El marco (priv. Evan y Aiwe)

Aiwe sobrevoló la academia con el espejo detrás suyo. Al llegar a la zona del recinto masculino se enganchó a la pared para que no la vieran ya que, en principio, no podía estar allí. Buscó la ventana de la habitación y entró.
Dejó con cuidado el espejo apoyado en una pared y miró a su alrededor. Evan no se encontraba allí. Aiwe suspiró y puso una mueca de decepción. Quería el marco, pero también quería hablar con él un rato.
Miró la ventana, fuera era oscuro, Evan no tardaría mucho en llegar así qeu Aiwe decidió esperar. Se sentó en la cama, frente al espejo y mientras se hacía trenzas en el pelo esperó a Evan.


((Puse privado porque con EL MARCO solo no me dejaba xD Si quieren pueden unirse, sobretodo Aban que tambien tiene un marco encaragado xD))

Evan abrió la puerta de su habitación, con su taza diaria de te en mano y un libro debajo del brazo.
Se llevó una gran sorpresa al ver que alguien se encontraba dentro. Pero casi dejó caer la taza al notar que esa persona era Aiwe. Ella estaba frente al espejo, haciéndose trenzas en el cabello. Al parecer no había notado la llave. Pensó que estaría muy concentrada en lo que hacía, y sonrió.

-Ho~ ¿qué hace una niña asaltando la alcoba de un joven inocente a estas horas?- dijo, entrando a su habitación y dejando la taza y el libro sobre una mesita. - Hmm... creo que dos trenzas hacia adelante se te verían muy bien~ - dijo sonriendo galantemente mientras se acercaba hacia ella. Se lo veía contento.

Aiwe tan concentrada con las trenzas qeu no notó como Evan entró en la habitación. Por lo que cuando habló pegó un pequeño bote, asustada. - ¡Evan! - Se sonrojó. - No soy ninguna niña que asalta alcobas de jóvenes inocentes. - intentó hacer pucheros pero rompió a reír. La verdad es qeu se había colado por toda su cara. - He tenido que entrar por la ventana porque en principio no puedo estar aquí.

Evan dejó la taza y el libro que traía con él encima de una mesita - Hmm... creo que dos trenzas hacia adelante se te verían muy bien~ - Automáticamente Aiwe se paso las manos por el cabello para deshacerse las trenzas y se separó el cabello por la mitad dejando que cada mitad cayera para un lado - ¿De verdad me quedarían bien? - Se sonrojó.

Evan entrecerró los ojos, con cara de ofendido -¿Acaso no confías en mi sentido de la estética? - llevó las manos a los dos mechones de pelo que Aiwe había separado y comenzó a hacerle unas trenzas. -No te muevas... a menos que quieras que queden torcidas - sonrió.

Al notar un breve silencio en la conversación, decidió continuar. -Y bien, ¿qué te trae por aqui? - preguntó, aunque había notado muy bien el espejo que ella había traído. - ¿Me extrañabas? ♥... ¿O pensabas encontrarme saliendo de la ducha otra vez? - preguntó con una de sus sonrisas más pícaras.

Aunque le coqueteaba y se le insinuaba, no podía evitar sentir algo molesto por dentro. ¿Nervios, expectativas? Lo que sí era seguro es que tenía algunas dudas que quería resolver, y aquella visita parecía ser una buena oportunidad.

- ¿Acaso no confías en mi sentido de la estética? No te muevas... a menos que quieras que queden torcidas - Aiwe sonrió y se dejó hacer las trenzas. Obedeció a Evan y se quedó quieta para que no salieran torcidas. Fijó la vista al espejo donde vio como Evan trabajaba en sus trenzas e involuntariamente se sonrojó.

Se hizo un pequeño silencio que Evan rompió. - Y bien, ¿qué te trae por aqui? ¿Me extrañabas? ♥... ¿O pensabas encontrarme saliendo de la ducha otra vez? - Al oír la última frase Aiwe se puso roja como un tomate. - No.. no quería encontrarte saliendo de la ducha otra vez. - Se puso las manos a la cara para taparse lo roja que estaba - Que vergüenza pasé ese día. - Miró a Evan y éste sonreía por lo que se quitó las manos de la cara, un poco más tranquila. - He venido a traerte el espejo. - dijo señalándolo. - Para que me puedas hacer el marco. Y para hablar un poquito, también. - Añadió. No podía dejar de pensar en la advertencia qeu le había hecho Aurora acerca de Evan, y aunque ella no creía que fuese malo quería comprobarlo por si misma. A parte, el otro día se lo había pasado bien con él y Aban.

