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(Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
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(Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
A parte de los incesantes y preocupados relinches de Giled en el jardín y del molesto sonido del agua que goteaba desde alguno de los grifos, no se oía ni un solo sonido más en casa de los Ayashi. Las cortinas estaban corridas y las puertas, cerradas, sumiendo todo el edificio en una lúgubre oscuridad poco propia de esa hora de la mañana, y que indicaba que nadie se encontraba en ese momento dentro de la deshabitada casa.
Aunque aquello no fuese del todo cierto.
Ayashi estaba tumbado bocabajo en la cama, quieto e inerte, sin haberse molestado siquiera en cubrirse con las sábanas o en haberse puesto una ropa más cómoda para dormir. Seguía con las mismas prendas que llevaba cuando había llegado a casa, excepto por las botas, que estaban tiradas en el suelo de cualquier manera, y por la bolsa de cuero negro, que también estaba abandonada en el suelo y de la cual asomaba el lomo del cuaderno que tanta ilusión le había echo elaborar, y al que no podía dirigir ahora ni un mísero pensamiento.
El hombre, en realidad, no estaba durmiendo. Bajo sus ojos, que estaba rojos e hinchados, podían apreciarse un par de incipientes marcas moradas, pero él simplemente no podía cerrar los ojos y echarse a dormir, aturdido como estaba por culpa del brumoso mar de sus pensamientos, que estaban tristes y confusos.
Solo podía pensar en una cosa en aquel momento: Aurora. O, tal vez, era mejor decir que solo podía pensar en dos cosas: Aurora y el modo en que ella lo había dejado.
Ayashi sintió ganas de gimotear pero no lo hizo, y bajo su ventana se escuchó de nuevo el nervioso sonido que hacía su familiar al rascar el parterre con las pezuñas, preocupado por el estado en el que sabía que se encontraba su amo, pero sin poder hacer nada para entrar en la casa y acercarse a él. Parpadeó y siguió muy quieto.
La mañana anterior, Ayashi había acudido encantado a la primera cita que tenía con Aurora después de lo que había ocurrido entre ellos la pasada semana (en esa misma habitación, en esa misma cama), ilusionado, ansioso por volver a ver a su amada después del viaje que lo había mantenido apartado de ella durante tres días. Pero al parecer, Aurora no compartía sus deseos. Contrario a todo lo que Ayashi pudiera esperar o comprender, ella lo había dejado, alegando que lo suyo había sido un error y que no debería de haber ocurrido nunca (lo cual era una soberana mentira, porque Ayashi llevaba diez años esperando a que ocurriera), y diciéndole que no lo amaba y que solo se había equivocado con él.
Ayashi se había quedado allí, descolocado, incapaz de entender por qué lo que a él le parecía tan obvio en realidad no lo era, tratando de comprender lo ocurrido y sin llegar a ninguna conclusión lógica (porque su relación con Aurora era difícil, lo había sido desde el principio y eso él lo sabía, pero había supuesto que, después de todo, lo solucionarían juntos).
Al ver que nada de aquello lo llevaría a ningún lado, Ayashi solo se había arrastrado hasta su casa, sin preocuparle la tienda ni preocuparle nada, y se había dejado caer sobre la cama. Entonces, simplemente, se había quedado allí.
Aunque aquello no fuese del todo cierto.
Ayashi estaba tumbado bocabajo en la cama, quieto e inerte, sin haberse molestado siquiera en cubrirse con las sábanas o en haberse puesto una ropa más cómoda para dormir. Seguía con las mismas prendas que llevaba cuando había llegado a casa, excepto por las botas, que estaban tiradas en el suelo de cualquier manera, y por la bolsa de cuero negro, que también estaba abandonada en el suelo y de la cual asomaba el lomo del cuaderno que tanta ilusión le había echo elaborar, y al que no podía dirigir ahora ni un mísero pensamiento.
El hombre, en realidad, no estaba durmiendo. Bajo sus ojos, que estaba rojos e hinchados, podían apreciarse un par de incipientes marcas moradas, pero él simplemente no podía cerrar los ojos y echarse a dormir, aturdido como estaba por culpa del brumoso mar de sus pensamientos, que estaban tristes y confusos.
Solo podía pensar en una cosa en aquel momento: Aurora. O, tal vez, era mejor decir que solo podía pensar en dos cosas: Aurora y el modo en que ella lo había dejado.
Ayashi sintió ganas de gimotear pero no lo hizo, y bajo su ventana se escuchó de nuevo el nervioso sonido que hacía su familiar al rascar el parterre con las pezuñas, preocupado por el estado en el que sabía que se encontraba su amo, pero sin poder hacer nada para entrar en la casa y acercarse a él. Parpadeó y siguió muy quieto.
La mañana anterior, Ayashi había acudido encantado a la primera cita que tenía con Aurora después de lo que había ocurrido entre ellos la pasada semana (en esa misma habitación, en esa misma cama), ilusionado, ansioso por volver a ver a su amada después del viaje que lo había mantenido apartado de ella durante tres días. Pero al parecer, Aurora no compartía sus deseos. Contrario a todo lo que Ayashi pudiera esperar o comprender, ella lo había dejado, alegando que lo suyo había sido un error y que no debería de haber ocurrido nunca (lo cual era una soberana mentira, porque Ayashi llevaba diez años esperando a que ocurriera), y diciéndole que no lo amaba y que solo se había equivocado con él.
Ayashi se había quedado allí, descolocado, incapaz de entender por qué lo que a él le parecía tan obvio en realidad no lo era, tratando de comprender lo ocurrido y sin llegar a ninguna conclusión lógica (porque su relación con Aurora era difícil, lo había sido desde el principio y eso él lo sabía, pero había supuesto que, después de todo, lo solucionarían juntos).
