No quiero decirte adios otra vez...(priv Ayashi-Aurora)

Los cálidos rayos del sol se filtraron por un gran ventanal de vidrio, mientras el viento arremolinaba las cortinas livianas y blancas. Aurora yacía en su cama, y la claridad del día le había hecho reaccionar. Recorrió el lugar con la mirada y no puedo evitar que alguna lagrimas saltaran de sus ojos, pues se sentía demasiado afortunada de poder amanecer en ese sitio al que consideraba su hogar. Era un día de semana, pero no había clases. Luego de la batalla, varías áreas de la academia se encontraban en ruinas y los alumnos apenas estaban regresando a Radium Alba después de todo lo sucedido.

La elfa tomó asiento mientras sentía una punzada en su hombro derecho aun vendado. La herida tardaba en sanar, pero al menos estaba viva. Tenía vagos recuerdos sobre cómo habían acontecido las cosas luego de despertar sola en el campo de batalla. Recordaba que había ido en busca de Lone y lo había encontrado a medio camino mal herido y moribundo. Recordaba que había hablado con él, que le había dicho cuanto lo amaba porque en ese momento, al estar entre la vida y la muerte, nada más importaba. Luego de eso, oscuridad.

Su siguiente recuerdo consciente, había sido al despertar en una improvisada tienda de primeros auxilios en Mondphase junto con otros heridos y Fidel a su lado. Su familiar no se había apartado ni un segundo desde su llegada y fue este quién le explico como Evan había llegado cargándolos con la poca magia que le quedaba y como las personas de la academia y los residentes del pueblo se habían esforzado para salvarles la vida y que Lone se encontraba débil, pero fuera de peligro.
Aurora quería regresar a Radium Alba y ver como estaba la situación, pero se lo prohibieron rotundamente. Se limitó a ver como las personas a su alrededor cuidaban de los heridos y cuando estuvo en condiciones, ella misma atendió a un par de personas, y se dedicó a preparar pociones y ungüentos para ayudar a en la recuperación. Buscó a Lone con insistencia, pero al parecer este había sido dado de alta antes que ella se recuperara y ya no se encontraba allí. Al parecer había retomado su deber como defensor del pueblo y Aurora prefirió no interrumpir su labor porque sabía que no era momento de pensar solo ellos.

Luego de unos días, la batalla había sido ganada milagrosamente y la mismísima Medea les había dado el permiso de regresar a Radium Alba. Aurora se angustió al ver el estado del castillo, pero lo importante era saber que todos los niños y sus compañeros de trabajo y amigos estaban bien y que pronto volverían a la rutina normal (si eso era posible).
Los días se habían sucedido con una calma que parecía de ensueño. Lentamente los pasos apresurados y las risas habían repoblado los pasillos de la academia, pero Aurora no podía sentirse del todo feliz. Una vez más aquella espina clavada en su corazón había comenzado a doler y eso le había impedido ponerse en contacto con Ayashi otra vez. A pesar de todo ella continuaba siendo una mujer comprometida. Tarde o temprano el desconocido que había pagado su dote aparecería y sus padres se encargarían de que ella cumpliera con ese trato y eso implicaba abandonar a Lone otra vez. Y ella no quería hacerlo sufrir…. No quería ver otra vez aquella cara de profundo dolor que se había grabado en su mente esa mañana en el bosque, cuando había “terminado” su relación sin darle explicaciones. Esta vez haría las cosas diferentes.
Se levantó de la cama y se coloco un vestido simple pero bonito y tenzó su cabello. Buscó entre las capas que tenía (y lamento no tener la que Lone le había obsequiado) y una vez lista, partió sin que nadie la viera hacia a la casa de Ayashi. Recorrió el sendero despacio, observando lo mucho que había cambiado todo, sin embargo el camino que llevaba a la casa de su amado estaba tal cual lo había recorrido la última vez, aquella madrugada.

Sus pies comenzaron a moverse más rápidamente, pues las ansias de ver a Lone se acrecentaban a cada minuto. Una vez frente a la puerta, su mente quedó en blanco mientras su corazón palpitaba con tanta fuerza que pensó se saldría de su pecho. Sin pensarlo, golpeó la puerta con suavidad, como lo hacía siempre y espero que la puerta se abriera.


(me quedó un poquito largo...perdonnnn =3=)

Cuando Ayashi abrió la puerta, se quedó un rato parado en el umbral, mirando a Aurora con expresión boba como si no pudiera creerse que ella estuviera allí de verdad, y después de un rato limitándose tan solo a mirarla, se apartó con una sonrisa para dejarla pasar.
- Aurora… Adelante.

Después del emotivo reencuentro que había tenido con ella durante la batalla de Mondphase, Ayashi no había vuelto a verla, en parte porque todavía le quedaban muchas cosas que hacer y no podía simplemente eludirlas, y por otro lado porque temía que, una vez a salvo y con las ideas y la mente claras, Aurora pudiera arrepentirse de todo lo que se habían dicho en aquel momento de debilidad. Ayashi no podía evitar recordar el modo en que habían terminado (o, mejor dicho, el modo como ella había terminado con él, hacía ya unas largas y lejanas semanas), y pese a que sus sentimientos por Aurora seguían siendo tan fuertes como siempre (más fuertes que nunca incluso), no sabía si podría soportar volver a pasar por lo mismo.

