Demasiado ingenuo [priv.]

((Esto es poco después de que rescatan a Clío en las montañas.))

Suspiré una vez más mientras veía alrededor. Los pasillos de los dormitorios estaban casi vacíos. Aún estaba vendado, las heridas ya no dolían tanto. Miré a una ventana y sonreí al ver las aves revoloteando. - Quisiera... curarme, pyo ~ - Extrañaba volar. Estaba feliz de que todos hubiesen vuelto, algunos más heridos que otros... pero integros. Levanté la mirada de nuevo, para encontrarme con un rostro familiar. - Py-Pyo ~ - Fue lo único que pude decir antes de volver a bajar la mirada.

Evan caminaba por los pasillos del recinto en dirección hacia su habitación antes de ver a Phyro a lo lejos. Parecía perdido en sus pensamientos, mientras miraba hacia afuera de las ventanas; todavía tenía el hombro vendado (y el vientre también, imaginaba, aunque no se pudiera ver a simple vista) y algunas curitas que cubrían cortes menores. No lo veía desde aquel día que lo había dejado en la enfermería, al borde de la muerte, y antes de ir en busca de Clio con Helio y los demás.
Sonrió al ver que se encontraba mucho mejor, pero borró la sonrisa al acercarse un poco más, sin que él lo notara. Tironeó de una de sus alas para llamar su atención y le habló.


-Me debes una camisa.- le dijo, en alusión a la prenda que había utilizado aquel día para detener un poco la hemorragia de su vientre. Por supuesto que sólo bromeaba, pero se imaginaba que diciéndole eso, el pajarraco se enojaría, y era divertido verlo enojado (aunque no al punto de querer quemarle el cabello nuevamente, por supuesto).

Me quedé callado. - ¿Camisa? ~ - Me sonrojé mientras bajaba la mirada en seco y me daba la vuelta, sin recordar que Evan seguía tomandome de las alas. - ¡Waaaaah! - Un par de plumas estaban en las manos del profesor, me llevé las manos a la espalda, mientras mis ojos se cristalizaban. - Auh... ¡eso dolió! ¡Tonto! Mis plumas... waaaah... - Miré sus manos y moví la cabeza. - Uhm... ¡y estaba muriendo! Tu fuiste el que me dio tu camisa, no me culpes de lo que hiciste, pyo... ~ yo... yo... yo... py-py.... - Tomé aire desviando la mirada.

El profesor se guardó las plumas en el bolsillo mientras contenía la risa que le había provocado la respuesta del familiar. -Lo siento, mocoso...- se disculpó seriamente, por el dolor en su espalda - aunque no debiste darte la vuelta tan bruscamente =.=~ -
Al menos se movía bastante normal, así que ahora sí que estaba seguro que su recuperación había sido exitosa.

-Ya... para la próxima dejaré que te desangres ¬w¬ - bromeó, y luego se cruzó de brazos - y a todo esto, ¿qué haces por aquí? -

- ¡Tonto! ¿Cómo dices eso? - Inflé las mejillas mientras me paraba de puntitas para verlo a los ojos. Me quedé callado ante su último comentario. - Ah... pues... veía las aves volando. Me preguntaba... cuándo podría volar de nuevo. Extraño el viento en mis plumas... - Sonreí viendolo de reojo. La verdad es que había otra razón, bajé la mirada un poco. - Eso... eso es lo que sucede... ~

Evan entrecerró los ojos y emitió una fuerte pero corta ráfaga de viento contra el familiar, al mejor estilo "secadora de pelo", lo que produjo que algunas plumas que habían quedado debilitadas del tirón anterior se desprendieran, y que el chico terminara completamente despeinado. - No te pongas impaciente, volarás cuando estés en condiciones, ¿de acuerdo? ¬w¬ No quiero encontrarme con Zeilan trayendo malas noticias de nuevo =n=- dijo, y luego bajó un poco la voz - O ver a Blau-tan con los ojos llorosos por tu culpa... -
Una vez sermoneado el joven, Evan dio una media vuelta para dirigirse a su habitación. Tenía la ligera sospecha de que la razón que le había dado Phyro acerca de por qué estaba allí era falsa (después de todo, aquel no era el mejor lugar para observar a las aves volar), pero no le gustaba meterse en cosas que no le correspondían.
- Bueno, si eso era todo iré a dormir un rato - dijo, mirándolo de reojo. - No hagas muchas travesuras, Pyo -
Por alguna razón se encontraba más serio que de costumbre aquel día.

((Perdónnn, no es para terminar el thread, sino para sacarle la verdad a Phyro xDDDD))

(( ok xD drama!))

