una de sus manos para dejar que se perdiera en el pelo rubio de la niña, como solía hacer siempre (y sin poder levantar su oro brazo, que había dejado agarrada a su estómago. A su maldita herida. Otra vez volvía a notar su dolor)
Permanecieron unos segundos en silencio, cada uno sumergido en los ojos del otro, Tomas se atrevió a quebrar esa calma que se había hecho entre los dos con algunas palabras, con alguna frase que lo sacase de sus pensamientos... o del dolor que comenzaba a abrumarlo. Fijando su mirada en la mano que peinaba cuidadosamente el pelo de Nerine, murmuró, sin saber por qué:
- ¿Cómo... cómo tienes el pelo tan largo?
Sólo de escucharse rompiendo el silencio con aquella estupidez, Tomas dejó escapar una leve risita, bajando su mirada hasta la cama en la que se encontraban, y luego subiéndola hacia Nerine, otra vez. Esperando, aunque quizá fuese absurdo, su respuesta.
Tomas también sintió que aquel beso no era como el anterior. No era tan intenso, ni tan urgente. Sus labios se rozaban lentamente, como si les costara esfuerzo moverse, como si nunca quisieran apartarse de allí.
Y, cuando tras unos segundos que parecieron horas, sus rostros se separaron y sus ojos volvieron a entreabrirse, Tomas tampoco necesitó tomar aire tan exageradamente, porque aquel beso no había sido tan desesperado como para robarle la respiración.
Había sido como el primero. Sí, había sido casi como el primer beso que se habían dado, aquella mañana, en su habitación.
Sonriente ante aquel recuerdo que acababa de acudir a su mente, Tomas levantó una de sus manos para dejar que se perdiera en el pelo rubio de la niña, como solía hacer siempre (y sin poder levantar su oro brazo, que había dejado agarrada a su estómago. A su maldita herida. Otra vez volvía a notar su dolor)
Permanecieron unos segundos en silencio, cada uno sumergido en los ojos del otro, Tomas se atrevió a quebrar esa calma que se había hecho entre los dos con algunas palabras, con alguna frase que lo sacase de sus pensamientos... o del dolor que comenzaba a abrumarlo. Fijando su mirada en la mano que peinaba cuidadosamente el pelo de Nerine, murmuró, sin saber por qué:
- ¿Cómo... cómo tienes el pelo tan largo?
Sólo de escucharse rompiendo el silencio con aquella estupidez, Tomas dejó escapar una leve risita, bajando su mirada hasta la cama en la que se encontraban, y luego subiéndola hacia Nerine, otra vez. Esperando, aunque quizá fuese absurdo, su respuesta.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
Después de aquel beso que acababan de compartir, después de las miradas, de las sonrisas y del contacto, que los habían sumido a ambos en una especie de atmósfera extraña, lejos del tiempo, del mundo y de todo lo demás, aquella pregunta por parte de Tomas hizo que Nerine regresase de repente a la realidad y soltase una risilla alegre.
- Nunca me lo he cortado - dijo, abriendo los ojos como si fuera lo más obvio del mundo -. Peinarme era lo único que a madre parecía gustarle hacer conmigo, así que no me dejaba cortármelo - un ramalazo de nostalgia pasó por los ojos de la niña y se entristeció fugazmente, antes de negar con la cabeza y volver a mirar a Tomas con una sonrisa -. ¡Lone tampoco me deja cortarlo! Dice que es muy bonito y, ahora que lo pienso, ¡tu todavía no conoces a Lone!! - abrió los ojos con sorpresa al caer en eso -. Esto no puede ser, tengo que presentártelo.
Bajó la cabeza hasta clavar la mirada en el estómago del muchacho y luego la devolvió hasta él y le dio un beso en la mejilla.
- ¿Quieres que te lo presente cuando se te cure la herida??
((¡Ale! yo quería poner eso y me lo has dejado a huevo xD Así que, gracias))
- Nunca me lo he cortado - dijo, abriendo los ojos como si fuera lo más obvio del mundo -. Peinarme era lo único que a madre parecía gustarle hacer conmigo, así que no me dejaba cortármelo - un ramalazo de nostalgia pasó por los ojos de la niña y se entristeció fugazmente, antes de negar con la cabeza y volver a mirar a Tomas con una sonrisa -. ¡Lone tampoco me deja cortarlo! Dice que es muy bonito y, ahora que lo pienso, ¡tu todavía no conoces a Lone!! - abrió los ojos con sorpresa al caer en eso -. Esto no puede ser, tengo que presentártelo.