Al ver que nada de aquello lo llevaría a ningún lado, Ayashi solo se había arrastrado hasta su casa, sin preocuparle la tienda ni preocuparle nada, y se había dejado caer sobre la cama. Entonces, simplemente, se había quedado allí.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Aiwe volaba hacía casa de Ayashi. Aurora se había ido unos días y necesitaba sacarse de la cabeza demasiadas cosas, por lo que la profesora de viento había decidido hacer una visita a su amigo en busca de consejos. Suspiró. Tenía la mente que le echaba humo de tanto pensar. Por un lado estaba Caelan, había tomado la decisión de olvidarlo, pero eso parecía misión imposible ya que cuando más quería olvidarlo más pensaba en él. Y por otro lado estaba Evan, nunca se había planteado nada con él, pero después de ese beso la noche que iba borracha, estaba muy confundida respecto a él. Se puso las manos en la cabeza. Respiró profundamente. Subió la velocidad. Ya veía la casa de Ayashi, sonrió. Pero la sonrisa le duró poco.
Corrió hacía Giled que no paraba de relinchar. Le acarició el morro con cuidado. – ¡Shht! Tranquilo Giled, tranquilo. ¿Qué te pasa? – el caballo giró la cabeza hacía la casa. Vio que las cortinas estaban corridas y las puestas cerradas, parecía que allí no había nadie, era como si estuviera deshabitada. Volvió la mirada hacía el caballo. - ¿Está dentro? – Giled asintió y Aiwe se empezó a asustar, aunque para calmar al familiar sonrió. – Ya verás como lo hago salir. Todo irá bien. – Le dedicó una última caricia y se dispuso a entrar en la casa.
Subió las escaleras y se plantó frente la puerta, estaba cerrada. Llamó varias veces pero Ayashi no contestaba. Buscó por las proximidades a la puerta para ver si guardaba una segunda llave por ahí, pero no. Su cara se llenó de preocupación – Venga Didi, ¿Dónde estas? – mientras susurraba se había elevado, buscando algún agujero para poder colarse en la casa. Encontró una ventana mal cerrada y con ayuda de su magia entró. Se había colado en el baño. Salió al pasillo y afinó la oreja para ver si escuchaba algo. Pero lo único que sonaba era Giled aún nervioso. Aiwe empezó a juguetear con su collar mientras intentaba recordar cuál era la habitación de su amigo.
Entró en dos o tres habitaciones equivocadas antes de dar con la habitación de Ayashi. Abrió un poco la puerta y sacó la cabeza. Él estaba tumbado allí, bocabajo, quieto e inerte. Destapado y vestido. Tenía las botas tiradas en el suelo al lado de su bolsa. Aiwe se acercó volando, sin hacer ruido por si estaba durmiendo. Cuando pasó al lado de la bolsa vio que un cuaderno se asomaba, lo cogió con cuidado de no hacer ruido, cosa que hizo con éxito. Giró la cabeza para Ayashi y la volvió al cuaderno, ahora en sus manos, estaba segura que era el regalo para Aurora. Quizá no se había podido dar antes de que se marchara, pero Aiwe no podía encontrar la relación entre eso y el estado de su amigo. Abrió el cuaderno, estaba todo en blanco menos la primera página que había una frase con la letra del chico. “Todas las esperas valen la pena cuando tienen un final feliz”. Aiwe sonrió y miró a su amigo otra vez. Cerró el cuaderno y se acercó a la cama.
Se sentó a un lado, colocó el cuaderno en la mesilla que tenía delante y acarició la espalda de Ayashi. – Didier… Despierta… - susurró con buena voz para despertarlo.
Corrió hacía Giled que no paraba de relinchar. Le acarició el morro con cuidado. – ¡Shht! Tranquilo Giled, tranquilo. ¿Qué te pasa? – el caballo giró la cabeza hacía la casa. Vio que las cortinas estaban corridas y las puestas cerradas, parecía que allí no había nadie, era como si estuviera deshabitada. Volvió la mirada hacía el caballo. - ¿Está dentro? – Giled asintió y Aiwe se empezó a asustar, aunque para calmar al familiar sonrió. – Ya verás como lo hago salir. Todo irá bien. – Le dedicó una última caricia y se dispuso a entrar en la casa.
Subió las escaleras y se plantó frente la puerta, estaba cerrada. Llamó varias veces pero Ayashi no contestaba. Buscó por las proximidades a la puerta para ver si guardaba una segunda llave por ahí, pero no. Su cara se llenó de preocupación – Venga Didi, ¿Dónde estas? – mientras susurraba se había elevado, buscando algún agujero para poder colarse en la casa. Encontró una ventana mal cerrada y con ayuda de su magia entró. Se había colado en el baño. Salió al pasillo y afinó la oreja para ver si escuchaba algo. Pero lo único que sonaba era Giled aún nervioso. Aiwe empezó a juguetear con su collar mientras intentaba recordar cuál era la habitación de su amigo.
Entró en dos o tres habitaciones equivocadas antes de dar con la habitación de Ayashi. Abrió un poco la puerta y sacó la cabeza. Él estaba tumbado allí, bocabajo, quieto e inerte. Destapado y vestido. Tenía las botas tiradas en el suelo al lado de su bolsa. Aiwe se acercó volando, sin hacer ruido por si estaba durmiendo. Cuando pasó al lado de la bolsa vio que un cuaderno se asomaba, lo cogió con cuidado de no hacer ruido, cosa que hizo con éxito. Giró la cabeza para Ayashi y la volvió al cuaderno, ahora en sus manos, estaba segura que era el regalo para Aurora. Quizá no se había podido dar antes de que se marchara, pero Aiwe no podía encontrar la relación entre eso y el estado de su amigo. Abrió el cuaderno, estaba todo en blanco menos la primera página que había una frase con la letra del chico. “Todas las esperas valen la pena cuando tienen un final feliz”. Aiwe sonrió y miró a su amigo otra vez. Cerró el cuaderno y se acercó a la cama.
