Café para dos ((Priv. Tanner y Cassandra))

Cassandra se sentó en una de las mesas de su cafetería favorita con una sonrisa estúpida pintada en la cara. Acababa de salir de trabajar y quería despejarse (porque era difícil despejarse en casa cuando era allí donde tenía montado todo el caos empresarial), y no había mejor lugar que aquel, sobre todo, teniendo en cuenta quién estaba a punto de reunirse con ella.

Ordenó que trajeran dos tazas grandes de café, y se recostó en la silla para ver a la gente pasar mientras esperaba a que Tanner diera señales de vida. A Cassandra todavía le parecía curioso el modo en que se había sentido atraída por él el día que lo había conocido, en la floristería, y el extraño modo en que habían comenzado a verse ((siempre allí, en la cafetería, como si fueran adolescentes escondidos cuando solo querían verse, hablar un poco y tomar café)), pero de todos modos ahora no cambiaría nada. Lo que había comenzado siendo una simple atracción era ahora algo más fuerte, Cassandra lo sabía ((y Cassandra era una mujer que no se equivocaba casi nunca con sus predicciones)) y, además, le gustaba mucho.
Hans era un hombre amable, tierno, con una sonrisa preciosa y que, además, siempre estaba dispuesto a escucharla. Cuando estaba con él, Cassandra sentía que no había nada más importante en el mundo, y aunque siempre le había gustado que todo el mundo la escuchara y le hiciera caso, cuando lo hacía él se sentía todavía más especial y le bastaba con saber que estaba a su lado.

- Me estoy volviendo una adolescente otra vez – murmuró, en voz baja, soltando una risa floja.
Porque era verdad, Cassandra se sentía como una adolescente enamorada. Pero le daba completamente igual.

(bueno...un mesecito.... ·__· casi dos.. no esta mal XD)

Tanner havia salido tarde ese dia de su consulta, era la ley de murphy, bastaba el hecho de haber quedado con alguien para que la sesion se tubiera que alargar, se despidio de su paciente, acomodo su bufanda en su cuello, y se apresuro a cerrar la consulta, mientras se colocaba la gabardina.

Llego al lugar de la cita, su acompañante parecia estar ya alli.

El psicologo sonrrio, realemente tenia muchas ganas de ver esa mujer, haia hecho revivir en su interior algo que yacia tiempo muerto, tal vez....se estubiera enamorando, sus deseos de hablar con ella ivan aumentando a medida que se acercaba a ella.

La saludo con la mano, puesto que ella, supuestamente absorta en sus pensamientos, aun no havia reparado en su presencia. La mujer, al verlo saludo tambien timidamente y señalo las dos tazas que recien el camarero terminaba de llevar.
Tanner sonrrio y se rio levemente...era tan simplemente encantadora.
- muy buenas tardes- se sento a su lado, completamente feliz - siento la tardanza, la ultima sesion se ha alargado, hace mucho que espera señorita krossite?- le tomo la mano y se la beso, sonrriendo con su cara de bonachon de siempre. -muchas gracias por pedir el cafe- dijo mientras tomaba la taza entre sus manos. - como ha sido su mañana?- se recosto en la silla, sin poder sacar la vista de ella.

Cuando Tanner llegó hasta ella y la saludó, Cassandra no pudo evitar el levantar la mano también para devolverle el saludo, pero entonces el hombre tomó su mano gentilmente y la besó antes de sentarse y tomar su taza, arrancando un sonrojo en Cassandra que le recordó, una vez más, porque estaba empezando a sentirse tan tontamente atraída por él.

- Por favor, Hans... - murmuró, con las mejillas encendidas y la mirada paseando por sus manos y el oscuro café, soltando una risa floja -. No me trates más de usted, me siento una desconocida - Y Cassandra no quería ser una desconocida para Tanner, de ninguna manera. Ella quería ser su amiga, alguien importante y especial. Ella quería ser, de hecho, algo más que simplemente una amiga -. Con lo que a mi me ha costado empezar a llamarte por tu nombre...

hans tambien se sonrrojo levente y le sonrrio - oh disculpa, vengo con el chip de la oficina... y en fin deveria desconectar-se rio levemente y bebio de su amado cafe- mm excelente elecion, un cafe muy bueno- dejo la taza en la mesa y la miro.

Cassandra le parecia una mujer tan bella y calmada sentia la necesidad de estar con ella, cada vez mas, se sentia...enamorado.

Quiso retomar el tema y le musito - pues entonces dejare de llamarte de usted, a mi me gusta que me llames por mi nombre...me hace sentir mas cercano a ti...y nadia me gusta mas ...que esto, estas pequeñas visitas que nos hacemos, que a la par de agradables, se me hacen cortas....- bajo la vista y miro el cafe, para despues volver a mirarla a los ojos - disfruto mucho de tu compañia, cassandra... y sinceramente, me gustaria poder hacerlo mas amenudo, como amigo... y quiza como ...algo mas.- le tomo la mano, mirandole a los ojos.

La sonrisa de Cassandra se amplió un poquito más, exultante, cuando escuchó las palabras de Hans, diciendo todo aquello que ella pensaba y acariciando su mano entre las manos grandes de él.

- Yo siento exactamente lo mismo – murmuró, sin vacilar, porque ella no era de la clase de mujeres que solo se sonrojaban y tartamudeaban tímidamente las cosas -. Nunca pensé que me sentiría tan bien junto a alguien tan poco tiempo después de llegar aquí. Eres como un puerto seguro, Hans…

Desvió la mirada hacia el café y notó que las mejillas le ardían, pero se sentía feliz y por eso sonreía. No apartó la mano en ningún momento, pero la volteó, y apretó un poco la mano de Hans entre la suya.
- Nunca me negaría a una oportunidad como esta… A estar con alguien como tú… - le miró de nuevo y amplió un poquito más su sonrisa, para él -. Me haría muy feliz estar contigo, Hans.