Demasiado ego para un solo cuerpo

Cuando Evan observó con tranquilidad el cielo azul que se dejaba ver sobre aquel pueblo, una media sonrisa se le dibujó en el rostro. No recordaba lo bien que se sentía la calidez del sol rozando su cara mientras el frío de tanta nieve le congelaba la piel; el aire era limpio y puro, y bastaba con inspirar profundamente para llenar los pulmones de una fresca sensación renovadora. Por otra parte, el sonido de sus pies hundiéndose en la nieve con cada paso siempre le había parecido algo exquisito, así que la sonrisa no se le borró en ningún momento durante su corta caminata.
Habían pasado más de seis meses desde la última vez que había pisado la nieve de Maine, el pueblo donde vivió durante algunos años junto a su maestro; y, aunque ahora le provocara cierta nostalgia volver a aquel lugar, no había olvidado que años atrás le parecía un simple y aburrido pueblo que era demasiado pequeño para él, o para sus ambiciones, o como solía decirle su viejo maestro, para su ego y su estúpida personalidad narcisista.
Aún así, había visto al viejo algunas veces, ya que él solía visitar la Academia al menos una vez al mes, aunque el último trimestre no había podido hacerlo por cuestiones personales y por la repentina guerra que nadie había esperado. Sin embargo, siempre habían mantenido contacto de alguna manera, principalmente a través de cartas o notas, y fue en una de las últimas cartas que Evan le manifestó a su maestro el deseo de volver a Maine por uno o dos días. Como respuesta, recibió una corta nota de dos líneas: "Aquí nadie te extraña, pero si vas a venir de todas formas, no traigas compañía".

-Estúpido viejo...- murmuró mirando el paisaje, todavía sonreía tranquilamente. -Debí haber invitado a alguien sólo para hacerlo rabiar ♥-

Ya se encontraba muy cerca de la casa del anciano, había atravesado la -pequeña- plaza principal y ahora caminaba por la calle donde se alojaban diferentes tiendas de dulces y chocolates. Los dueños de los locales llegaron a reconocerlo (después de todo, en un pueblo pequeño todos se conocen), así que se tomó unos minutos para saludar y socializar. También compró sus dulces favoritos, esos que había probado muy poco últimamente ya que cierto pajarraco solía hurgar en su habitación dentro de la Academia para robárselos. Y justo cuando estaba por marcharse de la tienda, le pareció ver a alguien que conocía de la Academia. Pensó que era una extraña coincidencia, ya que Maine se encontraba bastante alejado del castillo y sus alrededores. Pero no podía estar más agradecido; era justo lo que necesitaba para darle un disgusto a su maestro.

-Ho~ miren quién está aqui~! - saludó.

- ¡Profe Evaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!!!!

Un pequeño bulto rubio, envuelto en un abrigo de color azul, saltó entre la nieve en su dirección y se le colgó automáticamente del cuello al profesor de arte, estampando un beso en su mejilla y dejando caer al suelo la bolsa que cargaba con ella, así como el paquete de chocolates que Evan traía con él y, casi casi, ellos mismos.

- ¡Aiwe! ¡Mira a quién he encontrado!! - gritó, sin soltar al castaño, girando la cabeza hacia atrás y haciéndole señas a la mujer que estaba con ella y que sonreía, divertida, para que se acercara -. ¡Qué sorpresa! - se volvió a mirar a Evan y le estiró las mejillas, soltando un poco de vaho por la boca porque hacía frío y le hacía también mucha gracia -. ¿Qué haces aquí, prof? ¿También has venido a comprar ropa??

Aquella semana, aprovechando que las clases se habían cancelado temporalmente mientras se arreglaba todo lo que la guerra había destrozado, y aprovechando también que Lone tenía muchas cosas que organizar y reparar, Aiwe había planeado un pequeño viaje con Nerine para sacar a la niña de allí.
Entre la guerra, el aparente distanciamiento con su hermano y el hecho que había cortado con sus dos novios, Nerine llevaba varios días triste y apagada, y la profesora de aire, que le tenía mucho cariño, había querido distraerla llevándola a un lugar alejado de todo el bullicio, donde, además de estar todo nevado (porque... ¡Nieve!! ¿Quién no era feliz y se olvidaba de todos los problemas cuando jugaba en la nieve?), había todo tipo de tiendas, llenas de unos los vestidos y ropas de mejor calidad de todo el continente.

