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Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
2 participantes
Página 1 de 1.
Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Aquella mañana Evan se había despertado más temprano de lo habitual. Necesitaba estar en el bosque luminoso un rato antes del amanecer, y afortunadamente lo había logrado. Todavía hacía frio, pero aquel lugar era tan hermoso que poco le importaba.
Observó con detenimiento las tonalidades del cielo a través de los infinitos huecos de hojas que se formaban entre las copas de los árboles del bosque; pronto el alba se anunciaría.
-Me pregunto si llegará a tiempo...- dijo, en un tono bajo que resonó entre tanto silencio. Luego sonrió - Aunque aún es temprano...-
El día anterior había pasado por el despacho de ella para preguntarle si podría ir a la mañana siguiente, antes del amanecer, a aquel bosque luminoso que se encontraba en los alrededores de la Academia. "Ah, pero ve sobria, si no quieres que vuelva a aprovecharme de tu estado ♥" había advertido bromeado. Aunque no había dado muchos detalles, tuvo suerte de que la curiosidad venciera a la profesora, por lo que esa misma tarde acordaron un punto exacto en el bosque para encontrarse, y ahora allí estaba él, esperándola.
No la había citado para otra cosa más que entregarle un regalo que tenía pendiente desde hace tiempo, cuando los sentimientos por ella aún se formaban, y cuando Caelan aún no existía en su mundo. Era un pequeño obsequio que se le había ocurrido el mismo día que había empezado a trabajar en el marco del espejo que talló para ella, y, aunque la situación entre ambos había cambiado desde entonces, pensó que sería injusto no entregárselo, incluso aunque aún no tuviera muy claro qué haría con respecto a ella en el futuro.
No era un regalo común. No podía dárselo en ningún otro momento que no fuera antes del amanecer y en aquel lugar, por lo que la entrega se le había dificultado en ocasiones anteriores.
Observó las hierbas frescas recién bañadas por el rocío, y dio unos pasos en círculos para no perder la temperatura corporal. Estaba nervioso, no utilizaba la magia para cosas que no fueran acciones cotidianas desde hace tiempo, y aunque había estado practicando, no podía perder la ansiedad ante la posibilidad de fallar.
Decidió borrar todo pensamiento de su mente, y se puso a tararear una canción baja mientras devolvía la vista al cielo. La música siempre ayudaba a relajar cuerpo y alma.
Observó con detenimiento las tonalidades del cielo a través de los infinitos huecos de hojas que se formaban entre las copas de los árboles del bosque; pronto el alba se anunciaría.
-Me pregunto si llegará a tiempo...- dijo, en un tono bajo que resonó entre tanto silencio. Luego sonrió - Aunque aún es temprano...-
El día anterior había pasado por el despacho de ella para preguntarle si podría ir a la mañana siguiente, antes del amanecer, a aquel bosque luminoso que se encontraba en los alrededores de la Academia. "Ah, pero ve sobria, si no quieres que vuelva a aprovecharme de tu estado ♥" había advertido bromeado. Aunque no había dado muchos detalles, tuvo suerte de que la curiosidad venciera a la profesora, por lo que esa misma tarde acordaron un punto exacto en el bosque para encontrarse, y ahora allí estaba él, esperándola.
No la había citado para otra cosa más que entregarle un regalo que tenía pendiente desde hace tiempo, cuando los sentimientos por ella aún se formaban, y cuando Caelan aún no existía en su mundo. Era un pequeño obsequio que se le había ocurrido el mismo día que había empezado a trabajar en el marco del espejo que talló para ella, y, aunque la situación entre ambos había cambiado desde entonces, pensó que sería injusto no entregárselo, incluso aunque aún no tuviera muy claro qué haría con respecto a ella en el futuro.
No era un regalo común. No podía dárselo en ningún otro momento que no fuera antes del amanecer y en aquel lugar, por lo que la entrega se le había dificultado en ocasiones anteriores.
Observó las hierbas frescas recién bañadas por el rocío, y dio unos pasos en círculos para no perder la temperatura corporal. Estaba nervioso, no utilizaba la magia para cosas que no fueran acciones cotidianas desde hace tiempo, y aunque había estado practicando, no podía perder la ansiedad ante la posibilidad de fallar.
Decidió borrar todo pensamiento de su mente, y se puso a tararear una canción baja mientras devolvía la vista al cielo. La música siempre ayudaba a relajar cuerpo y alma.
