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Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
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Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Nerine se detuvo bajo uno de los enormes cerezos del camino y lo observó, abstraída y embelesada. Estaba regresando a la Academia después de haber pasado el día en casa de su hermano, quién estaba un poco deprimido después de su pelea y de la repentina partida de la profesora Aurora, y la niña había se había pasado horas en silencio con él, solo abrazándole, consolándole un poco y ayudándole con las tareas de la casa. Ahora que regresaba a la Academia de nuevo, pero... Fue consciente por primera vez de lo que le había ocurrido a Lone. Lo que le había ocurrido por amor.
Apoyó la frente en el tronco del árbol y suspiró.
Después de la conversación que había tenido con Abby el día anterior, Nerine había creído tener las cosas claras. Clarísimas. Sabía perfectamente lo que sentía (aunque no fuera ortodoxo, aunque no fuera lo normal), y sabía perfectamente qué era lo que tenía que hacer. Tenía que hablar con L y con Tomas. Tenía que hablar con ellos dos, explicarles lo que sentía y... Esperar. Suspiró otra vez.
Si Lone estaba tan triste por lo que había ocurrido con su novia... ¿Cómo podía terminar ella, cuyo corazón estaba partido en dos?
Apoyó la frente en el tronco del árbol y suspiró.
Después de la conversación que había tenido con Abby el día anterior, Nerine había creído tener las cosas claras. Clarísimas. Sabía perfectamente lo que sentía (aunque no fuera ortodoxo, aunque no fuera lo normal), y sabía perfectamente qué era lo que tenía que hacer. Tenía que hablar con L y con Tomas. Tenía que hablar con ellos dos, explicarles lo que sentía y... Esperar. Suspiró otra vez.
Si Lone estaba tan triste por lo que había ocurrido con su novia... ¿Cómo podía terminar ella, cuyo corazón estaba partido en dos?
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Ya me he vuelto a equivocar y a dejarlo con Arsi, leñe! ¬¬ xD! Em... no sé como habrá salido porque no sé ni lo que estoy haciendo xD)
Tomas se había paseado con aquella maldita cesta por toda la Academia.
Inocentemente, había creído que aquella era la excusa perfecta para hablar con Nerine... y aclarar las cosas. No habían vuelto a verse desde aquel beso en su habitación, y quería que ella le explicase lo que había ocurrido, por qué se había marchado así...
...qué había sentido...
Sin embargo, había dado más de dos y tres vueltas por todos los alrededores y no había sido capaz de hallarla en ninguna parte. Eso sin contar con las miradas extrañadas que le habían dedicado al verlo con aquella cestita tan femenina, como si fuese una especie de "Caperucita Roja", pero en chico.
Tomas soltó un bufido y se adentró en el camino de los cerezos por tercera vez, echando una rápida ojeada al lugar y estando a punto de marcharse... cuando vio una cabecita rubia mirando muy seria hacia uno de esos árboles.
- Por fin... -ahogó un suspiro y se acercó velozmente a ella, casi demasiado veloz. No le dio tiempo a meditar nada.
Entre su nerviosismo y sus pensamientos, cansados de llevar un buen rato dando vueltas sin encontrarla, a Tomas se le olvidó hasta cual era su plan para acercarse a Nerine, que se había quedado mirándolo con sus ojillos dorados. Agachó la mirada, intentando no ponerse más nervioso de lo que ya estaba mirándola a los ojos o algo parecido.
- Eh... hola... -entonces, volvió a ver la cesta. La levantó y se la tendió, sin más- Tu cesta. Te... la... dejaste en mi cuarto. Sólo era... eso.
La conciencia de Tomas se quejó a gritos cuando pronunció aquellas últimas palabras, porque realmente no era sólo eso. Permaneció observándola durante unos segundos más, queriendo que dijese algo. Lo que fuese.
Tomas se había paseado con aquella maldita cesta por toda la Academia.
Inocentemente, había creído que aquella era la excusa perfecta para hablar con Nerine... y aclarar las cosas. No habían vuelto a verse desde aquel beso en su habitación, y quería que ella le explicase lo que había ocurrido, por qué se había marchado así...
...qué había sentido...
Sin embargo, había dado más de dos y tres vueltas por todos los alrededores y no había sido capaz de hallarla en ninguna parte. Eso sin contar con las miradas extrañadas que le habían dedicado al verlo con aquella cestita tan femenina, como si fuese una especie de "Caperucita Roja", pero en chico.
Tomas soltó un bufido y se adentró en el camino de los cerezos por tercera vez, echando una rápida ojeada al lugar y estando a punto de marcharse... cuando vio una cabecita rubia mirando muy seria hacia uno de esos árboles.
- Por fin... -ahogó un suspiro y se acercó velozmente a ella, casi demasiado veloz. No le dio tiempo a meditar nada.
Entre su nerviosismo y sus pensamientos, cansados de llevar un buen rato dando vueltas sin encontrarla, a Tomas se le olvidó hasta cual era su plan para acercarse a Nerine, que se había quedado mirándolo con sus ojillos dorados. Agachó la mirada, intentando no ponerse más nervioso de lo que ya estaba mirándola a los ojos o algo parecido.
- Eh... hola... -entonces, volvió a ver la cesta. La levantó y se la tendió, sin más- Tu cesta. Te... la... dejaste en mi cuarto. Sólo era... eso.
La conciencia de Tomas se quejó a gritos cuando pronunció aquellas últimas palabras, porque realmente no era sólo eso. Permaneció observándola durante unos segundos más, queriendo que dijese algo. Lo que fuese.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Nerine parpadeó, confundida, y aceptó la cesta que Tomas le tenía, un poco ausente, mirándolo un poco ausente. Le pareció cuanto menos curioso que, justo cuando se había puesto a pensar en él, Tomas apareciese. Dirigió una mirada estúpidamente a su alrededor, preguntándose si L aparecería también en ese momento o algo parecido, pero luego se dio cuenta que estaba haciendo el tonto y tragó saliva.
- Gracias - murmuró, devolviendo la mirada hacia la cesta entre sus manos. Se atrevió a levantar un poco los ojos hacía él y se lo quedó mirando, dubitativa. ¿Qué estaría pensando Tomas en aquel momento? Teniendo en cuenta que la última vez que se habían visto, se había escapado corriendo por la ventana justo después de besarle, Nerine había supuesto que le resultaría difícil poder volver a hablar con él. Tenerlo allí delante, plantado, la confundía un poco.
"Tienes que hablar con ellos, Neri", dijo la voz de Abby en su cabeza. Ella tragó saliva y lo miró.
- Esto... - comenzó. Se quedó callada porque se dio cuenta que, después de pasarse un día entero en silencio, no tenía ni idea de por dónde empezar a hablar.
- Gracias - murmuró, devolviendo la mirada hacia la cesta entre sus manos. Se atrevió a levantar un poco los ojos hacía él y se lo quedó mirando, dubitativa. ¿Qué estaría pensando Tomas en aquel momento? Teniendo en cuenta que la última vez que se habían visto, se había escapado corriendo por la ventana justo después de besarle, Nerine había supuesto que le resultaría difícil poder volver a hablar con él. Tenerlo allí delante, plantado, la confundía un poco.
"Tienes que hablar con ellos, Neri", dijo la voz de Abby en su cabeza. Ella tragó saliva y lo miró.
- Esto... - comenzó. Se quedó callada porque se dio cuenta que, después de pasarse un día entero en silencio, no tenía ni idea de por dónde empezar a hablar.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Tomas la observó atentamente. Bueno, una palabra de agradecimiento y un titubeo le bastaban.
Por su mirada, se percató de que no sabía qué más decir, y por un momento, se cruzó por su mente la idea de marcharse de allí, y dejarlo estar. Pero era incapaz de hacer aquello. Quería hablar con ella... no, no sólo lo quería, necesitaba hablar con ella.
Y necesitaba estar con ella, también.
Se rascó la cabeza, determinando que, si Nerine no se atrevía a hablar, si de verdad estaba tan confundida... aunque él estuviese casi más nervioso que ella, era su turno para hablar.
- Mira, sé que quizá... lo que... pasó... -se acarició la nuca, sin saber por qué comenzaba con aquellas palabras, sin saber ni siquiera si lo que iba a decir tendría coherencia o no, porque lo estaba diciendo según pasaba por su mente- no estuvo bien, y a lo mejor no era... no era lo que tú querías, porque... bueno... -no iba a concluir esa frase- Escucha, yo sólo... sólo quiero que me digas si... para ti significó algo, o no. Quiero que... me digas la verdad. Sea cual sea.
Un poco dubitativo, Tomas se atrevió a alzar sus manos y a colocarlas sobre los hombros de Nerine. Él ya había dicho todo lo que tenía que decir.
Por su mirada, se percató de que no sabía qué más decir, y por un momento, se cruzó por su mente la idea de marcharse de allí, y dejarlo estar. Pero era incapaz de hacer aquello. Quería hablar con ella... no, no sólo lo quería, necesitaba hablar con ella.
Y necesitaba estar con ella, también.
Se rascó la cabeza, determinando que, si Nerine no se atrevía a hablar, si de verdad estaba tan confundida... aunque él estuviese casi más nervioso que ella, era su turno para hablar.