Bajó la cabeza hasta clavar la mirada en el estómago del muchacho y luego la devolvió hasta él y le dio un beso en la mejilla.
- ¿Quieres que te lo presente cuando se te cure la herida??
((¡Ale! yo quería poner eso y me lo has dejado a huevo xD Así que, gracias))
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(¡Me alegro, entonces! xD Pues yo no sé ni qué estoy poniendo... he perdido toda inspiracion T__T Pero yo tmb quiero que se conozcan jiji!)
Cuando Nerine respondió a su pregunta improvisada con su naturalidad y alegría habituales, Tomas percibió una escondida sensación de alivio (alivio por poder olvidarse de la herida. Por poder centrarse en ella, lo que de veras le apetecía), que, pese a ello, no se mostró en sus ojos. No había podido evitar mostrarse algo sorprendido cuando la chica había admitido con tanta soltura que jamás se había cortado el pelo. Entreabrió un poco los labios:
- ¿Qué... nunca te lo has...? -susurró, casi sin darse cuenta.
Nerine prosiguió hablando para terminar de explicarle aquello que acababa de responder y, cuando esa tristeza fugaz cruzó por sus ojos, Tomas no pudo evitar borrar un poco su expresión tranquila. Cada vez que la niña le hablaba de alguna manera sobre su madre, o su familia, a su mente acudía aquella ocasión en la que ella había reconocido que solía dormir en los árboles para escapar de sus padres. ¿Qué podía pasar con su familia para que ella tuviera que hacer eso?
Olvidó sus reflexiones cuando Nerine volvió a sonreírle y continuó hablando, tan feliz como siempre.
- ¡Lone tampoco me deja cortarlo! Dice que es muy bonito y, ahora que lo pienso, ¡tu todavía no conoces a Lone!! Esto no puede ser, tengo que presentártelo.
Tomas quiso responder algo ante eso, pero no tuvo tiempo antes de que Nerine lo besase en la mejilla (cómo lo abstraían sus besos en la mejilla. Tuvo que parpadear un par de veces para poder regresar a la conversación que estaban manteniendo) y pronunciase aquella pregunta.
En realidad, él sí conocía a su hermano. El problema era cómo se habían conocido. En la azotea de la Academia, cuando él había ido a ver a Ren... creyendo estúpidamente que ese elfo tenía algo que ver con el asesinato de sus padres. No tenía muy buenos recuerdos de ese día.
Y dudaba que el hermano de Nerine tuviese una buena imagen de él despues de eso.
Viendo que Nerine comenzaba a cambiar su expresión alegre y despreocupada por una mirada confusa (al fin y al cabo, Tomas llevaba un buen rato sumido en sus pensamientos, y había olvidado responder), el chico se apresuró a asentir.
- Sí... sí, claro.
Aquella idea, sin embargo, todavía no terminaba de hacerle gracia.
Cuando Nerine respondió a su pregunta improvisada con su naturalidad y alegría habituales, Tomas percibió una escondida sensación de alivio (alivio por poder olvidarse de la herida. Por poder centrarse en ella, lo que de veras le apetecía), que, pese a ello, no se mostró en sus ojos. No había podido evitar mostrarse algo sorprendido cuando la chica había admitido con tanta soltura que jamás se había cortado el pelo. Entreabrió un poco los labios:
- ¿Qué... nunca te lo has...? -susurró, casi sin darse cuenta.
Nerine prosiguió hablando para terminar de explicarle aquello que acababa de responder y, cuando esa tristeza fugaz cruzó por sus ojos, Tomas no pudo evitar borrar un poco su expresión tranquila. Cada vez que la niña le hablaba de alguna manera sobre su madre, o su familia, a su mente acudía aquella ocasión en la que ella había reconocido que solía dormir en los árboles para escapar de sus padres. ¿Qué podía pasar con su familia para que ella tuviera que hacer eso?
Olvidó sus reflexiones cuando Nerine volvió a sonreírle y continuó hablando, tan feliz como siempre.
- ¡Lone tampoco me deja cortarlo! Dice que es muy bonito y, ahora que lo pienso, ¡tu todavía no conoces a Lone!! Esto no puede ser, tengo que presentártelo.
Tomas quiso responder algo ante eso, pero no tuvo tiempo antes de que Nerine lo besase en la mejilla (cómo lo abstraían sus besos en la mejilla. Tuvo que parpadear un par de veces para poder regresar a la conversación que estaban manteniendo) y pronunciase aquella pregunta.
