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Regreso de unos días de caza.
3 participantes
Página 2 de 2.
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Re: Regreso de unos días de caza.
(Bueno... no tengo ni idea de qué poner, pero siempre que digo eso acabo escribiendo demasiado xD!
Parece que me cuelo así porque si, pero, ¡NO!, esto estaba planeado -no, no lo estaba jajajajaja!!-)
En realidad, Tomas ya llevaba allí un buen rato.
Tenía que pasar por ese pasillo para seguir caminando un buen rato y llegar hasta su habitación, pero algo lo había hecho frenarse y permanecer allí. Sí, para evitar aquel tramo se podía haber marchado simplemente volando, o dar media vuelta y llegar a su habitación más tarde; o, más sencillo, pasar sin ningún reparo por el lado de esos dos y no hacerles ni el más mínimo caso.
Pero no. Él se había quedado allí, quieto. Escondido tras una columna y mirando hacia el fondo de aquel pasillo como si estuviese mirando con absoluta intriga la escena de una película.
El problema era que aquello no podía ser una simple película.
Lugat y Nerine -Nerine, la chica a la que quería más que a nadie, la primera chica que le había robado el corazón, la chica por la que estaba plantificado allí...- parecían llevar allí un buen rato, hablando y... abrazándose. Y besándose, también.
Tomas no había podido evitar sentir un escalofrío ante ese beso, pero no era el mismo escalofrío ni la misma sensación de odio y rabia que en el primero, que en el beso que el puñetero vampiro le había soltado en su habitación, el día blanco. No, ese beso era distinto; parecía más lento, más apasionado... parecía un beso ante el cual él no podía hacer nada. Nada. Sólo quedarse allí quieto mirando y sintiéndose como un auténtico idiota.
Sin embargo, otros besos siguieron después de ese, unos besos mucho distintos, que no eran tan tranquilos como el primero. Tomas no pudo evitar notar cómo su corazón comenzaba a latir más fuerte, sin aguantar más aquella situación, pero... todavía sin poder reaccionar para largarse y dejarlos en paz (porque, al fin y al cabo, él había aceptado eso y por tanto no era asunto suyo)
Se echó las manos a la cabeza y dejó de mirar, cuando logró sacar fuerza suficiente para ello.
Pero, sumido como estaba en sus propios pensamientos, no se dio cuenta de que acababa de levantarse un viento desagradable en aquel pasillo que, sin duda, iba a delatarlo si o si.
Parece que me cuelo así porque si, pero, ¡NO!, esto estaba planeado -no, no lo estaba jajajajaja!!-)
En realidad, Tomas ya llevaba allí un buen rato.
Tenía que pasar por ese pasillo para seguir caminando un buen rato y llegar hasta su habitación, pero algo lo había hecho frenarse y permanecer allí. Sí, para evitar aquel tramo se podía haber marchado simplemente volando, o dar media vuelta y llegar a su habitación más tarde; o, más sencillo, pasar sin ningún reparo por el lado de esos dos y no hacerles ni el más mínimo caso.
Pero no. Él se había quedado allí, quieto. Escondido tras una columna y mirando hacia el fondo de aquel pasillo como si estuviese mirando con absoluta intriga la escena de una película.
El problema era que aquello no podía ser una simple película.
Lugat y Nerine -Nerine, la chica a la que quería más que a nadie, la primera chica que le había robado el corazón, la chica por la que estaba plantificado allí...- parecían llevar allí un buen rato, hablando y... abrazándose. Y besándose, también.
Tomas no había podido evitar sentir un escalofrío ante ese beso, pero no era el mismo escalofrío ni la misma sensación de odio y rabia que en el primero, que en el beso que el puñetero vampiro le había soltado en su habitación, el día blanco. No, ese beso era distinto; parecía más lento, más apasionado... parecía un beso ante el cual él no podía hacer nada. Nada. Sólo quedarse allí quieto mirando y sintiéndose como un auténtico idiota.
Sin embargo, otros besos siguieron después de ese, unos besos mucho distintos, que no eran tan tranquilos como el primero. Tomas no pudo evitar notar cómo su corazón comenzaba a latir más fuerte, sin aguantar más aquella situación, pero... todavía sin poder reaccionar para largarse y dejarlos en paz (porque, al fin y al cabo, él había aceptado eso y por tanto no era asunto suyo)
Se echó las manos a la cabeza y dejó de mirar, cuando logró sacar fuerza suficiente para ello.