Aiwe observó a Evan. No sabía si eran imaginaciones suyas o actuaba así con todos, pero le daba la sensación que estaba coqueteando. "¿Podría ser la espina que me quite a Caelan de la cabeza?" pensó. Pero se sacó rápidamente el pensamiento de la cabeza. Antes de sacar conclusiones quería ver como iba la cosa, al fin y al cabo Evan y ella aún se estaban conociendo.

Evan no pudo evitar reirse al ver cómo Aiwe se ponía roja al recordar el incidente de días atrás. Aunque para él no era algo vergonzoso, entendía que para ella sí lo fuera.

- He venido a traerte el espejo. Para que me puedas hacer el marco. Y para hablar un poquito, también. -

Abrió un poco más los ojos al escuchar lo último. -Ahora que lo dices... te noto algo distinta...- dijo, terminando una de las trenzas y pasando a hacer la otra - [color:a62c=c05d56]¿Hay algo que te preocupe? -
Era mentira, no la notaba distinta en estos momentos, pero no podía decirle que había estado observándola durante la semana y que la había visto cantar en los pasillos, con una voz y una expresión melancólica en su rostro. Al menos, con esa pregunta, una de sus dudas quedaría resuelta.

[[Lamento que el thread vaya tan lento, desde ayer estoy con problemas de inet T_T]]

Aiwe se mordió el labio. No sabía que se le notara tanto que estaba preocupada por el tema de Caelan.
No contestó deprisa, se pensó sus palabras. - ¿De verdad estoy distinta? Estoy intentando cambiar el rumbo de mis pensamientos. Y aún no se como hacerlo. - Lo miró de reojo mientras él le hacía la trenza.
Se mordió el labio, por una parte quería sacarlo todo fuera, quería hablar sobre sus sentimientos sobre Caelan y de como se los quería sacar de la cabeza. Pero sintió que aún no era el momento.

((Yo no tengo mucho tiempo tampoco, así qeu vamos haciendo n.n))

-¿De verdad estoy distinta? Estoy intentando cambiar el rumbo de mis pensamientos. Y aún no se como hacerlo. -

La última trenza quedó hecha. Evan echó un vistazo general a la cara de Aiwe y sonrió satisfecho. Se veía preciosa.
Volteó y tomó nuevamente la taza de te en sus manos. -Ho~ así que intentando cambiar el rumbo de tus pensamientos... - pensó en voz alta. Era lo mismo que él intentaba hacer con respecto a ella. -... Para cambiar tus pensamientos primero debes aclarar tus sentimientos. ¿Los tienes bien claros? - preguntó.

Mientras Evan cogía su taza, Aiwe se miró al espejo. Realmente le quedaban bien las dos trenzas. No había duda de que Evan tenía buen ojo.

- ... Para cambiar tus pensamientos primero debes aclarar tus sentimientos. ¿Los tienes bien claros? - Aiwe reflexionó sobre eso. Tenía sus sentimientos claros, quería a Caelan, pero estaba cansada de esperarlo. Quería ser libre, quería sentirse sentirse como un pájaro, a punto para abrir las alas y trasladarse donde fuera. - Sí, mis sentimientos los tengo claros. - Suspiró. Miró a Evan a los ojos. - Lo que no tengo claro es como seguir adelante. - No tenía idea de lo que debía hacer. No sabía si debía ignorar a Caelan, si buscar a alguien más, si limitarse a esperar... Volvió a suspirar. esbozó una sonrisa, pero tenía una mirada triste.

Al profesor se le oprimió el corazón al ver esa sonrisa triste en el rostro de Aiwe. Ella siempre sonreía y estaba feliz, era uno de los motivos por los que le había gustado desde el principio. Verla con los ánimos bajos le producía un sentimiento de impotencia por no ser lo suficientemente cercano como para abrazarla y consolarla con caricias.
También quería indagar sobre la situación que ella estaba atravesando, pero temía encontrarse con la respuesta que menos deseaba.

Tomó un poco de té mientras reflexionaba. La respuesta que menos deseaba tal vez era su salvación.

-¿Puedo saber qué te está pasando? - preguntó, con un tono más serio del habitual. Si escuchaba el nombre del profesor de fuego en la respuesta, entonces confirmaría lo que Aban le había dicho unas noches atrás.