- ¿Te apetece un té? - Antes de que ella pudiera responder, Ayashi se dirigió automáticamente a la cocina y puso agua a hervir para preparar un poco de té, del que sabía que le gustaba a ella. Tenía muchísimas cosas que decirle, porque tenían muchas cosas de las que hablar y, sobre todo, Ayashi tenía una cosa muy importante que confesarle (al fin y al cabo, y aunque Aurora no tenía ni idea, ella estaba allí gracias a él), pero…
…La verdad, no tenía ni idea de por dónde empezar.

La puerta se abrió con suavidad y Aurora retrocedió par de pasos sin darse cuenta. Lentamente la imagen de Ayashi se dibujo en su campo visual. Se lo veía saludable y eso hizo que un suspiro de alivio escapara de sus labios. Quiso saludarlo, pero su lengua se trabó entre sus dientes y quedó allí, inmóvil mientras oía su nombre pronunciado por lo aquellos labios que tanto había extrañado. De pronto tuvo miedo, miedo de no saber que decir, de cómo no herirlo. Se odio a si misma por haberse dejado vences por el impulso el impulso desesperado de verlo y no haber pensado exactamente qué diría.

Se quedaron unos segundos en silencio, observándose mutuamente, hasta que Lone rompió el vacio de sonidos y la invitó a pasar. Aurora solo asintió con la cabeza a manera de agradecimiento por el gesto y paso a su lado con la cabeza gacha, para tomar asiento en el sofá donde siempre se sentaba cuando llegaba, solo que esta vez no había habido besos , ni abrazos estrechos, solo algo parecido a una sonrisa nerviosa en el rostro de ambos.

Nuevamente el silencio era protagonista de la escena. Aurora deseaba hablar, pero no sabía por dónde comenzar. Agradeció que Ayashi fuera a la cocina a preparar el té, porque así pudo pudo volver a respirar profundamente. Miro a su alrededor…la casa estaba tal cual como la última vez. Su mano rozo la aterciopelada superficie del sofá, despertando recuerdos. Se levanto en silencio y se paro en el umbral de la puerta de la cocina, reprimiendo el deseo de abrazar aquello que tanto quería y tenía tan cerca, pero simplemente, no podía.

-¿Necesitas ayuda?.......creo….que…que estas poniendo muchas hebras para dos tazas….- fue lo único que atinó a decir para romper le hielo.

((Quedó un poco largo... Perdón =////= ))


Sumido como estaba en sus propios pensamientos, Ayashi casi no fue consciente de lo que hacía mientras preparaba el té, ni de la repentina cercanía de Aurora pues, aunque su inconfundible y delicioso aroma la precedió, Ayashi se había acostumbrado a percibir inconscientemente ese perfume en casi cualquier lado, como el fantasma de un recuerdo querido que estaba allí pero no quería volver.
Casi pegó un brinco y, al verla allí junto a él, lo que quiso hacer fue agarrarla por la cintura para acercarla un poco, barrer la mesa de cualquier estorbo para tumbarla allí y borrar cualquier rastro de duda o miedo de su cuerpo, pero... Pero, en lugar de eso, asintió, bajó la cabeza y encendió el fuego con un golpe de mano para ponerse a preparar el té.

El silencio que sobrevino entonces fue uno de los más incómodos que había habido nunca entre ellos hasta entonces. Fue casi uno de los silencios más incómodos que Ayashi había vivido nunca, como los que se establecían entre él y sus padres pero peor, porque Aurora era demasiado importante y aquello lo consumía y le entraban ganas de decir cualquier tontería para hacerlo desaparecer.
En su lugar, volvió la mirada hacia ella casi con timidez, y se atrevió a examinarla y a perderse un poco en aquellos rasgos suyos, delicados y hermosos, y en aquellos ojos que tanto amaba y por los que tanto estaba luchando, y se dijo que no podía permitirse... Volverlos a perder.

- Te veo bien... De las heridas y... Todo eso. ¿Estás mejor? - murmuró, bajito pero firme -. Todavía no había tenido tiempo de agradecerte lo que hiciste por mí ese día... - añadió, frotándose un poco el estómago de forma inconsciente, justo dónde Aurora había conseguido cerrarle la herida que casi lo había matado, y gracias a la cual había podido estrecharla entre sus brazos una vez más.
- Tiene gracia - pensó en voz alta. No la tenía, por supuesto, pero él decidió decirlo de todos modos mientras la miraba con gravedad -. Yo salvé tu vida una vez y tú has salvado la mía. Y ahora los dos tenemos cicatrices parecidas en el mismo sitio como consecuencia de ello... Casi parecen nuestros propios "bellos recuerdos" - rió flojito, sin ganas, y apartó del fuego el agua del té para servirlo en dos tazas y pasarse la mano por la cabeza -. Tiene gracia...

Colocó las tazas sobre la mesa y se sentó con la mirada gacha, queriendo disculparse por no poder ofrecerle galletas o cualquier otra cosa, pero entonces se acordó de que Nerine llevaba un par de semanas sin querer pisar esa casa y sin querer hablar con él, justo desde que le había dicho que había ido a hablar con sus padres para pedirles ayuda con el "pequeño problema" que tenía Aurora, y si su hermana no estaba allí, era obvio que él no tuviera nada que ofrecer.
O... Casi nada.