- Mira, sé que quizá... lo que... pasó... -se acarició la nuca, sin saber por qué comenzaba con aquellas palabras, sin saber ni siquiera si lo que iba a decir tendría coherencia o no, porque lo estaba diciendo según pasaba por su mente- no estuvo bien, y a lo mejor no era... no era lo que tú querías, porque... bueno... -no iba a concluir esa frase- Escucha, yo sólo... sólo quiero que me digas si... para ti significó algo, o no. Quiero que... me digas la verdad. Sea cual sea.
Un poco dubitativo, Tomas se atrevió a alzar sus manos y a colocarlas sobre los hombros de Nerine. Él ya había dicho todo lo que tenía que decir.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(He intentado explicarme lo más claramente que he podido T__T Espero que no me haya quedado demasiado largo, o demasiado confuso...)
Nerine boqueó un poco y durante un segundo no supo qué responder. Se había imaginado que ambos, tanto él como ella, intentarían rodear mil veces el tema principal de lo que tenía que ser la conversación, y la retorcerían hasta convertirla en una especie de incómoda danza de palabras y frases sin mucho sentido que los terminaría llevando a hablar del beso. También había imaginado que, directamente, no lo mencionarían. Se alegró de haberse equivocado en ambos casos.
- Verás, Tomas... – susurró, dudando un poco a la hora de escoger sus palabras, y muriéndose de ganas de mandar todo a tomar por saco y lazarse para abrazarlo. Supo que no podía hacer aquello y que, si él había sido tan directo, ella también podía serlo -. Antes hay una cosa de la que te quiero hablar.
Inspiró profundamente para coger aire. Lo hizo porque necesitaba un segundo para ella sola antes de decidir si saltaba al vacío o no, y porque tenía que coger fuerzas para mirarle.
- Lo primero que tienes que saber – murmuró, y deseó que Tomas escuchara lo que tenía que decirle hasta el final. Porque, definitivamente, estaba saltando -, es que quiero a L. No puedo explicar cómo ni por qué le quiero, pero es así y es... Extraño – las manos sobre sus hombros se apartaron lentamente pero ella no paró de hablar -. Él es frío y es distante la mayor parte del tiempo, pero cuando está conmigo puedo ver lo mucho que se preocupa por mí y las ganas que tiene de cuidarme. Puede que no lo entiendas, o que a veces no lo parezca, pero él me quiere también a su manera y para mi es... Suficiente -. Nerine bajó un poco los ojos porque de repente se sintió incapaz de seguir mirando a Tomas a la cara, porque su gesto se había tornado decepcionado y se había tintado de dolor. Pese a las palabras que le había dicho Abby la pasada tarde, Nerine se sintió rastrera y mala por hacerle aquello -. Pese a todo – se apresuró a añadir -, yo no podría reprocharle nada a L, ¿sabes? Aunque él no me quisiera ni un poquito, y aunque no me tratara tan bien como lo hace. Incluso si me hiciera daño... Yo no podría reprocharle nada. Porque yo misma hago daño – la mirada le tembló cuando la clavó de nuevo en él, intentando transmitirle todo lo que sentía. Alargó las manos para agarrar una de las de él -. Y seguro que le hago daño, Tomas... Queriéndote a ti también.
Nerine apretó las manos y apretó los labios, e intentó transmitir con ese gesto todo lo que sentía en ese momento. Quería transmitir sus pensamientos y también sus dudas, quería decirle que lamentaba hacerle daño igual que lamentaba hacerle daño a L. Quería transmitir todo lo que pasaba en ese momento por su cabeza y los motivos que hacían latir tan rápido su corazón.
- Antes estaba confundida porque no sabía lo que me pasaba. Pero ahora ya no estoy más confundida, porque puede que sea muy raro y... Bueno, reconozco que lo es. Pero yo os quiero a los dos – se encogió de hombros. No habría podido decirlo más claramente -. Me preguntas si el beso del otro día me gustó, si significó algo para mí – estaba segura de que su mirada chispeó con fuerza justo en ese instante -. La respuesta es sí. Claro que sí.
Nerine boqueó un poco y durante un segundo no supo qué responder. Se había imaginado que ambos, tanto él como ella, intentarían rodear mil veces el tema principal de lo que tenía que ser la conversación, y la retorcerían hasta convertirla en una especie de incómoda danza de palabras y frases sin mucho sentido que los terminaría llevando a hablar del beso. También había imaginado que, directamente, no lo mencionarían. Se alegró de haberse equivocado en ambos casos.
- Verás, Tomas... – susurró, dudando un poco a la hora de escoger sus palabras, y muriéndose de ganas de mandar todo a tomar por saco y lazarse para abrazarlo. Supo que no podía hacer aquello y que, si él había sido tan directo, ella también podía serlo -. Antes hay una cosa de la que te quiero hablar.
Inspiró profundamente para coger aire. Lo hizo porque necesitaba un segundo para ella sola antes de decidir si saltaba al vacío o no, y porque tenía que coger fuerzas para mirarle.
- Lo primero que tienes que saber – murmuró, y deseó que Tomas escuchara lo que tenía que decirle hasta el final. Porque, definitivamente, estaba saltando -, es que quiero a L. No puedo explicar cómo ni por qué le quiero, pero es así y es... Extraño – las manos sobre sus hombros se apartaron lentamente pero ella no paró de hablar -. Él es frío y es distante la mayor parte del tiempo, pero cuando está conmigo puedo ver lo mucho que se preocupa por mí y las ganas que tiene de cuidarme. Puede que no lo entiendas, o que a veces no lo parezca, pero él me quiere también a su manera y para mi es... Suficiente -. Nerine bajó un poco los ojos porque de repente se sintió incapaz de seguir mirando a Tomas a la cara, porque su gesto se había tornado decepcionado y se había tintado de dolor. Pese a las palabras que le había dicho Abby la pasada tarde, Nerine se sintió rastrera y mala por hacerle aquello -. Pese a todo – se apresuró a añadir -, yo no podría reprocharle nada a L, ¿sabes? Aunque él no me quisiera ni un poquito, y aunque no me tratara tan bien como lo hace. Incluso si me hiciera daño... Yo no podría reprocharle nada. Porque yo misma hago daño – la mirada le tembló cuando la clavó de nuevo en él, intentando transmitirle todo lo que sentía. Alargó las manos para agarrar una de las de él -. Y seguro que le hago daño, Tomas... Queriéndote a ti también.
Nerine apretó las manos y apretó los labios, e intentó transmitir con ese gesto todo lo que sentía en ese momento. Quería transmitir sus pensamientos y también sus dudas, quería decirle que lamentaba hacerle daño igual que lamentaba hacerle daño a L. Quería transmitir todo lo que pasaba en ese momento por su cabeza y los motivos que hacían latir tan rápido su corazón.
- Antes estaba confundida porque no sabía lo que me pasaba. Pero ahora ya no estoy más confundida, porque puede que sea muy raro y... Bueno, reconozco que lo es. Pero yo os quiero a los dos – se encogió de hombros. No habría podido decirlo más claramente -. Me preguntas si el beso del otro día me gustó, si significó algo para mí – estaba segura de que su mirada chispeó con fuerza justo en ese instante -. La respuesta es sí. Claro que sí.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Te ha quedado ge-nial xDxD! Qué madura se nos está volviendo esta Neri...
Bueno, yo ya no sé ni qué hacer que piense Tomas o.O! Ale, yo empiezo y lo que salga xD)
Tomas escuchó con atención todo lo que Nerine le decía, prestando atención a todas sus palabras, a todas sus pausas, y a todos sus gestos. Al principio, había notado tal sinceridad y cariño a la hora de hablar del maldito vampiro que, inconscientemente, sus manos habían ido resbalando de sus hombros hasta volver a caer a ambos lados de su cuerpo.
Sin embargo, al tomarlo de una mano y añadir aquello que no era la primera vez que le decía, aquel trabalenguas incomprensible de que "los quería a ambos", Tomas había continuado sintiendo esa sinceridad manando a raudales de cada palabra, de cada frase.
Y, al finalizar, al responder a la pregunta que él le había hecho, un brillo especial había parpadeado por un segundo en sus ojos, un brillo, también, sincero.
El chico suspiró, incapaz de agregar nada, al principio.
Nerine parecía tenerlo muy claro, pero a él no le entraba en la cabeza. ¿Quería... a los dos... por igual? Tomas nunca había sabido demasiado de esa clase de temas, pero sí lo suficiente para saber que aquello no era normal. Simplemente, él no se imaginaba queriendo en vez de una, a dos Nerines.
Y, por otro lado, estaba el vampiro. El tercer implicado en la conversación. Tomas no podía asegurarlo, por estar tan confundido de nuevo, pero se atrevía a afirmar que los pocos encuentros que había tenido con él no le ayudaban ni lo más mínimo a aceptar la situación. Lo detestaba. Le costaba comprender por qué Nerine tendría que quererlo a él, y precisamente a él, pero aún le costaba más llegar a la conclusión de que Lugat también la querría a ella.
Sin embargo, Tomas detuvo sus pensamientos desorbitados en seco cuando volvió a recordar el beso. Y recordó lo que él había pensado antes de dárselo.
Que no se rendiría, pasara lo que pasase después. Y Nerine le había dicho que lo quería. Aunque hubiese una tercera persona allí, una tercera persona a la que odiaba, ella también lo quería a él.
¿No tenía que ser eso lo importante?