Aiwe suspiró y se sentó mejor en la cama, iba para largo si tenía que contarle todo. Cogió un cojín y lo abrazó en un intento de ganar tiempo pues se estaba debatiendo entre contárselo o no. Pero al ver la cara de preocupación que tenía Evan decidió por explicárselo.
- Supongo que lo puedes saber. Total, si no te lo cuento te acabarás enterando igual. - Suspiró y empezó a jugar con sus trenzas. - La verdad es que yo.... quiero a Caelan. Llevo enamorada de él des de que estudiaba, pero él nunca me ha correspondido, es más se mete conmigo y le gusta hacerme rabiar. - Bajó la mirada - Así llevo unos diez años. - Sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas, pero Aiwe luchó para que no salieran. - Y ya me he cansado de esta situación, por eso quiero olvidarme de él. - Levantó la mirada para mirar a Evan a la cara - Pero no se como hacerlo. - Una lágrima cayó por su mejilla y Aiwe se secó los ojos para que no cayeran más.

Nunca había sido una persona perceptiva, pero irónicamente esta vez había dado en el clavo.

- La verdad es que yo.... quiero a Caelan. Llevo enamorada de él des de que estudiaba, pero él nunca me ha correspondido, es más se mete conmigo y le gusta hacerme rabiar. - Bajó la mirada - Así llevo unos diez años. -

Intentó disimular cómo la sangre le había comenzado a hervir después de oir la confesión de Aiwe, pero no pudo evitar reflejar un gran desagrado en su rostro. Se le vino a la mente la imagen de Caelan y automáticamente comenzaron a formarse imágenes de él y Aiwe juntos, al mismo tiempo que repetía las palabras de Aban de la otra noche. Un amor de 10 años no era poca cosa.

-Y ya me he cansado de esta situación, por eso quiero olvidarme de él. - Levantó la mirada para mirar a Evan a la cara - Pero no se como hacerlo. - Una lágrima cayó por su mejilla y Aiwe se secó los ojos para que no cayeran más.

Sintió un golpe directo al corazón al ver esas últimas lágrimas. Pero esta vez no se contuvo y fue directo a abrazarla.
Era definitivo. Odiaba a Caelan. No sólo era envidia por haber compartido 10 años con la persona que le gustaba, también era desprecio por ser la causa del sufrimiento de ella.
Sin embargo, la parte más superficial de su corazón se sentía aliviada. Seguramente eso le pesaría lo suficiente como para no incrementar los sentimientos hacia ella.

A cualquier chica podría haberle aconsejado varios caminos para solucionar su problema. Era bueno dando consejos amorosos, porque naturalmente conocía el comportamiento de los hombres. Pero esta vez no pudo. Era una situación especial.

-...No podrás olvidarte de él mientras sigas sufriendo.- dijo, más para sí mismo que para ella. Percibía el aroma de su cabello por primera vez. - Yo...- dudó un poco antes de continuar. -...puedo ayudarte... - finalizó, con la mirada un poco ausente. No quiso especificar cómo, de qué manera o cuándo. Sólo lo dijo para que ella lo tuviera presente.

Sabía cuáles serían los riesgos de ayudarla, pero no le importó mucho en ese momento.

toco la puerta, traia el espejo, veo a aiwe y evan ahi- oh, espero no haber interrumpido algo ^///^, es que... traje el espejo.... supongo que aiwe vino a los mismo, no?

Evan se sorprendió de escuchar entrar a alguien más. Era Aban.

-oh, espero no haber interrumpido algo ^///^, es que... traje el espejo.... supongo que aiwe vino a los mismo, no?-

El profesor de arte logró recomponer su habitual expresión sonriente y alegre de un momento a otro. Tenía práctica en aparentar cosas que no eran.

-Aban-chan~! ♥ pasa ^^- elevó el espejo que traía Aban y lo puso en un lugar seguro junto al de Aiwe.

Aiwe se dejó abrazar, era lo que más necesitaba en esos momentos. Además así no la podría ver llorar. Se sentía muy frágil, como si en cualquier momento pudiera estallar en mil pedazos. A parte de con Evan solo se lo había dicho a Aurora y Aban y como estaban de compras y en medio de la calle no lo había podido sacar todo.

Se sentía mal. Mal por Evan, que estaba cargando con todo. Mal por no haber dicho nada antes. Mal por haberlo llevado sola tanto tiempo. Mal por no confiar tanto en la gente. Mal por demasiadas cosas.

