Comencemos con buen pie (priv.)

Cassandra observó con satisfacción como había quedado el despacho de su nueva casa, con todos aquellos archivadores elegantemente colocados, la mesa de escritorio elegantemente orientada frente a la ventana y detalles caros y refinados por todos los rincones.
En realidad no estaban en un despacho propiamente dicho, sino en el salón-comedor de la casa que su hermano Yuki le había encontrado ahora que había decidido mudarse a Mondphase para llevar allí todos los negocios de la familia Krossite. Como vivía sola, podía prescindir de aquel lugar para hacer vida (pues podía comer en la cocina, no había problema, y acomodar un pequeño saloncito de té en alguna de las habitaciones colindantes). Y, como iba a trabajar en casa, más le valía que el lugar escogido para hacerlo fuera amplio, elegante y luminoso. Asintió, satisfecha.

En ese momento alguien llamó a la puerta. Cassandra contó hasta cinco antes de ir a abrir, y antes de hacerlo se aseguró de verse perfecta, comprobando su imagen en el espejo de pared del descansillo.
Aquella mañana ya había entrevistado a cuatro personas (un chico y tres chicas) interesadas en ocupar el puesto de asistente y secretario, pero ella los había largado en poco rato. No. Lo que ella buscaba no lo tenían esas personas.
Cuando abrió, esperó tener más suerte en esta ocasión.

Axel acababa de llegar al pueblo de Mondphase. No había parado de viajar des de que acabó la escuela, y ahora de repente su abuelo había decidido que ya era hora de que espabilara y aprendiera de negocios... Y no des de arriba como siempre había soñado, no, tenía que empezar des de cero.
Cuando se enteró que la señorita de la familia Krossite, Cassandra, estaba en el pueblo y que buscaba un secretario no lo dudó dos veces, hizo las maletas y voló hacía el pequeño pueblo.

Estaba delante de la casa, no lo dudó, picó a la puerta, sin preocuparse por su aspecto para la entrevista, sabía que hiba perfecto, lo habían criado para eso.

No tardadón en abrir y allí estaba Cassandra Krossite tan espectacular como se la había imaginado.
-Buenos días, soy Axel Knight, vengo para la oferta de trabajo-

Cassandra no reprimió una sonrisa cuando abrió la puerta y observó al muchacho que estaba esperando allí. Era joven y era guapo, justo como quería que fuera una persona que trabajara para ella y, además, sus ojos castaños y vivarachos brillaron con inteligencia. Hm, sí. Le daba buena impresión.

- Adelante, Axel Knight - sonrió un poco más y se apartó para dejarle pasar, indicándole la puerta de cristal y madera tras la que se encontraba el despacho y, por tanto, el lugar donde se realizaría la entrevista. Cassandra pasó tras él y se sentó en su silla, indicándole con otro gesto, seguro pero a la vez delicado, que tomase asiento frente a ella.
- Soy Cassandra Krossite - le encajó la mano, irguiendo una ceja por lo innecesario de la presentación ya que él ya sabía quién era, o no se habría presentado allí. Ladeó la cabeza -. ¿Eres un Knight? ¿De los Knight de Borlemn? - el muchacho asintió y Cassandra soltó su mano, ampliando su sonrisa -. Vaya, entonces seguro que te envía tu abuelo - le brillaron los ojos -. Es un buen amigo de mi padre. Comenzamos con buen pie.

A Axel le gustó el caracter de la que podría ser su jefa. La sonrisa segura, un apretón de manos aún más seguro y ese lebantar de ceja como sugiriendo que ella sabía perfectamente que él sabía quien era ella, y que ella sabía quien era él.

Al escuchar hablar de la amistat entre su abuelo y el padre de ella, no dudó no por un segundo que el puesto sería suyo, las dos familas tenían la misma manera de pensar y actuar.

Su abuelo no había fallado en decirle que necesitaba trabajar, no parecía solo una casualidad que cuando la joven Krossite buscaba un secretario, el abuelo le dijera que era hora de buscarse la vida, empezar desde abajo.