En realidad, él sí conocía a su hermano. El problema era cómo se habían conocido. En la azotea de la Academia, cuando él había ido a ver a Ren... creyendo estúpidamente que ese elfo tenía algo que ver con el asesinato de sus padres. No tenía muy buenos recuerdos de ese día.
Y dudaba que el hermano de Nerine tuviese una buena imagen de él despues de eso.
Viendo que Nerine comenzaba a cambiar su expresión alegre y despreocupada por una mirada confusa (al fin y al cabo, Tomas llevaba un buen rato sumido en sus pensamientos, y había olvidado responder), el chico se apresuró a asentir.
- Sí... sí, claro.
Aquella idea, sin embargo, todavía no terminaba de hacerle gracia.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Duele... (priv.)
(jojojo =w= No recordaba ese encuentro, que interesante)
A Nerine le hacía ilusión que Lone conociera a Tomas, igual que, en su momento, había conocido a L (aunque tenía la sospecha que el encuentro no había sido demasiado del agrado de su hermano mayor). Para ella, ellos tres eran de las personas más importantes de su vida -concretamente, eran los hombres de su vida-, y aunque no sabía exactamente qué reacción tendría Lone al conocerlos y hablar con ellos, siendo como era tan sobreprotector, suponía que las cosas no podrían salir tan mal. Ella solo quería juntar las cosas que le resultaban importantes, no mantenerlas separadas, y por eso...
...Y por eso no entendió el por qué de la expresión reacia de Tomas.
- Sí... sí, claro.
Nerine ladeó la cabeza y miró al muchacho con confusión.
- ¿Pasa algo? - preguntó, moviendo los dedos hasta rozar los labios de Tomas, que estaban cerrados en expresión reacia -. ¿No quieres? - parpadeó, y se le ocurrió que, a lo peor, Tomas tenía un poco de miedo de la reacción que tendría Lone con él. Se aplicó para quitarle aquello de la cabeza, aunque en realidad el muchacho no le había dicho nada que ayudase a afirmar o negar sus elucubraciones -. No pasa nada, de verdad. Lone es muy buen chico, muy bueno. Es dulce, cariñoso, agradable, y compra unos bollos rellenos de crema que están muy ricos! Le diré que compre unos cuantos, y así seguro que todo va bien - lo miró y abrió mucho los ojos -. ¿Verdad?
A Nerine le hacía ilusión que Lone conociera a Tomas, igual que, en su momento, había conocido a L (aunque tenía la sospecha que el encuentro no había sido demasiado del agrado de su hermano mayor). Para ella, ellos tres eran de las personas más importantes de su vida -concretamente, eran los hombres de su vida-, y aunque no sabía exactamente qué reacción tendría Lone al conocerlos y hablar con ellos, siendo como era tan sobreprotector, suponía que las cosas no podrían salir tan mal. Ella solo quería juntar las cosas que le resultaban importantes, no mantenerlas separadas, y por eso...
...Y por eso no entendió el por qué de la expresión reacia de Tomas.
- Sí... sí, claro.
Nerine ladeó la cabeza y miró al muchacho con confusión.
- ¿Pasa algo? - preguntó, moviendo los dedos hasta rozar los labios de Tomas, que estaban cerrados en expresión reacia -. ¿No quieres? - parpadeó, y se le ocurrió que, a lo peor, Tomas tenía un poco de miedo de la reacción que tendría Lone con él. Se aplicó para quitarle aquello de la cabeza, aunque en realidad el muchacho no le había dicho nada que ayudase a afirmar o negar sus elucubraciones -. No pasa nada, de verdad. Lone es muy buen chico, muy bueno. Es dulce, cariñoso, agradable, y compra unos bollos rellenos de crema que están muy ricos! Le diré que compre unos cuantos, y así seguro que todo va bien - lo miró y abrió mucho los ojos -. ¿Verdad?
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Duele... (priv.)
(jeje es que fue hace mucho ^^! Yo de lo que no me acuerdo es de como sabe Tomas que ese era el hermano de Neri xD! Pero lo sabe, y punto jaja)
Tomas no respondió, al principio. ¿Cómo le explicaba todo aquello a Nerine? No quería decirle que se había peleado con Ren y que habían discutido delante de su hermano (que podía ser "dulce, cariñoso, agradable" y todo lo demás, pero no dejaría de querer proteger a su hermana y apartarla de todo aquel que se metiese en unos cuantos líos más de los normales) Cogió aire con cautela y miró hacia esos ojos tan abiertos de la niña, que esperaban una respuesta afirmativa, que siempre eran capaz de dejarlo pegado a ellos y de convencerlo de cualquier cosa.