- ¡Podemos ir a comprar juntos! Seguro que los vestidos te quedan la maaar de bien...




((*acaparando temas como loca* Bueno =u= Aquí están Neri y Aiwe, ocupando las dos plazas libres del tema (?) XD Me he tomado la libertad de manejar ligeramente a Aiwe, para explicar la presencia de Neri en el lugar. Hago lo que me da la gana, jojojo))

venia sigguiendo a las chicas.. queria ir de compras para darle un regalo a dante y a elendil, vaya... el clima de aqui era un poco distinto... debia tomar mi verdadera forma y guardar mis alas, como un corcel blanco normal.

esperenme... la nieve me hace lento - les decia y relinchaba del esfuerzo, levante la mirada y vi a evan- evan? que haces aqui y solito?

me acerque y lo olfate - ..vas de compras tambien?- trotaba al rededor de evan divertido - ..vamos de compras, vamos de compras- decia feliz al estar ahi junto a evan.

Aiwe se paró, para esperar a Aban cuando oyó el grito de Nerine, siguió a la niña con la mirada y sonrió al ver a Evan. - Hola Evan! - saludó después de Aban. No añadió más que una sonrisa porque tanto Neri como Aban ya le habían propuesto de ir a comprar, que era la finalidad de ese viaje.

Aprovechendo que esa semana las clases se habían parado temporalmente para arreglar los destrozos de la guerra, y ya que ella no podía hacer gran cosa (servía más para molestar que para arreglar cosas), había organizado ese pequeño viaje.
Llevaba una semana más qeu feeliz, con una sonrisa más que tonta en los labios que no se le iba, ni quería que se fuera. Era feliz, y ya. Por eso al ver a la pequeña Nerine tan triste la había invitado de compras, también se lo dijo a su hermana, pero no podía ir por lo que se lo dijo a Aban, sabía que el pegaso no se negaría a un día de compras.

Así que ahí estaban los tres, esperando una respuesta de Evan, a quien no se esperaba encontrar por allí.

((nota: Mayenne es una de las ciudades que rodea el pueblo. Es bastante grande y está llena de tiendas de todo tipo))

Evan observó la bolsa de chocolates caer al piso con resignación, pero en cuanto sus fríos oídos se acostumbraron a la voz alegre de Nerine (que irónicamente anunciaba su presencia en ese lugar como si fuese algo extraño) y sobretodo cuando sintió el beso de la niña en su mejilla, se dio por indemnizado. -¿Y tú desde cuándo me llamas profe? - preguntó, y luego pensó un nombre adecuado para ella - ...bola de nieve con pelos ¬w¬... - pero no llegó a ver la reacción de Nerine, porque se quedó pasmado al notar un corcel blanco trotar a su lado y hablarle - ¿Aban-chan??? - definitivamente no estaba acostumbrado a la forma original (o casi original) de Aban. Luego se sumó Aiwe, con un saludo y una sonrisa - ¡Aiwecita también! -y automáticamente miró alrededor en busca de más conocidos, porque le llegó a dar la sensación de que había algún tipo de excursión de la Academia y él no se había enterado.
Finalmente sonrió de oreja a oreja, y luego de saludar debidamente a los profesores, contestó a la propuesta de Neri y Aban. -¿de compras?? ¿en este pueblucho? Aquí sólo venden ropa para viejos y dulces - comentó casi riendo, y al ver las caras de sorpresa y decepción de los tres se sintió obligado a seguir hablando - Es común que los turistas lleguen aquí creyendo estar en Mayenne. Hasta los nombres son parecidos... - le parecía extraño estar hablando con ellos en aquel lugar, era como juntar dos partes de su vida entre las cuales nunca había existido un nexo antes. Pero no parecía molestarle; de hecho, acomodó un poco mejor a Neri en su espalda y dio una media vuelta, mirando a Aiwe y Aban - Puedo llevarlos a Mayenne mañana, pero antes necesito visitar a un viejo cascarrabias. - sonrió - Pueden pasar la noche allí, ¿qué les parece? - y entonces pudo escuchar un pensamiento en su mente: "El viejo estará encantado~ ♫"