Pero, sumido como estaba en sus propios pensamientos, no se dio cuenta de que acababa de levantarse un viento desagradable en aquel pasillo que, sin duda, iba a delatarlo si o si.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Regreso de unos días de caza.
(Ai madre, me ha costado mucho contestar. Que delicado es esto xD)
El corazón de Nerine comenzó a latir con fuerza cuando L la besó en los párpados, y bombeó tan deprisa en sus orejas que casi no la dejó escuchar nada de lo que él le dijo. Sintió vagamente su aliento sobre su boca (acuérdate lo que debes hacer con tus manos) y luego solamente se fundió con sus labios y ya no fue capaz de pensar nada más.
Aquello era extraño. Sus manos, obedeciendo las órdenes del vampiro (porque ella era incapaz de ordenarle nada a su cuerpo en ese instante) se levantaron y comenzaron a repartir caricias por su cuello, su pecho y su espalda, perdiéndose en la suavidad de las ropas de L (“Oh, no lleva el uniforme”) y enredándose de vez en cuando en su cabello. Nerine no pensaba, no razonaba, no valoraba nada de lo que estaba sucediendo en ese momento entre ella, L y todo lo que estaba a su alrededor. Solo se dejaba arrastrar por ese calor frío que desprendía el vampiro y que la hacía desear no descolgarse nunca de sus labios, como si algo hubiese encajado allí, como si ese fuera su sitio... Y se dejó arrastrar, y la arrastró, la arrastró, la arrastró.
Nerine no supo exactamente por qué el beso había terminado (si es que a eso se le podía llamar beso. Nada más evocarlo, sentía que podía explotar de vergüenza), pero el caso fue que cuando L se separó de ella, bruscamente y de golpe, la niña se dio cuenta de dos cosas muy importante. La primera, tenía que ponerse a respirar, porque se le había olvidado hacerlo, y casi se ahogó al volver a llenar sus pulmones de oxígeno. La segunda, un fuerte viento se había levantado a su alrededor, lo cual era extraño, porque estaban en un lugar cerrado y hasta entonces apenas habían pasado unas pocas corrientes.
Nerine parpadeó y enfocó torpemente la mirada.
- ¿Tomas?
El corazón de Nerine comenzó a latir con fuerza cuando L la besó en los párpados, y bombeó tan deprisa en sus orejas que casi no la dejó escuchar nada de lo que él le dijo. Sintió vagamente su aliento sobre su boca (acuérdate lo que debes hacer con tus manos) y luego solamente se fundió con sus labios y ya no fue capaz de pensar nada más.
Aquello era extraño. Sus manos, obedeciendo las órdenes del vampiro (porque ella era incapaz de ordenarle nada a su cuerpo en ese instante) se levantaron y comenzaron a repartir caricias por su cuello, su pecho y su espalda, perdiéndose en la suavidad de las ropas de L (“Oh, no lleva el uniforme”) y enredándose de vez en cuando en su cabello. Nerine no pensaba, no razonaba, no valoraba nada de lo que estaba sucediendo en ese momento entre ella, L y todo lo que estaba a su alrededor. Solo se dejaba arrastrar por ese calor frío que desprendía el vampiro y que la hacía desear no descolgarse nunca de sus labios, como si algo hubiese encajado allí, como si ese fuera su sitio... Y se dejó arrastrar, y la arrastró, la arrastró, la arrastró.
Nerine no supo exactamente por qué el beso había terminado (si es que a eso se le podía llamar beso. Nada más evocarlo, sentía que podía explotar de vergüenza), pero el caso fue que cuando L se separó de ella, bruscamente y de golpe, la niña se dio cuenta de dos cosas muy importante. La primera, tenía que ponerse a respirar, porque se le había olvidado hacerlo, y casi se ahogó al volver a llenar sus pulmones de oxígeno. La segunda, un fuerte viento se había levantado a su alrededor, lo cual era extraño, porque estaban en un lugar cerrado y hasta entonces apenas habían pasado unas pocas corrientes.
Nerine parpadeó y enfocó torpemente la mirada.
- ¿Tomas?
Última edición por Nerine el Jue Abr 07, 2011 11:13 am, editado 1 vez
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Regreso de unos días de caza.