- Aurora, tenemos que hablar de algo sumamente importante... - levantó la cabeza y la fijó en la mujer elfa, que acababa de tomar asiento frente a él. Serio, buscó sus ojos para encontrar la fuerza en ellos para seguir adelante, y solo entonces respiró profundamente.

Ayashi pareció sorprendido al oír su voz, pero lentamente se apartó y la dejó hacer. Tener las manos ocupadas la ayuda a relajarse, por lo que se tomo todo tiempo necesario en preparar las hebras dentro del pequeño recipiente contenedor, como si aquello fuese parte de un importante ritual. Su mente aun estaba aturdida, y las palabras parecían haberse ocultado en algún sitio recóndito de su cerebro y de allí no querían moverse, quizá porque no deseaban ser dichas, porque no deseaban generar más dolor ni sufrimiento.

Otra vez el silencio.

Acomodó las tazas sobre sus platitos, preparó la tetera, y dejo la hebras a un lado mientras sentía el calor de la llama de la cocina que Lone habían encendido. El sonido de la porcelana y el metal era lo único que llenaba la cocina, hasta que su amado, otra vez, tuvo más valor que ella.

Te veo bien... De las heridas y... Todo eso. ¿Estás mejor? …….Todavía no había tenido tiempo de agradecerte lo que hiciste por mí ese día... –

La elfa llevó su mano al hombro un vendado sin mirarlo. ¿Agradecer?....no había nada que agradecer… habría dado su vida misma de ser necesario para salvarlo, para salvar la cosa que más le importaba en este mundo. Aquel hombre había salido de Mondphase moribundo solo para verla, porque estaba preocupado, a pesar de todo lo había pasado…. la amaba.... y ese pensamiento hizo estremeces su corazón en una mezcla de alegría y pena. Sus labios se articularon para decir algo, aunque no sabía qué, pero Ayashi continuó hablando y ella lo oyó con atención.

-Tiene gracia- La elfa lo miro extrañada.

-Yo salvé tu vida una vez y tú has salvado la mía. Y ahora los dos tenemos cicatrices parecidas en el mismo sitio como consecuencia de ello... Casi parecen nuestros propios "bellos recuerdos" ….Tiene gracia...

Ahora su mano pasó del hombro a su vientre, donde estaba aquella marca en forma de flor que Lone había dejado para salvar su vida la primera vez. Conocía su forma de memoria de tanto mirarla en el espejo, de tanto recorrerla con sus dedos una y otro vez el tiempo que había estado en “cautiverio”, porque al hacerlo lo tenía más presente. Era la marca de Lone en su cuerpo que nada ni nadie podría borrar nunca. Observó la sonrisa floja de su rostro… la tristeza parecía haberse apoderado de él de manera profunda y permanente.

Ayashi sirvió el agua en las tazas y las llevo a la mesa donde tantas veces habían tomado el té o cenado. De haber podido escoger, Aurora hubiese preferido ir a la pequeña mesa que estaba frente al gran ventanal que daba al jardín. Miró hacia allí pero en vez de ver el tupido verde lleno de flores multicolor, parecía que la maleza había comenzado a ganar lugar y el sitio se veía descuidado. Solo entonces noto la usencia de flores en los floreros (que habitualmente rebosaban de rosas, jazmines, hortensias y otras flores de las que desconocía le nombre). Tomo asiento frente a él, pero continuó observando a su alrededor y notando todos aquellos detalles que hasta entonces había pasado por alto…la casa no estaba como siempre..para nada…..

- Aurora, tenemos que hablar de algo sumamente importante... –

La elfa volteó y sus miradas se encontraron. Lone parecía triste…demasiado triste. No soportaba verlo así, por su culpa, por culpa de su estúpida familia, por culpa del estúpido destino que parecía estar en su contra una y otra y otra vez…. Apretó los puños envolviendo un poco de tela del vestido para disimular el temblor nervioso que expresaban sus manos.

-Lo se….. es por eso que he venido a verte…perdón por no avisarte…. Pero, no hubo tiempo- probablemente Ayashi no supiera de que hablaba, pero eso no importaba.- Me alegra ver que estas bien….me dijeron en Mondphase que te habías recuperado rápidamente…. Eso… eso me puso muy contenta, sabes?..... no cualquiera se repone tan rápido a una herida así, pero… tu lo hiciste…- continuó sin apartar la mirada de los ojos de Lone- creo que le debo una disculpa a Evan… él nos encontró y nos llevó al pueblo….. Aunque tu ya debes saberlo…claro…. Debo disculparme con él…he sido … he sido muy desconsiderada con Evan…. – Su voz se iba quebrando de a poco – Los niños…están bien…. Eso también me puso feliz…. Temía mucho por ellos…hiciste un gran trabajo como defensor del pueblo Lo….Ayashi….- se corrigió- …… estoy orgullosa…. Muy orgullosa de ti……y……… y………… es….es…… es probable,…. Es probable que deba volver a Shÿtra….. por tu seguridad…por la de Neryne…….. es mejor que yo ya no esté en sus vidas….. ni en la de nadie de este lugar…. – un par lagrima gruesas rodaron por los ojos estáticos de Aurora.