Nerine rió y dio un par de botes alegres en la espalda de Evan, zero o nada ofendida por aquello de "bola de nieve con pelos" (porque ¿a quién no le gusta la nieve? ¿¡A quién!?), y saludó alegremente a Aban cuando el pegaso les alcanzó. ¡Vaya! Casi se olvidaba de Aban. Claro, estaba tan poco acostumbrada a ver a su profesor bajo aquella forma que se le hacía raro pensar que era él y no un caballo de verdad...

- ¿Nos invitas a casa de tu amigo, Evan?? - preguntó, sorprendida pero feliz, soltando una risotada y estirándole las mejillas -. ¡Eso es de mala educación! Pero por mi, vale - aceptó enseguida, mirando a Aiwe con los ojos brillantes para que aceptase también, porque la verdad era que había nestado hacía un rato en la posada en la que debían quedarse supuestamente y aquello había sido, cuando menos, decepcionante.
- ¡Y mañana vamos a comprar a... aaaaaa...! - no se acordaba del nombre del otro pueblo con el que se habían confundido -. ¡A dónde dice Evan! - se volvió a mirarle y le estiró la mejilla un poquito más -. Que, por cierto, ¿qué haces tu aquí si no has venido a comprar?

...oh.. entonces.. nos quedaremos con evan-chan?- ponia mi hocico en la cabeza de evan.. no sabia que mas alto que ellos estando en mi verdadera forma... me gire hacia nerine para que se subiera a mi lomo junto con aiwesita- vamos.. aguanto a ambas.., tu no te subes evan?- ya eh sido caballo de carga antes, asi que podia aguantar el peso de 5 personas en mi.. aunque siendo humano.. mi fuerza era mas limitada - como sera la casa de evan-chan? - me preguntaba intrigado...

¡Y mañana vamos a comprar a... aaaaaa...!
¡A dónde dice Evan!

si, mañana compramos.. aunque Dante me regañara por andar desaparecido todo un dia ^^°... - trotaba al lado de evan, esperando a que se subiese a mi lomo...- vamos.. no muerdo.. bueno, siempre y cuando no me peguen en mis costillas jeje

Aiwe le sonrió a Evan cuando la nombró y minetras iba hbalando recordó que alguna vez le dijo qeu era de allí, así que sus ganas de preguntarle que hacía allí habían desaparecido, apareciendo la cara de " Corcholis, ya decía yo que las tiendas deberían ser más bonitas".
Mientras pensaba que hacer, la niña y el pegaso decidieron por todos, se quedaban y parecía que a Evan no le molestaba, así que asintió. - Si no somos molestia para... ese hombre amigo tuyo supongo qeu no hay problema para quedarnos.

Vio al cara de emoción de Nerine y Aban, lo que le recordó que las maneras de la chica no eran correctas. La cogió por la espalda y al bajó al suelo. - Neri, no estamos en la academia, pero Evan no deja de ser tu profesor, ¿encuentras bonito tratarlo así? No te voy a traer más conmigo si no te portas bien. - Le soltó un poco seria, pero entre la cara de al niña y su felicidad interna de seguida le sonrió y la despeinó un poco - Vigila un poco con las formas.

Miró a los chicos - ¿vamos? No es por nada pero hace un poco de frio - dijo soltando una risilla.