Lugat se separó de golpe de los labios de Nerine, dejando a medias su apasionado beso. Notó una suave brisa por todo el pasillo. Se incorporó y miró hacia donde provenía la corriente de aire. Lugat era vampiro, aunque algunas personas solían tener la mala costumbre de olvidarse de ese pequeño detalle, por lo que desde hacía rato podía percatarse de la presencia de Tomas en los pasillos. Al vampiro al principio le tentó la idea de delatar a el escondite de Tomas, pero prefirió que pudiera contemplar que él había regresado y que Nerine era suya de nuevo. Que regresaba a él y que lo hacía sin dudas ni titubeos. Eso si, besó a Nerine porque tenía ganas, no porque Tomas rondaba cerca y los estaba espiando mientras intimidaban. A Lugat no le hacía falta demostrar nada, a él tan solo le bastaba saber que Neri quería que estuviese a su lado.
Lugat levantó un brazo en señal de saludo y dijo.
- Hombre Tomas, tú por aquí. Qué, me has echado de menos? Espero haber podido estar suficiente tiempo fuera para poder estrechar lazos con Nerine.-Ayuda a incorporarse a Nerine cogiendola por las manos y añade. -Ya estoy al corriente de la situación. Nerine me has contado que a pasado durante mi ausencia. ¿Serás capaz de sobrellevarlo? ¿O tus celos te harán perder los estribos? Piénsalo muy bien, no todo el mundo está preparado para dar este paso.
Lugat levantó un brazo en señal de saludo y dijo.
- Hombre Tomas, tú por aquí. Qué, me has echado de menos? Espero haber podido estar suficiente tiempo fuera para poder estrechar lazos con Nerine.-Ayuda a incorporarse a Nerine cogiendola por las manos y añade. -Ya estoy al corriente de la situación. Nerine me has contado que a pasado durante mi ausencia. ¿Serás capaz de sobrellevarlo? ¿O tus celos te harán perder los estribos? Piénsalo muy bien, no todo el mundo está preparado para dar este paso.
Lugat- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 29/01/2011
Re: Regreso de unos días de caza.
Tan pronto como Tomas escuchó la voz de Lugat, esa voz que tanto detestaba dirigiéndose a él, el viento cesó de un golpe. Se apartó los brazos que lo sujetaban por el pelo para dejarlos apoyados en la columna, mientras observaba cómo el vampiro ayudaba a Nerine a volver a ponerse en pie y continuaba hablándole con esa soltura que solía emplear... con ese tono que odiaba.
- ¿Serás capaz de sobrellevarlo? ¿O tus celos te harán perder los estribos?
No estaba siendo nada fácil para él, y Tomas lo sabía. Porque sentía cómo su corazón daba un vuelco cada vez que veía besarse a Nerine con esa otra persona, aunque fuese el beso más inocente del mundo, aunque no llegase a ser algo más que eso; un simple roce cariñoso entre dos labios. Sin embargo, Tomas ya había aceptado aquella situación, a sabiendas de que era lo que Nerine quería y él no podía oponerse a lo que ella quisiese.
El problema, ahora, no era aquel. No, no era que Nerine se besase con dos chicos, ni que su corazón estuviese dividido para dos personas diferentes. El problema, quizá, siempre había sido el mismo desde que toda aquella locura había dado comienzo y el chico no podía haberse dado cuenta hasta ese momento.
Tomas apoyó la cabeza en sus brazos, sin plantearse moverse de allí para acercarse a los dos. El vampiro podía escucharlo perfectamente desde donde estaba, y si no, tampoco le importaba mucho.
- Pues... para empezar tampoco creo que eso te tenga que importar tanto. ¿O es que tanto te dolió el puñetazo, que te da miedo que vuelva a "perder los estribos"? -sonrió irónicamente, pero no le dejó tiempo para responderle, porque ya sabía cómo iba a responder- Ah, no, ya sé que no. Pues te voy a decir algo. El problema aquí eres tú, Lugat. Te encanta... pasar por encima de todo el mundo, y creerte superior a los demás sólo por ser un... vampiro. Tus alas son más grandes... vuelas mejor que yo... un mordisco y estoy muerto... ¿te suena? Me lo has dicho unas cuantas veces ya, y... cansa. No te soporto. Puedo soportar esta situación; a quien no puedo soportar es a ti.
No titubeó en ninguna de sus palabras. Tenía tantas ganas de soltarle aquello que ni siquiera lo pensó antes de decirlo. De todas formas, Lugat ya se las apañaría para contradecirlo con alguna de sus frases ingeniosas que siempre lo dejaban a ras del suelo. No le preocupaba en absoluto lo que hiciese; él ya había dicho lo que tenía que decir, y no iba a arrepentirse.
- ¿Serás capaz de sobrellevarlo? ¿O tus celos te harán perder los estribos?