Se sentó a un lado, colocó el cuaderno en la mesilla que tenía delante y acarició la espalda de Ayashi. – Didier… Despierta… - susurró con buena voz para despertarlo.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Ayashi estaba despierto, y escuchó claramente el sonido de alguien entrando en su habitación (bueno, más que el sonido, escuchó el silencio, que se había vuelto tenso y pesado). Reconoció a Aiwe por el rabillo del ojo, pero sinceramente, aunque hubiera sido un ladrón, Ayashi dudaba de haber sido capaz de levantarse para enfrentarse a él. Le daba todo un poco igual.
Su amiga se acercó a él y depositó el cuaderno de Aurora sobre la mesilla, haciendo que él empequeñeciera los ojos con dolor al verlo, para luego sentarse junto a él en la cama y acariciarle la espalda.
- Didier… Despierta… - creyó escuchar que decía, no muy seguro. Ayashi no se movió, pero parpadeó un poco y siguió observando el cuaderno que no había podido entregarle a Aurora antes de...
Su amiga se acercó a él y depositó el cuaderno de Aurora sobre la mesilla, haciendo que él empequeñeciera los ojos con dolor al verlo, para luego sentarse junto a él en la cama y acariciarle la espalda.
- Didier… Despierta… - creyó escuchar que decía, no muy seguro. Ayashi no se movió, pero parpadeó un poco y siguió observando el cuaderno que no había podido entregarle a Aurora antes de...
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Aiwe no quitó la mano de la espalda de Ayashi, esperando a que reaccionara, pero no lo hacía. - ¿Didi? - estaba segura de que la había oído. Bajó la cabeza hasta apoyarla en el cojín, y vio la cara de su amigo. Estaba despierto pero no hacía muy buena cara. Tenía unas ojeras terribles y los ojos rojos e hinchados.
Aiwe volvió a acariciar su espalda y aún cerca de él le susurró. - ¿Qué te ha pasado?
Aiwe volvió a acariciar su espalda y aún cerca de él le susurró. - ¿Qué te ha pasado?
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Ayashi observó, con el mismo gesto ausente, como Aiwe se tumbaba a su lado y lo obligaba a conectar la mirada con ella (o tal vez no lo obligaba, solamente se había colocado allí). La escuchó decir algo, pero sinceramente no la entendió porque tenía el cerebro desconectado.
- Ai... Aiwe... - musitó, y en cualquier otro momento habría abierto los ojos con sorpresa al escuchar lo horriblemente ronca que había sonado su voz. En lugar de eso, solo parpadeó otra vez y enfocó la mirada en su amiga, en sus ojos preocupados y en sus cabellos desparramados sobre la almohada, y un doloroso pensamiento le atravesó. "No es Aiwe quién tendría que estar aquí".
Aturdido, entreabrió los labios y se preguntó vagamente qué hora era, y qué hacía su amiga allí. No había escuchado nada de lo que ella había dicho, si es que realmente le había dicho algo, y de repente se dio cuenta de lo cansado que estaba, y de lo mucho que le picaban los ojos. Movió un poco la cabeza y se acercó a ella, apoyándose sobre su hombro calentito.
- Ai... Aiwe... - musitó, y en cualquier otro momento habría abierto los ojos con sorpresa al escuchar lo horriblemente ronca que había sonado su voz. En lugar de eso, solo parpadeó otra vez y enfocó la mirada en su amiga, en sus ojos preocupados y en sus cabellos desparramados sobre la almohada, y un doloroso pensamiento le atravesó. "No es Aiwe quién tendría que estar aquí".
Aturdido, entreabrió los labios y se preguntó vagamente qué hora era, y qué hacía su amiga allí. No había escuchado nada de lo que ella había dicho, si es que realmente le había dicho algo, y de repente se dio cuenta de lo cansado que estaba, y de lo mucho que le picaban los ojos. Movió un poco la cabeza y se acercó a ella, apoyándose sobre su hombro calentito.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Aiwe miró preocupada, muy preocupada a su amigo. Nunca lo había visto tan mal y eso que cuando estudiaban habían compartido todas las penas. Parecía qeu no había escuchado nada de lo que le había dicho.
Ayashi apoyó la cabeza en su hombro, ella lo abrazó con un brazo mientras con el otro le acariciaba el pelo. Se quedaron así un buen rato hasta qeu Aiwe lo volvió a intentar. - Didi... ¿Que te ocurre?
Ayashi apoyó la cabeza en su hombro, ella lo abrazó con un brazo mientras con el otro le acariciaba el pelo. Se quedaron así un buen rato hasta qeu Aiwe lo volvió a intentar. - Didi... ¿Que te ocurre?
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Ayashi tardó un rato más en responder, aunque aquella vez sí que había escuchado claramente la pregunta de Aiwe. Se acercó un poco más a ella y hundió la cara en el hueco de su cuello, pegándose a ella en una especie de semiabrazo igual que se pegaría un niño pequeño a su madre después de tener una pesadilla, ansioso de consuelo y protección. Aiwe, siempre presta, se dedicó a acariciarle el cabello y susurrarle cosas dulces en el oído, palabras a las que Ayashi no prestaba atención pero que lo tranquilizaban igualmente, porque sonaban como caricias para el alma.
- Aurora – respondió vagamente al fin, alzando la cabeza apenas lo justo para que su voz no sonase demasiado amortiguada al chocar contra la piel de su cuello. Aiwe se estremeció, y Ayashi se estremeció con ella al recordar lo sucedido. – Aurora se ha ido.
