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Cambios (priv.)
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Re: Cambios (priv.)
Poco a poco, muy poco a poco, más lentamente de lo que a ella le habría gustado teniendo en cuenta la seriedad de la situación, Tomas pareció ir reaccionando y entendiendo la situación. Para sorpresa de Nerine, Tomas no gritó, ni pareció enfadarse ni agobiarse tal y como ella parecía estar esperando, sino, simplemente, pareció quedarse abatido y pensativo, rememorando todas las cosas que habían pasado entre ellos y que parecían estar rompiéndolo todo de nuevo, y Nerine se sintió tentada de acariciarle y besarle hasta hacerle olvidar todo aquello porque aquello era lo que sentía. Quería a Tomas y lo había elegido a él. Dos veces.
- Dime que no lo quieres a él también… - murmuró, con la voz tan triste y rota que a Nerine casi se le partió el corazón -. Júramelo.
Tragó saliva y asintió, lentamente. Puso en orden sus pensamientos y, durante un par de segundos, se dedicó solo a pensar. Luego le devolvió el abrazo.
- Quiero a Kyle – murmuró, flojito, apresurándose a aclararlo porque sabía que, solamente aquella frase, a Tomas no le iba a gustar, porque le traería recuerdos amargos del pasado, recuerdos de todo lo que había ocurrido y lo que los había terminado llevando a romper. Y, esta vez, no ocurriría aquello. Esta vez, Nerine lo tenía todo clarísimo -. Le quiero muchísimo, pero le quiero como quiero a Abby, o a Lirë, o a Layla y a Ren. Le quiero – hizo una pausa y se le quedó mirando -, pero te elijo a ti. Porque a ti te quiero más.
Hundió la cabeza en su pecho e inspiró profundamente, dándose cuenta de lo mucho que había añorado aquel olor, y sintiendo que, de nuevo, estaba entera y contenta del todo.
- Porque a ti te quiero mucho, muchísimo más.
- Dime que no lo quieres a él también… - murmuró, con la voz tan triste y rota que a Nerine casi se le partió el corazón -. Júramelo.
Tragó saliva y asintió, lentamente. Puso en orden sus pensamientos y, durante un par de segundos, se dedicó solo a pensar. Luego le devolvió el abrazo.
- Quiero a Kyle – murmuró, flojito, apresurándose a aclararlo porque sabía que, solamente aquella frase, a Tomas no le iba a gustar, porque le traería recuerdos amargos del pasado, recuerdos de todo lo que había ocurrido y lo que los había terminado llevando a romper. Y, esta vez, no ocurriría aquello. Esta vez, Nerine lo tenía todo clarísimo -. Le quiero muchísimo, pero le quiero como quiero a Abby, o a Lirë, o a Layla y a Ren. Le quiero – hizo una pausa y se le quedó mirando -, pero te elijo a ti. Porque a ti te quiero más.
Hundió la cabeza en su pecho e inspiró profundamente, dándose cuenta de lo mucho que había añorado aquel olor, y sintiendo que, de nuevo, estaba entera y contenta del todo.
- Porque a ti te quiero mucho, muchísimo más.
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Cambios (priv.)
(Al final me has hecho responderte a la una.... x///D *como si la hubiera obligado ella xD*)
Por un momento, Tomas sintió que la respiración se le cortaba. Escuchó ese murmullo flojo y se clavó en su pecho como un puñal, porque Nerine no podía estar diciendo eso después de lo sucedido con Kyle... después de decirle que lo quería y quería volver con él...
Aun así, no la soltó en ningún momento, ni siquiera cuando a ese "le quiero" añadió un "muchísimo" que todavía se le clavó más. Tomó aire despacio y casi no atinó a procesar sus siguientes palabras, pero luego...
Luego Nerine se quedó acurrucada entre sus brazos y dijo aquello.
- Porque a ti te quiero mucho, muchísimo más.