No estaba siendo nada fácil para él, y Tomas lo sabía. Porque sentía cómo su corazón daba un vuelco cada vez que veía besarse a Nerine con esa otra persona, aunque fuese el beso más inocente del mundo, aunque no llegase a ser algo más que eso; un simple roce cariñoso entre dos labios. Sin embargo, Tomas ya había aceptado aquella situación, a sabiendas de que era lo que Nerine quería y él no podía oponerse a lo que ella quisiese.
El problema, ahora, no era aquel. No, no era que Nerine se besase con dos chicos, ni que su corazón estuviese dividido para dos personas diferentes. El problema, quizá, siempre había sido el mismo desde que toda aquella locura había dado comienzo y el chico no podía haberse dado cuenta hasta ese momento.
Tomas apoyó la cabeza en sus brazos, sin plantearse moverse de allí para acercarse a los dos. El vampiro podía escucharlo perfectamente desde donde estaba, y si no, tampoco le importaba mucho.
- Pues... para empezar tampoco creo que eso te tenga que importar tanto. ¿O es que tanto te dolió el puñetazo, que te da miedo que vuelva a "perder los estribos"? -sonrió irónicamente, pero no le dejó tiempo para responderle, porque ya sabía cómo iba a responder- Ah, no, ya sé que no. Pues te voy a decir algo. El problema aquí eres tú, Lugat. Te encanta... pasar por encima de todo el mundo, y creerte superior a los demás sólo por ser un... vampiro. Tus alas son más grandes... vuelas mejor que yo... un mordisco y estoy muerto... ¿te suena? Me lo has dicho unas cuantas veces ya, y... cansa. No te soporto. Puedo soportar esta situación; a quien no puedo soportar es a ti.
No titubeó en ninguna de sus palabras. Tenía tantas ganas de soltarle aquello que ni siquiera lo pensó antes de decirlo. De todas formas, Lugat ya se las apañaría para contradecirlo con alguna de sus frases ingeniosas que siempre lo dejaban a ras del suelo. No le preocupaba en absoluto lo que hiciese; él ya había dicho lo que tenía que decir, y no iba a arrepentirse.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Regreso de unos días de caza.
Nerine se levantó del suelo con ayuda de Lugat y se quedó un momento muy quieta, valorando si tenía suficiente fuerza en las piernas como para aguantarse por sí misma o por el contrario estas se le habían vuelto de gelatina. Luego, tras comprobar que si que podía mantenerse en pie, y después de pasear la mirada tímidamente entre los dos chicos (Se puso roja otra vez. Se encogió un poco de vergüenza), apartó las manos de L y las juntó de nuevo sobre sus piernas. Se sintió levemente incómoda con ellos dos allí, hablando de ella.
Se sintió nuevamente pequeña y comenzó a alternar la mirada entre L y Tomas, porque realmente ellos se habían puesto a hablar, pero ella no escuchaba lo que decían. Esperó, apretando las manos y deseando que, por Dios, no se pusieran a pelear.
Se sintió nuevamente pequeña y comenzó a alternar la mirada entre L y Tomas, porque realmente ellos se habían puesto a hablar, pero ella no escuchaba lo que decían. Esperó, apretando las manos y deseando que, por Dios, no se pusieran a pelear.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Regreso de unos días de caza.
Lugat esbozó una media sonrisa. Al vampiro le encantaba sacar de quicio a Tomas, se podría decir que era uno de sus hobbies. Lugat pensó que ya era hora de dejarle las cosas bien claras.
- A ver Tomas, creo que no lo has entendido. No es que me crea más que nadie, es que soy más que nadie. Mi raza es superior a la vuestra. Sin contar que te llevo 520 años de ventaja.- Deja a tras a Nerine y se acerca con paso decidido a Tomas. - Y sí, si quisiera ya estarías muerto. Con un símple y rápido movimiento de mis manos te dejaría tumbado en el suelo inerte y no te tendría que soportar más. ¿Pero sabes a caso porque no lo hago? ¿Sabes porque me aguanto la rabia que hay en mi interior? Pues es muy sencillo. Lo hago por ella, te lo he repetido un millón de veces, te respeto y te soporto porque eres importante para Nerine e intentas protegerla, y toda aquella persona que quiera Nerine o que cuide de ella merece mi respeto.-Se acaba de acercar a Tomas y dice.-Ahora bien, si le haces daño o decides que no merece la pena protegerla, será entonces cuando morirás. Es muy sencillo. Pero mira te lo explicaré con unas palabras que estoy seguro comprenderás a la perfección. Nerine es mi novia, yo la besé primero. Yo fui la primera persona en descubrir cual era el sabor de sus labios. Tu estas con ella porque yo te lo permito. Lugat se queda inmóvil a tan solo unos metros de distancia de él con los brazos rodeando su pecho. - No quería llegar a este extremo, pero con tu mente celosa y cerrada no me has dejado ninguna opción. A mi no me gusta hablar con propiedades, porque no pienso de esa manera, no por nada, porque no sigo las mismas leyes morales que seguís vosotros. Ahora si me quieres pegar de nuevo, adelante. Descarga tu rabia con alguien que pueda pararte los pies.