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Aiwe había dormido poco esa noche, estaba muy nerviosa pensando en el regalo de Evan, le encantaban los regalos y aún más si eran sorpresas y no se los esperaba. Sin hacer mucho ruido para no despertar a Geel qeu dormía profundamente a su lado, se levantó y se acercó al armario para cambiarse. Tardó más de lo normal en elegir vestido, escogió un vestido escote palabra de honor y un gran lazo detrás, con la falda almidonada. Se asomó a la ventana y antes de salir volando cogió una capa, también de color verde, y se la colocó por encima para no tener frío. Le tiró un beso a Geel, aún dormida, y salió volando dirección el bosque luminoso.
Estuvo todo el camino preguntadose por el regalo, al igual uqe esa noche tenía demasiadas ideas en la cabeza y decidió que sería mejor apartarlas todas y llegar rápido al lugar acordado, de seguro que Evan ya estaría allí. Y efectivamente, cuando llegó lo encontró mirando el cielo y tarareando. Aiwe lo observó des de lejos y sonrió, puso los pies al suelo y se acercó caminando, cuando Evan se dio cuenta que ella estaba allí paró de cantar. - ¡Oh! No quería qeu pararas, tienes una voz bonita - Dijo cuando estaba un poco más cerca intentado no sonar nerviosa, pues estaba ansiosa por conocer el regalo.
Estuvo todo el camino preguntadose por el regalo, al igual uqe esa noche tenía demasiadas ideas en la cabeza y decidió que sería mejor apartarlas todas y llegar rápido al lugar acordado, de seguro que Evan ya estaría allí. Y efectivamente, cuando llegó lo encontró mirando el cielo y tarareando. Aiwe lo observó des de lejos y sonrió, puso los pies al suelo y se acercó caminando, cuando Evan se dio cuenta que ella estaba allí paró de cantar. - ¡Oh! No quería qeu pararas, tienes una voz bonita - Dijo cuando estaba un poco más cerca intentado no sonar nerviosa, pues estaba ansiosa por conocer el regalo.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Escuchó unos pasos y se dio vuelta, deteniendo su canción, era Aiwe.
- ¡Oh! No quería que pararas, tienes una voz bonita -
Se cruzó de brazos y levantó la cabeza en señal de victoria - Hoho, lo se ♥ - era un buen método de disimular cómo se había perdido mirando lo bien que le quedaba el vestido que llevaba. Podría haber hecho alguna broma, coqueteándole, pero por alguna razón no se sintió con ganas de hacerlo. -Llegas justo a tiempo, Aiwe-chan - dijo, respirando hondo. - Sólo faltan unos minutos para que asomen los primeros rayos de sol - sonrió.
- ¡Oh! No quería que pararas, tienes una voz bonita -
Se cruzó de brazos y levantó la cabeza en señal de victoria - Hoho, lo se ♥ - era un buen método de disimular cómo se había perdido mirando lo bien que le quedaba el vestido que llevaba. Podría haber hecho alguna broma, coqueteándole, pero por alguna razón no se sintió con ganas de hacerlo. -Llegas justo a tiempo, Aiwe-chan - dijo, respirando hondo. - Sólo faltan unos minutos para que asomen los primeros rayos de sol - sonrió.
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Aiwe sonrió ante las palabras de Evan, aunque no entendió que tenían que ver los rayos de sol con su regalo. Se acercó un poco al profesor, manteniendo la distancia, con ansias de descubrir la sorpresa que le aguardaba. - ¿Y son muy importantes los primeros rayos de sol? - dijo un poco confusa.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
-Por supuesto - contestó él, mientras un círculo mágico se formaba bajo sus pies - Sin los rayos del sol no podría crear tu regalo - sonrió.
El alba comenzaba a dejarse ver, era la hora perfecta para comenzar. Evan sacó de uno de sus bolsillos un dije en forma de óvalo, de color verde esmeralda, y estiró su brazo para que el objeto quedara alineado con el centro del círculo mágico. El dije, que se encontraba amarrado a una cadenita plateada, comenzó a moverse como un péndulo, a medida que una leve brisa se hacía presente en el área. [[....No puedo fallar...]] pensaba, con ojos determinados; si algo salía mal no podría volver a mirar a Aiwe a la cara, y su autoestima quedaría a nivel del subsuelo. Se calmó al cerrar los ojos y pensar en las razones por las que quería entregarle ese regalo. Transformó sus mejores sentimientos en poder mágico y prosiguió. De un momento a otro comenzó a recitar unas palabras en voz baja, y el dije se transformó de a poco en una luz esmeralda que envolvió sus manos y sus muñecas. No quemaba ni lastimaba en absoluto, sólo absorbía poder mágico de su invocador.
