Ojeras que podrían haberse evitado (priv. Evan y Blau)

El agua fría del lago cubriendo sus piernas lograba despejarlo un poco aquella mañana. Había tomado la costumbre, desde hace pocos días atrás, de ir cada día bien temprano a ese lugar. Desde que había pasado la noche con Aiwe y al día siguiente había tenido aquel encuentro con Caelan, era poco lo que podía dormir por las noches, y el insomnio repetido no sólo le causaba mal humor durante las mañanas, sino también unas ojeras terribles que el joven Narciso prefería no observar cuando veía su imagen en el espejo.
-...Si hubiese conocido antes al cigarro andante...- pensó en voz alta. -...si hubiese sabido qué tipo de relación tenía con Aiwe-chan... estoy seguro de que me podría haber evitado todo esto - dijo indignado. Sin embargo, ya era demasiado tarde, y no tenía ningún sentido pensar en aquello. Una mueca de rabia se dibujó en su rostro, a la que decidió ahogar zambulléndose de cuerpo entero en el agua y quedándose debajo de la superficie por unos segundos. Era también un intento de congelar sus pensamientos, pues estaba ya cansado de encontrarse en aquel estado de incertidumbre. No había cosa que detestara más que perder el control de alguna situación.
Finalmente volvió a salir del agua, se acomodó el pelo y se quitó algunas gotas que derramaban cerca de sus ojos. El agua estaba demasiado fría, si continuaba allí era seguro que se resfriaría, por lo que decidió caminar nuevamente hacia la orilla, al mismo tiempo que hacía correr una brisa cálida para secarse.
Se dejó caer sobre el pasto, justo al lado de donde había dejado sus zapatos, y dio un gran suspiro. Cerró los ojos lentamente, concentrándose en la brisa y los aromas naturales del lugar. Necesitaba dormir.

Evan escuchó una vocecita diciéndole algo, pero como estaba ya casi dormido, no logró procesar bien la información, por lo que se limitó a abrir ligeramente los ojos. Pestañeó y los abrió un poco más al notar una silueta a su lado, de pie. Estaba a contraluz, por lo que sus rasgos no se veían con claridad, pero ese pelo, esa contextura física pequeña y sus orejas y cola fueron más que suficiente para darse cuenta de quién se trataba.

-¿Blau... tan? - musitó. Le agradaba pasar ratos con ella, pero esta vez hubiese preferido que no estuviese allí. Después de todo, los Familiares podían detectar el interior de otras personas sólo con verlos, y era obvio que ella notaría su estado lamentable de aquella mañana y se preocuparía. Se incorporó un poco para que la luz del sol no le diera en los ojos, y volvió a mirar a la chica. Se sorprendió al ver que traía puesta la ropa que él le había prestado en San Valentín. -Ho~... conozco esas prendas ♥ - dijo, sonriendo ligeramente.

El muchacho se sentó también, y se llevó el pelo hacia adelante de sus ojos para taparlos - Ughh... no me veas así, estoy impresentable! TT3TT- dijo sufriendo melodramáticamente sus palabras. Si él mismo no aguantaba verse con semejantes ojeras de adorno, menos le gustaba la idea de que una chica lo viera así.
-Y no te preocupes, no es nada~ sólo una buena dosis de insomnio... - aclaró, moviendo la mano hacia arriba y abajo varias veces. La verdad es que el insomnio le traía de regalo un fuerte dolor de cabeza, pero prefirió no decirlo para no seguir preocupando a la chica. Sonrió, de forma un poco más abierta ahora - Y tú, ¿qué haces por aquí? ¿me extrañabas? ♥ -

Evan sonrió luego de escuchar a Blau decir que él siempre se veía bien. Se volvió a acomodar el pelo en un segundo y dibujó una sonrisa de ganador. - Ho~~ Eso crees? Siempre me veo bien, verdad? - dijo luciendo sus ojeras con orgullo - dilo de nuevo, dilo de nuevo ♥♥♥ =v= - bromeó.