- A ver Tomas, creo que no lo has entendido. No es que me crea más que nadie, es que soy más que nadie. Mi raza es superior a la vuestra. Sin contar que te llevo 520 años de ventaja.- Deja a tras a Nerine y se acerca con paso decidido a Tomas. - Y sí, si quisiera ya estarías muerto. Con un símple y rápido movimiento de mis manos te dejaría tumbado en el suelo inerte y no te tendría que soportar más. ¿Pero sabes a caso porque no lo hago? ¿Sabes porque me aguanto la rabia que hay en mi interior? Pues es muy sencillo. Lo hago por ella, te lo he repetido un millón de veces, te respeto y te soporto porque eres importante para Nerine e intentas protegerla, y toda aquella persona que quiera Nerine o que cuide de ella merece mi respeto.-Se acaba de acercar a Tomas y dice.-Ahora bien, si le haces daño o decides que no merece la pena protegerla, será entonces cuando morirás. Es muy sencillo. Pero mira te lo explicaré con unas palabras que estoy seguro comprenderás a la perfección. Nerine es mi novia, yo la besé primero. Yo fui la primera persona en descubrir cual era el sabor de sus labios. Tu estas con ella porque yo te lo permito. Lugat se queda inmóvil a tan solo unos metros de distancia de él con los brazos rodeando su pecho. - No quería llegar a este extremo, pero con tu mente celosa y cerrada no me has dejado ninguna opción. A mi no me gusta hablar con propiedades, porque no pienso de esa manera, no por nada, porque no sigo las mismas leyes morales que seguís vosotros. Ahora si me quieres pegar de nuevo, adelante. Descarga tu rabia con alguien que pueda pararte los pies.
Lugat- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 29/01/2011
Re: Regreso de unos días de caza.
Cuando Lugat comenzó a hablar, y a sabiendas de que lo que quisiera que buscase decir iba a ser muy largo, Tomas se acomodó en la columna cruzándose de brazos y quedándose un poco apoyado en ella, prestando atención a todo lo que decía sin saber muy bien por qué tenía que atenderle tanto, si ya intuía lo que iba a decir.
En su primera frase se echó a reír. No se creía más que nadie, según él, lo era. Era más que él y más que cualquier otro ser humano por el mero hecho de ser vampiro, de creerselo. Tomas continuaba teniendo claro que se lo creía, aunque podía ser que llevase razón, aunque sabía perfectamente que si lo atacaba no tenía nada que hacer. Pero nadie podía reconocer que era superior a otro ser de esa manera tan cruel. Eso a Tomas no le cabía en la cabeza.
Y aquello le hacía formularse otras preguntas, también. En concreto, una pregunta que le hizo borrar su sonrisa, sin tener el valor suficiente para formular en voz alta. Pero una pregunta que sí lo martilleó por dentro.
Con el fin de distraerse y olvidar esos pensamientos, continuó escuchando las palabras de Lugat; sin embargo, sin darles la más mínima importancia. Sólo percibió un leve latido de rabia en su corazón cuando pronunció aquel descarado "Tu estas con ella porque yo te lo permito.", interpretando que lo pronunciaba como si Nerine fuese suya; de verdad, todavía sintiéndose superior...
Tomas miró hacia otro lado y esperó a que concluyese su largo discurso con una total tranquilidad cubriendo sus ojos apagados. No sabía si esa tranquilidad era real o no. Ni siquiera sabía qué estaba percibiendo en su interior ahora, exactamente.