Cuando se decidió a alzar la cabeza y clavar los ojos en Aiwe (un par de ojos tristes y vacíos, que brillaban solo porque estaban acuosos e hinchados. Y otra cosa no, pero las lágrimas siempre daban un brillo especial a las cosas), esta le devolvió la mirada un poco confundida, como diciéndole “Ya lo sé”. Ayashi contuvo el aliento y dejó caer la cabeza a su lado, sobre la almohada, con una mano reposando sobre su pecho y la otra revoloteando cerca del pecho de Aiwe. Se preguntó si su amiga ya lo sabía todo de verdad o, por el contrario, se vería en la obligación de explicárselo para ponerla al día, y revivir así aquel horrible sentimiento de confusión y vacío que llevaba asolando su corazón desde la pasada mañana.
- Aurora – respondió vagamente al fin, alzando la cabeza apenas lo justo para que su voz no sonase demasiado amortiguada al chocar contra la piel de su cuello. Aiwe se estremeció, y Ayashi se estremeció con ella al recordar lo sucedido. – Aurora se ha ido.
Cuando se decidió a alzar la cabeza y clavar los ojos en Aiwe (un par de ojos tristes y vacíos, que brillaban solo porque estaban acuosos e hinchados. Y otra cosa no, pero las lágrimas siempre daban un brillo especial a las cosas), esta le devolvió la mirada un poco confundida, como diciéndole “Ya lo sé”. Ayashi contuvo el aliento y dejó caer la cabeza a su lado, sobre la almohada, con una mano reposando sobre su pecho y la otra revoloteando cerca del pecho de Aiwe. Se preguntó si su amiga ya lo sabía todo de verdad o, por el contrario, se vería en la obligación de explicárselo para ponerla al día, y revivir así aquel horrible sentimiento de confusión y vacío que llevaba asolando su corazón desde la pasada mañana.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Aiwe observó a su amigo, le dolía en el alma verlo así y quería ayudarlo, pero no entendía que estaba pasando. Aurora se había ido esa noche y pronto estaría de vuelta, eso es lo que les había dicho Medea a todos los profesores. Tenía en cuenta que los dos estaban muy enamorados y habían empezado a salir, pero estar así por una pequeña separación... No lo podía entender. Tampoco era como para encerrarse en casa y tener esos ojos rojos, hinchados y cansados de tanto llorar.
Miró los ojos de Ayashi en busca de uan respuesta, tenía que haber algo más, pero no encontró nada, eran inexpresivos. Algo más había pasado con la marcha de Aurora, algo que solo él sabía. Se colocó de lado, mirando el perfil de su amigo, le cogió la mano que tenái cerca suyo y le sonrió un poco a modo tranquilizador. - Didi, ¿qué ha ocurrido? ¿Me lo quieres contar o mejor me estiro un poco contigo y miras de dormir? - No quería presionarle.
Miró los ojos de Ayashi en busca de uan respuesta, tenía que haber algo más, pero no encontró nada, eran inexpresivos. Algo más había pasado con la marcha de Aurora, algo que solo él sabía. Se colocó de lado, mirando el perfil de su amigo, le cogió la mano que tenái cerca suyo y le sonrió un poco a modo tranquilizador. - Didi, ¿qué ha ocurrido? ¿Me lo quieres contar o mejor me estiro un poco contigo y miras de dormir? - No quería presionarle.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
¿Dormir? Ayashi irguió un poco las cejas, inconscientemente, y la mano que reposaba sobre su pecho se levantó para rascarse la cabeza. Ni se le había pasado por la cabeza ponerse a dormir. No tenía sueño, no tenía ganas y, sobretodo, no quería tener pesadillas, porque la realidad ya se asemejaba bastante a una de ellas y con eso era suficiente. Apenas se movió un poquito y volvió a quedarse mirando a Aiwe, mirando su sonrisa amable y sus ojos tranquilos, y se preguntó fugazmente por qué no había podido enamorarse de ella. Teniendo en cuenta lo que había sucedido entre ambos años atrás, la posibilidad no era tan descabellada y, quién sabe, tal vez habrían sido más...
"No", pensó, cuando la imagen fugaz de Aurora cruzó su mente de forma dolorosa.
- Todo se ha estropeado.... - comenzó a hablar con la misma voz ronca y desapasionada de antes, observando a Aiwe distraídamente mientras analizaba (por hacer algo) su expresión. Tragó saliva. - Yo creía que por fin las cosas iban bien, que por fin había conseguido lo que llevaba tantos años soñando. Creía que Aurora me quería como yo la quiero a ella. Que me amaba - soltó, y la voz se le quebró un poco. Lo dejó caer. -Me ha dejado...
"No", pensó, cuando la imagen fugaz de Aurora cruzó su mente de forma dolorosa.
- Todo se ha estropeado.... - comenzó a hablar con la misma voz ronca y desapasionada de antes, observando a Aiwe distraídamente mientras analizaba (por hacer algo) su expresión. Tragó saliva. - Yo creía que por fin las cosas iban bien, que por fin había conseguido lo que llevaba tantos años soñando. Creía que Aurora me quería como yo la quiero a ella. Que me amaba - soltó, y la voz se le quebró un poco. Lo dejó caer. -Me ha dejado...
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
La sonrisa de Aiwe desapareció, mostrando en su lugar una cara de sorpresa. Se reprimió para no poner una cara de terror, tenía que ayudar a Ayashi, no desmoralizarlo más (si es que eso era posible). Con los ojos muy abiertos aún volvió a repasar sus palabras. -Me ha dejado... - Solo podía pensar en eso y en al poca probabilidad de esas palabras. Sabía que Aurora correspondía de sobras los sentimientos de su amigo y que eso era imposible. Pero al ver la cara que tenía Ayashi vio que realmente era verdad. Lo abrazó, por impulso, y se quedó allí quieta, buscando las palabras adecaudas.