Sin embargo, su tonta sonrisa desapareció al ver que los ojos de Blau se ponían vidriosos. Conocía esa señal, y se anticipó para evitar que la dragoncita se preocupara más.

-Claro que confío en ti - le dijo, tomando una de sus manos. Hizo una breve pausa, se había dado cuenta de que contándole los detalles o no, de cualquier manera Blau acabaría triste o preocupada, así que se volvió a recostar, con la mano que tenía desocupada debajo de su cabeza, y mirando al cielo habló. - He logrado acercarme un poco más a Aiwe-chan... - anunció, dando un suspiro y cerrando sus ojos lentamente - pero, si sigo acercándome a ella sólo acabaré haciéndole daño - dijo, con un nudo en su garganta. - Ella todavía ama a ese profesor... - dejó que una brisa soplara levemente, lo ayudaba a relajarse. - Y ese tipo... - una gota de sudor bajó por su frente - ...creo que está más confudido que ella y yo.... =n= -

Estiró las piernas y al devolverlas a la posición original comenzó a jugar con los dedos de sus pies sobre el pasto. La verdad, había logrado resumir la telenovela en pocas palabras, pero el lío que tenía en su cabeza por tantas confusiones era infinitamente mayor.

Mientras jugaba con el pasto entre sus dedos escuchó cómo Blau mencionaba su nombre, con algo de tristeza en su voz. Sus ojos permanecieron cerrados, no tenía nada para decir.
Sin embargo, luego de unos segundos, abrió los ojos sorprendido al escuchar que la chica comenzaba a entonar una canción. Se volvió a sentar, lentamente, con la mirada clavada en el rostro de la joven todo el tiempo, prestando atención a la melodía y a la letra. Se trataba de una canción de amor, de una persona que hace tiempo esperaba a alguien para poder comenzar a creer más en sí misma, y también para poder protegerla. Por alguna razón, le parecía triste que ella la cantara, se preguntó si lo expresado en esa canción era acaso la razón por la que la había encontrado triste y llorando en ciertas ocasiones, y no tardó mucho en confirmarlo. No podía ser de otra manera, ¿o sí?.
Mientras la voz de la dragoncita seguía entonando la melodía, diversas brisas de viento cubrían el lugar, a veces con mayor o menor intensidad, de acuerdo a los sentimientos que cada estrofa despertaba en el profesor de arte. Se sentía identificado con algunas partes de la letra, por lo que a veces perdía su mirada en el horizonte, y luego volvía a fijarla en el rostro sonrojado de Blau. Cuando la canción terminó, se quedó observándola, con los ojos inusualmente casi vidriosos.

- ¿Te gusto?... La he estado practicando todo este tiempo... No me gusta verte mal... Sonríeme como haces siempre Evan, quizás Aiwe no es la chica que buscas, quizás solamente debes mirar mejor, tienes mucho tiempo de sobra para buscar a alguien que corresponda a tus sentimientos... Y siempre que te sientas mal o triste estaré contigo siempre... - Una pequeña lagrimita broto de los ojos de la dragoncita - ¿Uh?... Qué raro... Ja ja, tu estas triste y soy yo quién llora... D-Disculpa... Ja ja... -

-Lo entiendo... - dijo - ...se por qué lloras - extendió sus brazos y se lanzó hacia ella para abrazarla, dejando que terminara de derramar las lágrimas que quisiera. Por su parte, él hundió sus labios en el pelo de Blau, cerrando los ojos y logrando así no quebrarse. -Gracias por preocuparte por mí... - musitó, abrazándola con más fuerza.

Blau había dicho que tal vez Aiwe no era la chica que él buscaba, pero lo cierto era que en realidad él nunca había buscado a nadie. Siempre había pensado que liarse con sentimientos muy profundos hacia otras personas sólo era pérdida de tiempo y concentración, por eso había decidido desde muy joven que se pegaría a las relaciones superficiales, ya que éste tipo de relaciones no dañaban tanto si llegaba a ocurrir algún problema. Pero, ¿era realmente ésa la razón por la que nunca había buscado a nadie?.

