Batalla. Por los viejos tiempos (el plan de Aiwe y Moses)

(Este post es para explicar el plan que Aiwe y Moses han elaborado para plantarles cara a los seres oscuros a los que se les ocurra atreverse a pisar Mondphase para la batalla. Para preparar todas esas trampas, han contado con la ayuda de más gente, estudiantes, aldeanos... De modo que, cualquiera que así lo desee, puede intervenir. También pueden usarse estas mismas artimañas para abrir otros threads personalizados, como si las cosas sucedieran paralelamente C: Dicho esto... Adelante)



Un muchacho dobló la esquina de una de las desiertas callejuelas de Mondphase, en las que no había nadie porque todo el mundo se había resguardado en la plaza para que los entes demoníacos no los alcanzasen, y corrió como alma llevada por el diablo. Lanzó un jadeo asustado y dirigió una mirada atemorizada tras él. Por la misma esquina, pronto doblaron también un grupo de tres demonios y un vampiro, que perseguían a su presa muy divertidos, deseando darle caza y también una buena lección, por haberse atrevido a vagar solo por el pueblo invadido.
El chico, que vestía un uniforme de la Academia Radium Alba (concretamente, un uniforme de alumno de fuego), apretó un poco el paso y giró de nuevo por otra esquina... Hasta dar de lleno con un callejón sin salida.
- Hahahaha, mirad – susurró uno de los demonios de forma maliciosa, apareciendo tras él y viendo que el chaval no tenía ningún lugar para seguir huyendo -. Creo que el pelirrojo está atrapado.
- Pobrecito – se burló otro.
El muchacho tragó saliva y retrocedió todo lo que pudo, hasta pegar la espalda contra la pared, y luego se encogió un poco sobre sí mismo. Los cuatro entes se acercaron a él con las mismas expresiones malévolas gravadas en el rostro, sabiéndose vencedores...
Hasta que el muchacho levantó la cabeza y sus ojos amarillos brillaron con emoción.
“¡AHORA!”, gritó Moses, lanzando una risotada. De las casas que rodeaban el callejón asomaron un total de quince personas, asomándose a las puertas y las ventanas, y lanzaron todos a la vez diversos ataques sobre los enemigos sorprendidos.
Moses se rió y se acercó rápidamente a Aiwe, que había formado parte del <<comité de bienvenida>> que se había encargado de acabar con los demonios y el vampiro, y sonrió felizmente.
“¿Qué tal lo he hecho?"
- Genial, eres un actorazo. No sabía que se te diera tan bien esto de hacer de chiquillo indefenso – alabó la profesora con cierto retintín, mientras un grupo apartaba los cuerpos de los demonios para dejar vía libre en el callejón que les servía de trampa. Moses rió.
“Te sorprenderías”, dijo. Observó a todos los que estaban allí y sonrió. “¿Vamos a por otra tanda de diablillos?”

La idea del muchacho indefenso que atraía a los enemigos hasta una trampa cansó pronto al limníade, que encomendó la tarea a otro alumno que pareciera tan vulnerable como él en su forma humana (aunque en realidad fuera peligroso hasta decir basta) y se acercó de nuevo a ella para pedirle hacer algo diferente.
- ¿Vamos a ver si han caído en nuestras trampas? – propuso, y Moses asintió, emocionado. El muchacho y ella habían parado diferentes trampas a lo largo y ancho del pueblo y las habían camuflado entre objetos urbanos, como mostradores, bancos, árboles, farolas... Para ello, se habían hecho con todas las redes de energía mágica que pudieron conseguir en tan poco tiempo (y que, teniendo en cuenta los sucios contactos que los dos tenían, habían sido bastantes) y las habían desperdigado por ahí. Rato después, haciendo una ronda de reconocimiento por el pueblo, alcanzaron a contar a más de una veintenta de enemigos atrapados en sus trampas.
- ¿Y qué hacemos con ellos? – preguntó Aiwe, confusa, viendo como cuatro diablos se peleaban porque estaba muy apretados dentro de una red. Moses sonrió macabramente y Aiwe decidió que prefería no mirar.