Los primeros rayos de sol comenzaban a formar unas muy suaves sombras sobre el pasto. Como era un lugar lleno de árboles, los rayos se filtraban al azar entre los huecos de las distintas hojas, y formaban un juego de luces cálido y armonioso. Dejó que algunos de estos rayos se posaran sobre sus manos, y con sus dedos formó una figura que se parecía mucho a la de un pájaro, y cuya sombra se reflejaba dentro del círculo mágico. Varios minutos pasó con sus manos de aquella manera, la luz de distintos rayos tocaba sus dedos y hacía que la sombra en forma de pájaro variara en sus contornos constantemente.
Como si el viento le afectara, la sombra comenzó a tomar una forma más nítida, y finalmente se desprendió del suelo como un ave levantando vuelo. Tenía la consistencia de una llama y se movía como tal, pero su único elemento era el viento.
El ave se mantuvo frente a las manos del joven, revoloteando sus alas como si fuese un pájaro real.
- "En virtud del poder mágico que te he transferido, te ordeno que reconozcas a Aiwe Johnson, de tu mismo elemento, como tu única dueña. Desde hoy hacia la eternidad." - recitó.
Dicho esto, la luz que envolvía las manos del profesor se fusionó con el ave, tomando su forma definitiva, y voló hacia las manos de la profesora de viento. Las brisas cesaron de a poco y el círculo mágico fue desapareciendo. Lo había logrado.
Evan observó a Aiwe sonriendo, y se tocó sus propias manos; se sentían cálidas luego de haber albergado aquella luz. Dejó que la brisa desapareciera por completo, y habló.
-Sólo es un amuleto - dijo, acercándose a ella - te protegerá contra algunas maldiciones y hechizos de mala voluntad - el ave todavía movía sus alas, sin detenerse - No tiene vida propia... fue creada gracias a los rayos de sol, la pureza de este sitio y un poco de mi poder mágico. Pero pensé que te gustaría si tuviese la forma de un pájaro - finalizó.
Se encontraba ligeramente agitado, no era un mago poderoso, y para peor, no solía utilizar su magia en grandes cantidades a menudo, por lo que aquel ritual lo había dejado un poco cansado. Pero estaba feliz y satisfecho, porque todo había salido a la perfección.
-Sólo tienes que darle un nombre. Luego de que lo hagas, volverá al interior del dije y sólo aparecerá cuando la llames por su nombre.-
El alba comenzaba a dejarse ver, era la hora perfecta para comenzar. Evan sacó de uno de sus bolsillos un dije en forma de óvalo, de color verde esmeralda, y estiró su brazo para que el objeto quedara alineado con el centro del círculo mágico. El dije, que se encontraba amarrado a una cadenita plateada, comenzó a moverse como un péndulo, a medida que una leve brisa se hacía presente en el área. [[....No puedo fallar...]] pensaba, con ojos determinados; si algo salía mal no podría volver a mirar a Aiwe a la cara, y su autoestima quedaría a nivel del subsuelo. Se calmó al cerrar los ojos y pensar en las razones por las que quería entregarle ese regalo. Transformó sus mejores sentimientos en poder mágico y prosiguió. De un momento a otro comenzó a recitar unas palabras en voz baja, y el dije se transformó de a poco en una luz esmeralda que envolvió sus manos y sus muñecas. No quemaba ni lastimaba en absoluto, sólo absorbía poder mágico de su invocador.
Los primeros rayos de sol comenzaban a formar unas muy suaves sombras sobre el pasto. Como era un lugar lleno de árboles, los rayos se filtraban al azar entre los huecos de las distintas hojas, y formaban un juego de luces cálido y armonioso. Dejó que algunos de estos rayos se posaran sobre sus manos, y con sus dedos formó una figura que se parecía mucho a la de un pájaro, y cuya sombra se reflejaba dentro del círculo mágico. Varios minutos pasó con sus manos de aquella manera, la luz de distintos rayos tocaba sus dedos y hacía que la sombra en forma de pájaro variara en sus contornos constantemente.
Como si el viento le afectara, la sombra comenzó a tomar una forma más nítida, y finalmente se desprendió del suelo como un ave levantando vuelo. Tenía la consistencia de una llama y se movía como tal, pero su único elemento era el viento.