Recordó años atrás, cuando los dos estudiaban, la manera qeu tenían de consolarse entre ellos y sus amoríos fallidos, pero apartó de seguida esos pensamientos. No era el momento ni el lugar.
Volvió a mirarlo, quería hacer algo pero no sabía el que. No quería torturarlo con más pregutnas, pero tenía que sacar todo lo que llevaba dentro. Suspiró y sin dejar de abrazarlo le susurró - ¿Te ha dejado? ¿Cuando? - hizo una pausa, no debería haberlo dicho - No estas obligado a contestarme, pero creo qeu te hará bien sacarlo fuera. Aunque duela.
Recordó años atrás, cuando los dos estudiaban, la manera qeu tenían de consolarse entre ellos y sus amoríos fallidos, pero apartó de seguida esos pensamientos. No era el momento ni el lugar.
Volvió a mirarlo, quería hacer algo pero no sabía el que. No quería torturarlo con más pregutnas, pero tenía que sacar todo lo que llevaba dentro. Suspiró y sin dejar de abrazarlo le susurró - ¿Te ha dejado? ¿Cuando? - hizo una pausa, no debería haberlo dicho - No estas obligado a contestarme, pero creo qeu te hará bien sacarlo fuera. Aunque duela.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Ayashi sentía que estaba a punto de romper a llorar, de lo triste y nervioso que estaba, pero su cuerpo y su gesto seguían tan inertes como antes y no lo parecía para nada. Entreabrió la boca un par de veces, preguntándose por qué motivo Aiwe pensaría que hablar sobre aquello podría ayudarle a sentirse mejor en algo (porque nada podía ayudarle a sentirse mejor, excepto que Aurora entrase por aquella puerta y le dijera que se había dado cuenta de que había cometido un error) y estuvo tentado de volver a acurrucarse sobre ella y no decir nada más.
Su cuerpo no parecía querer obedecerlo.
- Ayer por la mañana, cuando volví de Ënnya - soltó su boca sin tener permiso. - Dijo que estaba confundida respecto a mi. Que yo no era... Lo que ella pensaba. Que solo era... Un caricho.
A medida que hablaba, y le explicaba (aunque no quería hacerlo. ¡Su boca no le obedecía!) todo lo que había ocurrido, repitiendo las dolorosas palabras de Aurora, Ayashi se encogía más y más, y sus ojos se ponían más y más tristes, hasta el punto que parecían más marrones que dorados. Estaba seguro que incluso se le habían escapado un par de lágrimas, aunque Ayashi se esforzaba por no llorar, porque lo que menos quería era parecer débil frente a Aiwe.
Aunque, en realidad, su interior estuviera reducido a pedazos.
Su cuerpo no parecía querer obedecerlo.
- Ayer por la mañana, cuando volví de Ënnya - soltó su boca sin tener permiso. - Dijo que estaba confundida respecto a mi. Que yo no era... Lo que ella pensaba. Que solo era... Un caricho.
A medida que hablaba, y le explicaba (aunque no quería hacerlo. ¡Su boca no le obedecía!) todo lo que había ocurrido, repitiendo las dolorosas palabras de Aurora, Ayashi se encogía más y más, y sus ojos se ponían más y más tristes, hasta el punto que parecían más marrones que dorados. Estaba seguro que incluso se le habían escapado un par de lágrimas, aunque Ayashi se esforzaba por no llorar, porque lo que menos quería era parecer débil frente a Aiwe.
Aunque, en realidad, su interior estuviera reducido a pedazos.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Aiwe no dijo nada durante todo el relato, miraba a Ayashi intentando no cambiar mucho de expresión. No podía creer lo que estaba escuchando, la Aurora de las palabras de Ayashi no era la Aurora que conocía, tenía que haber algo. ¿Pero el qué? Mientras le daba vueltas a todo eso abrazó muy fuerte a su amigo, como si en cualquier momento él se fuera a romper en mil pedazos.
Levantó la mirada y la clavó en los ojos inexpresivos de Aya. La última vez que lo había visto así se había lanzado a él, haciendo que olvidara los problemas. Pero esa no era esa vez. Había pasado mucho tiempo y no podía actuar de ese modo. Se mordió el labio hasta casi hacerse daño. Se sentía muy impotente, demasiado y eso aún la frustraba más. Volvió a enfocar la cara de su amigo y vio que tenía las mejillas mojadas. Poco a poco acercó una de sus manos hacía allí y empezó a secarlas poco a poco, con cuidado, como si la cara de Ayashi se tratara del cristal más efímero que existe y tuviera miedo a romperlo.
Se quedó callada, no quería estropear nada.
Levantó la mirada y la clavó en los ojos inexpresivos de Aya. La última vez que lo había visto así se había lanzado a él, haciendo que olvidara los problemas. Pero esa no era esa vez. Había pasado mucho tiempo y no podía actuar de ese modo. Se mordió el labio hasta casi hacerse daño. Se sentía muy impotente, demasiado y eso aún la frustraba más. Volvió a enfocar la cara de su amigo y vio que tenía las mejillas mojadas. Poco a poco acercó una de sus manos hacía allí y empezó a secarlas poco a poco, con cuidado, como si la cara de Ayashi se tratara del cristal más efímero que existe y tuviera miedo a romperlo.