Ya no era un "a ti te quiero, también". Era un "te quiero, más". Y notó como esa presión en el pecho que lo había abrumado hacía apenas unos cuantos segundos se esfumaba, porque la situación había cambiado (sólo en dos simples palabras. Pero había cambiado) Volvió a suspirar, pero ese suspiro no sonó ni agotado, ni nada que se le asemejase. Era como si lo ayudase a soltar toda la tensión que llevaba dentro. Toda la tensión que no le permitía percibir que Nerine ya era suya del todo y que no tenía nada más de lo que preocuparse. Que los problemas ya habían pasado, en parte. Pero en una parte que a él le bastaba para seguir viviendo.
Asintió con la cabeza, y sonrió, pasándole una mano por el pelo.
- Está bien... -se le escapó, en primer lugar- Está bien, del... todo... - la abrazó un poco más fuerte y, de nuevo, necesitó pronunciar esa palabra. La que le había dicho nada más llegar- Gracias...
Por un momento, Tomas sintió que la respiración se le cortaba. Escuchó ese murmullo flojo y se clavó en su pecho como un puñal, porque Nerine no podía estar diciendo eso después de lo sucedido con Kyle... después de decirle que lo quería y quería volver con él...
Aun así, no la soltó en ningún momento, ni siquiera cuando a ese "le quiero" añadió un "muchísimo" que todavía se le clavó más. Tomó aire despacio y casi no atinó a procesar sus siguientes palabras, pero luego...
Luego Nerine se quedó acurrucada entre sus brazos y dijo aquello.
- Porque a ti te quiero mucho, muchísimo más.
Ya no era un "a ti te quiero, también". Era un "te quiero, más". Y notó como esa presión en el pecho que lo había abrumado hacía apenas unos cuantos segundos se esfumaba, porque la situación había cambiado (sólo en dos simples palabras. Pero había cambiado) Volvió a suspirar, pero ese suspiro no sonó ni agotado, ni nada que se le asemejase. Era como si lo ayudase a soltar toda la tensión que llevaba dentro. Toda la tensión que no le permitía percibir que Nerine ya era suya del todo y que no tenía nada más de lo que preocuparse. Que los problemas ya habían pasado, en parte. Pero en una parte que a él le bastaba para seguir viviendo.
Asintió con la cabeza, y sonrió, pasándole una mano por el pelo.
- Está bien... -se le escapó, en primer lugar- Está bien, del... todo... - la abrazó un poco más fuerte y, de nuevo, necesitó pronunciar esa palabra. La que le había dicho nada más llegar- Gracias...
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Cambios (priv.)
Aunque pudiera parecer mentira, aunque en realidad Nerine siguiese diciéndose a sí misma una y otra vez que no se merecía aquello, aunque la situación pareciera tan perfecta que bien habría podido confundirse con un sueño… Todo era real, y estaba sucediendo. Los brazos de Tomas, ciñéndola contra él, eran reales. Su respiración entrecortada era real. Sus palabras de perdón ((¡que ella no se merecía aunque le hubiese contado toda la verdad!)) eran absolutamente reales.
Y entonces, Nerine supo que todo era absolutamente perfecto.
- No me puedo creer que realmente esté pasando – murmuró, apretando sus brazos un poquito más pero sin llegar a hacerle daño en la herida, y con la voz exultante de emoción -. Parecía tan lejano, tan imposible… No quiero volver a separarnos nunca…
Depositó entonces un beso en su cuello y se quedaron así, en esa posición, lo que podrían haber parecido horas. Era como, si de algún modo, los brazos de ambos no quisieran soltar al otro, porque querían recuperar todo el tiempo que habían perdido sin poder hacerlo. Nerine tenía la cabeza lejos, muy lejos, flotando en algún lugar lejano lleno de corazones de color rosa y que olía a helado de fresa, y disfrutaba del agradable calorcito que le envolvía el cuerpo, sin ninguna gana de moverse ni un ápice, cuando… Cuando Tomas gimoteó.
La niña levantó la cabeza y lo miró, parpadeando confusa, hasta que se dio cuenta que, quizá, tanto tiempo en aquella misma postura, había terminado por mandarle al muchacho una puntada de dolor en su herida.