((uff... esto va a ser largo, así que postearé en dos veces para que no se haga tan cansino =u=. Aqui va la primera parte, y mañana seguramente escriba la segunda XD))

- Conozco este pueblucho de memoria - le contestó Evan a Nerine, mientras hacía un vistazo panorámico del paisaje - He vivido algunos años en este lugar~ incluso cuando estudiaba arte en Mayenne venía de visita aquí los fines de semana - sonrió, y cuando sintió que Aban le tocaba la cabeza invitándolo a él y a las chicas a subirse, le puso una mano en el hocico - Oh, no te preocupes Aban-chan, estamos a unos pocos metros - le comentó, picándole la frente con su dedo- así que te recomiendo que vayas cambiando de forma, ya que no podrás hacerlo dentro de la casa del viejo - y entonces, justo cuando volvía a acomodar a Nerine en su espalda para comenzar a guiarlos, Aiwe bajó a la niña y le dijo algunas cosas sobre respetarlo a él como profesor. La verdad fue que no escuchó todo lo que le dijo, porque tuvo que aguantarse las ganas de reír al ver cómo la profesora de viento le hablaba muy seriamente sobre algo a lo que él no le daba importancia, y cómo la bola con pelos se hacía todavía más pequeñita al hundir sus pies en la nieve. Aunque no le molestara en absoluto el poco respeto que le tenía Neri como profesor, no dijo nada y comenzó a caminar junto a Aban, ya que no quería desautorizar a Aiwe frente a la alumna.

Durante el corto camino, Evan les explicó que estaba allí para pasar uno o dos días junto a su maestro, principalmente porque la última vez que habían hablado en persona, el viejo le había dicho que necesitaba un favor de él; y también les comentó que no podrían utilizar magia o alquimia dentro de la casa, ya que estaba protegida por un sello que el mismo anciano había creado décadas atrás.

-Bien! aquí es! - anunció el profesor. Se trataba de una casa pequeña, cubierta parcialmente de nieve y sin ninguna ventana que diera al frente; sin embargo, se veía acogedora. Evan abrió la puerta de un golpe - ¡Viejo decrépito~~~ ya llegué~! - tenía una gran sonrisa que demostraba lo ansioso que estaba por ver la cara de infarto del viejo al notar la presencia de cuatro personas en su casa. Pero al recibir sólo silencio como respuesta a su llegada, pestañeó curioso y se adentró en la casa, invitando a los dos profesores y la alumna a pasar también. -...¿viejo...? - llamó, mirando hacia todos lados en busca de alguna señal de su maestro. Finalmente, logró visualizar al señor, estaba subido en una escalera, acomodando libros en la biblioteca que había en uno de los pasillos - Ah, ahí estás...- parecía que el hombre no lo había escuchado, porque se encontraba muy concentrado en su tarea, así que volvió a llamarlo, acercándose hacia el pasillo; y justo cuando el anciano lo miró (con una expresión seria que distaba de demostrar sorpresa o alegría de volver a verlo), el joven profesor sintió cómo algo en el techo se activaba y enseguida un chorro de grasa derretida le caía sobre el cabello. Su preciado cabello.

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Luego de una extensa y descontrolada escena en la que Evan casi dejó en cama a su maestro por arrojarle cuanto objeto tuviera a mano (y a la que el anciano le había puesto fin muy fácilmente diciéndole a su alumno que si no se enjuagaba el cabello pronto, habría que cortárselo por completo), el profesor de arte se internó en el baño y se tomó un buen tiempo para intentar salvar a su cabello. Mientras tanto, los sillones del living se encontraban ocupados por Aiwe, Aban y Nerine respectivamente, después de que el maestro de Evan se presentara formalmente con ellos y les ofreciera sentarse.
Duval Lusciole, el anciano en cuestión, era un hombre de baja estatura y ojos sabios. Como toda persona de edad avanzada, su cabello era blanco y usaba lentes; vestía siempre como de entre casa, así tuviera que salir a hacer cosas importantes (algo que rara vez ocurría). A simple vista parecía un viejo cascarrabias y amargado, pero la verdad era que reía y bromeaba con más frecuencia de lo que aparentaba.