(te adoro cuando escribis cosas tan largas y bonitas!!...;A;)

((Y yo te adoro a ti siempre ;A;))


Ayashi agachó la cabeza con culpabilidad y se sintió miserable al notar la tristeza y la incertidumbre en la voz de Aurora. Ella sufría, sufría por su desgraciado destino y sufría por hacerle daño a él, y si Aurora sufría, Ayashi también lo hacía.
Intentó hablar con ella, levantar los ojos, decirle que no se preocupase y contarle toda la verdad, pero no lo hizo porque le tembló la mirada y temió la reacción que ella pudiera tener. En su lugar, echó un vistazo nervioso a su alrededor, a aquella casa triste y descuidada que tanto había quedado deslucida durante las últimas semanas, y temió (-temió profundamente-) perder a Aurora también y otra vez, tal y como la había perdido antes, tal y como había perdido a Nerine, tal y como lo estaba perdiendo absolutamente todo…

- No debes preocuparte por mi seguridad ni la de mi hermana, Aurora... – murmuró automatamente , sin tener muy claro de dónde le salía exactamente la voz -. Esta vez no debes temer porque… Puedo asegurarte… Que no va a pasarle nada a nadie…

Se levantó sin haberse dignado tan solo a tomar un mísero sorbo de té y abandonó la cocina para volver a entrar en la sala de estar, esperando a que Aurora lo siguiese. Mientras estaba allí, solo y plantado en medio del salón, Ayashi dirigió una mirada a uno de los jarrones vacíos que, en una ocasión normal, habría estado lleno a rebosar de flores, y luego la dirigió hasta la pequeña caja de madera que le había entregado Ren un par de meses atrás, cuando toda la operación del rescate de aurora había comenzado, y que contenía ahora todo tipo de documentos con el sello de la familia Ayashi y el de la familia Rawen a los que ni siquiera quería echar un segundo vistazo, porque lo hacían sentir terriblemente mal.
Tragó saliva y abrió uno de los sobres que contenía la cajita, y que tenía el escudo de Shyntra estampado en su dorso como si se tratara de un mero asunto oficial.

Aurora apareció por el marco de la puerta, triste, mirándole como si él no pudiera entender la seriedad de lo que le decía (cuando la verdad era que, quién no lo entendía, era ella), y Ayashi apretó entre sus manos un objeto pequeñito que sacó del sobre y se volvió en su dirección.

- No tienes que preocuparte por nada de lo que pueda ocurrirnos – repitió, flojito, sabiendo que ella lo escucharía igual y reuniendo el valor para avanzar un par de pasos en su dirección -. No tienes que preocuparte por nada de nada, en realidad. Ni siquiera tienes por qué volver a Shyntra, si no quieres…
Se paró frente a ella y se atrevió a levantar la mirada hasta sus ojos para colgarse de ellos y memorizarlos una vez más antes de dar el paso que iba a terminar con todo aquello, fuera cual fuese el resultado.
- No tienes que preocuparte absolutamente de nada, porque…
Para bien o para mal, Ayashi estaba perdidamente enamorado de Aurora, y habría hecho cualquier cosa para salvarla del destino cruel que sus padres le habían preparado. Cualquier cosa.
- … Porque eres libre – murmuró, tomando su mano para depositar en su palma el pequeño objeto que había recogido del sobre. Tragando saliva con emoción reprimida, reunió la fuerza necesaria para soltarle la mano y solo la miró, con una sonrisa triste -. Eres libre, Aurora. No hay nadie esperándote en Shyntra para obligarte a hacer nada que no quieras hacer.

>> Eres libre para vivir tu vida, por fin, del modo en que tu desees vivirla.

Aurora guardó silencio sin saber que esperar exactamente. Lo ocurrido en el bosque luminoso vino a su mente. La mirada de sorpresa, incredulidad y tristeza de Lone jamás habían desaparecido, pero ahora estaban más presentes que nunca. La historia se repetía, pero algo diferente, pues Aurora había decidido exponer sus motivos si era necesario, al menos en parte, porque tampoco deseaba que Ayashi cometiera alguna locura, pues él nada podía hacer por ella. Simplemente se quedó en su lugar mirando a Lone, esperando que alguna palabra saliera de sus labios, o le devolviera una mirada de reproche u odio…lo que fuese, pero él solo agacho la cabeza. Aurora se mordió un poco el labio inferior y tragó con fuerza para que el nudo que tenía en la garganta se diluyera, pues debía seguir hablando, y quería hacerlo de la manera más coherente que sus sentimientos le permitieran.

La voz de Lone se escucho apenas, aunque clara y algo fría….