Se aferró con un poco más de fuerza a la jovencita, flexionando un poco sus rodillas para bajar su cara hasta el hombro de ella y esconder su expresión casi sollozante allí, entre el pequeño hombro de Blau y su pelo azulado. Hacía tiempo que no sentía como sus mejillas se sonrojaban de vergüenza, pues con los años había aprendido a no inhibirse con nada, pero descansar en esa posición, como un niño buscando consuelo cuando debía ser él en realidad quien consolara a la chica, era algo de lo que no se sentía para nada orgulloso.

Evitar decepciones amorosas no había sido la razón por la que nunca había buscado a nadie. Simplemente nunca había creído mucho en el amor, y necesitaba que alguien le demostrara que estaba equivocado. Necesitaba ser encontrado por alguien, en lugar de buscar a una persona. Pero admitir que él necesitaba que alguien lo amara de manera incondicional era sinónimo de debilidad, vulnerabilidad e inmadurez, así que su inconciencia se encargaba de ocultarlo perfectamente, para que el joven no pudiera admitirlo bajo ninguna circunstancia.

-...Me quedaré un rato así... - dijo, todavía abrazado a ella. Su voz sonaba difusa debido a que era ahogada por la tela que cubría el hombro de Blau - Dame unos momentos... y volveré a sonreirte - pidió.

Al no percibir rechazo por parte de ella, relajó un poco sus músculos y se quedó descansando en su hombro por un buen rato. Se sentía muy extraño físicamente que un cuerpo tan pequeño y delicado como el de Blau pudiese entregarle fuerzas a aquel aparente adulto...

El joven se separó al fin del hombro de ella, sus ojos se encontraban intactos, sin indicios de haber derramado lágrimas, pero un poco hinchados por haberlos cerrado con fuerza durante un largo rato. -...Sí... - dijo, sonriendo levemente. Bajó la mirada para buscar las manos de Blau y las unió con las suyas. -Sólo necesito aclarar algunas cosas, pero me encargaré de eso en su momento. - dijo pensando en Aiwe. Realmente necesitaba saber qué haría con ella, o la cabeza le explotaría.

Mantuvo la mirada baja hasta el segundo que decidió levantarla de repente, con los ojos bien abiertos y una sonrisa en su rostro. Había encontrado un tema de conversación que acabaría con la anterior escena deprimente. - Por cierto, creo que ésa ropa te queda mejor a ti que a mí~! hahaha ♥ - Realmente lo pensaba, pero la risa sólo era un adicional por compromiso.

Aunque Blau le había hecho un bonito cumplido, no pudo sonreir. Se había quedado pensando en algo, ahora que se había fijado en el tema de la ropa.

-Por cierto Blau-tan...- dijo, mirando hacia otro lado y como con un aire desinteresado - Tú no... recorriste mucho la Academia vestida así, ¿verdad? - preguntó. Hasta a él mismo le había parecido ridículo su tono.

-Pues... Te busque por toda la academia y les pregunte a todos dónde estabas... ¿Porque?... -

- ¡¿Qué?! - No había sido la respuesta que más quería oír. Sabía que en la Academia había todo tipo de chicos, profesores y personal masculino en general, y estaba más que seguro que varios de ellos habían aprovechado la ocasión para comerse con la mirada a la muchacha. - ¡Blau-tan, escucha...! -

Estaba a punto de explicarle que dentro de lo posible debía evitar salir así vestida a socializar, pero de repente los segundos empezaron a correr en cámara lenta, y un viento rebelde se había encargado de hacer una maldad justo cuando Blau se había puesto de pie para estirarse un poco. Una hoja atraída por la corriente de aire se posó sobre los ojos de Blau, al mismo tiempo que la parte baja de su vestido se levantaba sin piedad frente a la mirada del profesor. Sus ojos y su boca se abrieron de par en par, sintiendo un extraño click en su cerebro que le decía sólo una cosa: [[.........blancas!!.......]]. Blau se llevó una mano hacia su falda para cubrirse, pidiendo que no la viese. Evan se dio vuelta automáticamente, con los ojos aún como dos huevos fritos y la cara roja. Lamentablemente, el pedido de la joven había llegado demasiado tarde...
El viento cesó y la dragoncita habló con lo poco que le quedaba de voz luego de tanta vergüenza. - ¿Tú... Viste?.... -
El profesor sintió un enorme deseo de que lo tragara la tierra. ¿Cómo se sentiría ella? ¿Qué debía decirle? ¿Y por qué antes no había logrado reaccionar para calmar el viento y frenar la situación?. Demasiadas preguntas y muy poco tiempo para responderlas...