- ¿Tomas? ¿Estás bien? ¿Te duele?? – deslizó una de sus manos desde su espalda hasta el estómago del chico, y se lo acarició levemente por encima de las vendas y la camiseta -. Túmbate un rato, estarás mejor. Yo me tumbo contigo.
Sin permitir que se quejara por tratarlo como a un enfermo, Nerine obligó a Tomas a estirarse bocarriba en la cama, y luego ella se inclinó sobre su boca y lo besó rápidamente, acurrucándose a su lado momentos después, entre el costado del muchacho y el brazo que seguía abrazándola. Acarició otra vez, levemente, la herida de Tomas como si con aquel gesto pudiera hacer que desapareciera, y poco a poco, con la cabeza perdida entre varios pensamientos, empezó a entrarle la morriña y cabeceó.
Hasta que una nueva duda acudió a su mente.
- Tomas – abrió rápidamente los ojos y levantó la cara para mirar al muchacho -. ¿Cuánto tiempo más tienes que reposar hasta que se te cure la herida?
Frunció el ceño con preocupación y cabeceó de nuevo. Si el muchacho no se curaba, ella no podría pedirle que la acompañara al lugar al que quería ir tan solo con él.
- Dentro de poco es el baile de navidad… Y yo quería ir contigo… Ahora más que nunca…
Y entonces, Nerine supo que todo era absolutamente perfecto.
- No me puedo creer que realmente esté pasando – murmuró, apretando sus brazos un poquito más pero sin llegar a hacerle daño en la herida, y con la voz exultante de emoción -. Parecía tan lejano, tan imposible… No quiero volver a separarnos nunca…
Depositó entonces un beso en su cuello y se quedaron así, en esa posición, lo que podrían haber parecido horas. Era como, si de algún modo, los brazos de ambos no quisieran soltar al otro, porque querían recuperar todo el tiempo que habían perdido sin poder hacerlo. Nerine tenía la cabeza lejos, muy lejos, flotando en algún lugar lejano lleno de corazones de color rosa y que olía a helado de fresa, y disfrutaba del agradable calorcito que le envolvía el cuerpo, sin ninguna gana de moverse ni un ápice, cuando… Cuando Tomas gimoteó.
La niña levantó la cabeza y lo miró, parpadeando confusa, hasta que se dio cuenta que, quizá, tanto tiempo en aquella misma postura, había terminado por mandarle al muchacho una puntada de dolor en su herida.
- ¿Tomas? ¿Estás bien? ¿Te duele?? – deslizó una de sus manos desde su espalda hasta el estómago del chico, y se lo acarició levemente por encima de las vendas y la camiseta -. Túmbate un rato, estarás mejor. Yo me tumbo contigo.
Sin permitir que se quejara por tratarlo como a un enfermo, Nerine obligó a Tomas a estirarse bocarriba en la cama, y luego ella se inclinó sobre su boca y lo besó rápidamente, acurrucándose a su lado momentos después, entre el costado del muchacho y el brazo que seguía abrazándola. Acarició otra vez, levemente, la herida de Tomas como si con aquel gesto pudiera hacer que desapareciera, y poco a poco, con la cabeza perdida entre varios pensamientos, empezó a entrarle la morriña y cabeceó.
Hasta que una nueva duda acudió a su mente.
- Tomas – abrió rápidamente los ojos y levantó la cara para mirar al muchacho -. ¿Cuánto tiempo más tienes que reposar hasta que se te cure la herida?
Frunció el ceño con preocupación y cabeceó de nuevo. Si el muchacho no se curaba, ella no podría pedirle que la acompañara al lugar al que quería ir tan solo con él.
- Dentro de poco es el baile de navidad… Y yo quería ir contigo… Ahora más que nunca…
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Cambios (priv.)
- No me puedo creer que realmente esté pasando.
Y Tomas tampoco terminaba de creérselo.