-No debes preocuparte por mi seguridad ni la de mi hermana, Aurora... Esta vez no debes temer porque… Puedo asegurarte… Que no va a pasarle nada a nadie…-

Una sensación amarga se apoderó de ella pues temió al significado de aquellas palabras. Había una forma de que eso ocurriera y era simple, hasta esperable, y si bien Aurora había pensado en esa posibilidad, su corazón y su mente la habían evadido porque era demasiado dolorosa… Ayashi estaba terminado con ella……

Lone se levantó de su silla y salió de la habitación en silencio…… Otra vez ese insoportable silencio. Aurora respiró profundamente una y otra vez intentando asimilar lo que estaba ocurriendo. Supuso que él se había sentido de la misma manera aquella tarde y se odio más a si misma, porque aquella sensación de pérdida y vacio eran más dolorosas que la herida de su hombro recién hecha por aquella espada que había atravesado su cuerpo de lado a lado….. mucho más…

No supo exactamente cuánto tiempo pasó desde que el joven salió del cuarto, pero sus pies se movieron apesadumbrados hacia el umbral hacia donde él se encontraba. Limpio su rostro húmedo con las manos pero antes de pode decir nada, Ayashi continuó hablando…

- No tienes que preocuparte por nada de lo que pueda ocurrirnos –

Ahora él caminaba hacia ella pero sin mirarla y la elfa no supo qué hacer, más que quedarse inmóvil en su sitio…

-No tienes que preocuparte por nada de nada, en realidad. Ni siquiera tienes por qué volver a Shyntra, si no quieres…-

Aurora intentó explicar que eso era lo que ella más deseaba en el mundo, pero simplemente era imposible. Su prometido aparecería tarde o temprano para reclamar lo que era “suyo”, aunque lo hubiese ganado de la manera incorrecta, pues no había suficiente oro en el mundo que valiera lo que sentía por el hombre que tenía en frente. Pero aun así le habían puesto un precio a cuerpo, porque eso era todo lo que esa persona obtendría de ella. Las palabras se estancaron en su garganta cuando alzó la vista y sus ojos tristes y temerosos se posaron en los suyos.

-No tienes que preocuparte absolutamente de nada, porque……… … Porque eres libre –

La mano de Lone se sintió algo temblorosa pero firme a la vez…..Aurora bajó la vista para contemplar el pequeño objeto metálico que ahora reposaba sobre su palma pero aun conservaba el calor de Ayashi en él……un anillo…. alternó su mirada confundida entre la joya y los ojos de Lone. Le tomo un momento reconocerlo… aquel no era un anillo cualquiera, para nada….y la elfa lo tomo entre sus dedos para mirarlo detenidamente, porque eso no podía ser posible… simplemente no podía… pero al parecer, así era. El anillo de compromiso de la familia Rawen relucía entre sus manos y solo había una forma de que Lone lo hubiese conseguido… pagando su dote.

-Eres libre, Aurora. No hay nadie esperándote en Shyntra para obligarte a hacer nada que no quieras hacer.-

-Lone…….como…….de donde………. Como obtuviste este anillo?……..-
En la voz de Aurora se mezclaban tantos sentimientos que ni ella hubiese podido explicarlos o reconocerlos a todos, ni tampoco tenía respuesta a las mil preguntas que ahora se abarrotaban en su cabeza, aunque ninguna era tan importante como los hechos: Ayashi le estaba dando su libertad.

Ayashi tragó saliva con pesadez y observó la multitud de reacciones que pasaban a la vez por los ojos de Aurora: tristeza, cansancio, sorpresa, incredulidad, confusión… Y, finalmente, un brillo extraño que bien habría podido parecer felicidad si la situación no fuera tan descabellada.
La elfa tragó saliva también y volvió a mirar el anillo de la familia Rawen, como si quisiera comprobar que era real y que lo tenía verdaderamente entre sus dedos, sosteniendo su libertad. Ayashi quiso soltar todo el aire de golpe y soltar una carcajada, abrazarla y decirle, tal vez con la voz alterada y una octava más aguda de lo habitual, que era libre y que no tenía que volver con su horrible familia para cumplir con ninguna estúpida obligación con nadie. Quiso decirle cuanto la amaba y quiso hincar la rodilla en ese mismo instante frente a ella, tomar el anillo que todavía sujetaba, incrédula, y deslizarlo en su dedo anular mientras le pedía que se casara con él, pero…
…Pero, en lugar de eso, bajó la cabeza y esperó que Aurora le dirigiera una mirada dolida, sintiéndose la persona más ruin sobre la faz de la tierra.

Ayashi amaba a Aurora por encima de todo lo demás, y había pocas cosas en el mundo que tuviera más claras que aquella, pero aquello no quitaba que lo que había hecho para liberarla de su pesada obligación fuera uno de los actos más horribles que había hecho nunca. Los padres de Aurora habían puesto un precio al cuerpo de su preciosa hija, y Ayashi, comportándose tal y como ellos esperaban que alguien hiciera, había pagado ese precio y se había convertido en su dueño, sentenciando así, de algún modo, el destino de la elfa.
Y se sentía mal consigo mismo, muy mal, a pesar de estar ofreciéndole a Aurora la libertad que ella deseaba, porque incluso aquel acto en apariencia noble, no era nada más que un asqueroso ejercicio de poder sobre ella. Y Ayashi no quería ser el dueño de Aurora, no lo quería para nada.
Ayashi quería ser su compañero, su amigo, su amante, la persona junto a quién ella quisiera despertar todos los días del resto de sus vidas… Pero no quería ser su dueño. No de aquella manera.