Se dio vuelta hacia ella y se puso de pie, para mirarla con una sonrisa un poco rígida - Eh?? Claro que no! No he visto nada! - le aseguró riéndose. Lo malo era que en su mente todavía algo se repetía [[....Blancas...... son blancas.......]]

El instinto masculino de Evan y su conciencia seguían luchando internamente. Al final, apartó todas las ideas de su mente aceptando como debía lo que había pasado; un viento casual le había levantado la ropa a Blau, dejando ver su ropa interior, y como hombre que era, no había podido evitar fijarse en los detalles. [[...Sí, sí... son blancas, y qué?! ////....]] se repetía. No era su estilo reprimirse mucho las cosas, o al menos eso creía.
Un agite de manos sumado a una pregunta por parte de Blau lo sacó de sus pensamientos. - Hmmm... ¿Qué ibas a decirme antes?... -
Evan volvió a la normalidad, y aprovechó la situación ocurrida anteriormente como ejemplo. Apretó sus puños y le habló - Ah, eso! Blau-tan... escucha... - dijo, llevando las manos sobre los hombros de la chica - ...si vas a pasear por la Academia con tu forma humana, procura no hacerlo con este tipo de ropa... - le aconsejó preocupado - ¿qué pasaría si este viento hubiese corrido cuando estabas con otros chicos y si ellos sí te hubiesen visto? - se sintió bastante hipócrita al hacer la última pregunta, pero la verdad era que antes sólo le había mentido porque sabía que ella se pondría muy mal si supiese que sí la había visto.

Evan observó la voltereta danzante de Blau con los ojos entrecerrados. Ella se veía contenta, y parecía no prestarle mucha importancia al asunto, aunque él seguía un poco preocupado de que lo que podría llegar a pasar.
Se sentó al lado, dando un suspiro, tal vez se estaba ahogando en un vaso de agua... Sólo quedaba algo que podía hacer.

-Si es tu ropa favorita puedes quedártela... - dijo, sonriendo un poco - pero a cambio de eso, sólo la usarás cuando vengas a verme, ¿de acuerdo? - finalizó, ahora con una sonrisa completa.

Evan no había podido notar la repentina tristeza de Blau. Todavía se encontraba sumergido en sus propios pensamientos en gran medida y eso no le permitía prestar mucha atención a algunos detalles. Por eso se sorprendió cuando sintió las pequeñas manos de Blau sobre sus hombros, que lo volcaban hacia atrás, y luego el rostro de ella visto desde abajo.

- Dijiste que no habías podido dormir por el insomnio... Puedes echarte una siesta ahora, no me molesta que duermas sobre mis piernas... De verdad -

Se quedó viendo los rasgos de la jovencita a contraluz. Sus ojos eran tan profundos que incluso brillaban entre los tonos opacos del resto de su silueta.

Bajó un poco la vista. - ...Te aburrirás si duermo ahora... - dijo, intentando tomar fuerzas para levantarse. Pero por alguna razón esas fuerzas nunca llegaron, y en su lugar, comenzó a sentir una pesadez en sus párpados. -...Viniste... para estar conmigo... no puedo...- sentía como perdía la conciencia de a poco. Llevó una de sus manos hacia los dedos de Blau, en un último intento de percibir qué era real y qué no -........no podría...- hasta que al fin, el sueño lo venció delicadamente.

Ya había dormido en aquel lugar antes, percibiendo los mismos aromas que en ese momento. Aquello le traía tranquilidad, y eso era lo que necesitaba para poder dormir.