Se quedó callada, no quería estropear nada.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Tal y como Ayashi había supuesto en un principio, hablar de todo aquello con Aiwe no le hizo sentir en absoluto mejor, al contrario, ahora un dolor agudo y molesto parecía querer atravesarle el pecho para romperle en mil pedazos, y seguro que lo habría hecho si su amiga no hubiera estado abrazándole con tanta fuerza. Pese a todo, pese a aquel dolor que parecía infinitamente peor que la apacible e indiferente apatía en la que había estado sumido hasta entonces, se alegró de habérselo contado todo, porque ahora el peso de todo aquello ya no pesaba solamente sobre sus hombros y no se sentía tan ahogado, porque podía compartirlo con Aiwe y podía al menos intentar hacer cualquier otra cosa.
Sin darse cuenta, finalmente se había puesto a llorar, y una vez fue consciente de las lágrimas que caían por sus ojos, fue incapaz de seguir deteniéndolas. Se alegró que fueran las manos gentiles de Aiwe las encargadas de limpiárselas, porque de haber tenido que hacerlo él, las habría apartado con un manotazo brusco y solo se habría sentido peor.
- Gra... Gracias Ai... - sollozó, como cuando ambos eran un par de adolescentes enamorados de un imposible, y ella tenía que consolarle cuando no podía más. Siempre se habían consolado mútuamente en momentos como ese, por eso estaban allí, juntos.
Como respuesta, ella lo abrazó más fuerte y siguió limpiándole las lágrimas y susurrando palabras amables en su oído. Al cabo de poco rato, Ayashi se durmió.
Sin darse cuenta, finalmente se había puesto a llorar, y una vez fue consciente de las lágrimas que caían por sus ojos, fue incapaz de seguir deteniéndolas. Se alegró que fueran las manos gentiles de Aiwe las encargadas de limpiárselas, porque de haber tenido que hacerlo él, las habría apartado con un manotazo brusco y solo se habría sentido peor.
- Gra... Gracias Ai... - sollozó, como cuando ambos eran un par de adolescentes enamorados de un imposible, y ella tenía que consolarle cuando no podía más. Siempre se habían consolado mútuamente en momentos como ese, por eso estaban allí, juntos.
Como respuesta, ella lo abrazó más fuerte y siguió limpiándole las lágrimas y susurrando palabras amables en su oído. Al cabo de poco rato, Ayashi se durmió.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Una vez Ayashi cerró los ojos Aiwe lo siguió abrazando un rato más. Después, poco a poco se separó de él y se fue hacía el armario en busca de una manta. Con mucho cuidado tapó a su amigo y le dedicó unos segundos, estaba durmiendo como un niño, pidió al cielo que durmiese bien y tranquilo y se fue para la cocina.
Por lo que le había contado, Aiwe se supuso que no había comido nada des de antes de ver a Aurora y de eso hacía un día. Se miró la cocina y suspiró, cocinaba muy poco y aunque no se le daba mal no tenía mucha destreza. Con resignación empezó a preparar algo sencillo mientras le daba vueltas al asunto.
No había podido hablar con Aurora antes de que ella se fuera, así que no podía ni adivinar que la elfina haría eso. Pero por otro lado tampoco entendía lo ocurrido, ella estaba muy colada por Ayashi, no podía ser que solo fuese un capricho, Auri no era de ese tipo de chicas. Aiwe tenía la mirada perdida, concentrada en buscar alguna razón a lo ocurrido y no se dio cuenta de que estaba quemando la carne. Miró de golpe la sartén, con un gesto la elevó e hizo que el aire alejara el humo negro que la cubría. Apagó el fuego y suspiró, decidió hacer un poco de macedonia y algo de comida fría.
Una vez tuvo la comida solucionada, al menos en gran parte, volvió a intentar resolver lo ocurrido entre Aurora y Ayashi. Aún no le entraba en la cabeza todo lo que la profesora de agua le había dicho a su amigo y sino hubiera sido por el estado de éste, aún no se lo creería. La relación de ellos dos era idílica, los dos se amaban, y desde hacía tiempo, no le entraba en la cabeza ese final, no era posible. Inconscientemente, o no, dirigió sus pensamientos hacía Caelan, preguntándose si en algún momento llegarían a estar juntos y si eso ocurría, si acabarían igual. Aiwe suspiró, empezó a emplatar las cosillas que había preparado mientras cantaba para Caelan, pensando en un futuro hipotético.
Por lo que le había contado, Aiwe se supuso que no había comido nada des de antes de ver a Aurora y de eso hacía un día. Se miró la cocina y suspiró, cocinaba muy poco y aunque no se le daba mal no tenía mucha destreza. Con resignación empezó a preparar algo sencillo mientras le daba vueltas al asunto.
No había podido hablar con Aurora antes de que ella se fuera, así que no podía ni adivinar que la elfina haría eso. Pero por otro lado tampoco entendía lo ocurrido, ella estaba muy colada por Ayashi, no podía ser que solo fuese un capricho, Auri no era de ese tipo de chicas. Aiwe tenía la mirada perdida, concentrada en buscar alguna razón a lo ocurrido y no se dio cuenta de que estaba quemando la carne. Miró de golpe la sartén, con un gesto la elevó e hizo que el aire alejara el humo negro que la cubría. Apagó el fuego y suspiró, decidió hacer un poco de macedonia y algo de comida fría.
Una vez tuvo la comida solucionada, al menos en gran parte, volvió a intentar resolver lo ocurrido entre Aurora y Ayashi. Aún no le entraba en la cabeza todo lo que la profesora de agua le había dicho a su amigo y sino hubiera sido por el estado de éste, aún no se lo creería. La relación de ellos dos era idílica, los dos se amaban, y desde hacía tiempo, no le entraba en la cabeza ese final, no era posible. Inconscientemente, o no, dirigió sus pensamientos hacía Caelan, preguntándose si en algún momento llegarían a estar juntos y si eso ocurría, si acabarían igual. Aiwe suspiró, empezó a emplatar las cosillas que había preparado mientras cantaba para Caelan, pensando en un futuro hipotético.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Ayashi se despertó un rato después, agitado, con la sensación de no haber descansado nada (pues había dormido muy poco rato) y mucho más cansado que antes. Se le oprimió un poco el corazón, porque su breve sueño había estado plagado de pesadillas, y había vuelto a vivir la escena de cuando Aurora lo dejaba pero peor, porque en esta ocasión ella se había reído y se burlaba de él. El relincheo agitado de Giled bajo su ventana lo hizo parpadear, y Ayashi se levantó un poco aturdido y se asomó.