Aiwe cerró los ojos y se aferró a Evan como si se fuera a caer. Empezó a tranquilizarse. - ...No podrás olvidarte de él mientras sigas sufriendo. - Oyó que Evan le decía. Iba a contestarle que no sabía como hacerlo, no podía. Llevaba demasiado tiempo de esa forma. Pero Evan volvió a hablar. - Yo... ...puedo ayudarte... - Aiwe se separó de él y lo miró con los ojos lagrimosos. Una pizca de esperanza la invadió por completo. Le sonrió débilmente. - ¿De verdad puedes ayudarme? - parpadeó varias veces para no volver a llorar - Por favor, ayúdame. Te lo agradecería un montón. - Dijo de corazón, porque ya no sabía que más podía hacer y viendo los ojos de Evan sabía que podía confiar en él.

Justo en ese momento entró Aban. Aiwe se secó rápidamente las lágrimas y le sonrió, roja como un tomate. Evan le invitó a pasar por lo que Aiwe aprovechó para volverse a sentar en una punta de la cama.

veo a aiwe triste...estaba llorando... quizas no fue buen momento en llegar asi...me acerco a aiwe y la veo a los ojos-...estas sufriendo?....- ella trata de fingir una sonrisa... algo le duele a ella, por impulso la abrazo...- todo estara bien.... no vale la pena sufrir asi...- algo la llenaba de dolor...puedo sentir su tristesa.... pocas veces la eh visto asi... y supongo que es por aquella persona...

Viendo cómo Aban consolaba a Aiwe, las palabras que ella había mencionado justo antes de que el pegaso llegara retumbaban en su cabeza: "Por favor, ayúdame. Te lo agradecería un montón."
Sonrió para sí mismo pensando que naturalmente ella no había comprendido el significado que él le había dado al ofrecerle su ayuda.
La situación era, objetivamente hablando, muy sencilla para él. Era obvio que lo más fácil para que Aiwe lograra dejar de sufrir por Caelan sería confesarle sus sentimientos y esperar a ser aceptada o rechazada. Podría acabar feliz, o podría acabar destrozada pero con la puerta del problema cerrada, pero acabaría de todas formas. Sin embargo, los sentimientos de egoísmo que tenía en aquel momento le hacían pensar de otra manera. Tal vez la solución era ser él mismo el clavo que quitase otro clavo.

Su mente era un caos total, pese a la sonrisa que dibujaba en su rostro.

-Bien...- habló al fin. -dejémonos de tanto drama, les parece? - dijo, para intentar alivianar un poco el ambiente. - Iré al depósito de arte un momento y traeré los marcos, que ya están hechos - sonrió - espérenme sólo unos minutos~ -

Había logrado encontrar una buena excusa para largarse al menos por unos segundos.

Aban se acercó a Aiwe. - ...estas sufriendo?.... - No quería preocupar a Aban por lo que intentó sonreír como siempre, pero no pudo. Aban la abrazó y la consoló. En ese momento Aiwe volvió a desmoronarse, pero no lloró, las lágrimas ya no salían así que se quedó abraza a Aban.

Miró a Evan por encima del hombro de Aban, estaba sonriente como siempre. Al ver esa sonrisa sonrió ella también. Se separó de Aban mucho más tranquila. Les sonrió a los dos. - Gracias a los dos. De verdad. - Siguió sonriente, feliz de tenerlos como amigos.

Bien... dejémonos de tanto drama, les parece? Iré al depósito de arte un momento y traeré los marcos, que ya están hechosIré al depósito de arte un momento y traeré los marcos, que ya están hechos
espérenme sólo unos minutos~ - Evan cambió de tema y Aiwe cambió el rumbo de sus pensamientos, el marco. Había ido allí por el marco, tenía muchas ganas de verlo. Y también iría bien para quitarse de la mente lo sucedido. - ¡Los marcos! - Dijo con su alegría habitual levantándose de la cama - ¿Ya los hiciste? - Le sorprendió que ya los tuviera hechos y todo.

vaya, que eficiencia... o es eficacia? XD- viendo como va por ellos... aiwe esta mas feliz ahora... - aiwe...- volte a verme- me gustas mas cuando sonries.. no te pongas triste... ^^- trato de animarla... nunca me a gustado ver a la gente triste

Aiwe miró a Aban, sonrió. Ahora ya mucho más tranquila y con sus pensamientos sobre Caelan en un rincón, escondidos, como hasta ahora. Esperando para salir en otro momento.

- me gustas mas cuando sonries.. no te pongas triste... - Aiwe miró a Aban otra vez y su sonrisa se ensanchó. A ella también le gustaba más sonreír, no le gustaba estar triste y menos que la vieran llorar. Se pasó la mano por los ojos, le dolían de haber llorado. Movió la mano e hizo que un poco de aire le diera en la cara. Volvió a mirar a Aban - A mi también me gusta más sonreír. Pero hay momentos que cuesta más que otros, ¿no crees? - Aban también llevaba unos días raros, pero Aiwe no le había dicho nada.