El ave se mantuvo frente a las manos del joven, revoloteando sus alas como si fuese un pájaro real.
- "En virtud del poder mágico que te he transferido, te ordeno que reconozcas a Aiwe Johnson, de tu mismo elemento, como tu única dueña. Desde hoy hacia la eternidad." - recitó.
Dicho esto, la luz que envolvía las manos del profesor se fusionó con el ave, tomando su forma definitiva, y voló hacia las manos de la profesora de viento. Las brisas cesaron de a poco y el círculo mágico fue desapareciendo. Lo había logrado.
Evan observó a Aiwe sonriendo, y se tocó sus propias manos; se sentían cálidas luego de haber albergado aquella luz. Dejó que la brisa desapareciera por completo, y habló.
-Sólo es un amuleto - dijo, acercándose a ella - te protegerá contra algunas maldiciones y hechizos de mala voluntad - el ave todavía movía sus alas, sin detenerse - No tiene vida propia... fue creada gracias a los rayos de sol, la pureza de este sitio y un poco de mi poder mágico. Pero pensé que te gustaría si tuviese la forma de un pájaro - finalizó.
Se encontraba ligeramente agitado, no era un mago poderoso, y para peor, no solía utilizar su magia en grandes cantidades a menudo, por lo que aquel ritual lo había dejado un poco cansado. Pero estaba feliz y satisfecho, porque todo había salido a la perfección.
-Sólo tienes que darle un nombre. Luego de que lo hagas, volverá al interior del dije y sólo aparecerá cuando la llames por su nombre.-
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
-Por supuesto. Sin los rayos del sol no podría crear tu regalo – Aiwe observó como debajo de Evan se había formado un círculo mágico. Abrió un poco la boca por el asombro pero la cerró de seguida mordiéndose el labio. Dio un paso atrás sin darse ni cuenta, deseaba acercarse para ver de qué se trataba.
Evan puso la mano en su bolsillo y Aiwe pudo ver como sacaba un colgante verde esmeralda amarrado a una cadena muy fina plateada. Se puso la mano en la boca, el colgante era precioso, pero Evan siguió, con los ojos cerrados, con el círculo debajo de sus pies alineando el colgante con el centro del círculo. Evan empezó a recitar en voz demasiado baja para que ella pudiera entender lo que decía y de golpe el colgante se transformó en una luz esmeralda que lo envió hasta las muñecas. En ese momento Aiwe se levantó un poco del suelo, mirando curiosa al profesor y la luz de sus manos. Con los primeros rayos de sol la mirada curiosa de Aiwe se convirtió en una mirada sorprendida al ver que esos rayos al pasar por las manos de Evan formaba la forma de un pájaro. Sonrió, fijó la vista en la sombra de ese pájaro hecho a partir de los rayos que de golpe empezó a tomar una forma y se desprendió del suelo. Justo en ese momento Aiwe descendió y volvió a tocar con los pies el suelo, parpadeó incrédula. El ave se elevó hasta las manos del chico, cuando estuvo allí, Evan mencionó unas palabras y la luz que tenía en las manos se fisionó con el pájaro que voló hasta sus manos.
Aiwe no podía apartar la mirada de esa ave verde esmeralda con la boca muy abierta, sin palabras. Boqueó para decir algo cuando vio a Evan que sonreía y se le acercaba. -Sólo es un amuleto. Te protegerá contra algunas maldiciones y hechizos de mala voluntad – Aiwe volvió la mirada al ave que aún movía las alas - No tiene vida propia... fue creada gracias a los rayos de sol, la pureza de este sitio y un poco de mi poder mágico. Pero pensé que te gustaría si tuviese la forma de un pájaro – Aiwe volvió a mirar a Evan y le sonrió. – No me gusta, me encanta. De verdad, yo... – buscó las palabras pero no las encontraba, notó como sus ojos se humedecían de la emoción – yo no tengo palabras Evan. Muchísimas gracias. – No apartó al mirada del pájarillo para no empezar a llorar como una niñá pequeña de la emoción del regalo, no se imaginaba para nada algo así.