Tomas dejó escapar otro suspiro, pasándose una mano por la frente. Los ojos de Nerine comenzaban a forjar una mirada ansiosa, como si estuviese instándole a que se decidiese pronto, a que pronunciase algo. Pero el chico todavía no había terminado de convencerse de aquel último pensamiento.
Aunque sabía que tenía que hacerlo, si no quería rendirse. Si o si.
- No es raro sólo, Nerine... -se atrevió a susurrar, finalmente, llamándola por su nombre completo como si aquello que iba a pronunciar fuese tremendamente serio... cuando ni él sabía qué pretendía decir- Es rarísimo. Porque... porque, ¿cómo vamos a hacerlo, eh? -se cruzó de brazos, y soltó una risita, una risita que estaba entre irónica... y alegre. Sí, alegre también- ¿Qué haremos, serás "novia de L" los lunes, y mía los martes? Y un día te tendremos que compartir, porque una semana son siete y eso no se puede partir entre dos... ah, y luego está el tema de los besos; vamos, si te beso más que él, ya me despediré de mi cuello y de lo que me quede de sangre, porque cualquiera se fía... Llevaré un "cuentabesos", por si acaso.
No sabía qué clase de estupidez se le acabaría de pasar por la cabeza para bromear en un momento como ese, ni siquiera sabía si lo hacía intentando ser cruel consigo mismo o de verdad aquello le hacía gracia. Porque sí, de una manera u otra, le hacía gracia.
Acababa de determinar que le daba igual todo. Nerine lo quería, y Tomas también la quería a ella.
A la mierda todo lo demás.
Bueno, yo ya no sé ni qué hacer que piense Tomas o.O! Ale, yo empiezo y lo que salga xD)
Tomas escuchó con atención todo lo que Nerine le decía, prestando atención a todas sus palabras, a todas sus pausas, y a todos sus gestos. Al principio, había notado tal sinceridad y cariño a la hora de hablar del maldito vampiro que, inconscientemente, sus manos habían ido resbalando de sus hombros hasta volver a caer a ambos lados de su cuerpo.
Sin embargo, al tomarlo de una mano y añadir aquello que no era la primera vez que le decía, aquel trabalenguas incomprensible de que "los quería a ambos", Tomas había continuado sintiendo esa sinceridad manando a raudales de cada palabra, de cada frase.
Y, al finalizar, al responder a la pregunta que él le había hecho, un brillo especial había parpadeado por un segundo en sus ojos, un brillo, también, sincero.
El chico suspiró, incapaz de agregar nada, al principio.
Nerine parecía tenerlo muy claro, pero a él no le entraba en la cabeza. ¿Quería... a los dos... por igual? Tomas nunca había sabido demasiado de esa clase de temas, pero sí lo suficiente para saber que aquello no era normal. Simplemente, él no se imaginaba queriendo en vez de una, a dos Nerines.
Y, por otro lado, estaba el vampiro. El tercer implicado en la conversación. Tomas no podía asegurarlo, por estar tan confundido de nuevo, pero se atrevía a afirmar que los pocos encuentros que había tenido con él no le ayudaban ni lo más mínimo a aceptar la situación. Lo detestaba. Le costaba comprender por qué Nerine tendría que quererlo a él, y precisamente a él, pero aún le costaba más llegar a la conclusión de que Lugat también la querría a ella.
Sin embargo, Tomas detuvo sus pensamientos desorbitados en seco cuando volvió a recordar el beso. Y recordó lo que él había pensado antes de dárselo.
Que no se rendiría, pasara lo que pasase después. Y Nerine le había dicho que lo quería. Aunque hubiese una tercera persona allí, una tercera persona a la que odiaba, ella también lo quería a él.
¿No tenía que ser eso lo importante?
Tomas dejó escapar otro suspiro, pasándose una mano por la frente. Los ojos de Nerine comenzaban a forjar una mirada ansiosa, como si estuviese instándole a que se decidiese pronto, a que pronunciase algo. Pero el chico todavía no había terminado de convencerse de aquel último pensamiento.
Aunque sabía que tenía que hacerlo, si no quería rendirse. Si o si.
- No es raro sólo, Nerine... -se atrevió a susurrar, finalmente, llamándola por su nombre completo como si aquello que iba a pronunciar fuese tremendamente serio... cuando ni él sabía qué pretendía decir- Es rarísimo. Porque... porque, ¿cómo vamos a hacerlo, eh? -se cruzó de brazos, y soltó una risita, una risita que estaba entre irónica... y alegre. Sí, alegre también- ¿Qué haremos, serás "novia de L" los lunes, y mía los martes? Y un día te tendremos que compartir, porque una semana son siete y eso no se puede partir entre dos... ah, y luego está el tema de los besos; vamos, si te beso más que él, ya me despediré de mi cuello y de lo que me quede de sangre, porque cualquiera se fía... Llevaré un "cuentabesos", por si acaso.
No sabía qué clase de estupidez se le acabaría de pasar por la cabeza para bromear en un momento como ese, ni siquiera sabía si lo hacía intentando ser cruel consigo mismo o de verdad aquello le hacía gracia. Porque sí, de una manera u otra, le hacía gracia.
Acababa de determinar que le daba igual todo. Nerine lo quería, y Tomas también la quería a ella.
A la mierda todo lo demás.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Joer, a ti si que te ha quedado genial T//T hahaha Venga, vamos a dar una dosis de la Nerine de siempre)
Nerine observó a Tomas hablar sobre lo del cuentabesos y se preguntó, mientras boqueaba, si estaba de broma o no. Parpadeó un par de veces y se dio cuenta que él ya había terminado de hablar, y que ahora supuestamente era su turno.
- Pues... La verdad es que no lo sé – admitió Nerine. Había estado tan ocupada los últimos días tratando de identificar sus sentimientos y el modo en que tendría que explicarlos, que no había podido pensar en lo que vendría después Se dio cuenta también de que había estado tan convencida de que él no lo entendería, que ni se le había pasado por la cabeza otra posibilidad, y tampoco había pensado en preguntárselo a L. Volvía a estar confundida. Solo que, esta vez, era una confusión más grata. – No lo entiendo. ¿No estás... Enfadado conmigo? – cuestionó, mirándole dubitativa. Levantó la cabeza y volvió a mirarle. Algo le decía que, aunque fuera extraño (porque Tomas debería estar enfadado) la respuesta era no.
Nerine observó a Tomas hablar sobre lo del cuentabesos y se preguntó, mientras boqueaba, si estaba de broma o no. Parpadeó un par de veces y se dio cuenta que él ya había terminado de hablar, y que ahora supuestamente era su turno.
- Pues... La verdad es que no lo sé – admitió Nerine. Había estado tan ocupada los últimos días tratando de identificar sus sentimientos y el modo en que tendría que explicarlos, que no había podido pensar en lo que vendría después Se dio cuenta también de que había estado tan convencida de que él no lo entendería, que ni se le había pasado por la cabeza otra posibilidad, y tampoco había pensado en preguntárselo a L. Volvía a estar confundida. Solo que, esta vez, era una confusión más grata. – No lo entiendo. ¿No estás... Enfadado conmigo? – cuestionó, mirándole dubitativa. Levantó la cabeza y volvió a mirarle. Algo le decía que, aunque fuera extraño (porque Tomas debería estar enfadado) la respuesta era no.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Pues será que he vuelto con inspiracion del insti hoy... jajaja! Bieen, quiero ver a la Nerine de siempre ^^)
Tomas dejó escapar un tercer suspiro profundo, a pesar de que aquella interrogación la tenía bastante clara. Él no sabía enfadarse con Nerine, aunque en ese preciso momento le hubiese dicho que todo era una mentira, que ella no lo quería y que su corazón estaba ocupado sólo por el vampiro, no habría podido enfadarse con ella, ni gritarle, ni siquiera soltarle algún inocente insulto, porque era incapaz.
Y a aquella certeza debía sumarle que... en realidad, no existía ningún motivo para enfadarse con ella. Le había dejado claros sus sentimientos, como él le había pedido. Y entre esos sentimientos, estaba él.
Tomas dejó asomar una pequeña sonrisa, mirándola fijamente.
- ¿Contigo...? No -negó, encogiendo un poco sus hombros. Porque aquello lo tenía claro- Con él...
Se rascó la cabeza mientras entornaba un poco los ojos, notando como se revolvía su cuerpo sólo de recordar el beso que había tenido que ver y sólo... de recordar al vampiro, básicamente.
- Vale que acepte toda esta locura que ni yo entiendo, pero... no creo que vayamos a llevarnos bien. Hay... algo en él que no me... -"convence" era como quería Tomas concluir sus palabras, pero al dirigir su mirada hacia la de Nerine cambió de idea. No creía que fuese el mejor momento para ponerse a discutir acerca de Lugat; aparte, a ella no le gustaría que hablasen mal el uno del otro.
Aunque sí que existía algo que quería matizar, y lo dijo observándola fijamente.
- Mira, Neri, ya sé que tú lo adoras y piensas que... es muy bueno... pero, si alguna vez... te dice algo, o se pasa de listo contigo... sabes que me tienes aquí. Si pasa algo, no te calles nada.
Tomas no terminaba de comprender por qué todas sus frases parecían fluir sin temblores ni nerviosismo, como si todo hubiese cambiado desde aquel momento. Y es que, sin duda, para él todo había cambiado desde el beso; ahora, sentía que ya podía relajarse, porque ya estaba todo aclarado... y ya comprendía, seguros, los sentimientos de los dos.