Fue el turno de Aiwe de convertirse en el cebo de los enemigos. La profesora había tenido una idea, en la que había recordado una de las disputas que había mantenido con Caelan. En esta, el profesor de fuego y ella habían mantenido una carrera y, para ganar, Aiwe se había ayudado de su poder de viento para correr mucho más deprisa sin llegar a tocar el suelo realmente. Moses y las demás personas que los estaban ayudando, se encargaron de atraer a un número nada considerable de demonios, vampiros y otros entes, y se escondieron para que todos ellos se dedicasen solo a perseguir a Aiwe. La mujer atravesó “corriendo” una de las principales calles del pueblo de Monphase y, cuando sus perseguidores siguieron sus pasos... Se hundieron en el gran agujero camuflado que habían abierto en el suelo.
“¡Ja!”. Moses y un muchacho alto y rudo corrieron y cubrieron el agujero con una red mágica, de la cual los demonios no podrían escapar, y luego se dedicaron a quitárselos de encima lo más rápido que pudieron.
Realmente, estaban haciendo un trabajo envidiable.
“No veas como echaba de menos esto de liarla parda contigo”, le dijo Moses a la joven profesora, enjuagándose una falsa lágrima de emoción (que, tal vez, no fue tan fingida ni tan exagerada). Aiwe sonrió y le palmeó la espalda.
- Y yo, pero no te acostumbres. Cuando todo vuelva a la normalidad (porque volverá a la normalidad – señaló, poniéndose seria), volveré a frustrarte los planes siempre que pueda.
“Aprovecharé mientras dure”. Rió Moses. Luego, le devolvió el golpe en la espalda, un poquito más enérgicamente. “¡Por los viejos tiempos!”




(Y van haciendo cosas así. Dando por saco a los malos, básicamente...)

(No puedo dejar que les den caña como quieran, mis minions tienen un minimo de respeto -w-U...y una cosa que note: mataron a un vampiro como si fuera un zombie, y los vampiros por algo son tenientes en el ejercito...ademas de que no son estupidos, si los atrapan asi se convierten en niebla y huyen, o en ratas...asi que recuerden, no son faciles de matar, traten de reconocerle a cada bicho sus habilidades)

¿En serio eso crees niñita? - se escucho una voz espantosa y fria salir del agujero - ¿sabes?...es facil mantenerlos ocupados a ustedes los vivossss... - un par de alas negras salieron de repente del pozo, quebrando con algo de dificultad la red magica, y una gargola se elevo; su gris cuerpo contrastaba bastante contra la brillante barrera del pueblo y sus ojos amarillos estaban fijos en Moses. - Vamosssss...¿no estan asustados o si? - dijo agitando un poco las membranosas alas para mantenerse sobre el suelo, a una altura donde le fuera facil defenderse - debo decirlesssss...que mientras nosotros los distraiamosssss...uno de nuestros generales se ha infiltrado dentro del pueblo...y esta preparando todo para la llegada de nuestro Señor... - dijo en un tono casi triunfal, como si no le importara revelar los planes...en el fondo era cierto, el vampiro y las sombras habian logrado penetrar la barrera y habian enviado la informacion a Radium, que a su vez la habia redirigido a Boden.Las nubes negras comenzaban a formarse en el horizonte, lentamente engulliendo el azulado cielo al que los habitantes estaban acostumbrados, se olia el aroma de la putrefaccion en el aire, el suelo temblaba un poco, sentia la marcha de los demonios hacia el pueblo...pero todo estaba lejano, al menos por ahora, o eso parecia.Radium seguia rugiendo fuertemente en el techo, mirando con desprecio a los humanos que alli abajo se agitaban bajo sus patas como cucarachas ante una bota, temerosos de lo que pasaria; la gargola aprovechando la distraccion del muchacho le arrojo un escupitajo que exploto de lleno en su ropa, haciendo que un ligero humo saliera de esta mientras las hebras de tela se iban deshaciendo por el acido gastrico del que estaban cubiertos. La gargola rio disfrutando el espectaculo, a sabiendas de que bien podria ser su ultima hora "viva".