- ¿Giled? - preguntó, encegado por la fuerza con que brillaba el sol. Su familiar se removió, inquieto. - Giled, tranquilo. Estoy bien.
Se dio cuenta de que había hablado sin pensar y había soltado una mentira absurda, pero no se corrigió y cerró la ventana para bajar hacia el jardín e intentar calmar un poco a su amiga. Estaba definitivamente aturdido, y sus movimientos al andar eran un poco torpes. Echó a andar y bajó lentamente por las escaleras.
Entonces, escuchó a Aiwe cantar, acompañada por un lejano olorcillo a quemado, y se acordó que su amiga estaba allí. Que había venido para ayudarle. Avanzó hasta la cocina y se quedó allí, apoyando la espalda en el marco de la puerta, mientras la escuchaba.
- Definitivamente... - murmuró, en voz baja y ronca, pero esbozando una especie de sonrisa cuando ella terminó - cantas fatal.
Aiwe se giró hacia él y Ayashi luchó por mantener aquella sonrisa que no tenía ganas de mostrar.
- ¿Giled? - preguntó, encegado por la fuerza con que brillaba el sol. Su familiar se removió, inquieto. - Giled, tranquilo. Estoy bien.
Se dio cuenta de que había hablado sin pensar y había soltado una mentira absurda, pero no se corrigió y cerró la ventana para bajar hacia el jardín e intentar calmar un poco a su amiga. Estaba definitivamente aturdido, y sus movimientos al andar eran un poco torpes. Echó a andar y bajó lentamente por las escaleras.
Entonces, escuchó a Aiwe cantar, acompañada por un lejano olorcillo a quemado, y se acordó que su amiga estaba allí. Que había venido para ayudarle. Avanzó hasta la cocina y se quedó allí, apoyando la espalda en el marco de la puerta, mientras la escuchaba.
- Definitivamente... - murmuró, en voz baja y ronca, pero esbozando una especie de sonrisa cuando ella terminó - cantas fatal.
Aiwe se giró hacia él y Ayashi luchó por mantener aquella sonrisa que no tenía ganas de mostrar.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
- Mientras sea junto a ti siempre lo intentaría. Y que no daría.... - Aiwe dejó ir un profundo suspiró cuando terminó la canción. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Ayashi se encontraba allí, con algo parecido a una sonrisa en la boca. - Definitivamente... cantas fatal.
Aiwe le puso mala cara, muy sobreactuada, y se acercó a él con las manos en la cintura. - Eso que acabas de decir no te lo crees ni tú. Soy la mejor voz de mi pueblo, canto mejor que los ángeles. - Dijo con una gran sonrisa en la boca. Se giró hacía la comida que había preparado. y con un gesto de su mano la acercó para él. - Eso si.. cocinar no me sale tan bien, ¡espero que te guste la fruta! Come un poco, te sentara bien.
Aiwe le puso mala cara, muy sobreactuada, y se acercó a él con las manos en la cintura. - Eso que acabas de decir no te lo crees ni tú. Soy la mejor voz de mi pueblo, canto mejor que los ángeles. - Dijo con una gran sonrisa en la boca. Se giró hacía la comida que había preparado. y con un gesto de su mano la acercó para él. - Eso si.. cocinar no me sale tan bien, ¡espero que te guste la fruta! Come un poco, te sentara bien.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Al ver la bandeja de fruta perfectamente cortada, la sonrisa de Ayashi se borró y una sensación de deja vú inundó su estómago. Entristecido, recordó como Aurora siempre preparaba una igual cuando venía a su casa y la comían entre los dos, porque a la elfa le encantaba la fruta, y a él le encantaba verla feliz.
- Si sigo comiendo estas cosas, se me pondrán las orejas picudas... - dijo, un poco ausente, repitiendo la broma que siempre le decía a ella. Lanzó un suspiro y, de todos modos, escogió un trozo grande de manzana para comenzar a roerlo, tratando así de calmar a su rugiente estómago, que no paraba de quejarse por no haber comido nada desde el día anterior. - Gracias, Aiwe. No tenías que molestarte.
Le habló sin mirarla a los ojos, y enseguida se apartó de la puerta y pasó a su lado para abrir la ventana, a la que Giled se había acercado. Era más fácil lidiar con él que con ella, pensó, entregándole el trozo que le quedaba de manzana.
Que a ella y su mirada compasiva.
- Si sigo comiendo estas cosas, se me pondrán las orejas picudas... - dijo, un poco ausente, repitiendo la broma que siempre le decía a ella. Lanzó un suspiro y, de todos modos, escogió un trozo grande de manzana para comenzar a roerlo, tratando así de calmar a su rugiente estómago, que no paraba de quejarse por no haber comido nada desde el día anterior. - Gracias, Aiwe. No tenías que molestarte.
Le habló sin mirarla a los ojos, y enseguida se apartó de la puerta y pasó a su lado para abrir la ventana, a la que Giled se había acercado. Era más fácil lidiar con él que con ella, pensó, entregándole el trozo que le quedaba de manzana.