Tomas dejó escapar un tercer suspiro profundo, a pesar de que aquella interrogación la tenía bastante clara. Él no sabía enfadarse con Nerine, aunque en ese preciso momento le hubiese dicho que todo era una mentira, que ella no lo quería y que su corazón estaba ocupado sólo por el vampiro, no habría podido enfadarse con ella, ni gritarle, ni siquiera soltarle algún inocente insulto, porque era incapaz.
Y a aquella certeza debía sumarle que... en realidad, no existía ningún motivo para enfadarse con ella. Le había dejado claros sus sentimientos, como él le había pedido. Y entre esos sentimientos, estaba él.
Tomas dejó asomar una pequeña sonrisa, mirándola fijamente.
- ¿Contigo...? No -negó, encogiendo un poco sus hombros. Porque aquello lo tenía claro- Con él...
Se rascó la cabeza mientras entornaba un poco los ojos, notando como se revolvía su cuerpo sólo de recordar el beso que había tenido que ver y sólo... de recordar al vampiro, básicamente.
- Vale que acepte toda esta locura que ni yo entiendo, pero... no creo que vayamos a llevarnos bien. Hay... algo en él que no me... -"convence" era como quería Tomas concluir sus palabras, pero al dirigir su mirada hacia la de Nerine cambió de idea. No creía que fuese el mejor momento para ponerse a discutir acerca de Lugat; aparte, a ella no le gustaría que hablasen mal el uno del otro.
Aunque sí que existía algo que quería matizar, y lo dijo observándola fijamente.
- Mira, Neri, ya sé que tú lo adoras y piensas que... es muy bueno... pero, si alguna vez... te dice algo, o se pasa de listo contigo... sabes que me tienes aquí. Si pasa algo, no te calles nada.
Tomas no terminaba de comprender por qué todas sus frases parecían fluir sin temblores ni nerviosismo, como si todo hubiese cambiado desde aquel momento. Y es que, sin duda, para él todo había cambiado desde el beso; ahora, sentía que ya podía relajarse, porque ya estaba todo aclarado... y ya comprendía, seguros, los sentimientos de los dos.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Definitivamente XD Estás más inspirada que yo... He agotado todo mi potencial en la primera explicación del día)
Nerine negó efusivamente con la cabeza, en parte porque dudaba seriamente que algún día L <<se pasara de listo con ella>>, y por otro lado porque quería apartar aquellos pensamientos de la cabeza de Tomas.
- No, no - dijo, abriendo mucho los ojos mientras daba un paso hacia delante y atrapaba las grandes manos de Tomas entre las suyas. Las observó un momento y se quedó ausente pensando que quedaban muy bien -. Quiero decir, claro que sí, pero... No quiero que pienses eso. O sea, estás aquí - bajó la voz hasta convertirla en un susurro, y lo miró como si aquello fuera tremendamente importante para ella -. Estás aquí conmigo. Y yo... Vuelvo a estar terriblemente confundida. Porque no sé qué se supone que tengo que hacer ahora, y todavía no lo he pensado. Pero estas conmigo - lo repitió. Había tanta convicción en sus palabras que ella misma se sorprendió y le dio por sonreír -. Entonces prefiero que pienses solo en mí. No en L, ni en mañana, ni en nada, porque entonces todo es demasiado complicado...
Nerine negó efusivamente con la cabeza, en parte porque dudaba seriamente que algún día L <<se pasara de listo con ella>>, y por otro lado porque quería apartar aquellos pensamientos de la cabeza de Tomas.
- No, no - dijo, abriendo mucho los ojos mientras daba un paso hacia delante y atrapaba las grandes manos de Tomas entre las suyas. Las observó un momento y se quedó ausente pensando que quedaban muy bien -. Quiero decir, claro que sí, pero... No quiero que pienses eso. O sea, estás aquí - bajó la voz hasta convertirla en un susurro, y lo miró como si aquello fuera tremendamente importante para ella -. Estás aquí conmigo. Y yo... Vuelvo a estar terriblemente confundida. Porque no sé qué se supone que tengo que hacer ahora, y todavía no lo he pensado. Pero estas conmigo - lo repitió. Había tanta convicción en sus palabras que ella misma se sorprendió y le dio por sonreír -. Entonces prefiero que pienses solo en mí. No en L, ni en mañana, ni en nada, porque entonces todo es demasiado complicado...
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(*Snif* No me digas que te vuelvo a presionar... jajajaja!)
Tomas se quedó un poco confundido cuando Nerine replicó con aquella negación tan convencida, aunque la comprendió cuando concluyó sus palabras. Era lo mismo de lo que él quería convencerse. Ahora ya no existía mañana, ni existían rivales, ni importaba lo más mínimo lo que hubiese ocurrido antes o hubiera dejado de ocurrir.
Sólo estaban ellos dos. Nerine y él.
- Es verdad... -aceptó Tomas, empleando el mismo tono flojo de voz y devolviendo la pequeña sonrisita que Nerine había dibujado. Adoraba esa sonrisa.
Quiso añadir algo más, pero no era necesario. Un simple gesto lo podía decir todo. Hacía un rato que Nerine tenía cogidas sus manos, y hacía un rato que se había acercado a él con un pasito. Tomas percibió que también su cuerpo le pedía un movimiento, una muestra de cariño, algo que de veras le hiciese dejar de pensar.
Lentamente, Tomas separó sus manos de las de Nerine, para poder abrir sus brazos y estrecharla entre ellos.
Al principio, mantuvo sus ojos entornados, mientras acariciaba el cabello de la niña, mientras buscaba notar si Nerine le estaba devolviendo el abrazo, también. Sin embargo, se atrevió a abrir su mirada cuando reparó en una leve brisa que le estaba rozando el rostro, una brisa que no había estado allí cuando había llegado a ese lugar. Vio las ramas de aquellos cerezos agitarse cuidadosamente, así como su pelo y el de la niña, que se movía mucho más graciosamente, claro.
Entonces, Tomas la estrechó un poquito más y forjó una amplia sonrisa. Porque esa brisa la estaba produciendo él.
Tomas se quedó un poco confundido cuando Nerine replicó con aquella negación tan convencida, aunque la comprendió cuando concluyó sus palabras. Era lo mismo de lo que él quería convencerse. Ahora ya no existía mañana, ni existían rivales, ni importaba lo más mínimo lo que hubiese ocurrido antes o hubiera dejado de ocurrir.
Sólo estaban ellos dos. Nerine y él.
- Es verdad... -aceptó Tomas, empleando el mismo tono flojo de voz y devolviendo la pequeña sonrisita que Nerine había dibujado. Adoraba esa sonrisa.
Quiso añadir algo más, pero no era necesario. Un simple gesto lo podía decir todo. Hacía un rato que Nerine tenía cogidas sus manos, y hacía un rato que se había acercado a él con un pasito. Tomas percibió que también su cuerpo le pedía un movimiento, una muestra de cariño, algo que de veras le hiciese dejar de pensar.
Lentamente, Tomas separó sus manos de las de Nerine, para poder abrir sus brazos y estrecharla entre ellos.
Al principio, mantuvo sus ojos entornados, mientras acariciaba el cabello de la niña, mientras buscaba notar si Nerine le estaba devolviendo el abrazo, también. Sin embargo, se atrevió a abrir su mirada cuando reparó en una leve brisa que le estaba rozando el rostro, una brisa que no había estado allí cuando había llegado a ese lugar. Vio las ramas de aquellos cerezos agitarse cuidadosamente, así como su pelo y el de la niña, que se movía mucho más graciosamente, claro.
Entonces, Tomas la estrechó un poquito más y forjó una amplia sonrisa. Porque esa brisa la estaba produciendo él.
Tomas- Mensajes : 773
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Nerine se sintió feliz, completa y satisfecha cuando finalmente Tomas abrió sus brazos y la abrazó, dejando que la niña escondiese la cara en el hueco de su cuello y apoyando él la barbilla sobre su cabeza. Ambos encajaron como si fueran una sola pieza, y la niña sonrió y casi se puso a ronronear, porque llevaba un rato deseando hacer aquello sin atreverse a pedirlo directamente. Se preguntó a sí misma cómo había podido abrazarle tantas veces antes sin darse cuenta de lo perfecto que era todo cuando estaba entre sus brazos, y luego se puso a reír porque una brisa suave se arremolinó alrededor de sus cuerpos y le hizo cosquillas. Levantó la cabeza y lo miró.
- ¿Estás contento? - preguntó, porque notó que los brazos de Tomas hacían cosquillas, como los de Abby cuando hacía magia, y supo que aquello lo había hecho él. Su propia voz sonaba alegre, y aunque a ella le parecía un tono ridículo, era como el repicar de las campanillas.
- ¿Estás contento? - preguntó, porque notó que los brazos de Tomas hacían cosquillas, como los de Abby cuando hacía magia, y supo que aquello lo había hecho él. Su propia voz sonaba alegre, y aunque a ella le parecía un tono ridículo, era como el repicar de las campanillas.
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Tomas dejó que su sonrisa se ampliase sin ningún temor cuando escuchó aquella risa surcando el viento que él estaba levantando. Había muchas cosas que le gustaban de Nerine -de hecho, de ella le gustaba prácticamente todo-, pero, sin duda, si tenía que elegir una de sus características, una sólo, Tomas se quedaba con su risa. Aquella risa siempre estaba repleta de alegría, de energía, siempre sincera. Si, era la risa más sincera que había escuchado nunca.