En realidad, todo seguía igual. La herida seguía en su sitio, todavía se acordaba de su pelea con Kyle, de los días que había pasado merodeando por la academia sin, verdaderamente, saber en qué lugar quedarse... pero todo se había esfumado de golpe.
Todo, cuando Nerine había pronunciado esas palabras. Cuando le había correspondido al abrazo, y cuando se quedaron sentados los dos sobre la cama, abrazados como si el tiempo de repente no pasase.
Pero claro que pasaba. Al cabo de un rato, después de haber mantenido durante unos largos segundos su cabeza apoyada sobre la de Nerine, y sus brazos estrechándola sin demasiada fuerza, el chico buscó cambiar de posición (porque no se podía mantener quieto durante muchos segundos, aunque estuviese bien así y pudiera pasarse abrazado a Nerine perfectamente toda su vida).
Y se hizo daño, claro. Y Nerine se dio cuenta.
- ¿Tomas? ¿Estás bien? ¿Te duele?
Ya iba a contestar que no, de manera completamente automática (porque no era verdad), cuando percibió una de sus manos colocadas suavemente sobre su estómago que casi lo hicieron olvidarse del dolor. Casi.
- Túmbate un rato, estarás mejor. Yo me tumbo contigo.
- Pero...
Nerine dejó su réplica incompleta cuando se inclinó con cuidado sobre él y lo besó con cariño. Con ternura. Tomas entornó los ojos y se dejó llevar por el beso, olvidando totalmente lo que quería decir, por lo que se quería quejar. Notó cómo, después de ese roce de sus labios, también a él le entraba algo de sueño (a pesar de que había estado durmiendo prácticamente toda la tarde), y sus ojos se le cerraban solos.
Hasta que Nerine volvió a reclamar su atención y él dejó escapar un suspiro ahogado. No merecía la pena que siguiese ocultándose por más tiempo. La herida aún le dolía y saltaba a la vista con sólo mirarlo un poco a la cara.
- Poco... -murmuró, pese a todo, porque la mirada preocupada de la chica no le dejó pronunciar otra cosa. Y porque...- En realidad ya...
Suspiró. Ya se le tenía que haber curado. Si no fuese un inconsciente y hubiese reposado los días que tocaban como le habían pedido, en vez de saltar por la ventana de cuando en cuando porque no aguantaba más allí.
- Debe faltar poco. Por lo menos para no dolerme... -determinó, al fin, susurrando después casi para sí- ... tanto.
Sacudió la cabeza y, al preguntarle el por qué y escuchar la respuesta sobre el baile de navidad, a Tomas se le escapó una sonrisa... sincera. Una sonrisa que al principio no comprendió. Al chico los bailes no le gustaban... y la navidad, menos todavía.
Pero le gustó aquel "ahora más que nunca". Aquello de que quisiera ir con él. Aquello de pasar un rato juntos... un rato de los dos.
La miró durante unos segundos, y depositó un beso suave sobre su frente antes de tomar aire y responder, de la manera más sincera que le salía en esos momentos.
- Te prometo que estaré bien para tí -le acarició un poco el pelo, sin quitarle la mirada de encima mientras le hablaba- No te preocupes por eso... ¿vale?
Y Tomas tampoco terminaba de creérselo.
En realidad, todo seguía igual. La herida seguía en su sitio, todavía se acordaba de su pelea con Kyle, de los días que había pasado merodeando por la academia sin, verdaderamente, saber en qué lugar quedarse... pero todo se había esfumado de golpe.
Todo, cuando Nerine había pronunciado esas palabras. Cuando le había correspondido al abrazo, y cuando se quedaron sentados los dos sobre la cama, abrazados como si el tiempo de repente no pasase.
Pero claro que pasaba. Al cabo de un rato, después de haber mantenido durante unos largos segundos su cabeza apoyada sobre la de Nerine, y sus brazos estrechándola sin demasiada fuerza, el chico buscó cambiar de posición (porque no se podía mantener quieto durante muchos segundos, aunque estuviese bien así y pudiera pasarse abrazado a Nerine perfectamente toda su vida).
