Recordando viejos tiempos

Aiwe miró el papel que tenía en la mano. Levantó al vista y observó la casa - Sí, tiene pinta de ser la casa de Didi. - Voló hasta la puerta para no tener que subir las escaleras y llamó. - En principio llegaba hoy.. - murmuró. Tenía ganas de hablar con él a solas, como habían hecho días antes en la azotea de la academia.

- ¡Está abierto! - gritó Ayashi desde dentro, justo después de escuchar como llamaban. Sonrió observando la tela que colgaba de un lado de su butaca favorita: era una capa hermosa, de tejido suave, cálido y brillante, traída con él de su último viaje de negocios a Ënnya. Esperaba que a Aurora le gustase, pensaba dársela el día de San Valentín por la noche.
Aiwe entró en aquel momento en el comedor, flotando, mirando a su alrededor con curiosidad, y a Aya le entró la risa.
- Hola Ai - saludó con una sonrisa y las manos sobre las caderas.

- ¡Didiiiiiiiiiiier! - lo abrazó, cuando se separó dio una vuelta sobre si misma para acabar de mirar al habitación - No sabía que tenías tanto gusto, seguro que la decoración la ha hecho Nerine. - Lo miró mientras reía.

- ¡Eh! ¡Que yo tengo también mucho estilo! - se quejó, indignado, no queriendo reconocer que, en efecto, la decoración era obra casi completamente de su hermana. Se defendió. - Te recuerdo que, en la academia, siempre te hacía yo los trabajos de arte.
Luego de eso sonrió de nuevo y le devolvió el abrazo a su amiga, permitiéndole terminar de curiosear por su casa.
- Bueno, ¿qué? ¿Solo has venido a cotillear? - preguntó, recogiendo la capa para volver a guardarla en uno de los cajones de la cómoda.

- Bueno.. me hacías los trabajos de arte porque Yuki era aún más negado y a mi me hacía palo. - Miró como dejaba una capa en la cómoda - ¿Y eso? Es demasiado femenina para ser tuya y demasiado larga para ser de Nerine. ¿Para quién es? - Se colocó frente él, elevándose un poco para quedar a la misma altura qeu él y con una sonrisa de oreja a oreja, seguro que era para Auri.

- Lo has adivinado - las mejillas de Ayashi se tornaron rojas y le sacó la lengua a su amiga. Sabía que a ella no podía esconderle nada, pero tampoco era como si quisiera, y Aiwe tampoco podía esconderle nada a él. Volvió a desplegar la capa y se la tendió. - ¿Crees que le gustará?
Cuando Aiwe cogió la prenda para examinarla, Ayashi se dio la vuelta y sacó otro paquete de la cómoda, escondiéndolo tras su espalda con un gesto más que sospechoso.

- ¡Ooooh! Es preciosa, como su estilista te puedo asegurar que le encantará. Además a ella le encantan las cosas largas u.u dile que enseñe más las piernas, a ver si a ti te hace caso. - Plegó la capa y se la tendió a Ayashi. Lo miró a los ojos, estaba muy feliz. Siempre se habían entendido mucho, muchas de las veces sobraban las palabras.

Ayashi sonrió y recogió la capa con una mano. La otra seguía escondida a sus espaldas.
- Y bueno, ¿no pensarás que solo me he acordado de Aurora, verdad? - le dijo con una sonrisa maliciosa. - Con todos los años que llevo fuera, algún recuerdo tengo que haber traído para mis amigos...

Los ojos de Aiwe se iluminaron - ¿Me has traído un regalo? - mientras decía esto se colocó detrás de Ayashi, pero éste se anticipó y se giró con ella - Didieeeer, yo lo quieroooooo! - dijo como si fuera una niña pequeña.

Ayashi se rió con las peticiones de Aiwe, y estuvieron un rato jugando a ver quién de los dos podía más. Finalmente, Ayashi tendió el brazo libre y detuvo a Aiwe. La miró con ojos brillantes.
- Venga, calma. Toma - le tendió su regalo: una pequeña caja de madera, del tamaño de un joyero, tallada a mano por los artesanos de Ënnya y con el relieve de una preciosa ave en su cubierta. En su interior, había un espejito redondo y una almohadilla de terciopelo verde.