Que a ella y su mirada compasiva.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Después de escuchar a su amigo Aiwe rodó los ojos y dejó el plato encima de la mesa. Mientras Ayashi estaba con Giled se apoyó en la mesa, cogió un mechón de pelo y se empezó a hacer una trenza. "Siento no servir para más" Dijo en su mente, quería serle útil a su amigo, pero ya no daba para más y suponía que su cara mostraba lo preocupada que estaba por él.
Acabó la trenza y se giró hacía Ayashi y su familiar con una gran sonrisa, esperando poder volver a sacarle ese intentó de sonrisa a él. - Antes intenté hacerte algo de carne, pero... se me quemó un poquito. Si quieres lo vuelvo a intentar. - dijo mientras cogía la sartén y se acercaba a él.
Acabó la trenza y se giró hacía Ayashi y su familiar con una gran sonrisa, esperando poder volver a sacarle ese intentó de sonrisa a él. - Antes intenté hacerte algo de carne, pero... se me quemó un poquito. Si quieres lo vuelvo a intentar. - dijo mientras cogía la sartén y se acercaba a él.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Ayashi estuvo un rato acariciando la cabeza de Giled, porque su familiar parecía preocupado y no paraba de frotar su morro contra sus manos, y al final, entre él, Aiwe y la sartén, consiguieron que le entraran ganas de reír.
- Tranquila - susurró, levantando ambas cejas y esbozando la cara más graciosa que podía mostrar en ese momento (y que, curiosamente, se parecía más a una mueca de dolor, como cuando te dabas un golpe en el pie contra el canto de una puerta). - Si no recuerdo mal, eres un poco peligrosa en la cocina. Me gusta mi casa, gracias. Y no me apuntes con eso, parece que lleves una espada.
La picó un poco porque sabía que Aiwe podría manejar mejor la situación sin aquel pesado ambiente de tristeza en el aire, y porque en el fondo necesitaba que su amiga no lo mirase con lástima ni nada parecido. Él ya estaba suficientemente triste. Lo que le hacía falta, era un poco de acción.
- Tranquila - susurró, levantando ambas cejas y esbozando la cara más graciosa que podía mostrar en ese momento (y que, curiosamente, se parecía más a una mueca de dolor, como cuando te dabas un golpe en el pie contra el canto de una puerta). - Si no recuerdo mal, eres un poco peligrosa en la cocina. Me gusta mi casa, gracias. Y no me apuntes con eso, parece que lleves una espada.
La picó un poco porque sabía que Aiwe podría manejar mejor la situación sin aquel pesado ambiente de tristeza en el aire, y porque en el fondo necesitaba que su amiga no lo mirase con lástima ni nada parecido. Él ya estaba suficientemente triste. Lo que le hacía falta, era un poco de acción.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Aiwe exageró una cara de desagrado al oír a su amigo. Pero de seguida rió, aunque había sido un poco forzado, había bromeado, como siempre. Bajó la sartén y se acercó a ellos, movió la mano y acercó un plato que contenía una ensalada variada, lo dejó volando delante de Ayashi y lo miró amenazadoramente, tal y como le hacía su madre cuando era pequeña y no quería acabarse la cena. - Vale, no voy a cocinar y voy a dejar al sartén en su sitio. A cambio de eso, tú te vas a comer todo lo que te he preparado, te vas a ir a la cama a dormir de verdad y a la mínima que te pase algo mandas a Giled a avisarme. - Hizo una pausa y esbozó una sonrisa. - Vendré volando. - Añadió riendo. - Tengo un poco de trabajo atrasado... Ya sabes qeu eso de tenerlo todo al día no es lo mio. ¿Me prometes que harás todo lo que te he dicho? Sino me quedo aquí para obligarte a hacerlo todo. - Le dijo con una sonrisa en la boca.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: (Des)consuelo. (priv. casa de Ayashi)
Antes de dejarle tiempo para responder que sí, que le haría caso si prometía no pegarle con la sarten, Giled asomó la cabeza por el hueco de la ventana y relinchó, conforme. "¡Yo me ocupo de todo!", parecía que quería decir. Ayashi se sintió conmovido por la preocupación de ambos, y solo por eso aceptó la ensalada sin quejarse.
- Me portaré bien - le aseguró a su amiga, bajando la cabeza hacia su plato y esbozando una sonrisa distraída, pero más sincera que la de antes.
Tras un segundo de silencio, Aiwe lo abrazó y Ayashi le devolvió el abrazo, y cuando se separaron, se inclinó un poco sobre ella y depositó un beso ligero y cariñoso sobre sus labios. Dulce, como en los viejos tiempos.
- Estaré bien - aseguró, e intentó que sonara lo menos posible como una mentira. Lo deseaba de verdad.
Aiwe le devolvió la sonrisa y se despidió de ambos, alegando que tenía mucho trabajo que hacer. Cuando se quedó solo, bajo la atenta y vigilante mirada de Giled, Ayashi se encogió de hombros y se puso a comer.
- Me portaré bien - le aseguró a su amiga, bajando la cabeza hacia su plato y esbozando una sonrisa distraída, pero más sincera que la de antes.
Tras un segundo de silencio, Aiwe lo abrazó y Ayashi le devolvió el abrazo, y cuando se separaron, se inclinó un poco sobre ella y depositó un beso ligero y cariñoso sobre sus labios. Dulce, como en los viejos tiempos.
- Estaré bien - aseguró, e intentó que sonara lo menos posible como una mentira. Lo deseaba de verdad.
Aiwe le devolvió la sonrisa y se despidió de ambos, alegando que tenía mucho trabajo que hacer. Cuando se quedó solo, bajo la atenta y vigilante mirada de Giled, Ayashi se encogió de hombros y se puso a comer.
Ayashi- Mensajes : 249
Fecha de inscripción : 22/01/2011
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