Y se hizo daño, claro. Y Nerine se dio cuenta.
- ¿Tomas? ¿Estás bien? ¿Te duele?
Ya iba a contestar que no, de manera completamente automática (porque no era verdad), cuando percibió una de sus manos colocadas suavemente sobre su estómago que casi lo hicieron olvidarse del dolor. Casi.
- Túmbate un rato, estarás mejor. Yo me tumbo contigo.
- Pero...
Nerine dejó su réplica incompleta cuando se inclinó con cuidado sobre él y lo besó con cariño. Con ternura. Tomas entornó los ojos y se dejó llevar por el beso, olvidando totalmente lo que quería decir, por lo que se quería quejar. Notó cómo, después de ese roce de sus labios, también a él le entraba algo de sueño (a pesar de que había estado durmiendo prácticamente toda la tarde), y sus ojos se le cerraban solos.
Hasta que Nerine volvió a reclamar su atención y él dejó escapar un suspiro ahogado. No merecía la pena que siguiese ocultándose por más tiempo. La herida aún le dolía y saltaba a la vista con sólo mirarlo un poco a la cara.
- Poco... -murmuró, pese a todo, porque la mirada preocupada de la chica no le dejó pronunciar otra cosa. Y porque...- En realidad ya...
Suspiró. Ya se le tenía que haber curado. Si no fuese un inconsciente y hubiese reposado los días que tocaban como le habían pedido, en vez de saltar por la ventana de cuando en cuando porque no aguantaba más allí.
- Debe faltar poco. Por lo menos para no dolerme... -determinó, al fin, susurrando después casi para sí- ... tanto.
Sacudió la cabeza y, al preguntarle el por qué y escuchar la respuesta sobre el baile de navidad, a Tomas se le escapó una sonrisa... sincera. Una sonrisa que al principio no comprendió. Al chico los bailes no le gustaban... y la navidad, menos todavía.
Pero le gustó aquel "ahora más que nunca". Aquello de que quisiera ir con él. Aquello de pasar un rato juntos... un rato de los dos.
La miró durante unos segundos, y depositó un beso suave sobre su frente antes de tomar aire y responder, de la manera más sincera que le salía en esos momentos.
- Te prometo que estaré bien para tí -le acarició un poco el pelo, sin quitarle la mirada de encima mientras le hablaba- No te preocupes por eso... ¿vale?
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
Re: Cambios (priv.)
Aunque sabía que en realidad debería seguir estando preocupada, porque era obvio que le dolía, el hecho que Tomas le susurrase, casi tan convencido que no podía hacer otra cosa que creerle, que su herida casi ((casi)) estaba curada, Nerine no pudo hacer nada más que asentir con una sonrisa y recostar de nuevo la cabeza sobre su hombro.
- ¿Puedo quedarme aquí? - murmuró -. Estoy muy cansada para volver a mi cuarto... Y aquí se está tan bien...
Hizo un gesto y se quitó los zapatos para lanzarlos lejos de la cama. Tomas la ciñó un poco y la acomodó entre sus brazos, y Nerine supo que aquella noche volvería a dormir completamente en paz.
- Mañana pensaremos como vamos al baile... - dijo, en voz muy baja, ya casi sin ser consciente de ella misma, ya casi dormida -. No puedes ir... Con esta ropa tan vieja que llevas... Siempre...
No fue consciente exactamente de si aquello lo había dicho realmente o solo lo había soñado. El caso fue que se durmió enseguida, completamente feliz, y aquella noche, sus sueños estuvieron plagados de cosas hermosas.
((Esto ya está para cerrar, ¿no? ))
- ¿Puedo quedarme aquí? - murmuró -. Estoy muy cansada para volver a mi cuarto... Y aquí se está tan bien...
Hizo un gesto y se quitó los zapatos para lanzarlos lejos de la cama. Tomas la ciñó un poco y la acomodó entre sus brazos, y Nerine supo que aquella noche volvería a dormir completamente en paz.