Antes de saber incluso qué iba a responder, Tomas soltó el aire en un suspiro y se rascó la cabeza con la mano que tenía, anteriormente, puesta sobre el cabello de Nerine.
- Sí... lo que pasa es que... -se mantuvo en silencio durante unos segundos, meditando qué podría añadir- Podría... no gustarle, o... vamos, mírame, Neri, tengo alas que parecen de demonio y heridas por todas partes, ¿cómo va a querer tu hermano que estés con un chico como yo?
Ya estaba, ya lo había soltado. En esencia, eso era a lo que verdaderamente estaba dando vueltas en su cabeza. Restando todo lo ocurrido en la azotea. Restando esa historia que no le quería contar.
Tomas no respondió, al principio. ¿Cómo le explicaba todo aquello a Nerine? No quería decirle que se había peleado con Ren y que habían discutido delante de su hermano (que podía ser "dulce, cariñoso, agradable" y todo lo demás, pero no dejaría de querer proteger a su hermana y apartarla de todo aquel que se metiese en unos cuantos líos más de los normales) Cogió aire con cautela y miró hacia esos ojos tan abiertos de la niña, que esperaban una respuesta afirmativa, que siempre eran capaz de dejarlo pegado a ellos y de convencerlo de cualquier cosa.
Antes de saber incluso qué iba a responder, Tomas soltó el aire en un suspiro y se rascó la cabeza con la mano que tenía, anteriormente, puesta sobre el cabello de Nerine.
- Sí... lo que pasa es que... -se mantuvo en silencio durante unos segundos, meditando qué podría añadir- Podría... no gustarle, o... vamos, mírame, Neri, tengo alas que parecen de demonio y heridas por todas partes, ¿cómo va a querer tu hermano que estés con un chico como yo?
Ya estaba, ya lo había soltado. En esencia, eso era a lo que verdaderamente estaba dando vueltas en su cabeza. Restando todo lo ocurrido en la azotea. Restando esa historia que no le quería contar.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» La lluvia duele... [priv. Husky + Phyro]
» ups!!! (priv.)
» De noche (priv.)
» Reila ((priv.))
» En remojo (priv.)
» ups!!! (priv.)
» De noche (priv.)
» Reila ((priv.))
» En remojo (priv.)
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Mar Ago 28, 2012 3:49 pm por Charlotte Cervant
» Charlotte Cervant
Mar Ago 28, 2012 3:39 pm por Charlotte Cervant
» Entrenamiento militar (zoja y fala)
Mar Ago 07, 2012 2:44 am por eucrionon polstad
» lugar nuevo para una siesta?
Miér Jul 11, 2012 6:29 pm por Hugue
» Leyendo tranquilamente (libre)
Sáb Jun 23, 2012 5:43 pm por Hinohana
» De visita en casa.part2 (Andras/Tytania)
Mar Jun 12, 2012 7:27 pm por Andras
» De visita en casa. (priv Dimitri/ Tytania)
Dom Jun 10, 2012 7:40 am por Tytania
» Familia ARA - iconos
Dom Jun 03, 2012 11:54 pm por Galie Vancroft
» Ficha de la ayudante Alice Margatroid
Jue Mayo 31, 2012 10:26 pm por Alice Margatroid
» Y a hacer ruido donde no se debe
Miér Mayo 30, 2012 10:42 pm por Tytania
» Un conjuro nuevo
Mar Mayo 29, 2012 6:40 pm por Astaroth
» Buscando roomy
Mar Mayo 29, 2012 5:53 am por Lotte
» De las minas de Costa Bismuto (priv. Medea y Caelan)
Sáb Mayo 26, 2012 6:13 pm por Caelan
» De vuelta a un lugar indeseado (Priv. Evan-Taruka)
Vie Mayo 25, 2012 7:55 pm por Evan
» András Rurik (flamante hdp)
Miér Mayo 23, 2012 6:59 pm por Andras
» Lotte Lennard
Miér Mayo 23, 2012 6:58 pm por Andras
» algo para dejar de pensar (libre)
Lun Mayo 21, 2012 4:02 am por Maya Livih
» algo que leer (libre)
Dom Mayo 20, 2012 8:47 am por Lina Broken
» Quiero un Aro (Libre~)
Dom Mayo 20, 2012 8:39 am por Theodoro
» Awakening (Priv/Inglés solamente)
Sáb Mayo 19, 2012 6:20 am por Axis