Primer día de trabajo (priv)

Era el primer día de trabajo de Axel… bueno a decir verdad el primer día de prueba en el trabajo. Pero que importaba!
Se había levantado pronto se había duchado, peinado y vestido con su forma habitual elegante pero informal.
Así que llego pronto a la casa de Cassandra, decidió ponerse manos a la obra.

Leyó informes, ordenó papeles y más informes, todo por máxima prioridad y por orden alfabético. Hizo varios horarios distintos para la señorita Krossite, para que ella eligiera el que se adaptaba más a su tipo de vida y para luego él aprender cómo debía seguir el modelo.

Cuando finalizó quedaban pocos minutos para que su nueva jefa se levantase, ya que pronto sería la hora de empezar el trabajo, pero aun así le dio tiempo a hacer una visita rápida a la floristería.

No sabía a ciencia cierta si había acertado con las flores o se había pasado… pero no le importó. Dejo sobre la mesa de la Señorita Krossite un ramo unas flores pequeñitas de diferentes tonalidades lilas y violetas.
Tampoco sabía que tipo de café le gustaría… pero pensó que a un capuchino italiano nadie le dice que no… probó suerte, se dirigió a la cocina, buscó la taza, la cafetera, la leche, azucar... todo listo!

Justo cuando Axel salió de la cocina para dejar el café en la mesa apareció si jefa.

-Buenos días señortia Krossite – Saludo con una gran sonrisa.

Por supuesto, no era aquello lo que Cassandra esperaba recibir cuando, la tarde anterior, había despedido a Axel con aquel "Espero que mañana me sorprendas con alguna cosa brillante". Se había despertado a la hora de siempre y había bajado a la cocina envuelta en una bata de satén morado, depeinada y dispuesta a servirse una buena taza de café antes de vestirse y comenzar a cumplir con todo el trabajo que tenía que hacer, y solo se había detenido porque notó que algunas cosas no estaban en su sitio y la habitación ya olía a café recién hecho (que, por supuesto, ella no había preparado). Teniendo en cuenta que vivía sola y que todavía faltaban veinte minutos para la hora a la que realmente suponía que su ayudante debía estar allí, Cassandra abrió la puerta que comunicaba con el comedor -que le servía ahora de despacho- y... Bueno. Se quedó de piedra.

- Dios - murmuró, abiendo mucho los ojos al ver a Axel sentado ya en su mesa y mirándo muy sonriénte en su dirección. La cara de Cassandra era una mueca cansada y aturdida por culpa del sueño que todavía la acechaba un poco, y no fue capaz de sonreír con la soltura que lo hacía siempre mientras se acercaba hasta su mesa arrastrando los pies y alucinaba al ver que el muchacho había ordenado allí todos sus papeles en orden de prioridad, había anotado los aspectos importantes de todos los informes que tenía que leer y firmar y, encima, había dejado una taza de humeante y delicioso café caliente esperándola allí -. Oh, Dios - repitió, sintiéndose todavía poco lúcida y, sobre todas las cosas, ridícula. Los ojos se le fueron sin querer hasta aun extremo de la mesa y se quedó mirando con expresión idiotizada el jarrón con las flores frescas, que llenaban el despacho con su aroma suave y embriagador. Se volvió lentamente hasta Axel y parpadeó -. ¿Dónde...? ¿Dónde has estado toda mi vida?

Se talló los ojos y sacudió la cabeza porque quería quitarse esa sensación de zombie de encima, así que se deshizo en excusas y volvió rápidamente hasta la puerta para supir a su dormitorio y arreglarse un poco. Antes de atravesar la puerta, pero, se detuvo y se volvió hacia Axel. Aun un poco aturdida y con las defensas bajas, lo miró con confusión y murmuró un: - Buen trabajo, chico - que le sonó un poco raro porque ella no solía hacer esos halagos tan sinceros. Aunque, la verdad, tampoco solía recibir esos tratos en su primer día de trabajo en Mondphase. Se dijo que odría acabar acostumbrándose. Solo tenía que contratar a Axel y ya.