- Mañana pensaremos como vamos al baile... - dijo, en voz muy baja, ya casi sin ser consciente de ella misma, ya casi dormida -. No puedes ir... Con esta ropa tan vieja que llevas... Siempre...
No fue consciente exactamente de si aquello lo había dicho realmente o solo lo había soñado. El caso fue que se durmió enseguida, completamente feliz, y aquella noche, sus sueños estuvieron plagados de cosas hermosas.
((Esto ya está para cerrar, ¿no? ))
Nerine- Mensajes : 739
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Cambios (priv.)
(Siiii! Cierro y ya podemos abrir el baaileee *feliz (?) XD*)
Tomas dejó escapar una sonrisa más cuando escuchó la pregunta de Nerine. Prácticamente antes de que la concluyese, ya la había abrazado más fuerte y había dejado una de sus manos enredada en su pelo, moviéndola con lentitud.
- Claro que te puedes quedar...
Ladeó un poco la cabeza, hasta dejarla apoyada sobre la de Nerine y entornar un poquito los ojos. Claro que quería que se quedase con él. Claro que había echado muchísimo de menos esos abrazos, y ese tacto cálido que lo medio abrazaba, y acariciar su pelo.
Y claro que no terminaba de creer que todo hubiese regresado así, de repente. Pero, en cualquier caso, aquello le había devuelto una gran felicidad. Una enorme y preciosa felicidad.
Si bien se había mantenido sonriendo desde que Nerine le había preguntado en voz baja aquello de si se podía quedar a dormir, no pudo evitar sonreír algo más ampliamente cuando escuchó su susurro que había soltado casi ausente, ya durmiendo. Tardó unos segundos más de lo necesario en tomar aire, también medio adormecido.
- Ya, claro... - su tono no delataba exactamente que estuviese asintiendo a su afirmación. Simplemente, esperaba que a la niña se le acabase olvidando o no hiciese caso. Qué ingenuo.
Igualmente, no tenía ganas de discutir sobre ello ni sobre nada más. Nerine ya era suya, y, ahora sí, suya del todo. Casi no se lo podía creer.
La abrazó algo más y, sin borrar su sonrisa, se durmió. Y fue la primera noche que durmió bien desde hacía ya mucho tiempo.
Tomas dejó escapar una sonrisa más cuando escuchó la pregunta de Nerine. Prácticamente antes de que la concluyese, ya la había abrazado más fuerte y había dejado una de sus manos enredada en su pelo, moviéndola con lentitud.
- Claro que te puedes quedar...
Ladeó un poco la cabeza, hasta dejarla apoyada sobre la de Nerine y entornar un poquito los ojos. Claro que quería que se quedase con él. Claro que había echado muchísimo de menos esos abrazos, y ese tacto cálido que lo medio abrazaba, y acariciar su pelo.
Y claro que no terminaba de creer que todo hubiese regresado así, de repente. Pero, en cualquier caso, aquello le había devuelto una gran felicidad. Una enorme y preciosa felicidad.
Si bien se había mantenido sonriendo desde que Nerine le había preguntado en voz baja aquello de si se podía quedar a dormir, no pudo evitar sonreír algo más ampliamente cuando escuchó su susurro que había soltado casi ausente, ya durmiendo. Tardó unos segundos más de lo necesario en tomar aire, también medio adormecido.
- Ya, claro... - su tono no delataba exactamente que estuviese asintiendo a su afirmación. Simplemente, esperaba que a la niña se le acabase olvidando o no hiciese caso. Qué ingenuo.
Igualmente, no tenía ganas de discutir sobre ello ni sobre nada más. Nerine ya era suya, y, ahora sí, suya del todo. Casi no se lo podía creer.
La abrazó algo más y, sin borrar su sonrisa, se durmió. Y fue la primera noche que durmió bien desde hacía ya mucho tiempo.
Tomas- Mensajes : 773
Fecha de nacimiento : 20/06/1993
Fecha de inscripción : 23/01/2011
Edad : 31
Humor : Puedo forzarlo
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