Pero hay momentos que cuesta más que otros, ¿no crees?
me quedo pensativo....despuies de quedar caelan y yo como amigos... me sentia vacio por un tiempo... tanbien estaba un poco raro a veces... sentia que algo en mi habia cambiado... ya no lamo el cabello como antes...... si.. tambien cambie yo....una punzada en mi pecho... duele, pero ya van varias veces... estare enfermo?...- si......a veces.. cuando no puedo sonreir.. finjo una sonrisa..pero en el fondo estoy demasiado triste para admitirlo.. porque siento que llorare... y no me gusta llorar...

Evan llegó luego de un rato. Había llevado los dos espejos con él al retirarse y ahora volvía con ambos acompañados de sus respectivos marcos. Cada uno estaba cubierto por una gruesa tela blanca. Con su magia, acercó cada espejo a su correspondiente dueño y los dejó flotando frente a ellos, esperando a ser descubiertos.

-Lamento la demora ♥ - dijo, con un aire de caballero. Una sonrisa de oreja a oreja se le formó.- He dado lo mejor de mí para tallar los marcos... - su expresión cambió a una seria, casi de enojo- así que espero poder sacar al menos una sonrisa en esas dos caras tan depres...-

Hizo un gesto para que quitaran las telas que envolvían a ambos espejos.
Los dos marcos eran de estilo victoriano, pero cada uno tenía un motivo diferente. El de Aban tenía dos pegasos tallados en los costados, cada uno idéntico al otro. Y uno en la parte de arriba, del que se desprendían dos majestuosas alas que formaban los ornamentos de la parte superior del marco. El de Aiwe, en cambio, tenía cuatro aves talladas, cada una en una esquina, en poses de pleno vuelo. Llevaban en sus picos una delgada cinta que las unía en pares, incluso aunque las aves de cada pareja volaran hacia direcciones opuestas.

Evan alternaba la vista entre ambos, con una expresión expectante.

Aiwe miró a Aban, no le gustaba verlo triste. En realidad no le gustaba ver a nadie triste, pero con Aban era diferente. Estaba tan acostumbrada a la felicidad del pegaso qeu era muy extraño verlo verlo así. Iba a animarlo cuando entró Evan.

- Lamento la demora ♥ He dado lo mejor de mí para tallar los marcos... así que espero poder sacar al menos una sonrisa en esas dos caras tan depres... - Aiwe observó el espejo tapado delante suyo y se mordió el labio de lo nerviosa que estaba. Cuando Evan destapó su espejo Aiwe abrió la boca muy sorprendida. El marco era más que precioso. Tenía cuatro aves, una en cada esquina, en poses de pleno vuelo y llevaban en los picos una delgada cinta que las unía. Hecho expresamente para ella.

Aiwe levantó al cabeza y miró a Evan, le sonrió y lo abrazó. Se separó de él con la sonrisa en la boca aún - Muchísimas gracias Evan, es... es... con precioso me quedo corta. Me encanta, de verdad.

al ver a evan traer el marco veo su hermoso tallado....tenía dos pegasos tallados en los costados, cada uno idéntico al otro.. como yo - hay dos chibi abannes ahi ^^, esta lindo ^u^ gracias evan- lo abrazo y luego voy a verme.. mi reflejo..casi nunca me veia en un espejo...observo mi ropa... apenas noto que me queda algo grande....levanto la playera.. estoy mas delgado de lo que paresco... ademas, los entrenamientos de rayen me han servido...no me veo nada mal...aunque...con mi cabello largo paresco niña..- aiwe... paresco niña?- volteo a verla, ella esta concentrada viendo su reflejo..., hago varios gestos en el espejo, es gracioso, nunca me habia detenido a verme asi, con diferentes expresiones..

Aiwe se miró en su nuevo espejo. Le gustaba muchísimo, lo primero que haría sería enseñárselo a Aurora. Observó que volvía a mostrar su sonrisa habitual, eso la alegró un poco más. - Aiwe... paresco niña? - Aiwe miró a Aban. Llevaba el pelo largo, eso sí, pero le quedaba muy bien. - A mi me gusta como te queda Aban, sobretodo cuando te haces una trenza. Podrías cortártelo si quieres, pero solo un poquito de nada. ¿Verdad Evan? - Miró a Evan. El tenía mucha idea de eso, las dos trenzas qeu le había hecho le quedaban muy bien.