- ¿Ya? -inquirió, retóricamente, sólo para saber cómo empezar. No se movió ni un centímetro- No, no voy a pegarte. No estoy enfadado. Ahora... -"ni siquiera voy a hacer nada" quiso agregar después, pero se contuvo. Sí que quería decir algo, aunque no fuese a servir de nada, aunque con el discurso del "novio celoso", Lugat no fuese a cambiar. Lo miró- No, claro que no te entiendo. Esto de ser humano es lo que tiene, que somos más tontos. Pero me da igual, a mi me da igual, ¿sabes? Me da igual ser... tonto, pequeño, débil... me da igual ser inferior a ti -entonces, terminó de acercarse a él hasta acabar frente a frente (descubriendo que aquello de ser pequeño era más terrible de lo que pensaba; Lugat le sacaba una buena altura). Sin titubear ni un ápice, concluyó- Pero a lo mejor te lo deberías acabar pensando. Porque a lo mejor no eres tan superior ni tan perfecto como tú piensas. Si alguna vez te das cuenta de eso, me atreveré a "respetarte", como tú dices que haces conmigo -desviando un poco la mirada, Tomas arqueó las cejas, indicando que hablaba más para sí mismo- Aunque si eso es respetar, no sé que les dirás a los que no quieres respetar...
En su primera frase se echó a reír. No se creía más que nadie, según él, lo era. Era más que él y más que cualquier otro ser humano por el mero hecho de ser vampiro, de creerselo. Tomas continuaba teniendo claro que se lo creía, aunque podía ser que llevase razón, aunque sabía perfectamente que si lo atacaba no tenía nada que hacer. Pero nadie podía reconocer que era superior a otro ser de esa manera tan cruel. Eso a Tomas no le cabía en la cabeza.
Y aquello le hacía formularse otras preguntas, también. En concreto, una pregunta que le hizo borrar su sonrisa, sin tener el valor suficiente para formular en voz alta. Pero una pregunta que sí lo martilleó por dentro.
Con el fin de distraerse y olvidar esos pensamientos, continuó escuchando las palabras de Lugat; sin embargo, sin darles la más mínima importancia. Sólo percibió un leve latido de rabia en su corazón cuando pronunció aquel descarado "Tu estas con ella porque yo te lo permito.", interpretando que lo pronunciaba como si Nerine fuese suya; de verdad, todavía sintiéndose superior...
Tomas miró hacia otro lado y esperó a que concluyese su largo discurso con una total tranquilidad cubriendo sus ojos apagados. No sabía si esa tranquilidad era real o no. Ni siquiera sabía qué estaba percibiendo en su interior ahora, exactamente.
- ¿Ya? -inquirió, retóricamente, sólo para saber cómo empezar. No se movió ni un centímetro- No, no voy a pegarte. No estoy enfadado. Ahora... -"ni siquiera voy a hacer nada" quiso agregar después, pero se contuvo. Sí que quería decir algo, aunque no fuese a servir de nada, aunque con el discurso del "novio celoso", Lugat no fuese a cambiar. Lo miró- No, claro que no te entiendo. Esto de ser humano es lo que tiene, que somos más tontos. Pero me da igual, a mi me da igual, ¿sabes? Me da igual ser... tonto, pequeño, débil... me da igual ser inferior a ti -entonces, terminó de acercarse a él hasta acabar frente a frente (descubriendo que aquello de ser pequeño era más terrible de lo que pensaba; Lugat le sacaba una buena altura). Sin titubear ni un ápice, concluyó- Pero a lo mejor te lo deberías acabar pensando. Porque a lo mejor no eres tan superior ni tan perfecto como tú piensas. Si alguna vez te das cuenta de eso, me atreveré a "respetarte", como tú dices que haces conmigo -desviando un poco la mirada, Tomas arqueó las cejas, indicando que hablaba más para sí mismo- Aunque si eso es respetar, no sé que les dirás a los que no quieres respetar...
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Regreso de unos días de caza.
Nerine se quedó durante un rato muy quieta en su sitio, sin apartar la mirada de la columna a la que L se había acercado y desde donde podía ver a los dos chicos (el corazón le latió un momento muy rápido) hablar, aunque no escuchaba nada. Se frotó las manos nerviosamente y se mordisqueó los labios. Sabía, sospechaba, que tanto Tomas como L necesitaban un momento para hablar entre ellos porque, a ver, Nerine había hablado con los dos y los dos habían aceptado lo que ella sentía, pero eso no quitaba que seguía siendo una extraña situación de tres personas y ellos dos, quisieran o no, estaban ahora unidos por algo. Por ella. Se le secó un poco la boca y siguió mirando.