Observó el joyero, con el dedo rozó el relieve, se notaba que estaba hecho a mano, era realmente precioso. lo abrió y vio un pequeño espejo y una almohadilla de terciopelo verde. Subió la vista hasta Ayashi - Creo.. creo que no tengo palabras - Lo abrazó con cuidado de no tirar la cajita. - Muchísimas gracias Didier, ¡me encanta! Cuando llegue a la academia lo voy a llenar de joyas ^^

- Me conformo con que me hagas chocolate mañana - dijo él con una sonrisa, devolviéndole el abrazo. Guardó el regalo para Aurora y se dirigió a la cocina. - ¿Te apetece un té?

- ¡Con limón por favor! - Lo siguió - Y por el chocolate no te preocupes, ya te tengo hasta el molde ^^ Después de siete años sin poder hacerte chocolate, ¿Te piensas que no te lo voy a hacer?

- Podrías hacerme chocolate por esos siete años entonces - se rió él, poniendo el té a preparar. Aiwe se sentó en una de las sillas de la cocina y él se sentó con ella mientras esperaban. La miró entre enternecido y serio. - ¿Regalarás más chocolate? Ya sabes, a alguien especial...

- No te voy a hacer chocolate por siete años - le sacó la lengua - Y si.. le regalaré chocolate a todos los profesores. - se quedó callada mirándolo. - También a Caelan... Pero seguramente se la acabaré tirando por la cabeza, como cada año... Me saca de quicio. No lo entiendo. - Escondió la cabeza entre las manos.

Ayashi suspiró y se inclinó hacia ella, sin llegar a rozarla porque se le daba bastante mal consolar a la gente.
- Ay, Aiwe... Está claro que no te vas a rendir, ¿eh? Tu y el profe Caelan siempre habéis estado igual... ¿Qué es lo que no entiendes a estas alturas?

- No entiendo muchas cosas. Además... - Lo miró con cara triste - Nos peleamos antes del baile y aunque lo perdoné , no se... No nos hemos vuelto a hablar como antes. Esta muy frío, parece enfadado conmigo y no se porque. - reprimió una lágrima - Ojalá todo fuera más fácil. - dijo pensando en Ayashi y Aurora.

- ¿Fácil como qué? ¿Como lo mío con Aurora? - preguntó irguiendo una ceja, después de descifrar la mirada dolida de su amiga. - No sé que tiene de fácil pasar siete años lejos de las personas a las que quieres, de la mujer de la que estás enamorado, y estar a punto de perderla el mismo día que la recuperas...

- Quizá no me he estado siete años separado de esa persona, pero a mi siempre me ha tratado mal - dijo casi chillando pero luego respiró y rectificó, no quería decir eso - Perdón, él nunca me ha tratado mal. Pero, ¿sabes lo que es verlo con otras mujeres? Coqueteando, acariciándolas, besándolas... No lo he visto casi muerto, pero a veces casi que lo preferiría. - dicho esto se puso a llorar. Pero mientras lloraba reía - Soy tonta, no quería decir todo eso ni ponerme a llorar... yo.. Solo quería estar contigo, como antes.

- Vale, tranquila - Ayashi le sonrió a su amiga y estiró la mano para tomar la de ella. - Yo también quiero que volvamos a estar como antes. ¿Quieres que recuperemos las viejas tácticas del colegio para conseguir que los profesores se fijen en nosotros? - dijo, haciendo referencia a cuando él y Aiwe trataban de todas todas que Aurora y Caelan les prestasen atención. Ahora podían concentrarse solamente en Aiwe, y podía ser incluso divertido. - Al fin y al cabo, las mujeres de las que hablas tu, no significan nada para el profe Caelan. No hay nada perdido todavía.
En aquel momento la tetera silbó y Aya se apresuró a levantarse con cara de espanto para apartarla del fuego. Desde que vivía solo, había estado a punto de causar accidentes en la cocina más de una vez...

