Duele... (priv.)

Nerine dirigió automáticamente su mirada hasta las alas de Tomas, que asomaban un poquito por debajo de su cuerpo, y luego hasta la mano del muchacho, que se había quedado apoyada sobre la almohada y le quedaba a la vista, con todas sus heridas y cicatrices intactas, como el día que se habían conocido. Ladeó la cabeza en la otra dirección y siguió con su examen, repasando las otras heridas que el muchacho tenía (no solo aquella en su estómago, cubierta por la venda, sino todos los demás arañazos que había recibido durante los últimos tiempos, por las veces que se habría caído y demás). Parpadeó.
- ¿No gustarle a Lone? - preguntó con un hilo de voz, considerando por primera vez aquella opción. Devolvió la mirada hasta sus ojos, esos ojos verdes y profundos como un océano, que estaban llenos de cariño y ese algo más que tal vez era amor (o no lo era, no importaba, no tenía nombre), y se preguntó cómo diablos no podría gustarle a su hermano -. Yo te quiero - dijo, aunque lo consideró innecesario porque era lo más obvio del mundo -. En realidad, lo que Lone piense me importa un comino, soy yo quién decide con quién quiero estar. Y quiero estar con vosotros - se encogió de hombros y sonrió. Ella sabía que Lone, aunque refunfuñase mucho, lo sabía. Siempre acababa aceptando todo lo que ella quería.
Soltó una risa baja y acercó un poquito más su cara a la de él, sonriendo un poco traviesamente.
- ¿Y qué les pasa a tus alas? A mi no me parecen de demonio, me gustan, y te quedan muy bien. Igual que las cicatrices. A mi me parece que te hacen ser más guapo - y se sonrojó un poquito, pero rió igualmente. Era la primera vez que decía aquello y le había sonado bien.

Si bien Tomas ya se había puesto nervioso desde que Nerine había comenzado a mirarlo de arriba abajo (Primero las alas. Luego las manos. Luego la herida del estómago. Y en las siguientes miradas se había perdido), cuando la chica acercó un poco su rostro al de él y le soltó aquello último, Tomas no pudo evitar entreabrir un poco los labios y bajar la mirada. Seguro que se había sonrojado. Al fin y al cabo, ¿no se suponía que tenía que ser él quien le dijese cosas bonitas a ella? Además, acababa de alabarlo por sus... ¿cicatrices? ¿Qué narices tenía eso de especial?
Tras permanecer bloqueado por un segundo, Tomas desató una pequeña risita, todavía con sus mejillas levemente teñidas de rojo (porque Nerine había dicho que era "guapo". No, realmente había dicho que sus cicatrices le hacían ser "más guapo"; entonces, ya pensaba que era guapo de antes. Sacudió la cabeza cuando se dio cuenta de que se estaba poniendo nervioso incluso en sus propios pensamientos)
- Eh... -se le había olvidado incluso cual era el verdadero tema de conversación. Permaneció pensativo durante un rato- Bueno... bueno, vale, pero... no me dejes mucho rato a solas con él. Sólo por si... no le caigo bien -y, antes de que Nerine tuviese tiempo de decir nada, bromeó, mirándola fijamente- Las chicas buenas no salen con chicos con cicatrices. Ni que se meten en líos... -suspiró un poco.

Nerine se rió ante la última afirmación de Tomas, y negó con la cabeza para despejarla un poco antes de volverle a mirar.
- Soy una buena chica - aseguró, tratando de sonar lo más convencida posible. Sonrió y pellizcó la nariz de Tomas mientras se apartaba de su pecho y se acomodaba un poco mejor a su lado -. De modo que vas a tener que portarte bien si de verdad quieres salir conmigo. Nada de meterte en líos a partir de ahora. Y tendré que cuidarte mucho para que no te queden cicatrices - ambos rieron un poco y Nerine apoyó la cabeza en la almohada y lo miró. Le acarició ligeramente en la mejilla -. Ahora... Deberías dormir, ¿no tienes sueño?