Sonrió un poco picaramente, pero dejando a la vista la duda de si es sincera o picara.

- Bien, gracias. - Dijo seguro. - Espero ser lo que necesita señorita Krossite y que no me favorezca por las relaciones de nuestras familias. - No soportaría que en un futuro la gente hablara de sus progesos en los negocios por favores personales.

Cassandra asintió a las palabras de Axel, se echó un poco para atrás en la silla mientras lo miraba con diversión.
- Por supuesto que no, no te será tan fácil - le concedió con una sonrisa, colocando ambas manos entrelazadas bajo su barbilla -. Antes que cualquier otra cosa, necesito a una persona de confianza, que sea responsable y lleve su trabajo al día y con eficiencia. A ser posible, que tenga buena letra - rió, pensando que ella misma solía escribir todo tan deprisa que su caligrafía era más bien pobre, parecida a los garabatos infantiles de un niño.
Ladeó la cabeza mientras miraba a Axel. Le había dado buena espina desde que lo había visto aparecer al otro lado de la puerta, y que fuera el nieto del señor Knight le había hecho gracia, no lo podía negar (recordaba cuando era pequeña y lo veía, siempre le daba caramelos, era un hombre muy agradable...), pero tampoco pensaba servírselo en bandeja.
Se echó un poco hacia delante de nuevo y lo miró con ojos relucientes.

- ¿Te someterías a un período de prueba??

Cada vez le gustaba más el caracter de la joven, era perfecta para empezar, cada vez deseaba más el puesto.
- Puedo asegurarle que soy responsable y espero que no dude de mi confianza, eficiente y capaz. Por lo de la caligrafia no se apure, es de lo que menos se tiene que preocupar señorita Krossite. - Tenía ganas de demostrar los que valía.

- Claro que sí! Para eso e venido!- Dijo seguro al período de prueba. Tenía que conseguirlo costase lo que costase.

- Entonces no hay nada más que hablar.
Cassandra se levantó de su silla, satisfecha, y esperó con una sonrisilla a que Axel captase que él tenía que hacer lo mismo. Tendió la mano de nuevo en su dirección y se la encajó bastante formalmente.
- Bienvenido a bordo. La familia Krossite espera grandes cosas de ti - pronunció con tono solemne y un poco de broma. Inclinó la cabeza y lo observó con gesto pícaro -. Empiezas mañana. ¿Crees que para entonces podrás sorprenderme con alguna cosa brillante??
Ella estaba pensando en algo como que el muchacho se pusiera al día con su agenda, o echara un vistazo por encima a los montones de informes sobre los negocios familiares que debería ayudarle a llevar al día pero, oye. Quizá la podía sorprender de verdad y todo.

Axel observaba cada movimiento y cada gesto dela que parecía su nueva jefa (aunque estuviera en período de prueba).

Encajó su mano, esperando información sobre el trabajo.

-. Empiezas mañana. ¿Crees que para entonces podrás sorprenderme con alguna cosa brillante??- Parecía esperar algo grande, sonría picaramente, y eso le gustó a Axel, un reto... no le fallaría. Volvería mañana con algo pensado, seguro.

- Veré que puedo pensar para no defraudarla - Rió picaramente, como ella.

Cassandra de sonrió. Todo había ido sobre ruedas.

- Está bien, en ese caso... Nos veremos mañana, ¿no? A las nueve. Puntual - remarcó con rentintín. Rodeó la mesa y pasó al lado de Axel para dirigirse de nuevo hasta la puerta corredera que daba al recibidor, y la dejó abierta de par en par para que el muchacho pasase.
- Yo tengo que ir ahora a hacer unas cosas en el pueblo, pero estoy deseando que llegue mañana ya - después le guiñó un ojo y recogió su abrigo.
Cuando se separaron, Axel echó a andar calle arriba -seguramente hacia su casa- y ella tomó la dirección contraria, la que llevaba directamente hacia el centro del pueblo. En ningún momento dejó de sonreír.