El señor Duval sirvió un poco de té y se lo ofreció a sus invitados. Al contrario de lo que Evan había confirmado momentos atrás, no parecía molesto por las visitas; se lo veía relajado y confiado - Me alegra que el tonto de Evan haya querido pasarse de listo. Sabía que si le decía que no trajera a nadie haría todo lo contrario - sonrió, y luego de terminar de servir el té, dejó una bandeja llena de galletas justo frente a los invitados, y los miró por encima del marco de sus lentes -...Y ustedes son exactamente lo que necesito.- afirmó, sentándose en su lugar para beber el primer sorbo de té. Miró a Aiwe -...Una chica bonita. - luego a Aban - Un hombre alto y más fuerte que Evan, y....- miró a Nerine, no sabía bien cómo definir su utilidad, pero al verla comer las galletas tan dedicadamente, encontró las palabras - ...una niña a la que pueda sobornar con dulces. - Sus lentes brillaron como el filo de una espada por un segundo.
El anciano se acomodó mejor en su lugar, sabía que su alumno no saldría del baño por un buen rato, y eso lo habilitaba para preparar su plan.

-No hace falta que les explique lo orgulloso y engreído que es Evan, ¿verdad?. El jamás admitirá que necesita invocar a su familiar, se cree muy importante por vivir de su arte y dejar de lado algo tan importante como la magia. Pero la verdad es que los problemas crecen para un mago a medida que avanzan los años, y si no invoca a su familiar pronto, le costará proteger a las personas que quiere con un poder mágico tan poco utilizado como el suyo.- se acomodó los lentes, sin quitar la vista de los tres invitados - ...Mi intención es que no se vaya de esta casa sin su familiar, pero no puedo hacerlo solo, estoy ya muy viejo para eso.- aclaró -Así que sólo tengo algo para preguntarles. ¿Están dispuestos a hacer algo en contra de la voluntad de Evan? Todo será por su bien, y sólo podremos hacerlo si trabajamos juntos -

Con esas palabras misteriosas, dejó la respuesta en boca de los dos profesores y la alumna. El señor Duval parecía muy serio con lo que decía; tanto, que lo único que movía era su brazo para levantar la taza hacia su boca y luego para dejarla otra vez en la mesa (gesto le daba un aspecto algo rígido, extraño, sospechoso y más misterioso aún).

((pensaba poner más, pero ya se hizo muy largo, así que mejor espero a que contesten xD))

Cuando entraron en casa del amigo de Evan ((bueno, de su maestro, daba igual. En casa del algo de Evan)) y al profesor le cayó aquel montón de grasa fundida en el cabello, Nerine no pudo evitar romper a reír escandalosamente sin ningún tipo de compasión. Atendió a la “batalla” medio escondida detrás de Aiwe, no fuera que ellos salieran salpicados, y solo cuando el castaño se metió en el cuarto de baño para tratar de arreglar su cabello y ellos se quedaron a solas con el anciano maestro, paró de reír y se sentó como una señorita.
Los modales le desaparecieron otra vez cuando vio las galletas ((¡Galletas! ♥)), pero, aunque tuvo la sensación de que el viejo se había metido un poco con ella, no dejó de atenderle.

- Es decir – preguntó con su voz chillona, limpiándose las migas de galleta de la boca y sentándose bien -, lo que usted quiere es que ayudemos al profe Evan a invocar su familiar, ¿no? – cabeceó para demostrar que lo había entendido bien -. A mí me gusta la idea, y seguro que le sale un familiar bien bonito como él – luego sonrió y dio un pequeño saltito, mirando al recio anciano sin atisbo de miedo, y se terminó de vender -. Oiga, ¿podría darme la receta de estas galletas? Son muy ricas, si me lo dice,¡ yo le ayudaré!

mm ayudar a evan...-..el es mi amigo, y haria cualquier cosa por ayudarlo - decia calmadamente en lo que estiraba mi mano para agarrar otra galleta.

observaba la casa, era un hogar humilde para el señor, escuchaba las quejas de evan desde el baño... mm me sentia extralo al tener que usar mi forma completamente humana.. las veces que me quejaba por ser mas humano cada dia, hoy me hacia sentir incomodo... me sentia incompleto sin mi cola o mis alas... oh...
trate de despejar mi mente de mis quejas y escuchar lo de evan, tan necesario es tener un familiar? mmm yo nuca eh tenido la necesidad de crear uno ya que, bueno, soy un pegaso, seria ironico que un pegaso creara otra criatura para ser protegido...

la voz de neri me hizo reaccionar de mis pensamientos, ver que tan rapido se vendia por galetas me hacia reir un poco. voltee a ver de reojo a aiwe y la vi algo pensativa... cielos.. nos tomara trabajo convencer a evan de invocar a su familiar hoy? el anciano desde cuando lo estuvo intentando?.. ah.. espero que entre los 3 logremos convencerlo, no quiero tener los regaños de Dante y Caelan por haber desaparecido.