-Sólo tienes que darle un nombre. Luego de que lo hagas, volverá al interior del dije y sólo aparecerá cuando la llames por su nombre.- Miró a Evan, que estaba sonriente a su lado y le devolvió la sonrisa. - ¿Un nombre? – Se miró el ave, tenía que ser un nombre fácil de recordar por si tenía que utilizarlo alguna vez. Una imagen pasó por su cabeza y Aiwe sonrió, ya había encontrado el nombre. Con un dedo le tocó el pico al pájaro – Te voy a llamar Lirë. – Dicho esto el ave se iluminó y se transformó en el colgante verde turquesa que antes sostenía Evan. Aiwe lo cogió con delicadeza y miró al profesor. – Es el nombre de mi hermana pequeña, es una manera de sentirla más cerca mío. Espero que no te importe – dijo mientras se sonrojaba un poco. Se dio la vuelta para que él no lo notase mientras le acercaba el colgante a Evan - ¿Me lo pones? Yo no llego. – dijo mientras se apartaba el pelo para un lado. Así mientras se lo ponía ir pensando en que podía decirle, pues se había quedado sin palabras y no sabía como agradecerle ese detalle tan bonito.
Evan puso la mano en su bolsillo y Aiwe pudo ver como sacaba un colgante verde esmeralda amarrado a una cadena muy fina plateada. Se puso la mano en la boca, el colgante era precioso, pero Evan siguió, con los ojos cerrados, con el círculo debajo de sus pies alineando el colgante con el centro del círculo. Evan empezó a recitar en voz demasiado baja para que ella pudiera entender lo que decía y de golpe el colgante se transformó en una luz esmeralda que lo envió hasta las muñecas. En ese momento Aiwe se levantó un poco del suelo, mirando curiosa al profesor y la luz de sus manos. Con los primeros rayos de sol la mirada curiosa de Aiwe se convirtió en una mirada sorprendida al ver que esos rayos al pasar por las manos de Evan formaba la forma de un pájaro. Sonrió, fijó la vista en la sombra de ese pájaro hecho a partir de los rayos que de golpe empezó a tomar una forma y se desprendió del suelo. Justo en ese momento Aiwe descendió y volvió a tocar con los pies el suelo, parpadeó incrédula. El ave se elevó hasta las manos del chico, cuando estuvo allí, Evan mencionó unas palabras y la luz que tenía en las manos se fisionó con el pájaro que voló hasta sus manos.
Aiwe no podía apartar la mirada de esa ave verde esmeralda con la boca muy abierta, sin palabras. Boqueó para decir algo cuando vio a Evan que sonreía y se le acercaba. -Sólo es un amuleto. Te protegerá contra algunas maldiciones y hechizos de mala voluntad – Aiwe volvió la mirada al ave que aún movía las alas - No tiene vida propia... fue creada gracias a los rayos de sol, la pureza de este sitio y un poco de mi poder mágico. Pero pensé que te gustaría si tuviese la forma de un pájaro – Aiwe volvió a mirar a Evan y le sonrió. – No me gusta, me encanta. De verdad, yo... – buscó las palabras pero no las encontraba, notó como sus ojos se humedecían de la emoción – yo no tengo palabras Evan. Muchísimas gracias. – No apartó al mirada del pájarillo para no empezar a llorar como una niñá pequeña de la emoción del regalo, no se imaginaba para nada algo así.
-Sólo tienes que darle un nombre. Luego de que lo hagas, volverá al interior del dije y sólo aparecerá cuando la llames por su nombre.- Miró a Evan, que estaba sonriente a su lado y le devolvió la sonrisa. - ¿Un nombre? – Se miró el ave, tenía que ser un nombre fácil de recordar por si tenía que utilizarlo alguna vez. Una imagen pasó por su cabeza y Aiwe sonrió, ya había encontrado el nombre. Con un dedo le tocó el pico al pájaro – Te voy a llamar Lirë. – Dicho esto el ave se iluminó y se transformó en el colgante verde turquesa que antes sostenía Evan. Aiwe lo cogió con delicadeza y miró al profesor. – Es el nombre de mi hermana pequeña, es una manera de sentirla más cerca mío. Espero que no te importe – dijo mientras se sonrojaba un poco. Se dio la vuelta para que él no lo notase mientras le acercaba el colgante a Evan - ¿Me lo pones? Yo no llego. – dijo mientras se apartaba el pelo para un lado. Así mientras se lo ponía ir pensando en que podía decirle, pues se había quedado sin palabras y no sabía como agradecerle ese detalle tan bonito.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Evan se sorprendió al escuchar el nombre que Aiwe había elegido para el ave. No sabía que ella tenía una hermana pequeña, pero al ver su sonrisa mientras lo explicaba, se dio cuenta de que era una persona muy, muy preciada para ella, y no pudo evitar sonreir también.