Axel sonreía des de su posición viendo como Cassandra iba y venía observando todo lo que había hecho, iba con ropa de ir por casa, normal! El se había adelantado. Eso quería parecer, el estaría para todo lo que ella necesitara. Quería ese trabajo e iba a luchar con todas sus fuerzas por él. No iba a perder.

Parecía que no se había equivocado en nada…o eso esperaba…
Escucho el primer –Dios- que salió de la boca de su futura jefa, parecía estupefacta, pero al oír el segundo – Dios- y la expresión de ella sabía que había acertado.
Su sonrisa se amplió pero siguió sin decir nada, tenía que esperar que ella diese su visto bueno con palabras, dos palabras no valían, ella podría ver un error que a él se le hubiese pasado por alto y esas palabras no significarían nada.

Escuchó una frase de los labios de ella, antes de que desapareciese escaleras arriba.
Un –Bien!- Salió de la boca de Axel. Pero siguió en su sitio… solo movió la cabeza para ver como Cassandra volvía arreglada.

Las palabras que obtuvo valían en ese momento más que el oro que tenía. Parecía que lo había conseguido y el solo sin la ayuda las influencias de su familia. Estaba extasiado de felicidad, pero en su expresión solo se podía ver una sonrisa de subordinado contento por esas palabras que eran un cumplido.

Axel soltó un – Gracias- y no dijo nada mas, esperando..Aunque tampoco estaba seguro de poder decir nada más, mejor decir una palabra de agradecimiento, que parecer demasiado contento y tirarlo todo por la borda.
Tenía que ser paciente, había aprendido a serlo, en este mundo era necesario.

-Quiere alguna cosa más?

Tardó poco más de quince minutos en volver a su cuarto, vestirse con algo elegante que le hiciera olvidar a Axel lo ridícula que se veía envuelta en su batín, peinarse un poco y lavarse la cara para volver a estar tan fresca y lista para todo como estaba siempre.
Bajó de nuevo hasta el despacho y saludó de nuevo a Axel, aunque no volvió a comentar nada sobre su gran comienzo porque, aunque había sido espléndido, ya se lo había agradecido antes y no hacía falta hacerse pesada. Además, así seguro que el muchacho se motivaba más.
Se sentó en su silla detrás del escritorio y le dio un buen sorbo al apetitoso café, que se había mantenido caliente seguramente por obra del mismo Axel.

- ¿Quiere alguna cosa más?
Cassandra regresó al mundo de los vivos y sonrió mordiéndose el labio. Le dirigió una mirada a todos los papeles que Axel había dejado sobre su mesa y supuso que, a parte de echarles un vistazo y estampar su firma en ellos, no tenía mucho más que hacer por el momento.
- ¿Podrías echarle un vistazo a esos informes? - le preguntó, aunque más que una sugerencia era una orden encubierta. Le indicó una carpeta que estaba en el mueble tras su mesa, y que estaba llena de papeles que relataban, detalle a detalle, todo lo que tenía referencia con uno de los negocios de su padre con las compañías téxtiles de Shyntra. Sonrió al ver la cara de sorpresa que puso Axel al ver la seriedad de todos estos -. ¿Qué ocurre? Creía que habías dicho que querías aprender como iba el mundo de los negocios. Dudo que eso se limite solo a hacer de secretario y prepararle capuchinos a tu jefa, aunque sea para lo que te he contratado en realidad... - hizo una pausa y se volvió hacia sus propios informes sin borrar la sonrisa -. Échales un vistazo - ordenó -. Si hay algo que no entiendas, dímelo.

Estuvieron un rato en silencio a partir de ahora. Cassandra bufó un par de veces mientras leía los informes, pues algunas partes se le hacían pesadas o reflejaban cosas que no acababan de gustarle, pero en general todo estaba bien. Axel había hecho un buen trabajo. Y, hablando de Axel, le dirigió una mirada entre curiosa y divertida. El muchacho estaba enfrascado en la lectura que, pese a no ser precisamente divertida, parecía entusiasmarle como un juguete nuevo. Estaba claro que servía para eso y por eso mismo Cassandra quería que aprendiese, y tal vez se convirtiera en un ayudante para todo. Definitivamente ese chico tenía madera.