- Aurora… - murmuró, cabizbajo, viendo que ella no atinaba a decir nada y que, por lo tanto, su silencio lo estaba matando -. Aurora, lo… Lo siento muchísimo, de verdad… - la miró un poco, asustado pero firme, y tragó saliva otra vez antes de pronunciar las palabras que tan claras gritaba su mente -. Eres libre… Libre para irte y para hacer lo que quieras…
>> Eres libre para odiarme y no querer volver a verme más.

El pequeño objeto metálico rodo entre sus dedos una y otra vez. No había duda alguna, ese era el anillo que por tantos años había visto en las manos de su madre, el mimos que le habían mostrado hacía tantos años ya, cuando apenas dejaba de ser una niña y habían marcado esa sentencia sobre ella. Pero ahora era suyo al parecer… pero la misma pregunta se multiplicaba una y otra vez en su cabeza… ¿cómo?.... Ayashi era un hombre bueno, honesto y trabajador, que con el sudor de su frente había logrado salir adelante, por él y por su pequeña hermana Nerine. Si bien tenían un buen pasar económico, no era ni por mucho, lo suficientemente rico como pagar su dote. La suma debió haber sido más que generosa, y dinero era el único motivo por el cual sus padres la hubieran liberado de aquel compromiso, porque por más que detestaran a Lone por ser humano, por no ser noble, por no ser rico ni de familia de prestigio, por el precio justo todo era “perdonable”.

La elfa de perdió un momento en sus pensamientos…. “liberado” era una palabra que ahora había empleado porque era Lone quién le estaba dando aquella alianza. De cualquier otro ser, el gesto le hubiese causado desagrado y repugnancia, pues el hecho era simple…. Pagar la dote era “comprarla”, independientemente de quien lo hiciera. Un gusto amargo se agregó a la mezcla de sensaciones, pero el ver a Lone ahí, parado frente a ella, sin exigirle nada, sin reprocharle nada, cuando ella le había hecho añicos el corazón, disipó cualquier duda que pudiese tener sobre los sentimientos que aquel hombre tenía por ella, y ella tuvo más claro que nunca cuanto lo amaba. De pronto una leve luz se vislumbraba en aquella tiniebla que la había rodeado tanto tiempo y la había hecho tan infeliz, pero aun asi no estaba tranquila.

-Aurora…. Aurora, lo… Lo siento muchísimo, de verdad… …Eres libre… Libre para irte y para hacer lo que quieras…-

-No……. Yo lo siento……………….. lamento no haberte dicho como eran las cosas desde un principio, pero….tenia tanto miedo…. Miedo de lo que pudiera pasarles a ti, a Naerine y a los demás…… no me hubiese perdonado jamás si algo les ocurría por mi culpa…jamás…. – Avanzó un paso hacia él y extendió su mano, dejando el anillo otra vez entre los dedos de Ayashi -… pero no puedo aceptarlo…… no sin saber cómo lo conseguiste….- su voz se tiño de de preocupación y angustia pensando que Ayashi había tenido que vender todo lo que poseía por ella, y que aun así no era suficiente. -….. Lone…… como supiste que todo era un arreglo y.... como conseguiste….. el dinero de mi dote…….. - una sencasion de inquietud e intranquilidad daba vueltas dentro de ella, pues el precio que lone habia pagado por ella era demasiado alto si se contaba en monedas de oro, pero quiza lo era más.... algo que el oro no podía pagar.

Cuando la voz de Aurora tembló, asustada, preguntándole como había conseguido pagar su dote, y avanzó un paso para devolverle el anillo que él acababa de entregarle, Ayashi sintió que su estómago se estremecía, si aquello era posible, todavía un poco más. La miró, buscando en su mirada algún atisbo de la comprensión que anhelaba aunque no merecía, y acto seguido bajó la cabeza un poco más y tomó aire.

- Lo han pagado… Mis padres – confesó, cabizbajo, como el niño que confiesa que ha roto un jarrón que le gustaba mucho a su mamá -. Fui a Shyntra con ellos para hablar con tu familia, y apenas escucharon nuestro apellido, tus padres parecieron poco más que encantados de recibirnos.

Aurora lo miró sin comprender, y Ayashi reprimió una sonrisa porque le pareció tierno y encantador que ella no supiera el porqué de la reacción de sus padres.

- Soy un conde, Aurora – murmuró para que ella pudiera entenderlo, aunque aquello seguramente la confundiría todavía más, pues nunca antes se lo había dicho -. La familia Ayashi goza desde hace siglos de la gracia de los Reyes de Akull, y son uno de los linajes más antiguos del continente. Poseemos tierras, bosques, campos, tantos que no podríamos llegar a verlos todos con un solo golpe de ojo. Tenemos un buen nombre y un antiguo linaje que nos avala. Tenemos dinero – entrecerró los ojos un poquito más al decir aquello, y se sintió asqueado de sí mismo como si fuera un maleante cualquiera -. Tus padres casi se desmayan cuando les extendimos el dinero de tu dote y les aseguramos que su familia se uniría a la nuestra. Ni siquiera pareció importarles el hecho de que solo soy un humano.