- ¿Estás contento?
Tomas se cuestionó por un instante por qué le preguntaría aquello, pero luego supuso que Nerine habría dejado su mirada clavada en su sonrisa. Él no solía sonreír demasiado a menudo. Comenzó a pasarle una mano por la cabeza, asintiendo levemente.
- Claro... -murmuró, todavía sonriendo, y apresurándose a agregar- ¿Y tú?
- ¿Estás contento?
Tomas se cuestionó por un instante por qué le preguntaría aquello, pero luego supuso que Nerine habría dejado su mirada clavada en su sonrisa. Él no solía sonreír demasiado a menudo. Comenzó a pasarle una mano por la cabeza, asintiendo levemente.
- Claro... -murmuró, todavía sonriendo, y apresurándose a agregar- ¿Y tú?
Tomas- Mensajes : 773
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Lo supo en cuanto vio esa sonrisa. Bueno, de hecho, lo supo de antes, de cuando había comenzado a tener dudas y desde que había comenzadoa a aceptar sus propios sentimientos, pero fue al verle sonreír de aquel modo (de ese modo tan límpio y tan sincero, tan especial y tan... "Solo para ella"), que se dio cuenta con total claridad. Quería a ese chico. Quería a Tomas. Lo quería igual que quería a L, o quizá de manera un poco distinta, pero al fin y al cabo con la misma intensidad.
Se notó un poco abrumada, porque no estaba acostumbrada a sentir aquellas cosas y ahora las sentía por partida doble, pero de todos modos supo que aquello la hacía feliz.
- Si - admitió finalmente. Claro que estaba contenta. Claro que era feliz. Apoyó la barbilla en su pecho sin apartar la mirada de él -. ¿Te puedo pedir una cosa?
Se notó un poco abrumada, porque no estaba acostumbrada a sentir aquellas cosas y ahora las sentía por partida doble, pero de todos modos supo que aquello la hacía feliz.
- Si - admitió finalmente. Claro que estaba contenta. Claro que era feliz. Apoyó la barbilla en su pecho sin apartar la mirada de él -. ¿Te puedo pedir una cosa?
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(ostras, me ha quedado cortisimo, pero es que me has pillado desprevenida jaja!)
Tomas notó cómo su sonrisa flaqueaba un poco, al no comprender a qué vendría esa pregunta, ni adónde querría la niña llegar con ella. Encogió levemente sus hombros y clavó su mirada en uno de los árboles a la hora de responder.
- Puedes. Pero... -se apresuró a añadir el muchacho, sin esperar aceptar algo que no sabía lo que era, así, porque sí. Aunque, si lo pensaba un poco, dudaba que él pudiera negarse a una petición de esa chica con demasiada facilidad. Volvió a mirarla- No aseguro que lo vaya a cumplir... hasta que no me digas qué.
Le dedicó una pequeña risita.
Tomas notó cómo su sonrisa flaqueaba un poco, al no comprender a qué vendría esa pregunta, ni adónde querría la niña llegar con ella. Encogió levemente sus hombros y clavó su mirada en uno de los árboles a la hora de responder.
- Puedes. Pero... -se apresuró a añadir el muchacho, sin esperar aceptar algo que no sabía lo que era, así, porque sí. Aunque, si lo pensaba un poco, dudaba que él pudiera negarse a una petición de esa chica con demasiada facilidad. Volvió a mirarla- No aseguro que lo vaya a cumplir... hasta que no me digas qué.
Le dedicó una pequeña risita.
Tomas- Mensajes : 773
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Aaaagh, iba a contestar mañana ¡pero no puedo! xD También va a ser cortito, pero... Aw. Intenso. Ya verás)
Nerine se rió al percibir aquel leve tono de duda (una duda divertida y poco poderosa, pero duda al fin y al cabo) en la voz de Tomas. Lo abrazó un poquito más, pasando ambos brazos alrededor de la cintura del chico, y levantó un poco más la cabeza para mirarle fijamente, lo más cerca que podía de él. Sus mejillas se tornaron algo rojas. No sabía exactamente qué era lo que le estaba pasando por la cabeza en ese momento, ni por qué tenía verguenza a la vez que no la tenía, pero sentía que había algo que quería hacer desde hacía rato y supuso que, si no pedía permiso, no se saldría con la suya.
- ¿Podrías...? - removió un poco los labios y soltó una risita nerviosa -. ¿Me besarías? Como... La otra tarde en tu habitación. Prometo no salir corriendo otra vez. ¿Por favor? - añadió al final una súplica y una mirada medio nerviosa y medio avergonzada, y luego soltó otra vez aquella risita nerviosa que no sabía por qué pero le salía sola.
Nerine no sabía de esas cosas, no tenía experiéncia. La habían besado dos veces en toda su vida y aquello le había bastado para convencerla de que quería a los dos chicos. No sabía cómo hacerlo para demostrárselo. Y solo... Lo pidió.
Nerine se rió al percibir aquel leve tono de duda (una duda divertida y poco poderosa, pero duda al fin y al cabo) en la voz de Tomas. Lo abrazó un poquito más, pasando ambos brazos alrededor de la cintura del chico, y levantó un poco más la cabeza para mirarle fijamente, lo más cerca que podía de él. Sus mejillas se tornaron algo rojas. No sabía exactamente qué era lo que le estaba pasando por la cabeza en ese momento, ni por qué tenía verguenza a la vez que no la tenía, pero sentía que había algo que quería hacer desde hacía rato y supuso que, si no pedía permiso, no se saldría con la suya.
- ¿Podrías...? - removió un poco los labios y soltó una risita nerviosa -. ¿Me besarías? Como... La otra tarde en tu habitación. Prometo no salir corriendo otra vez. ¿Por favor? - añadió al final una súplica y una mirada medio nerviosa y medio avergonzada, y luego soltó otra vez aquella risita nerviosa que no sabía por qué pero le salía sola.
Nerine no sabía de esas cosas, no tenía experiéncia. La habían besado dos veces en toda su vida y aquello le había bastado para convencerla de que quería a los dos chicos. No sabía cómo hacerlo para demostrárselo. Y solo... Lo pidió.
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Yo tmb iba a contestar mañana, pero esk tmpoco puedo! jajajaja! Pero como puede ser Neri TAN adorable!! XD
A ver si te gusta lo k he puesto... que he puesto algunas cosas de Nerine que a lo mejor sobraban xD)
Al principio, Tomas no pudo evitar quedarse un tanto sorprendido por aquella petición. La observó fijamente con aquella mueca de asombro, creyendo inocentemente que le estaba gastando una broma. Pero Nerine lo estaba mirando con total seriedad, y con algo de nerviosismo camuflado en sus ojillos dorados.
Entonces, Tomas dejó escapar una risa -una risa que sonó mucho más tranquila que las dos de Nerine-, y cumplió su petición sin pronunciar nada, como si le hubiese pedido que le regalase algo o diesen un paseo.
Cuando sus labios se volvieron a rozar, Tomas percibió que aquello no era como la primera vez. En esa primera ocasión estaba confundido, no sabía si debía hacer aquello o no, y poseía la incertidumbre de no saber si la niña se enfadaría con él.
En cambio, ahora era ella quien se lo había pedido, prometiéndole que no se iría. Con la tranquilidad de saber que no lo detestaría. A Tomas aquello le bastaba para percibir una calma y una felicidad absolutas.
Por eso, no se conformó con sólo rozarle los labios, como la primera vez.
Aprovechando el momento, Tomas abrió un poco más su boca y ladeó la cabeza, reparando, entonces, en que Nerine no sabía muy bien cómo devolverle ese beso. Él tampoco tenía mucha experiencia en aquella clase de temas -al fin y al cabo, nunca había tenido ni había querido tener una novia antes-, pero quería alargar aquel momento, y ese movimiento le pareció una buena manera.
Sin embargo, al ver que Nerine continuaba sin moverse, no pudo evitar soltar una nueva risa, interrumpiendo su beso.
A ver si te gusta lo k he puesto... que he puesto algunas cosas de Nerine que a lo mejor sobraban xD)
Al principio, Tomas no pudo evitar quedarse un tanto sorprendido por aquella petición. La observó fijamente con aquella mueca de asombro, creyendo inocentemente que le estaba gastando una broma. Pero Nerine lo estaba mirando con total seriedad, y con algo de nerviosismo camuflado en sus ojillos dorados.
Entonces, Tomas dejó escapar una risa -una risa que sonó mucho más tranquila que las dos de Nerine-, y cumplió su petición sin pronunciar nada, como si le hubiese pedido que le regalase algo o diesen un paseo.
Cuando sus labios se volvieron a rozar, Tomas percibió que aquello no era como la primera vez. En esa primera ocasión estaba confundido, no sabía si debía hacer aquello o no, y poseía la incertidumbre de no saber si la niña se enfadaría con él.
En cambio, ahora era ella quien se lo había pedido, prometiéndole que no se iría. Con la tranquilidad de saber que no lo detestaría. A Tomas aquello le bastaba para percibir una calma y una felicidad absolutas.
Por eso, no se conformó con sólo rozarle los labios, como la primera vez.