En un momento dado le pareció que los muchachos habían terminado de hablar, porque solo compartieron una mirada fija y penetrante, como si se estuvieran midiendo el uno al otro, y ese fue el momento que la niña escogió para intervenir. Si tenían que decirse algo que ella no pudiera escuchar, habían tenido su momento. Se acercó a ellos con cierta timidez, menos efusivamente de lo que era normal en ella, y se colocó silenciosamente al lado de L, estirando su mano hasta tomar una de las de él. Lo miró un segundo y, acto seguido, se giró hasta Tomas y alargó la otra mano hasta tomar la de Tomas, que reposaba sobre la columna. También lo miró, callada, preguntándose si aquello realmente estaba siendo tan extraño para ellos como lo estaba siendo para ella.
En un momento dado le pareció que los muchachos habían terminado de hablar, porque solo compartieron una mirada fija y penetrante, como si se estuvieran midiendo el uno al otro, y ese fue el momento que la niña escogió para intervenir. Si tenían que decirse algo que ella no pudiera escuchar, habían tenido su momento. Se acercó a ellos con cierta timidez, menos efusivamente de lo que era normal en ella, y se colocó silenciosamente al lado de L, estirando su mano hasta tomar una de las de él. Lo miró un segundo y, acto seguido, se giró hasta Tomas y alargó la otra mano hasta tomar la de Tomas, que reposaba sobre la columna. También lo miró, callada, preguntándose si aquello realmente estaba siendo tan extraño para ellos como lo estaba siendo para ella.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Regreso de unos días de caza.
Lugat vio como Nerine se acercaba algo titubeante asta ellos. Notó como la pequeña y fina mano de Nerine buscaba la suya, y la estrechaba. El vampiro disfrutaba con el contacto cálido y tierno de la piel de Nerine.
Se podría decir que Lugat no prestaba atención a todo lo que Tomas le decía y le recriminaba. Únicamente estaba pendiente de Nerine.
- No te preocupes pequeña, no estamos discutiendo. Le estrecha aún más la mano, la alza y la besa con infinita ternura. Sabes que te he echado mucho de menos verdad pequeña? Ahora cero que os dejo solos para que podáis hablar, ademas tengo que buscara ami hermana para hablar con ella.
Lugat ahora besa la mejilla de Nerine haciendo que esta se sonrojara un poco debido a la situación. A Lugat le encantaba hacer sonrojar a Nerine, era una de las muestras de humanidad que más le gustaba a Lugat.
Se podría decir que Lugat no prestaba atención a todo lo que Tomas le decía y le recriminaba. Únicamente estaba pendiente de Nerine.
- No te preocupes pequeña, no estamos discutiendo. Le estrecha aún más la mano, la alza y la besa con infinita ternura. Sabes que te he echado mucho de menos verdad pequeña? Ahora cero que os dejo solos para que podáis hablar, ademas tengo que buscara ami hermana para hablar con ella.
Lugat ahora besa la mejilla de Nerine haciendo que esta se sonrojara un poco debido a la situación. A Lugat le encantaba hacer sonrojar a Nerine, era una de las muestras de humanidad que más le gustaba a Lugat.
Lugat- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 29/01/2011
Re: Regreso de unos días de caza.
Tomas no pudo evitar sentir, también, sorpresa cuando Nerine se acercó hacia ellos y tomó la mano de Lugat para estrecharla. Mientras giraba la cabeza, ahogó un bufido sin decir nada...
Pero, entonces, Nerine también cogió su mano y lo miró fijamente por un momento. Tomas se vio sumergido en esa mirada casi sin quererlo, sabiendo intuir todo lo que la niña parecía expresar en ella; que dejasen de hablar así el uno del otro y de dirigirse miradas enfadadas, que se llevasen bien, que aceptasen la situación. Pero para Tomas no era tan sencillo. No, no lo era.
Porque quizás él quisiera tener las dos manos de Nerine estrechadas entre las suyas. Y no sólo la única que tenía.
Tragó saliva y desvió la mirada mientras Lugat hablaba con ella (y la besaba. La besó dos veces. Tomas no supo donde, pero sí escuchó esos dos besos), todavía sumido en unos pensamientos que lo distraían. Si Lugat no fuese así... si no fuese vampiro, ni engreído, ni le gustase tanto meterse con él...
Tomas salió de sus pensamientos cuando, al girar la cabeza, vio que Lugat de repente ya no estaba. Parpadeó un par de veces.
- ¿Se ha ido? ¿Así, porque sí? -Nerine asintió con la cabeza, y Tomas se pasó una mano por la cara, riendo irónicamente- Bien, esa es la mejor manera de arreglarlo todo, si...