Al caer ese montón de grasa sobre Evan, Aiwe ahogó una sonrisa. Era una gran broma, ¿cómo no la había hecho nunca mientras estudiaba? Aun así no dijo nada, se limitó a escuchar la pelea y cuando Evan se fue a arreglar (pobrecito!), aceptó encantada el té y las galletas, mirando a Nerine de vez en cuando para que se moderara de vez en cuando, aunque parecía que la niña la ignoraba.
Aiwe escuchó atentamente al anciano, aunque le gustó lo de chica bonita (no pudo evitar sonreír y sonrojarse un poquito), no le acababa de convencer lo de hacer cosas en contra de la voluntad de Evan pero estaba claro que necesitaba un familiar. - ¿en qué esta pensando, si se puede saber? – dijo después de ver que tanto Nerine como Aban aceptaban. – Supongo que ahora que los tres hemos aceptado, nos podrá desvelar el plan.

- Oiga, ¿podría darme la receta de estas galletas? Son muy ricas, si me lo dice,¡ yo le ayudaré!-

-...Hecho.-

-..el es mi amigo, y haria cualquier cosa por ayudarlo -

-...Me lo imaginaba. -

- ¿en qué esta pensando, si se puede saber? [...] Supongo que ahora que los tres hemos aceptado, nos podrá desvelar el plan.-

El señor Duval carraspeó y se puso de pie - En efecto, jovencita. - unió sus manos detrás de la espalda y comenzó a hablar. - Lo que deben hacer es muy sencillo. Ya que Evan no haría la invocación por voluntad propia, necesitamos tener algo suyo para comenzar con el ritual nosotros mismos, en especial algo preciado para él - el anciano echó un vistazo a la puerta del baño, y rápidamente devolvió la vista a sus invitados - como su cabello. -
Seguramente Aban, Aiwe y Nerine no terminaban de comprender lo que el señor quería decir, o al menos eso creyó él, por lo que continuó con la explicación. - Utilizaremos su preciado cabello para iniciar el ritual, y cuando Evan vea que no le queda escapatoria, seguramente acabará accediendo.- observó a los tres amigos de su alumno y sintió la necesidad de hacer una aclaración - Conozco a Evan desde que tenía dieciséis años; él ha intentado invocar a su familiar más de una vez, pero por haber sido una persona tan superficial durante tantos años, nunca obtuvo buenos resultados. - el señor hizo una pausa, pensando en los ligeros pero importantes cambios que había notado últimamente en el profesor de arte, y entonces concluyó, sonriendo -...Pero esta vez será diferente. Estoy seguro de que hoy sí lo logrará.-
Volviendo al tema principal, finalmente decidió explicar la tarea que sus ayudantes debían cumplir. - Como les dije, lo que deben hacer es algo muy sencillo.- los observó uno por uno, con una mirada firme que duró algunos segundos, pero que terminó por convertirse en una risa algo nerviosa - ¡Necesito que sujeten a Evan para que no se escape mientras le corto el pelo! - dijo llevándose una mano detrás de la cabeza. -Yo soy sólo un viejo... como ven, no podría retenerlo con mi fuerza física...- ((insertar cara de yao ming aqui xD)). Se rascó un poco la cabeza y luego continuó - Joven Aban, usted es el más fuerte de los tres. ¿Podría sujetarle los brazos y el torso, por favor?. - preguntó mirando al pegaso, y luego observó a la profesora de viento, sonriendo automáticamente. - Señorita Aiwe, usted...- carraspeó -...creo que será suficiente con que se pegue su espalda.- dijo, y hasta llegó a pensar que con eso le hacía un favor a Evan. Finalmente dirigió su mirada a Nerine. - Y usted, jovencita... - abrió más los ojos para darle énfasis a sus palabras - ¡Las piernas!. Debe tener cuidado, ya que si pierde el equilibrio, alguien podría salir lastimado...-