Aprovechando el momento, Tomas abrió un poco más su boca y ladeó la cabeza, reparando, entonces, en que Nerine no sabía muy bien cómo devolverle ese beso. Él tampoco tenía mucha experiencia en aquella clase de temas -al fin y al cabo, nunca había tenido ni había querido tener una novia antes-, pero quería alargar aquel momento, y ese movimiento le pareció una buena manera.
Sin embargo, al ver que Nerine continuaba sin moverse, no pudo evitar soltar una nueva risa, interrumpiendo su beso.
Tomas- Mensajes : 773
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(No, lo has puesto súper awshehdjsfkhslsdjhadh =///= Los adoro)
Nerine se estremeció cuando Tomas inclinó la cabeza hacia ella y la besó, tal y como le había pedido, y luego notó que una sensación extraña y agradable inundaba su estómago y mandaba corrientes eléctricas desde sus labios hasta el resto de su cuerpo. Cerró los ojos inconscientemente y se relajó.
Mientras el beso se alargaba un poco más que los otros dos anteriores, Nerine se dedicó a disfrutar de la calidez que ese gesto le transmitía, y pensó vagamente que se alegraba de que fuera Tomas quién la estuviera besando. Sabía, o al menos sospechaba, que L tenía mucha experiencia en ese campo, y en ocasiones había temido que el vampiro pudiera cansarse de ella por su falta de capacidad para seguirle el ritmo. Con Tomas era diferente. Era diferente porque, con él, se sentía segura, y porque era como si no hubiera nada con lo que comparar, como si los dos estuvieran aprendiendo el uno del otro. Si aquello era posible, lo hacía todavía mejor.
Distraída como estaba, perdida en su propio mar de pensamientos confusos e incoherentes, y tratando de identificar todas las sensaciones que se arremolinaban a la vez alrededor de sus labios y se extendían por su cuerpo hasta embotarle la cabeza, Nerine no se dio cuenta de que Tomas se había separado de ella hasta que no notó una suave risa impactando sobre su boca. Abrió los ojos y parpadeó, confusa. Sus brazos (no podía decir exactamente cuándo), se habían deslizado de su posición original y ya no rodeaban el pecho del chico, sino que colgaban inertes a ambos lados de su propio cuerpo. Se extrañó un poco más.
- ¿Qué pasa? – preguntó, confundida, notando como sus mejillas se calentaban todavía más si aquello era posible -. ¿He hecho algo mal?
Nerine se estremeció cuando Tomas inclinó la cabeza hacia ella y la besó, tal y como le había pedido, y luego notó que una sensación extraña y agradable inundaba su estómago y mandaba corrientes eléctricas desde sus labios hasta el resto de su cuerpo. Cerró los ojos inconscientemente y se relajó.
Mientras el beso se alargaba un poco más que los otros dos anteriores, Nerine se dedicó a disfrutar de la calidez que ese gesto le transmitía, y pensó vagamente que se alegraba de que fuera Tomas quién la estuviera besando. Sabía, o al menos sospechaba, que L tenía mucha experiencia en ese campo, y en ocasiones había temido que el vampiro pudiera cansarse de ella por su falta de capacidad para seguirle el ritmo. Con Tomas era diferente. Era diferente porque, con él, se sentía segura, y porque era como si no hubiera nada con lo que comparar, como si los dos estuvieran aprendiendo el uno del otro. Si aquello era posible, lo hacía todavía mejor.
Distraída como estaba, perdida en su propio mar de pensamientos confusos e incoherentes, y tratando de identificar todas las sensaciones que se arremolinaban a la vez alrededor de sus labios y se extendían por su cuerpo hasta embotarle la cabeza, Nerine no se dio cuenta de que Tomas se había separado de ella hasta que no notó una suave risa impactando sobre su boca. Abrió los ojos y parpadeó, confusa. Sus brazos (no podía decir exactamente cuándo), se habían deslizado de su posición original y ya no rodeaban el pecho del chico, sino que colgaban inertes a ambos lados de su propio cuerpo. Se extrañó un poco más.
- ¿Qué pasa? – preguntó, confundida, notando como sus mejillas se calentaban todavía más si aquello era posible -. ¿He hecho algo mal?
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(Yo tambieen los adoro... aww!! ^^)
Tomas tardó un rato en reparar en que también los brazos de la niña habían caído y ya no le estaban abrazando, a pesar de que él todavía no había deshecho su abrazo -porque no quería, porque se encontraba cómodo así. Se atrevió a levantar su mirada y se percató, también, de que Nerine había cuestionado aquello mostrando un ligero sonrojo, y aquello le hizo sonreír.
Aunque sabía que Nerine lo quería (y ahora sí que lo sabía), aunque era consciente de que ella tenía seguros sus sentimientos, Tomas sabía, al mismo tiempo, que no podía haber crecido de la noche a la mañana. Esa Nerine inocente y, un poco infantil a veces, tenía que seguir estando ahí.
Y lo estaba. Y a Tomas le gustaba aquello.
Mientras continuaba convencido de que Nerine había permanecido tan sumamente quieta porque no había sabido muy bien cómo moverse, Tomas la abrazó un poquito más fuerte, todavía sonriendo.
- No pasa nada -admitió, convencido. Porque, ¿qué iba a reprocharle por ser ella misma, porque siguiese siendo la misma niña de siempre? No tenía nada que alegar en contra de ello. Entornó un poco los ojos, mientras agregaba- ¿Qué va a pasar?
Tomas tardó un rato en reparar en que también los brazos de la niña habían caído y ya no le estaban abrazando, a pesar de que él todavía no había deshecho su abrazo -porque no quería, porque se encontraba cómodo así. Se atrevió a levantar su mirada y se percató, también, de que Nerine había cuestionado aquello mostrando un ligero sonrojo, y aquello le hizo sonreír.
Aunque sabía que Nerine lo quería (y ahora sí que lo sabía), aunque era consciente de que ella tenía seguros sus sentimientos, Tomas sabía, al mismo tiempo, que no podía haber crecido de la noche a la mañana. Esa Nerine inocente y, un poco infantil a veces, tenía que seguir estando ahí.
Y lo estaba. Y a Tomas le gustaba aquello.
Mientras continuaba convencido de que Nerine había permanecido tan sumamente quieta porque no había sabido muy bien cómo moverse, Tomas la abrazó un poquito más fuerte, todavía sonriendo.
- No pasa nada -admitió, convencido. Porque, ¿qué iba a reprocharle por ser ella misma, porque siguiese siendo la misma niña de siempre? No tenía nada que alegar en contra de ello. Entornó un poco los ojos, mientras agregaba- ¿Qué va a pasar?
Tomas- Mensajes : 773
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Nerine se encogió de hombros y suspiró un poco, porque aunque él dijese que no pasaba nada, ella sí sentía que había algo que no había ido del todo bien, y porque quería que Tomas se sintiera a gusto con ella y notaba que no era capaz ni de sentirse a gusto consigo misma. Todo era muy raro y muy nuevo.
Apoyó la cabeza sobre el pecho de Tomas y automáticamente se relajó. Él era cálido y era tierno, y Nerine notaba que, si estaba entre sus brazos, todo tenía que ir bien. Sonrió. Levantó un poco los brazos de nuevo pero, en lugar de rodearle el pecho como antes, se limitó a apoyar ambas manos sobre él y acariciarlo suavemente.
- Nada, supongo. Que soy un poco torpe – admitió, sonando de nuevo alegre y despreocupada aunque su tono se mantuvo bajo. Soltó una risilla y frotó un poco la mejilla contra él -. Me gusta esto. Puedo escuchar tu corazón...
Apoyó la cabeza sobre el pecho de Tomas y automáticamente se relajó. Él era cálido y era tierno, y Nerine notaba que, si estaba entre sus brazos, todo tenía que ir bien. Sonrió. Levantó un poco los brazos de nuevo pero, en lugar de rodearle el pecho como antes, se limitó a apoyar ambas manos sobre él y acariciarlo suavemente.
- Nada, supongo. Que soy un poco torpe – admitió, sonando de nuevo alegre y despreocupada aunque su tono se mantuvo bajo. Soltó una risilla y frotó un poco la mejilla contra él -. Me gusta esto. Puedo escuchar tu corazón...
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Tomas sonrió un poco cuando Nerine reconoció aquella torpeza, con esa voz feliz que no parecía demasiado preocupada por ello. Sin embargo, y sobretodo en referencia a su habilidad de tierra, el muchacho sabía que lo estaba pronunciando más en serio de lo que aparentaba. Quiso alentarla con cualquier frase que se le pasase por la cabeza ("No eres torpe, Neri. Eres tú. Y a mi ya me gusta como eres"), pero no tuvo tiempo, ya que entonces la niña se acomodó un poco sobre su pecho y admitió que estaba escuchando el latido de su corazón.
Tomas también quiso reír ante esa afirmación tan cargada de razón, pero algo le hizo contenerse. En cualquier otro momento, imaginarse en esa situación le habría parecido una chorrada, algo inalcanzable, y, por supuesto, en cualquier otro momento imaginar que alguien le decía eso le habría sonado, simplemente, tontísimo.
Sin embargo, el chico ya no pensaba de aquella manera, y no sólo porque cualquier cosa que Nerine le dijese le iba a gustar... sino porque sabía que el palpitar de su corazón ya no era el mismo, como tampoco lo eran sus sentimientos extraños.
Todo aquello era nuevo y raro, pero le gustaba. Le gustaba, y punto.