Aiwe sonrió al recordar las visitas furtivas a al sala de profesores, las exhibiciones de sus poderes cuando estaban cerca y todos los planes con el fin de llamar la atención. La tetera silbó y Aiwe observó como Ayashi iba corriendo a sacarla del fuego. Se acercó volando hasta él sin hacer ruido y cuando estaba en su espalda habló - ¡Ui, Didier! ¡Pareces responsable y todo! - Ayashi se asustó y casi tira la tetera. Aiwe empezó a reír - Ya decía yo que no podías haber cambiado tanto, te sigues asustando con facilidad - siguió riendo.

Ayashi ahogó un grito (que habría sonado demasiado como el de una chica) y casi golpeó a Aiwe con la tetera hirviendo.
- Tu sigues siendo un mal bicho - se quejó, enojado, pero al cabo de un momento ambos estaban riendo de nuevo. Ayashi sirvió el té y se quedó mirando a Aiwe, pensativo. - ¿Cómo es que Yuki no ha venido contigo?

- ¿Yuki? Pues... Le dejé una nota, pero la última vez qeu hablamos me enfadé con él. - Recordó lo ocurrido en el despacho de su amigo - Se empezó a pelear con Cae en su despacho. Yo les intenté parar y me habló mal así que le contesté y me fui... No sé si vendrá... u.u

Yuki corria como un endemoniado por el camino que conducía a la casa de su amigo Ayashi.

Cuando entró en su despacho vió una nota de Awi que decia:
"Yuki he ido a casa de Dídier. Aun continúo enfadada contigo, si quieres que te perdone acaba por mi de rellenar el papeleo. Cuando hayas acabado puedes venir y a lo mejor me pienso de perdonarte." Cojió todos los papeles y los metió en un armario.

Yuki entró en casa de Ayashi dando un fuerte porrazo en la puerta.
- Se puede saber que narices estas pensando Aiwe!!! Tú sabes tan bien como yo que el primero que empezó a tocarme la pera fue Caelan. Lo que le ice se lo tenía merecíado de hace mucho tiempo. Haber si porque te guste no puedo meterme con él cada vez que quiera benir a mi despacho a molestarme. Miró hacia la otra persona que había en la habitación y añadió Hola tío Miró de nuevo a Aiwe y continuó.De lo único que me puedo disculpar fué por haberte gritado. Pero estaba justificado porque me acababan de quemar el culo. Pero claro la culpa solo la tiene Yuki. A Caelan luego le vas detrás como un perrito faldero para que... Miraba la cara de horror de Aya y como este le decía que no continuara hablando.Buneo que ... no pienso hacerte el papeleo para que me perdones. Si no lo quieres hacer pues no lo hagas. Aunque para mi siempre seras mi mejor amiga.

Aiwe oyó el portazo y se asustó. Se giró para ver quien era y vio a Yuki, sonrió y abrió la boca para saludarle pero él empezó a gritar.
Mientras iba hablando los ojos se le iban llenando de lágrimas, esa no había sido su intención. Quería hablar, quería decirle algo pero las palabras no salían de su boca. No podía decir nada. Yuki calló pero pronunció esa última frase "Aunque para mi siempre seras mi mejor amiga". Fue entonces cuando no pudo aguantar más y con las lágrimas aún en los ojos habló. - Claro, como siempre voy a ser tu mejor amiga puedes chillarme, como siempre voy a ser tu mejor amiga puedes decirme lo quieres, como siempre voy a ser voy a ser tu mejor amiga... - la voz se le quebró. Respiró y se secó las lágrimas, inútilmente porque salían más. - Pues que sepas que me enfade porque me chillaste no por Caelan. Y no le voy siempre detrás, ¿o no me he peleado veces con él por tu culpa? Creo que siempre he estado de tu parte, pero sabes tan bien como yo que ese no era ni el lugar ni el momento. Así que repito, haz lo que te la gana, pero a mi no me hables más. - Abrió mucho los ojos por lo que acababa de decir. No quería decir eso pero era demasiado tarde para tirarse atrás. Seguía llorando y las piernas le fallaron. Se quedó arrodillada en el suelo con la cara entre las manos.