Y entonces, como si pudiese oler el plan que tramaban en el living desde el baño, Evan apareció en ese preciso momento con el cabello húmedo y una toalla en mano (se lo habría secado si la casa no hubiese estado sellada contra la magia). Había estado tanto tiempo allí dentro que ya casi se le había pasado todo el odio hacia su maestro y había decidido olvidar aquella estúpida broma. -...Arreglaremos esto en otro momento, anciano... Hoy estoy de buen humor, no tengo ganas de pelear. - dijo mientras aparecía frente a sus amigos. Pero notó algo en las caras de todos que le llamó la atención. -...¿Hm..? ¿ocurre algo...? - preguntó pestañeando una y otra vez.

Lamentablemente no habían tenido tiempo de repasar las instrucciones, pero el señor Duval confiaba en que todos habían entendido lo que debían hacer, así que sólo le quedó aprovechar el desconcierto de su alumno y dar la señal para abrir fuego. Lo apuntó con el dedo índice como quien señala a un criminal. -...¡TODOS A EL, AHORA!! -

((perdón por lo largo! XD Pueden postear lo que quieran =u=, todo lo que ocurrirá hasta que yo vuelva a postear será Evan resistiéndose como niña (?) y el anciano con tijeras en mano cortándole el cabello despiadadamente XD, así que siéntanse libres de "manejarlos" si hace falta =u=. Y otra cosa, no hace falta que Aiwe le haga caso al viejo xD, con que sujete a Evan de alguna manera alcanza =u=))

Nerine sonrió y asintió a todas y cada una de las palabras pronuciadas por el señor Duval desde el momento en que este accedió a darle la receta de las galletas y, cuanto este le dijo con ojos serios y grandes, que lo que ella debía hacer era sujetar las piernas de Evan y evitar que cayera al suelo, asintió una vez más con más energía que nunca y luego paró. Se sobresaltó, emocionada, cuando la puerta del baño se abrió y apareció el susodicho Evan al que tenían que asaltar, y dio un par de saltitos más en el sitio mientras él los miraba confundido, antes que el anciano lanzara la orden contra él.

- Wiiiiiiiiiiiiii - gritó, dando un salto hacia él sin esperar a que ninguno de los otros avanzase primero. Hizo como que lo abrazaba (con el suficiente cuidado como para que no terminaran los dos en el suelo) y estampó un beso sobre su mejilla, esbozando una sonrisa traviesa -. ¡Profesor, esto es por tu bien!

Luego, cuando Aban y Aiwe reaccionaron y se lanzaron también sobre Evan, mientras el señor Duvall parecía prepararse para dar el siguiente paso de forma inmediata, Nerine soltó el abrazo que mantenía sobre él y le agarró las piernas con ambos brazos, impidiéndole reaccionar para escaparse. Luego apretó con fuerza y Evan ya no se pudo mover.

Aiwe escuchó atenta al señor Duval y se quedó con su tarea, cogerlo de la espalda. No le acababa de convencer el método que usarían ya que a ella no le gustaba usar la fuerza bruta para conseguir algo, pero Evan necesitaba un familiar, y si ese era el único modo, tendrían que utilizarlo.
Así que estuvo atenta a la entrada del profesor de arte, al igual que Neri y Aban. Aun así, cuando lo vio salir del baño, no pudo evitar unos segundos de duda sobre si hacerlo o no, pero al ver que los otros dos iban a por él, se elevó y voló rápidamente a su espalda, recuperando los segundos perdidos mientras pensaba.

Una vez agarrado (más bien abrazado con fuerza), le empezó a llevar el arrepentimiento. Hasta que escuchó las voces de los demás. – Eso es Evan, es por tu bien. Ya lo verás.