Tomas regresó a la realidad, abandonando sus pensamientos, y trató de observar el rostro de Nerine, apoyado y tranquilo sobre su pecho, oyendo, según acababa de anunciarle ella, el ruido suave que hacía su corazón. Tomas percibió como aquello, sin casi darse cuenta, lo alteraba levemente (porque, ahora, también él estaba prestando atención a ellos, porque sabía que Nerine tenía en su poder a aquel corazón más de lo que ella creería), lo suficiente como para variar un poco el ritmo de sus latidos. Encogió cuidadosamente los hombros, como si quisiese arrepentirse de ese cambio, y permaneció en silencio un ratito más, disfrutando de la calma y la paz de aquel sitio.
Tomas también quiso reír ante esa afirmación tan cargada de razón, pero algo le hizo contenerse. En cualquier otro momento, imaginarse en esa situación le habría parecido una chorrada, algo inalcanzable, y, por supuesto, en cualquier otro momento imaginar que alguien le decía eso le habría sonado, simplemente, tontísimo.
Sin embargo, el chico ya no pensaba de aquella manera, y no sólo porque cualquier cosa que Nerine le dijese le iba a gustar... sino porque sabía que el palpitar de su corazón ya no era el mismo, como tampoco lo eran sus sentimientos extraños.
Todo aquello era nuevo y raro, pero le gustaba. Le gustaba, y punto.
Tomas regresó a la realidad, abandonando sus pensamientos, y trató de observar el rostro de Nerine, apoyado y tranquilo sobre su pecho, oyendo, según acababa de anunciarle ella, el ruido suave que hacía su corazón. Tomas percibió como aquello, sin casi darse cuenta, lo alteraba levemente (porque, ahora, también él estaba prestando atención a ellos, porque sabía que Nerine tenía en su poder a aquel corazón más de lo que ella creería), lo suficiente como para variar un poco el ritmo de sus latidos. Encogió cuidadosamente los hombros, como si quisiese arrepentirse de ese cambio, y permaneció en silencio un ratito más, disfrutando de la calma y la paz de aquel sitio.
Tomas- Mensajes : 773
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Nerine creyó que podía quedarse dormida en ese preciso instante, sin tener ni siquiera la necesidad de sentarse ni nada. Estaba de pie, apoyada y segura entre los brazos de Tomas, y sonrió porque ella no solía sentir nunca la necesidad de quedarse quieta como ahora, y la verdad era que moverse era lo que menos le apetecía hacer en ese instante.
- Te quiero mucho... – murmuró, solo porque sintió la necesidad de decirlo y si no lo decía se le quedaría atrancado en el cerebro y ya no la dejaría pensar en nada más. Separó la oreja de su pecho y levantó la cabeza para volver a mirarle. Estaba contenta. Contenta y sonriente. Se puso de puntitas y depositó un beso en su barbilla -. ¿Volvemos ya?
No era que realmente tuviera ganas de marcharse de allí, pues el lugar era tranquilo, hermoso (romántico...) y muy agradable, pero sentía que, de algún modo, ya iba siendo hora. Si no ponía un poco de razón y se dejase llevar solo por sus impulsos, Nerine se pasaría el resto del día y tal vez hasta la noche, acurrucada allí, tranquila, en paz... Feliz.
- Te quiero mucho... – murmuró, solo porque sintió la necesidad de decirlo y si no lo decía se le quedaría atrancado en el cerebro y ya no la dejaría pensar en nada más. Separó la oreja de su pecho y levantó la cabeza para volver a mirarle. Estaba contenta. Contenta y sonriente. Se puso de puntitas y depositó un beso en su barbilla -. ¿Volvemos ya?
No era que realmente tuviera ganas de marcharse de allí, pues el lugar era tranquilo, hermoso (romántico...) y muy agradable, pero sentía que, de algún modo, ya iba siendo hora. Si no ponía un poco de razón y se dejase llevar solo por sus impulsos, Nerine se pasaría el resto del día y tal vez hasta la noche, acurrucada allí, tranquila, en paz... Feliz.
Nerine- Mensajes : 739
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Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
- Te quiero mucho...
Tomas no pudo evitar, y ni por un asomo quiso evitar, que su sonrisa se ampliase a una velocidad escalofriante justo en ese momento. Al escuchar esas tres palabras juntas, saliendo de los labios de la chica a la que él también quería. Removió un poco las manos que tenía, todavía, sujetando la espalda de Nerine, y con el mismo tono bajo de voz pero usando el mismo convencimiento, se atrevió a admitir:
- Y yo... yo también.
Sin embargo, las siguientes palabras de la niña ya no le sentaron tan bien. Asintió un poco entrecortado con la cabeza, murmurando un flojo "bueno..." entre dientes que se ahogó en el viento que él acababa de detener. Era consciente de que no podían pasarse la tarde allí, pero... se encontraba tan cómodo... Y, si Nerine se marchaba ahora, ¿cuándo la volvería a ver?
Al ver que la niña comenzaba a andar, caminando hacia la academia, Tomas rápidamente reaccionó y la alcanzó de nuevo. La tomó de una mano, sintiendo que aquella no era la despedida que él quería, aunque quizá se volvieran a ver al día siguiente o... qué sabía él. Como Nerine había dicho, ninguno de los dos sabía lo que iba a ocurrir mañana.
Y él todavía tenía un asunto pendiente. Un asunto que llevaba pendiente desde esa noche que habían dormido juntos en su habitación.
- Pero, espera... -le sonrió amistosamente, mientras la observaba, un poco divertido- Espera... ¿vamos a volver andando?
Entonces, amplió su sonrisa pícaramente, suponiendo que la niña ya habría intuido por donde iban sus palabras.
(Dios, que caos, quería poner esto pero no sabía como... ha tenido que quedar super raro ¬¬)
Tomas no pudo evitar, y ni por un asomo quiso evitar, que su sonrisa se ampliase a una velocidad escalofriante justo en ese momento. Al escuchar esas tres palabras juntas, saliendo de los labios de la chica a la que él también quería. Removió un poco las manos que tenía, todavía, sujetando la espalda de Nerine, y con el mismo tono bajo de voz pero usando el mismo convencimiento, se atrevió a admitir:
- Y yo... yo también.
Sin embargo, las siguientes palabras de la niña ya no le sentaron tan bien. Asintió un poco entrecortado con la cabeza, murmurando un flojo "bueno..." entre dientes que se ahogó en el viento que él acababa de detener. Era consciente de que no podían pasarse la tarde allí, pero... se encontraba tan cómodo... Y, si Nerine se marchaba ahora, ¿cuándo la volvería a ver?
Al ver que la niña comenzaba a andar, caminando hacia la academia, Tomas rápidamente reaccionó y la alcanzó de nuevo. La tomó de una mano, sintiendo que aquella no era la despedida que él quería, aunque quizá se volvieran a ver al día siguiente o... qué sabía él. Como Nerine había dicho, ninguno de los dos sabía lo que iba a ocurrir mañana.
Y él todavía tenía un asunto pendiente. Un asunto que llevaba pendiente desde esa noche que habían dormido juntos en su habitación.
- Pero, espera... -le sonrió amistosamente, mientras la observaba, un poco divertido- Espera... ¿vamos a volver andando?
Entonces, amplió su sonrisa pícaramente, suponiendo que la niña ya habría intuido por donde iban sus palabras.
(Dios, que caos, quería poner esto pero no sabía como... ha tenido que quedar super raro ¬¬)
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
Nerine parpadeó, dirigió su mirada hasta la mano que Tomas había estirado para tomar la de ella y luego ladeó la cabeza y solo la observó, curiosa, y se dio cuenta que le gustaba el tacto cálido con ella. Luego se dio cuenta de que casi todo lo que tenía que ver con Tomas le gustaba.
- ¿Ho? – soltó una interrogación y miró al muchacho sin entender a qué se refería con eso, ni por qué esbozaba aquella sonrisa traviesa que a Nerine le hizo gracia y solo por eso se le contagió. Ladeó la cabeza hacia el otro lado y observó, sorprendida, como Tomas agitaba un poco sus alas... Y entendió - ¡Oh!
Nerine soltó la mano del muchacho casi sin darse cuenta y se apartó un paso de él, mordiéndose los labios. No borró del todo su sonrisa porque le pareció que sería un gesto feo, pero esta se mantuvo un poco nerviosa y se notaba que ya no le hacía gracia.
No era que no confiase en Tomas. “Claro que no”, se dijo Nerine. Ella confiaba en él. Sabía que Tomas no querría hacerle daño, y después del mal rato que habían pasado la última vez (aunque ella no se acordaba muy bien, todo había sido muy rápido y muy confuso) dudaba que hubiera vuelto a proponérselo a no ser que estuviera seguro que podía hacerlo, pero...
- ¿Volar? – cuestionó, aunque la respuesta era obvia. Tomas asintió, vacilante, porque el repentino nerviosismo de la niña no le había pasado desapercibido y parecía un poco decepcionado. Nerine no quería decepcionarle. Quería confiar en él -. ¿Seguro?
Era solo que tenía un poquito de miedo. Solo un poquito.
(¡Vaya! XD Tenía que ponerlo, a Nerine le da un poquito de miedo. Pero es una muchacha confiada. Tonta. Fácil de convencer)
- ¿Ho? – soltó una interrogación y miró al muchacho sin entender a qué se refería con eso, ni por qué esbozaba aquella sonrisa traviesa que a Nerine le hizo gracia y solo por eso se le contagió. Ladeó la cabeza hacia el otro lado y observó, sorprendida, como Tomas agitaba un poco sus alas... Y entendió - ¡Oh!