- Axel - lo llamó, indicándole con una mano el reloj, que indicaba que ya habían pasado un par de horas -. ¿No quieres tomarte un descanso?



((En serio, no sé com m'ho faig per escriure tant ·____· M'espanto a mi mateixa xD))

(dubtu que em quedi tan llarg, el que em surti -.- xd)

Axel vió la pila de papeles que tenía que revisar "madre mía" pensó... se aguantó un respiro y sonrió con ganas de ponerse al trabajo "manos a la obra".

- Si hay algo que no entiendas, dímelo.-

Miró a su jefa con una sonrisa cortés. - De acuerdo, señorita Krossite. - Y hundió su nariz al montón de informes intentando entender lo que ponía...
Al principio dudó con un par de cosas, pero al revisar diversos informes era como un juego, un juego con pautas, y preguntas que resolver, solo tenías que encontrarle el truco, la pauta a seguir y se podía conseguir con tiempo y esfuerzo.

Estaba tan enfrescado en su trabajo que ni siquiera miraba el reloj. Una vez se ponía no tenía limite...¿Eso era bueno o malo? Que importaba... cuando de pronto...

- Axel, ¿No quieres tomarte un descanso? - Cassandra le enseñaba el reloj, sin decir nada Axel lo miró, habían pasado un par de horas... y casi no había almorzado, a lo mejor sería mas adecuado parar unos minutos a comer algo y seguir después de haber recuperado fuerzas.

- Si no le importa señorita Krossite me gustaría tomarme un café y algo para comer....¿Quiere que le traiga algo? ¿Usted también se tomara un descanso? - Al cerrar la boca después de decir la ultima pregunta se arrepintió, aun no sabia si podía tomarse esas confianzas... Aunque por lo observado esa mañana... ella sorprendiéndose y corriendo a arreglarse... parecía que si... pero mejor no abusar.
Se lo había preguntado porque por un momento cruzó por su cabeza la idea de conocerse mejor... Si, conocía a su familia pero no sabia nada de ella.
¿Sería correcto ese trato entre jefa y subordinado?

Cassandra asintió levemente, sin apartar la mirada del informe que estaba terminando de leer, y luego levantó la cabeza y dirigió una sonrisa de lado hacia Axel, que se había quedado pacientemente parado junto a la puerta como esperando su aprovación para marcharse a comer.
- Claro - le dijo, moviendo la mano -. Tómate un rato de descanso. Y no hace falta que me traigas nada, me prepararé algo aquí.

Cuando Axel salió por la puerta, la mujer contó hasta diez y entonces se levantó, suponiendo que este ya no volvería por el momento, y metiéndose en la cocina dispuesta a prepararse una rica ensalada (porque era una de las pocas cosas que sabía preparar, y para ello no tenía que encender el fuego, lo que solía ser fatal la mayor parte de ocasiones) y una buena taza de café mientras pensaba.
Al parecer, había hecho bien al contratar a Axel como ayudante, pues el chico era eficiente, entregado y tenía muchas ganas de aprender. A Cassandra le recordaba un poco a sí misma cuando había empezado, ayudando a su padre en el despacho de casa y ordenando papeles como una esclava. Al echar la vista atrás y ver hasta donde había llegado en unos pocos años, no podía evitar preguntarse si el destino de Axel correría un destino similar, pues estaba claro que el chico tenía madera y, además, oportunidades no le faltaban (no con la família de la que provenía).

Volvió hasta su mesa un rato después, cargando solamente con la taza de café y desviando sus pensamientos hasta cosas menos importantes mientras esperaba a que Axel regresara.