Me sonrojé moviendo la cabeza. "Como si Blau se preocupase por ello..." Sonreí levantando la mirada y viendo a Evan. Sabía lo mal que la habían pasado al verme en esa forma, el y aquella alumna. Caminé un poco hacia él. - Tal vez... soy el más inútil de todos los familiares aquí, ¿sabes? - Me llevé las manos a la espalda. - ... no soy muy diestro en nada. Yo... yo no quise preocuparte... y tampoco a Zeilan. - Suspiré dejando salir una flamita. - .... si hubiese podido detener a Clío-san en ese momento... si fuese más fuerte... no habrían corrido peligro... ni Zeilan, ni Kris, ni Helio... ni tu... - Bajé la cabeza mientras me tallaba los ojos. - ... lo siento... mucho ~ - Era la segunda vez que le pedía perdón al profesor de Arte.

Escuchó las palabras de Phyro con la puerta entreabierta, dejando que se expresara libremente mientras lo observaba en silencio con una mano en la manilla. No era la primera vez que veía al rubio con esa expresión triste.

Echó un suspiro al mismo tiempo que se llevaba una mano a la cara. -Ahh~... no se cómo haces para ser tan bipolar, Pyo...- dijo, y cuando vio que el jovencito lo miraba, ingresó a la habitación dejando la puerta abierta.

-Tengo dulces...- se escuchó desde adentro, y sólo luego de que Phyro se decidiera a entrar, cerró la puerta con su magia.
Para sorpresa del familiar, de un momento a otro Evan se encontraba en frente suyo, casi pegado a la puerta, con un semblante serio atípico y cruzado de brazos. Tenía los ojos de un hermano mayor a punto de reprender al menor. Dio un paso hacia adelante para arrinconar al chico contra la puerta y le habló mirándolo a los ojos. -Desde aquel día en el bosque negro... no, desde la última vez que estuviste aquí he notado esa actitud tuya de inferioridad, y déjame decirte que me molesta mucho.- apoyó sus manos sobre la puerta - Si no te crees fuerte, entrena. Si crees que eres un inútil, aprende a hacer bien las cosas; y si no puedes aprender, sigue intentando. Si vas a pedirme disculpas cada vez que me preocupe por ti, prefiero que ni te me acerques.- dijo, a riesgo de sonar un poco duro. Se tomó unos segundos para observar los gestos del familiar, y luego relajó su postura y lo abrazó - Aquella vez, si no hubieses sido capaz de mantenerte vivo y llegar hasta la Academia, algo terrible podría haberle pasado a Clio-san. - estrechó un poco el abrazo y sonrió con ojos serenos - Gracias, mocoso. No había podido decírtelo antes. -

Abrí los ojos de par en par. - Py... - No dije más, el profesor de arte me estaba abrazando. Un par de lagrimas recorrieron mis mejillas rojas mientras sonreía. - Aaaah... tu cabello huele bi... - Me tape la boca al recordar la última vez que le dije eso. - ¡Ah! En verdad, suelo hacer eso todo el tiempo... me deprime el no ser fuerte, y ser el rescatado... no el que rescata. Pero, bueno... ya lo dije, me alegra que hayan vuelto... - Bajé la mirada mientras me tallaba los ojos, y corría a la cama. - Pyo ~ Aaah... sentía que moría si no soltaba una flamita Q/////Q - Miré alrededor y vi de nuevo a Evan. - ¿Dulces? - Estiré un poco las manos.

Evan siguió con la mirada el recorrido de Phyro hasta la cama, encorvándose un poco por lo mucho que le molestaba cuando alguien sentía lástima por sí mismo. -Ese es tu problema, mocoso ¬w¬ - suspiró - Ah... no quiero imaginar el poco cariño que te demuestra el ogro con plumas para que tengas esa autoestima tan baja! - de una cajita que se encontraba sobre la mesa de luz al lado de la cama, salieron unos dulces que volaron hasta las manos del profesor. -...Y pensar que Clio-san es tan mona y simpática...-
Vio cómo Phyro seguía con los ojos sus manos, sin quitarle la vista de encima a los dulces que sus dedos envolvían, así que se llevó las manos detrás de la espalda para redirigir su atención hacia su cara. -Si quieres dulces, tendrás que ganártelos =v= - Se dejó caer sobre la cama, con el pecho tocando las sábanas y sintiendo cómo el colchón amortiguaba el peso de su cuerpo. Frente a Phyro apareció un cepillo de pelo, el mismo que Aban le había obsequiado a Evan en el Día Blanco. Las reglas eran claras: si quería los dulces, debía peinarlo primero.
Imaginó que el familiar podría deducir las pistas, así que se quedó esperando en la misma posición en la que había caído, con los ojos cerrados y echando un suspiro a modo de quejido. -Wah... estoy agotado, Pyo... estos días han sido un completo caos... Y Medea-sama no tiene piedad con nosotros T3T - se quejó. -Y eso no es lo peor... - iba a continuar, comentándole algunas cosas más personales, pero se quedó en silencio. No solía contar sus cosas a mucha gente, después de todo. - pero bueno, da igual - finalizó, y luego envolvió la almohada con sus brazos, poniéndose más cómodo.