Nerine soltó la mano del muchacho casi sin darse cuenta y se apartó un paso de él, mordiéndose los labios. No borró del todo su sonrisa porque le pareció que sería un gesto feo, pero esta se mantuvo un poco nerviosa y se notaba que ya no le hacía gracia.
No era que no confiase en Tomas. “Claro que no”, se dijo Nerine. Ella confiaba en él. Sabía que Tomas no querría hacerle daño, y después del mal rato que habían pasado la última vez (aunque ella no se acordaba muy bien, todo había sido muy rápido y muy confuso) dudaba que hubiera vuelto a proponérselo a no ser que estuviera seguro que podía hacerlo, pero...
- ¿Volar? – cuestionó, aunque la respuesta era obvia. Tomas asintió, vacilante, porque el repentino nerviosismo de la niña no le había pasado desapercibido y parecía un poco decepcionado. Nerine no quería decepcionarle. Quería confiar en él -. ¿Seguro?
Era solo que tenía un poquito de miedo. Solo un poquito.
(¡Vaya! XD Tenía que ponerlo, a Nerine le da un poquito de miedo. Pero es una muchacha confiada. Tonta. Fácil de convencer)
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(jeje pues "convezcámosla" xD! Vamos a veer...)
Tomas no pudo evitar que sus ojos mostrasen algo de decepción, al comprobar que la chica había soltado su mano y parecía poco convencida. Cuando le cuestionó que si se estaba refiriendo a volar, el chico asintió un poco entristecido.
Entonces, Tomas recordó por qué estaba pidiéndole a Nerine que volasen juntos, y recordó el desastre de su primer vuelo, cuando ella sí que había depositado una confianza plena en sus alas. Se acarició la cabeza, sabiendo que esa aparente duda de la niña era más que comprensible... debía demostrarle que sus alas ya eran de fiar.
- Ahora sí estoy seguro -se elevó un poco en el aire mientras pronunciaba esa frase, convencido- No va a volver a pasar lo que... pasó. No más narices rotas, ni más ramas que se mueven solas... ahora ya no aleteo solamente.
Y, una vez dicho aquello, Tomas avanzó con toda soltura hacia delante, tardando unos segundos en encontrar la postura perfecta para colocarse en horizontal (aquello siempre le llevaba esfuerzo).
- Ya hago eso. Y esto -dio una vuelta y retrocedió hacia atrás, ahogando una sonrisa por la mirada que Nerine le estaba dedicando. Parecía sorprendida y confusa al mismo tiempo, pero Tomas, ahora, se sentía cómodo en el aire, casi más que en el suelo. Al fin y al cabo, era ese su elemento- Y...
Comenzó a dibujar una circunferencia en el aire, pronunciando un "esto" ahogado que se cortó súbitamente cuando Tomas bajó al hallarse a la mitad. Aquel gesto todavía no le salía bien, porque cuando estaba volando boca arriba siempre caía. Sus alas lo pararon a unos centímetros del suelo, volviendo a recuperar su postura un poco elevada de nuevo.
- Bueno, eso... aún no me sale. Es muy raro. -reconoció, riendo- Pero... lo básico sí.
Y entonces, volvió a descender hasta el suelo con una facilidad que no había empleado hasta ese momento. Lo más difícil para Tomas siempre había sido aterrizar, y ahora... le salía todo con tanta soltura... ¿qué podía ir mal?
Suponía que Nerine no podía estar indecisa después de esa demostración que acababa de hacerle.
- Vamos, Neri... -le rogó, tendiéndole de nuevo su mano- Déjame disculparme por lo que pasó. Quiero compensarte el... mal rato que pasamos, y... demostrarte que... tuve un mal día, nada más...
Se encogió de hombros, y esperó.
Tomas no pudo evitar que sus ojos mostrasen algo de decepción, al comprobar que la chica había soltado su mano y parecía poco convencida. Cuando le cuestionó que si se estaba refiriendo a volar, el chico asintió un poco entristecido.
Entonces, Tomas recordó por qué estaba pidiéndole a Nerine que volasen juntos, y recordó el desastre de su primer vuelo, cuando ella sí que había depositado una confianza plena en sus alas. Se acarició la cabeza, sabiendo que esa aparente duda de la niña era más que comprensible... debía demostrarle que sus alas ya eran de fiar.
- Ahora sí estoy seguro -se elevó un poco en el aire mientras pronunciaba esa frase, convencido- No va a volver a pasar lo que... pasó. No más narices rotas, ni más ramas que se mueven solas... ahora ya no aleteo solamente.
Y, una vez dicho aquello, Tomas avanzó con toda soltura hacia delante, tardando unos segundos en encontrar la postura perfecta para colocarse en horizontal (aquello siempre le llevaba esfuerzo).
- Ya hago eso. Y esto -dio una vuelta y retrocedió hacia atrás, ahogando una sonrisa por la mirada que Nerine le estaba dedicando. Parecía sorprendida y confusa al mismo tiempo, pero Tomas, ahora, se sentía cómodo en el aire, casi más que en el suelo. Al fin y al cabo, era ese su elemento- Y...
Comenzó a dibujar una circunferencia en el aire, pronunciando un "esto" ahogado que se cortó súbitamente cuando Tomas bajó al hallarse a la mitad. Aquel gesto todavía no le salía bien, porque cuando estaba volando boca arriba siempre caía. Sus alas lo pararon a unos centímetros del suelo, volviendo a recuperar su postura un poco elevada de nuevo.
- Bueno, eso... aún no me sale. Es muy raro. -reconoció, riendo- Pero... lo básico sí.
Y entonces, volvió a descender hasta el suelo con una facilidad que no había empleado hasta ese momento. Lo más difícil para Tomas siempre había sido aterrizar, y ahora... le salía todo con tanta soltura... ¿qué podía ir mal?
Suponía que Nerine no podía estar indecisa después de esa demostración que acababa de hacerle.
- Vamos, Neri... -le rogó, tendiéndole de nuevo su mano- Déjame disculparme por lo que pasó. Quiero compensarte el... mal rato que pasamos, y... demostrarte que... tuve un mal día, nada más...
Se encogió de hombros, y esperó.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Partido en dos (priv. Nerine y Tomas)
(La pobre está acojoná)
Nerine observó todos y cada uno de los movimientos y explicaciones de Tomas con una mezcla de sorpresa, admiración y temor todavía pintados en el rostro. Entreabrió los labios cuando el muchacho dio una vuelta sobre sí mismo y ahogó un grito y se tapó los ojos cuando estuvo a punto de darse de bruces contra el suelo, pero después de eso se atrevió a volver a mirar a través de los dedos.
Le dedicó a Tomas un silencio lleno de dudas, pues había decidido hacía días que no le gustaba volar. No era culpa del muchacho, ni tampoco del golpe que habían tenido el otro día, ni siquiera era solamente cosa suya. Nerine había decidido que no le gustaba volar y punto, ni le gustaba el balanceo que causaban las alas de los únicos dos chicos con los que alguna vez había volado, ni la sensación que siempre tenía, como si estuviera a punto de caerse todo el rato aunque la agarraran fuerte. No le gustaba.
Tragó saliva y miró a Tomas con los ojos grandes y muy abiertos.
- Es que tengo miedo – admitió, aunque creía que eso ya se le notaba de antes. Tomas tenía una mano tendida en su dirección y la miraba, suplicante. Ella no podía negarse a esa mirada -. Mmm... ¿Irás con cuidado? -. Sabía que no hacía falta preguntar aquello pero lo preguntó de todos modos, y entonces, solo entonces, levantó la mano un poco vacilante, y tomó la de él. Antes de tener tiempo de arrepentirse, se acercó más y lo abrazó.
Nerine observó todos y cada uno de los movimientos y explicaciones de Tomas con una mezcla de sorpresa, admiración y temor todavía pintados en el rostro. Entreabrió los labios cuando el muchacho dio una vuelta sobre sí mismo y ahogó un grito y se tapó los ojos cuando estuvo a punto de darse de bruces contra el suelo, pero después de eso se atrevió a volver a mirar a través de los dedos.
Le dedicó a Tomas un silencio lleno de dudas, pues había decidido hacía días que no le gustaba volar. No era culpa del muchacho, ni tampoco del golpe que habían tenido el otro día, ni siquiera era solamente cosa suya. Nerine había decidido que no le gustaba volar y punto, ni le gustaba el balanceo que causaban las alas de los únicos dos chicos con los que alguna vez había volado, ni la sensación que siempre tenía, como si estuviera a punto de caerse todo el rato aunque la agarraran fuerte. No le gustaba.
Tragó saliva y miró a Tomas con los ojos grandes y muy abiertos.
- Es que tengo miedo – admitió, aunque creía que eso ya se le notaba de antes. Tomas tenía una mano tendida en su dirección y la miraba, suplicante. Ella no podía negarse a esa mirada -. Mmm... ¿Irás con cuidado? -. Sabía que no hacía falta preguntar aquello pero lo preguntó de todos modos, y entonces, solo entonces, levantó la mano un poco vacilante, y tomó la de él. Antes de tener tiempo de arrepentirse, se acercó más y lo abrazó.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
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