en la taberna (aban, evan y caelan)

Caelan observó como Evan rodaba y luego solamente reía para quedarse dormido sobre el suelo, y el profesor de fuego no pudo evitar, pese a todo, lanzar una carcajada. Aban no se dio cuenta de nada y tiró de él, recargándose sobre su cuerpo de forma pesada, obligando a Caelan a concentrarse de nuevo en él si no quería que ambos besaran el suelo de nuevo.
- caellan.. eshtas eno..hic..enojado conmigo?.... estash eñojado pod que quedo dolmid en la camita de..hic.. evan? y sinos vamos todos al cuardto de evan?...
- No pienso dormir en el cuarto de Evan - refunfuñó, molesto, abrazando a Aban para cargarlo algo mejor, esforzándose por entender lo que le decía. Las siguientes palabras del pegaso fueron como una bofetada.
- no sheas enojon... pod eso estas sholitoo sholitoooo, las mujedes no queden a hombles gru... hic.. gruñones...
Caelan abrió mucho los ojos y lo miró, preguntándose si realmente Aban había dicho aquello, pero el pegaso solo murmuró unas palabras más, inteligibles, y cayó inconsciente. El profesor de fuego tuvo que redoblar los esfuerzos para que el peso muerto de Aban no le doblase, y con delicadeza lo tumbó en el suelo, cerca de Evan, y se sentó entre ambos, pensando qué hacer.
Mientras pensaba, los miró. ¿Sería cierto? ¿Era una persona enojona y por eso... Estaba solo? Frunció los labios. Nunca se había sentido solo. Al menos, aquello no le había molestado nunca. ¿Por qué, entonces, las palabras de Aban lo molestaban?
"Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad", pensó. "Y Aban es un poco de ambas cosas".
Lanzó un suspiro resignado y se levantó. Apartando aquellos pensamientos de la cabeza (no le apetecía pensar. No le apetecía darle vueltas hasta sentirse como un idiota), hizo de tripas corazón y cerró los ojos para llamar a Moses. Su familiar apareció en pocos minutos, y Caelan le mandó que lo ayudase a transportarles. El fuego fatuo cargó a Evan (y a Caelan le importó más bien poco que la elevada temperatura de su familiar pudiese molestarlo en sus sueños, mientras no le hiciera daño) y él mismo cargó con Aban. Entre los dos, en silencio, llegaron de nuevo hasta la academia y, una vez en el recinto masculino, Caelan despidió a Moses con un - Gracias. Te lo compensaré - y los arrastró a ambos hasta la habitación de Evan.