-¿Cómo podría molestarme? - dijo mientras se acercaba a ella para ponerle el colgante, tal y como le había pedido - Estoy seguro de que es una niña tan bonita como su hermana mayor ♥ -
Se ubicó detrás de ella y le bajó un poco la capa que llevaba para protegerse del frio. Al descubrir su cuello pudo sentir su aroma, era exactamente el mismo que recordaba desde aquella noche. Sus ojos se cerraron automáticamente, se sentía como una dosis renovada de Aiwe, y le resultaba imposible no deleitarse. Cuando el silencio se hizo muy evidente, volvió en sí. Pasó el colgante por delante del cuello de ella y lo abrochó por detrás, de la manera más lenta que pudo.
- Hecho - dijo, al mismo tiempo que la envolvía con sus brazos desde atrás. - Y me alegra que te haya gustado el regalo ♥ - sonrió. Apoyó su cara en el hombro derecho de la chica y juntó sus manos delante de su fina cintura. Estaba por decirle algunas cosas, pero prefirió dejar que algunos rayos de sol tocaran su rostro y que aquella cálida sensación durara un poco más. Antes de que Aiwe pudiera hablar, sus ojos se abrieron para formar una mirada curiosa - Ho~ acabo de recordar una canción o.o - anunció.
Comenzó a cantar con una sonrisa, pues le encantaba la música y le encantaba estar abrazado a ella. Como se trataba de un jazz ((aunque el jazz no existiera para esa época XDD, pero bueno, detalles...)) a medida que cantaba e interpretaba cada estrofa, se movía siguiendo el ritmo de la melodía y hacía lo mismo con Aiwe, dirigiéndola con sus manos en la cintura. Una forma rara de bailar, pero entretenida.
Al terminar de cantar, se separó de ella alegremente, disimulando los pensamientos que lo invadieron durante toda la canción. Por dentro estaba irritado, no recordaba que la letra de aquella pieza musical fuese tan familiar con respecto a sus sentimientos en la actualidad. Se quejó con su subconciente por tan alevosa traición.
-¿Cómo podría molestarme? - dijo mientras se acercaba a ella para ponerle el colgante, tal y como le había pedido - Estoy seguro de que es una niña tan bonita como su hermana mayor ♥ -
Se ubicó detrás de ella y le bajó un poco la capa que llevaba para protegerse del frio. Al descubrir su cuello pudo sentir su aroma, era exactamente el mismo que recordaba desde aquella noche. Sus ojos se cerraron automáticamente, se sentía como una dosis renovada de Aiwe, y le resultaba imposible no deleitarse. Cuando el silencio se hizo muy evidente, volvió en sí. Pasó el colgante por delante del cuello de ella y lo abrochó por detrás, de la manera más lenta que pudo.
- Hecho - dijo, al mismo tiempo que la envolvía con sus brazos desde atrás. - Y me alegra que te haya gustado el regalo ♥ - sonrió. Apoyó su cara en el hombro derecho de la chica y juntó sus manos delante de su fina cintura. Estaba por decirle algunas cosas, pero prefirió dejar que algunos rayos de sol tocaran su rostro y que aquella cálida sensación durara un poco más. Antes de que Aiwe pudiera hablar, sus ojos se abrieron para formar una mirada curiosa - Ho~ acabo de recordar una canción o.o - anunció.
Comenzó a cantar con una sonrisa, pues le encantaba la música y le encantaba estar abrazado a ella. Como se trataba de un jazz ((aunque el jazz no existiera para esa época XDD, pero bueno, detalles...)) a medida que cantaba e interpretaba cada estrofa, se movía siguiendo el ritmo de la melodía y hacía lo mismo con Aiwe, dirigiéndola con sus manos en la cintura. Una forma rara de bailar, pero entretenida.
Al terminar de cantar, se separó de ella alegremente, disimulando los pensamientos que lo invadieron durante toda la canción. Por dentro estaba irritado, no recordaba que la letra de aquella pieza musical fuese tan familiar con respecto a sus sentimientos en la actualidad. Se quejó con su subconciente por tan alevosa traición.