-Por cierto, si me quemas un sólo cabello, te bajaré la autoestima a tal punto que podré llenar un recipiente con todas tus lágrimas de emo y echártelas encima para ahogarte ¬w¬, ¿de acuerdo? -

Tomé el cepillo y vi al profesor. - Lo que tengo que hacer por dulces, pyo ~ - Tomé un mechón de cabello del castaño y gruñí mientras lo escuchaba. - Pues... duermete ~ - Me quedé callado al escuchar lo que decía. ¿Algo peor... le daba igual? Moví la cabeza. - Ah, no te voy a quemar el cabello, me puedo controlar, ¿sabes? Pyo ~ - Suspiré un poco. - Helio es bueno... es sólo que... tiene demasiados sentimientos tristes guardados, pyo ~ - Me quedé callado mientras seguía cepillando. - Uhm... ¿qué ha pasado? ¿Todo... estresante? - Lo miré de reojo. - ¿Qué... qué hay de Blau-chan? - Dije mientras mi tono cambiaba drásticamente. Suspiré desviando la mirada, cepillando con más fuerza.

-Sí... imaginaba que el ogro debía tener sus razones para estar con esa cara todo el día...- dijo, todavía con los ojos cerrados. No había nada que lo relajara más que alguien peinando su cabello. -y aunque no conozca todos los detalles, me alcanzó ver lo que sucedió con Clio-chan para entenderlo un poco- confesó.
Phyro continuó con lo que hacía, hablando un poco más, y Evan abrio los ojos automáticamenta al escucharle mencionar a Blau. Fijó la vista en un punto al azar y se preguntó qué tenía que ver ella en todo esto, o por qué Phyro la había mencionado. Aunque lo pensó mejor, y no le parecía muy raro que hablase de ella, teniendo en cuenta los sentimientos del pajarraco.

-Eso mismo pregunto yo- dijo, no muy convencido de que fuese el momento adecuado para preguntarlo. Se giró un poco y se sentó en su lugar, mirándolo seriamente. - Mocoso... ¿qué hay de Blau-tan? - hizo una pausa - Tus sentimientos hacia ella... no han cambiado, ¿verdad? - se atrevió a preguntar, y sinitó cómo una presión en su pecho aparecía luego de eso.

Me quedé callado, sosteniendo el peine. ¿Sentimientos? ... - N-No... yo quiero que Blau sea feliz... eso es todo... - Sonreí ligeramente. Sí... era cierto, ¡eso quería para Blau! Y si Evan la lastimaba. - Voy a... quemarle el cabello a aquel que se atreva a lastimarla, pyo ~ - Lo señalé amenazadoramente con el peine, mientras lo movía. - Es... una linda niña, yo sólo quiero verla feliz... - Me senté frente a Evan y ladeé la cabeza. - Creo que mis sentimientos no cambiaron nunca, si eso quieres saber... tal vez, sólo creí estar interesado en ella, pyo ~ - Moví los pies un poco y me encogí de hombros. - ¿No? ~

- A mí no me preguntes - dijo sonriendo. - Eso es algo que deberías aclarar solito. -
Se quedó viéndolo en silencio por unos minutos, y luego apoyó la cara sobre una de sus manos, mientras Phyro seguía peinándolo. Entrecerró los ojos antes de hablarle -Tengo que encontrarte pareja pronto. Eres demasiado tonto como para estar sólo... - bromeó - Me ofrecería a mí mismo, pero ya estoy enamorado de alguien más~ lo siento ♥ -

Arqueé una ceja. - Ah, que bueno, porque igual no eres mi tipo, pyo ~ - Desvié la mirada mientras tomaba uno de sus mechones. ¿Encontrarme pareja? Casi parecía que Evan quisiera hacer algo de buena fe para mi. Retuve una risita mientras escondía la cara. Un segundo...- ¡¿Cómo que soy demasiado tonto para estar sólo?! - Le aventé el cepillo en la cabeza. - Demasiado tonto... pyo ~ - Crucé los brazos mientras brincaba de la cama. - Y ahora, me das mis dulces... ¡y tu solito te cepillas el cabello!

Evan recibió el dulce pase del cepillo por parte de Phyro con ojos entrecerrados. -Por supuesto que no soy tu tipo; no he utilizado todos mis encantos contigo - dijo, con un orgullo salido de quién sabe dónde, mientras se terminaba de cepillar por su cuenta. Algunos dulces aparecieron flotando frente al familiar, y entonces un pequeño silencio se instaló entre ambos.