Axel salió de la casa buscando la cafetería.
No estaba mal el primer día de trabajo, aun no sabia si debía comportarse muy profesional o podía relajarse un poco mas....
Pensativo se tomo el café deseado y se comió un bollito de leche...
Le gustaba su jefa no parecía muy estricta, pero si de las que cuando el trabajo no esta bien echa te sermonea que da miedo...
Se encogió de hombros, solo no debía fallarle y todo iría bien.
Así decidido y recuperado de fuerzas volvió a la casa listo para sumergirse de nuevo en el mundo de los negocios.

- He vuelto - Sonrio profesionalmente, cuando entró se encontró a Cassandra como en otro mundo, pensando... - em... - Se sentó en su mesa - Señorita Krossite? -

Cassandra parpadeó y levantó la mirada de sus papeles para mirar a Axel con sorpresa, y luego hacia el reloj. Ostras, ¿ya había pasado tanto rato? Ni se había dado cuenta.

- Ostras, si que ha pasado el tiempo deprisa, si - murmuró, rascándose la mejilla y volviéndose hacia el muchacho -. Esto... Eres muy puntual, si, eso está bien. Buen trabajo, aunque... - echó un vistazo a su alrededor y suspiró divertida -. Ahora ya no hay mucho trabajo que hacer. ¿Te apetece otro café? Porque a mi sí.

Antes de que el muchacho pudiera responder, Cassandra se levantó y, llevándose su taza vacía, se metió en la cocina para preparar una nueva para ella y para Axel. Al volver, agarró su silla y se sentó frente al escritorio del muchacho, recostándose un poco para relajarse, y le sonrió.
- Bueno, ¿y qué? ¿Qué haces a parte de trabajar para mi? No es necesario que seas tan puntual, seguro que tienes muchas cosas que hacer. ¿Quizá una novia, o algo?

Axel vio como si jefa y iba y venia y como al fin se sentó delante de el ofreciéndole otra taza de café.
La cogió agradecido, porque a un café nunca se le dice que no y escuchó las palabras de Cassandra mientras daba vueltas a la cuchara en la taza.

- Pues la verdad... - Pensó unos segundos lo que iba a contestar porque en realidad no había nada mas que hiciera a parte de trabajar... y no sabia si eso era bueno o malo - Muchas cosas que hacer, a parte del trabajo, no tengo solo me ocupo de Coco y no da mucho trabajo - Sonrió - Si he venido aquí es para trabajar para luego poder vivir tranquilamente... a parte de eso no tengo otros planes ni ahora ni para el futuro.

Cassandra alzó las cejas ante las altas "perspectivas de futuro" que tenía Axel y, una vez más, se vió a sí misma reflejada en el joven. Ella también había antepuesto siempre el trabajo a su vida privada, disfrutando de esta solo lo justo y necesario para no caer en una rutina aburrida y agotadora, pero había pasado sin duda muchas más horas pensando en documentos y trabajos que en chicos y diversiones... Y así habría seguido, vete a saber cuanto tiempo más, si no fuera porque había conocido a Tanner hacía un tiempo, y este le había hecho abrir los ojos y darse cuenta de todo lo que se estaba perdiendo.

- No te obsesiones demasiado con lo que crees que tienes que hacver ahora para que el mañana sea mejor, Axel - le aconsejó, con la mirada perdida a través de la ventana -. No sabes si las cosas te irán como deseas y, quizá, cuando te des cuenta de ello será demasiado tarde.
Para ella casi se había hecho tarde, pensó. Casi había perdido la oportunidad de vivir una vida llena y, ahora que se había dado cuenta de ello y creía que podía conseguirlo, no pensaba desaprovecharlo. Por supuesto que el trabajo seguía siendo una prioridad en su vida, pero su propia felicidad, la que ahora comenzaba a descubrir, era igual de importante.
Suspiró y miró al muchacho.
- No pierdas la oportunidad de ser joven, ¿vale? - aconsejó de nuevo, soltando una risa al darse cuenta que más que una jefa, incluso más que una amiga, estaba sonando casi como una madre preocupada -. A mi casi -casi he dicho, que joven todavía lo soy un rato- se me pasa y ni cuenta me habría dado. ¡Disfruta!