Entonces, el muchacho sintió de nuevo esa mirada. Esos ojillos dorados que Nerine le dedicaba, esos ojos que le pedían aceptar todo eso con una sonrisa. La única de las peticiones de la niña que Tomas no podía cumplir.
- Lo siento... -se disculpó, casi sin percatarse- Lo siento, pero es que... esto es fácil para tí, Neri. Para vosotros. Pero para mí no. Creo que... me voy a comer -determinó finalmente, todavía sin soltar la mano de la niña. Luego, encogió un poco sus hombros, y agregó en voz baja- ¿Vienes...?
Porque sí, podía no entender la situación, ni entender a Lugat, ni siquiera entender a Nerine y a su corazón partido en dos. Pero Tomas adoraba estar a su lado, fuera como fuese. Y eso ningún sentimiento confuso dentro de él iba a cambiarlo.
Pero, entonces, Nerine también cogió su mano y lo miró fijamente por un momento. Tomas se vio sumergido en esa mirada casi sin quererlo, sabiendo intuir todo lo que la niña parecía expresar en ella; que dejasen de hablar así el uno del otro y de dirigirse miradas enfadadas, que se llevasen bien, que aceptasen la situación. Pero para Tomas no era tan sencillo. No, no lo era.
Porque quizás él quisiera tener las dos manos de Nerine estrechadas entre las suyas. Y no sólo la única que tenía.
Tragó saliva y desvió la mirada mientras Lugat hablaba con ella (y la besaba. La besó dos veces. Tomas no supo donde, pero sí escuchó esos dos besos), todavía sumido en unos pensamientos que lo distraían. Si Lugat no fuese así... si no fuese vampiro, ni engreído, ni le gustase tanto meterse con él...
Tomas salió de sus pensamientos cuando, al girar la cabeza, vio que Lugat de repente ya no estaba. Parpadeó un par de veces.
- ¿Se ha ido? ¿Así, porque sí? -Nerine asintió con la cabeza, y Tomas se pasó una mano por la cara, riendo irónicamente- Bien, esa es la mejor manera de arreglarlo todo, si...
Entonces, el muchacho sintió de nuevo esa mirada. Esos ojillos dorados que Nerine le dedicaba, esos ojos que le pedían aceptar todo eso con una sonrisa. La única de las peticiones de la niña que Tomas no podía cumplir.
- Lo siento... -se disculpó, casi sin percatarse- Lo siento, pero es que... esto es fácil para tí, Neri. Para vosotros. Pero para mí no. Creo que... me voy a comer -determinó finalmente, todavía sin soltar la mano de la niña. Luego, encogió un poco sus hombros, y agregó en voz baja- ¿Vienes...?
Porque sí, podía no entender la situación, ni entender a Lugat, ni siquiera entender a Nerine y a su corazón partido en dos. Pero Tomas adoraba estar a su lado, fuera como fuese. Y eso ningún sentimiento confuso dentro de él iba a cambiarlo.
Tomas- Mensajes : 773
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Edad : 31
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Re: Regreso de unos días de caza.
Nerine estaba seria (seria porque estaba un poco cofnundida y no entendía nada, no porque estuviera enfadada), así que cuando L levantó la mano que ella había entrelazado con la suya, lo único que pudo hacer fue ladear la cabeza y observarlo, notando que ese gesto era muy tierno y sonrojándose un poco. Aceptó, también, el beso sobre su mejilla y susurró un "De acuerdo" con los labios que no llegó a sonar cuando el vampiro anunció que se marchaba. Reprimió cualquier muestra de rechazo que le hubiera podido provocar la frase "ir a buscar a mi hermana", y solo le regaló una sonrisa.
Luego, en el mismo riguroso silencio, observó a Tomas y se sintió levemente aliviada. Nada malo había ocurrido... ¿No?
- No es fácil - aseguró, desviando un poco la mirada -. No es fácil, pero... No tengo otra opción.
Tomas se encogió de hombros y Nerine entrelazó sus dos manos con la de él.
- Vamos a comer...
Luego, en el mismo riguroso silencio, observó a Tomas y se sintió levemente aliviada. Nada malo había ocurrido... ¿No?
- No es fácil - aseguró, desviando un poco la mirada -. No es fácil, pero... No tengo otra opción.
Tomas se encogió de hombros y Nerine entrelazó sus dos manos con la de él.
- Vamos a comer...
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
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