Sonrió con tristeza y se atrevió a levantar la mirada hacia Aurora. Estaba claro que le había contado el cómo había conseguido hacerse con el dinero, pero seguía mirándolo claramente sin entender nada, lo cual era perfectamente normal. ¿Cómo reaccionaría él si Aurora le dijera que era, de repente, la princesa de algún reino lejano? Él había vivido casi toda su vida de forma humilde, lo más al margen posible del poder de sus padres cuando era un niño, tratando de ignorarlo mientras era un estudiante e ignorándolo por completo desde entonces, cuando había decidido huir con su hermana para comenzar una nueva vida lejos de todo aquello con lo que había crecido. Nunca le había contado a nadie quién era, ni siquiera a Yuki o Aiwe, sus mejores amigos de la escuela, o a Aurora. Nunca. Siempre había querido ocultar quién era porque temía la reacción de los demás al enterarse, y porque la verdad era que, aunque a sus padres no pareciera importarles demasiado, él no quería convertirse en el conde Ayashi. Quería ser Ayashi solamente, y punto.


- Siento no habértelo contado nunca - sonrió un poco más pesadamente y se rascó la cabeza -. Tenía la esperanza de que nunca fuera relevante… Claro que mis padres parecían tener muy claro que acabaría volviendo a ellos, no les ha importado mucho como…

Desvió la mirada una vez más, y se dio la vuelta para dejarse caer sobre una de sus butacas favoritas con expresión abatida. Jugueteó con el anillo de Aurora entre sus dedos y esperó a que la elfa le recriminase todo lo que no le había contado nunca, y le dejase solo con sus fantasmas y sus extensas propiedades tal y como había hecho Nerine al enterarse.
Aquello era, exactamente, lo que se merecía. Perderlo todo justo después de no haber recuperado nada.

Los ojos de Ayashi se detuvieron un momento en los de ellas, pero de inmediato volvieron al piso, donde se habían posado la mayor parte del tiempo, más esquivos que nunca. El joven hablaba en voz baja, pero Aurora podía oírlo con claridad y abrió muy grandes los ojos al oir que había recurrido a sus padres para salvarla de los de ella, a esos seres que tanto lo habían hecho sufrir, no a él sino a Neryne, pero la elfa sabía que todo lo que le doliera a Nery, a Lone le dolía el doble. Avanzó un pequeño paso, casi imperceptible, pero se detuvo al escuchar la palabra “conde”….. Ayashi??....un conde??...... De pronto todo comenzó a tener sentido, uno que no le agradaba demasiado. Sus padres estaban muy al tanto sobre la nobleza, no solo de su territorio, sino de también de otros reinos, y solo por eso, por poder volver a la gloria de viejos tiempos, la habrían casado con una roca si era necesario. Aurora se mordió un poco el labio mirando con tristeza a Lone, porque de pronto le parecía que aquella persona que tenía en frente era un extraño… o al menos una parte de su vida lo era. Ayashi era un conde, un noble, alguien de cuna acomodada… sus ojos confusos miraron alrededor…no, aquella no era la casa de un monarca, era una casa simple, pero bonita, que había sido hecha con amor, algo que en su vida pasada había experimentado poco y nada hasta llegar a la academia y que había alcanzado un punto máximo al redescubrirlo años después, cuando había dejado de ser un niño y había vuelto a encontrarlo por esas casualidades del destino, ya todo un hombre, el hombre que amaba.

Lone se alejo de ella y la elfa se quedó en silencio contemplando su figura abatida. La casa se oscureció un poco más, pues el atardecer se acercaba y todo a su alrededor parecía más triste, sin color. Aurora no fue consciente de cuanto tiempo se quedó así, mientras trataba de asimilar todo aquello, el hecho de que era libre, de que era Ayashi era un noble que había pagado su dote…. Sacudió la cabeza y al instante su pensamiento se reelaboro……no… no era asi…. Era Lone quien se había sacrificado por ella, volviendo a sus padres para interceder por su persona, y eso era la expresión máxima de nobleza, si…Lone era noble, poseía le mejor de las noblezas: de corazón y sentimientos.

La elfa tomó aire y se acercó lentamente hasta ponerse en frente de Ayashi, quien seguí con la mirada clavada en algún punto de la ensombrecida pared. Con cuidado, tomo el anillo que rodaba entre sus dedos y lo dejó con cuidado sobre una mesita de madera que estaba junto a ellos, para romper el “encantamiento” que parecía tener sobre él, llenándolo de culpa y remordimiento por haber hecho algo que ante su verdadera nobleza, era despreciable y merecía castigo. Con sus manos, tomo el rostro del joven y lo dirigió hacia ella despacio hasta encontrar su ojos, que brillaban algo humedecidos, como los de ella y asi permaneció por unos segundos. Rozó sus labios con la yema de los dedos, sintiendo el aire cálido que escapaba de su boca mientras recuperaba un poco de la familiaridad que aquel sitio le traía, de los momento felices que allí habían acontecido.

-No…no te perdono…..– murmuro con voz suave y tranquila….- ….porque, no hay nada que perdonar…-…..