Tomas no pudo evitar quedarse patidifuso ante aquello que Nerine acababa de decir. Pronunció un leve "¿qué?" por lo bajo, mientras soltaba una risita irónica. ¿Cómo que no iba a poder meterse en líos si quería salir con ella? Además... él no necesitaba que nadie lo cuidase. ¿No? Estaba seguro de que el querido vampiro de Nerine se metía en el tríple de líos que él (sólo que Lugat no saldría tan malherido de todos ellos, claro)
Gruñendo por lo bajo, Tomas se centró en las últimas palabras que la niña había pronunciado, sintiendo cómo su mano todavía le rozaba cariñosamente la mejilla.
- No... ¿cómo voy a tener sueño, si...? -el chico se detuvo cuando reparó en que, ahí, quería decir algo como "si llevo inconsciente dos días", pero no sabía si serían dos, uno, o ninguno... y tampoco iba a preguntárselo a nadie.
Antes de que Nerine tuviese tiempo de agregar nada, prosiguió
- Pero... puedes irte si tienes algo que hacer. Estaré bien. En... la cama de una enfermería no me podré meter en muchos problemas... -le sonrió, con algo de picardía.

Nerine soltó una risa por lo bajo y se acurrucó un poquito más junto a Tomas, enrredando sus brazos alrededor de uno de los de él y apoyándose un poquito (solo un poquito) en su hombro.
- Si no te importa, prefiero quedarme - le dijo, regalándole una sonrisa igual de traviesa que la de él -. Ya sabes. No me acabo de fiar. Seguro que encuentras la manera de meterte en un lío aun estando herido y guardando cama.

En realidad, por supuesto, lo único que Nerine quería era quedarse con él. No era como si no tuviera nada que hacer (de hecho, durante los últimos dos días les habían puesto muchísimos deberes), pero la niña prefería mil veces pasarse un rato allí con Tomas, y más ahora que veía que estaba mejor y podía dejar de estar preocupada. Además, sospechaba que la enfermería era un lugar bastante aburrido, sobre todo si no había nadie allí con quién conversar, y ella no quería que Tomas se sintiera solo y se aburriera. Definitivamente, prefería quedarse con él.
- Si me dejas, claro...

(Comentas tu y cerramos? ^^ O con este vale?)

Tomas no pudo evitar sorprenderse cuando Nerine se agarró a uno de sus brazos y se apoyó cuidadosamente en uno de sus hombros, contradiciendo lo que él le acababa de pedir. Sonrió cuando vio que la niña le devolvía la sonrisa, y con aquella broma que también ella había seguido (Igualmente, no le sonaba muy descabellado aquello de que incluso en esa situación pudiera meterse en problemas. A veces, tenía claro que acudían a él más problemas de los que se buscaba)
Tardó un rato en atreverse a hablar.
- Sí... sí, dejarte sí... pero... no sé. Aquí no hay mucho que hacer... ¿estás segura de que...? -Nerine ya estaba asintiendo alegremente con la cabeza antes de que él terminase su frase, así que Tomas ni siquiera se molestó en acabarla- Bueno...
Con una sonrisa, miró por un momento el brazo que Nerine le tenía sujeto y se las apañó para enlazar esa mano con la de la niña. Se sumergió en sus ojos y, tras unos segundos de completo silencio, Tomas le susurró:
- Gracias.
Le agradecía que estuviera allí, con él. Que le devolviese todas las sonrisas que le dedicaba. Los besos. Las caricias.
Le agradecía simplemente el mero hecho de poder tenerla a su lado. De poder tener a una chica tan increíble a su lado.

((Ale, ara sí que ya se puede cerrar ))

- Las que tu tienes.
Nerine frotó su mejilla contra el hombro de Tomas al pronunciar aquello, y cuando las manos de ambos se entrelazaron, sonrió un poquito más y cerró los ojos.
Ella tenía suficiente con estar allí, con él, a su lado, pudiendo disfrutar de su compañía y su calor aunque fuera en silencio y el silencio fuera aburrido. Solo... No necesitaba, ni pedía, ni quería, nada más.
Se puso a tararear en voz baja la melodía de algúna canción que no se podía acabar de identificar, porque la niña arrastró las notas un poco perezosamente y se mantuvo con los ojos cerrados un buen rato.
Finalmente, puesto que ninguno de los dos dijo nada y ella estaba tan cómoda ahí, acurrucada entre los brazos de Tomas, Nerine se durmió.

(qué tiernos, aiins! ! Ale, pues voy a cerrarlo ^^)