La pausa se extendió por algunos segundos, dejando que el sonido de los papeles envoltorios de los dulces que comía Phyro fueran lo único que se escuchara en la habitación. A Evan no le molestaba el silencio, pero sentía que había quedado algo pendiente de antes.

-Yo no me atrevería a lastimarla - dijo de repente, con un tono inusualmente serio, y terminando con su cabello. -...creo que me estoy enamorando de Blau, mocoso. - confesó - Me jugaré lo que sea por ella - quedó en silencio. Phyro era el primero en saberlo, y le había parecido que sería lo más justo.
De tan sólo haber pronunciado aquellas palabras en voz alta, una sonrisa había decidido nacer en sus labios, así que se puso de pie animadamente, y jaló hacia atrás las alas del familiar, tomándolo por sorpresa y dándole un beso entre sus cabellos - Se que te preocupas por ella. Gracias. -

Más dulces aparecieron frente al rubio, mientras Evan se alejaba de él para dirigirse a su espejo.

No parecía terminar de entender lo que decía Evan. Guardé silencio, viendolo fijamente, jugando con uno de los dulces. - ... no mientes... - Abrí los ojos de par en par. - ¡Estás diciendo la verdad! ~ Te estás... - Solté una ligera risita, bajando la cabeza, para que no me viera el castaño. - L-Lo siento... yo... eh... b-bueno... ¡nunca imaginé que te escucharía hablando como un adulto, pyo! ~ - Me levanté de un salto y corrí a abrazarlo. - Lo único que podría pedir... es que ella sea feliz... y si tu implicas que ella sea feliz, pues... ¡eso me hace feliz! - Me di la vuelta, tomando el montón de dulces con ambas manos. - Y lo que más me hace feliz son los dulces que me darás ~ - Ladeé la cabeza. - Y si piensas decirselo... yo puedo ayudar, pyo ~ - Me llevé otro dulce a la boca, sonriendo de oreja a oreja.

Evan volvió a abrazarlo, con una sonrisa de oreja a oreja - HAHA! Lo sabía, me adoras~~ ♥ - ladeó la cabeza, mirándolo con curiosidad - Nunca creí que se alinearían los planetas y me demostrarías algo de cariño o3o~ ¿O acaso es una táctica descorazonada de tu parte por conseguir más dulces? ¬w¬ - preguntó, llegando a creer por un momento que así era.
Se sentía bien por haberle confesado con palabras lo que sentía. Después de todo, estaba acostumbrado a no guardarse las cosas, a excepción de casos especiales. - Y no te preocupes - dijo, tomando dos mechones de pelo del rubio y dándoles la misma forma que tenían los cuernos de su propio cabello aquella noche que se conocieron - Así como tú, estoy seguro de que ella podrá ver, poco a poco, mis sentimientos - sonrió, y tuvo que aguantarse una risa de pensar en ella intentando descifrar su interior- Aunque, conociéndola... seguramente tendré que decírselo con palabras también ♥ - terminó de armarle el peinado y le acercó un espejo de mano - Lo haré, pero todo a su debido momento...-

Ladeé la cabeza, inflando un poco las mejillas. - Te adoro casi tanto como una patada en el trasero... - Sonreí un poco, encogiendome de hombros. - Bien... fue por los dulces, lo admito, pyo ~ - Saqué la lengua, sentandome en la cama. - Eres un grosero, pyo ~ - Solté una risa, cerrando los ojos. - Mira que... es mejor que se lo digas... ¡creo que sería mucho más... agradable para ella! ... aunque... se morirá de vergüenza... pyo ~ - Ladeé la cabeza, llevandome una mano a la barbilla. - Bueno, eso es lo de menos... ¡todo sucederá cuando tenga que suceder, pyo! - Levanté las manos, sonriendo de oreja a oreja.

-No sabía que te gustaran tanto las patadas en el trasero ¬u¬ - bromeó el profesor, sin dar el brazo a torcer, y luego retrucó - Eso lo dice todo sobre ti, ¿sabes? ahahahah~ -
De todas formas, aunque le resultara muy divertido molestar al pajarraco, escuchó atentamente sus palabras, y luego sonrió de manera un poco más sincera, sin intención de volver a bromear. - Así es. Todo sucederá cuando tenga que suceder. Y además... ¡me tengo confianza! - dijo casi inflando el pecho con su enorme ego.
Se dirigó a la mesa y sirvió un poco de te; había pasado por la cocina unas pocas horas antes y había tomado libremente unas galletas de uno de los estantes. - Soy un hombre educado y atento, ¿sabes? Por eso preguntaré por el idiota de tu amo, ese plumero con pies.- miró para otro lado, borrando por completo la sonrisa - ¿cómo se encuentra? -