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
-¿Cómo podría molestarme? Estoy seguro de que es una niña tan bonita como su hermana mayor ♥ - Aiwe cogió la cola que se había hecho con las manos y se la colocó en la cara para que no se viera que se había puesto muy roja. Se mordió el labio mientras sonreía. Notó que Evan le bajaba un poco la capa y un silencio se apoderó de ese instante, antes de que se convirtiera incomodo Aiwe fue a hablar pero el chico el puso el collar, por lo que decidió callar mirando hacía abajo para ver como le quedaba el colgante puesto. Le encantaba, el colgante había tomado la forma del ave, de Lirë, se dejó ir el pelo y con una mano cogió con cuidado el collar.
- Hecho. Y me alegra que te haya gustado el regalo ♥ - Mientras decía eso la abrazó por detrás, pero Aiwe no dijo nada y se dejó hacer, después de ese regalo no podía negarle nada. Notó que Evan apoyaba la cara en su hombro, Aiwe cerró los ojos y sonrió. Colocó su mano libre en las manos del chico que estaban rodeándole la cintura. Se sentía muy bien así, cerró los ojos dejando que la paz de esa situación llegase a su mente donde había una lucha interna para aclarar sus sentimientos. Aiwe abrió la boca para decir algo, aunque no tenía claro el que cuando Evan se avanzó. - Ho~ acabo de recordar una canción o.o – Aiwe giró un poco la cabeza, divertida. Le había gustado la voz de Evan y le encantaban las canciones.
Empezó a entonar una canción preciosa mientras se movía al ritmo de ésta y la movía a ella también. Rió mientras bailaban, por un momento se olvidó de todos sus pensamientos y se dejó llevar por la voz de Evan que era preciosa, no quería que parase de cantar. De tanto en tanto dejaba ir alguna frase a modo coro, aunque no conocía la canción. No quería que ese momento acabase.
Cuando terminó la canción se separó de ella sonriendo. Ella le devolvió la sonrisa, contenta, había sido demasiado y aún no era al hora del desayuno. Lo miró fijamente – Yo… aún no encuentro las palabras Evan, de verdad. Esto es… demasiado. ¿Cómo te lo podría devolver? Aún estoy pensando alguna manera de compensarte por el marco, pero no se me ocurre nada. Y eso me sabe muy mal – dijo mientras se devolvía el cabello en su sitio, bien puesto y se colocaba la capa como si se tratara de un chal pues le sol empezaba a alzarse y el frío empezaba a desaparecer.
- Hecho. Y me alegra que te haya gustado el regalo ♥ - Mientras decía eso la abrazó por detrás, pero Aiwe no dijo nada y se dejó hacer, después de ese regalo no podía negarle nada. Notó que Evan apoyaba la cara en su hombro, Aiwe cerró los ojos y sonrió. Colocó su mano libre en las manos del chico que estaban rodeándole la cintura. Se sentía muy bien así, cerró los ojos dejando que la paz de esa situación llegase a su mente donde había una lucha interna para aclarar sus sentimientos. Aiwe abrió la boca para decir algo, aunque no tenía claro el que cuando Evan se avanzó. - Ho~ acabo de recordar una canción o.o – Aiwe giró un poco la cabeza, divertida. Le había gustado la voz de Evan y le encantaban las canciones.
Empezó a entonar una canción preciosa mientras se movía al ritmo de ésta y la movía a ella también. Rió mientras bailaban, por un momento se olvidó de todos sus pensamientos y se dejó llevar por la voz de Evan que era preciosa, no quería que parase de cantar. De tanto en tanto dejaba ir alguna frase a modo coro, aunque no conocía la canción. No quería que ese momento acabase.
Cuando terminó la canción se separó de ella sonriendo. Ella le devolvió la sonrisa, contenta, había sido demasiado y aún no era al hora del desayuno. Lo miró fijamente – Yo… aún no encuentro las palabras Evan, de verdad. Esto es… demasiado. ¿Cómo te lo podría devolver? Aún estoy pensando alguna manera de compensarte por el marco, pero no se me ocurre nada. Y eso me sabe muy mal – dijo mientras se devolvía el cabello en su sitio, bien puesto y se colocaba la capa como si se tratara de un chal pues le sol empezaba a alzarse y el frío empezaba a desaparecer.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
-Ehh? - preguntó, casi quejándose - Si los regalos se devolviesen, dejarían de ser regalos, ¿no crees? -.- - le dijo, tocando la naricita de la chica con su dedo índice. Tomó a Aiwe de la mano y empezó a caminar a paso lento por el camino rodeado de árboles. - Me sentiré mal si haces algo para devolverlos, de verdad - miró a la profesora - Aunque... - puso una expresión pícara - si insistes, podría aprovecharme de la situación y pedirte un beso a cambio ♥ - coqueteó. Lo había dicho en broma, pero todas las bromas tienen su lado serio. - ¿Vamos a desayunar? - preguntó sonriéndole.