Había mil cosas que decir, mil cosas que preguntar, mil cosas que aclarar, pero Aurora prefirió dejar todo eso para después y concentrarse en lo verdaderamente importante: Lone estaba vivo, seguía siendo el mismo con una moneda o un millón en el bolsillo, con titulo nobiliario o sin él y por sobre todas las cosas, a pesar de todo, le había demostrado una y otra y otra vez cuanto la amaba.
El destino que tanto había hecho para mantenerlos alejados el uno del otro, les estaba dando una tregua y no la iba a dejarla pasar. Demasiadas cosas se habían interpuesto entre ellos, pero en ese momento no había profesora y alumno, elfa y humano, noble o plebeyo, simplemente eran un hombre y una mujer que se amaban por sobre todas las cosas y a pesar de todo, por lo que, simplemente, dejó que sus labios se acercaran a los de él hasta que solo estuvieron separados por un par de milímetros….

-….Gracias….- y avanzó esa pequeña distancia que los mantenía separados.

Ayashi suponía que aquello no estaba ocurriendo de verdad.

Las manos finas de Aurora ((finas, y también cálidas)), arrancaron de entre sus dedos el anillo de compromiso y lo dejaron sobre una de las mesas del comedor, depositando junto a él gran parte del pesar que oprimía el corazón del hombre al saber lo que había hecho. Observó a Aurora, ensimismado, y se sorprendió al verla borrosa porque no acababa de ser consciente de en qué momento se le habían empañado los ojos, pero se apresuró a limpiarlos con la mano. Y entonces, ella acarició sus labios con la yema de los dedos, y lo miró fijamente con esa mirada suya, clara y limpia, y el corazón de Ayashi se estremeció.

- No… No te perdono… Porque no hay nada que perdonar…
Ayashi suponía que aquello no estaba sucediendo de verdad porque , a ver, no era posible. Él había liberado a Aurora de su compromiso con el canciller elfo que la había comprado, porque sabía que ella no lo amaba y que aquello habría acarreado infelicidad eterna para la elfa, pero para salvarla se había puesto a sí mismo a la misma altura. Ayashi no entendía por qué Aurora o le rechazaba ni se alejaba de él, es más, no entendía como podía mirarlo de ese modo, como si no ocurriera nada, como si no estuviera molesta, como si todavía confiase en él con todo su corazón, como si todavía... Le amase.

"Lo siento", estuvo a punto de pronunciar. A punto.
No lo hizo porque Aurora se le adelantó otra vez y le dio las gracias, y Ayashi se quedó un momento parado y la disculpa murió en su graganta, y para cuando reaccionó, la elfa ya había unido sus labios con los de él y lo esaba besando. Lo besaba. como si no hubiera pasado nada. Como si todo estuviera bien.

"Gracias a ti", fue el cambio en los pensamientos del hombre, que de repente se sintió aliviado del todo y decidió dejarse arrastrar una vez más por el cálido torrente de sensaciones que Aurora hacía nacer en él. La abrazó por la cintura para devolverle el beso y profundizarlo y, entonces, de algún modo lo supo.
Todo estaba bien.



((Deberíamos ir pensando en terminar alalalalalala))

(y siiii....perdon por la demora, pero I`m back!!!!...muejejejejejeje....y con todas las pilas para ARA!!.... Si queres agregar un algo mas al tema so slibre, sino lo damos por finalizado aqui ^_^.... ahora toca ver como le va en un año a estos dos....*v*......bodabodabodabodabodaboda)

La mano de Ayashi deslizandose suavemente por su cintura la hizo estremecerse un poco. Solo hasta ese entonces se dio cuenta de cuánto lo extrañaba realmente, de cuanto se había acostumbrado a sus caricias y cuanta falta le hacían en el día a día y se acomodo un poco mejor en su regazo para que cada milímetro se sintiera tan bien y compensara de algún modo la larga ausencia de Ayashi en su vida.

El beso se prolongo en le timpo, Aurora no supo exactamente cuánto, pero cuando miro a su alrededor, la habitación estaba completamente oscura y solo unos rayos de luna se filtraban por el inmenso ventanal que daba al jardín. La elfa se mantuvo inmóvil, con su cabeza acurrucada contra el pecho de Lone y comenzó a sentirse un poco somnolienta, pero no dejó que sus ojos se cerraran del todo, porque todo aquello se sentía tan bien que temía despertar y encontrarse de nuevo en la habitación de la casa de sus padres, sin nadie a su alrededor, completamente sola…Y eso despertó un frio en su interior que sonido del corazón de aquel hombre a su lado fue haciendo desaparecer lentamente.

-La capa……lo siento…….la capa que me diste en San Valentín….. ya no la tengo….- murmuro avergonzada. Necesitaba decir algo, pues las palabras la ayudaban a mantenerse despierta y perder aquel objeto tan preciado para ella había sido un golpe bajo. Alzó un poco los ojos, sonrojada por mencionar semejante tontería en un momento así. Lone la miraba un poco desconcertado pero con una sonrisa en los labios, los cuales besaron su frente en como diciendo “no te precupes” y Aurora lentamente fue cerrando los ojos, pues estaba agotada. Un antes de quedarse profundamente dormida, dio un último vistazo al anillo que brillaba débilmente sobre la mesa y sonrió pensando que a la mañana siguiente en ese mismo sitio estaría la una bandeja de desayuno para dos….y esa idea le encanto.