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
-Ehh? Si los regalos se devolviesen, dejarían de ser regalos, ¿no crees? - Aiwe lo miró, pero cerró los ojos cuando Evan le tocó la nariz. Le sonrió divertida mientras él le cogía la mano. Caminaron, a paso lento mientras ella pensaba en como podía devolverle el regalo, porque se lo quería devolver. Pero Evan paró esos pensamientos. - Me sentiré mal si haces algo para devolverlos, de verdad. - Se miraron, Aiwe se mordió el labio, quería devolvérselo de algún modo. - Aunque... Si insistes, podría aprovecharme de la situación y pedirte un beso a cambio ♥ - Aiwe se sorprendió ante el comentario y bajó la vista, avergonzada. Iba a contestar pero el profesor de arte se volvió a avanzar. - ¿Vamos a desayunar?
Aiwe se colocó delante de él, frenándole el paso - Vamos a desayunar, pero antes te devuelvo el regalo. - Se acercó hacía él poco a poco. Y cuando estaba muy cerca de él, roja como un tomate, lo abrazó, ladeó la cabeza y le besó en la mejilla. Sabia que no era el beso que él le había pedido, pero ella no podía hacer otra cosa.
Aiwe se colocó delante de él, frenándole el paso - Vamos a desayunar, pero antes te devuelvo el regalo. - Se acercó hacía él poco a poco. Y cuando estaba muy cerca de él, roja como un tomate, lo abrazó, ladeó la cabeza y le besó en la mejilla. Sabia que no era el beso que él le había pedido, pero ella no podía hacer otra cosa.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Aiwe se interpuso en su camino, y eso lo desconcertó un poco.
- Vamos a desayunar, pero antes te devuelvo el regalo. -
Sus ojos se abrieron más al escucharla, y su corazón se aceleró cuando ella se acercó de a poco. La joven lo abrazó, ladeó la cabeza y lo besó en la mejilla. Aunque no era el tipo de beso que esperaba, no pudo evitar sonreir, con cierto brillo en sus ojos. Sonrió primero ligeramente y luego formando una gran sonrisa, casi riendo. Le devolvió el abrazo y se quedó pegado a ella para que el beso no terminara.
Se rió de una vez y la levantó un poco en el aire - Hahaha, eres una niña... ♥ -
Se separaron y le pasó la mano por el pelo de ella, despeinándola toda, muy divertido. - Vámonos ya... -
- Vamos a desayunar, pero antes te devuelvo el regalo. -
Sus ojos se abrieron más al escucharla, y su corazón se aceleró cuando ella se acercó de a poco. La joven lo abrazó, ladeó la cabeza y lo besó en la mejilla. Aunque no era el tipo de beso que esperaba, no pudo evitar sonreir, con cierto brillo en sus ojos. Sonrió primero ligeramente y luego formando una gran sonrisa, casi riendo. Le devolvió el abrazo y se quedó pegado a ella para que el beso no terminara.
Se rió de una vez y la levantó un poco en el aire - Hahaha, eres una niña... ♥ -
Se separaron y le pasó la mano por el pelo de ella, despeinándola toda, muy divertido. - Vámonos ya... -
Re: Un regalo (priv. Evan y Aiwe)
Aiwe se dejó abrazar, feliz. Oyó como Evan se reía y no pudo evitar esbozar una sonrisa que no se rompió cuando la elevó. Se agarró de sus brazos mientras reía. - Hahaha, eres una niña... ♥ - Intentó poner cara de enfadada, aunque no le salía y mientras la bajaba susurró un - No soy una niña.
Cuando tuvo los pies otra vez en el suelo Evan empezó a despeinarla, ella se agachó e intentó detenerlo, divertida. - Vámonos ya... - Aiwe se colocó bien el pelo y el collar, haciendo que se viera bien el ave qeu colgaba de la cadenita. Le cogió la mano - ¡Vamos!
Cuando tuvo los pies otra vez en el suelo Evan empezó a despeinarla, ella se agachó e intentó detenerlo, divertida. - Vámonos ya... - Aiwe se colocó bien el pelo y el collar, haciendo que se viera bien el ave qeu colgaba de la cadenita. Le cogió la mano - ¡Vamos!
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