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La primera resaca.
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Re: La primera resaca.
Evan calmó la risa de a poco, tantas imágenes en su mente con la cara de Caelan fastidiado por su borrachera y la de Aban le daban tanta gracia ahora como aquella misma noche. -Olvídalo...- dijo, con una última sonrisa.
Volvió a beber un poco de te y dejó reposar la taza sobre sus dos manos, calentando sus dedos mientras observaba el juego de brillos que se producía en la infusión debido a la luz matutina. Levantó la mirada hacia el profesor de fuego.
- ¿A mí también me dirás que no sientes nada por ella? - preguntó, con una expresión seria pero firme.
Volvió a beber un poco de te y dejó reposar la taza sobre sus dos manos, calentando sus dedos mientras observaba el juego de brillos que se producía en la infusión debido a la luz matutina. Levantó la mirada hacia el profesor de fuego.
- ¿A mí también me dirás que no sientes nada por ella? - preguntó, con una expresión seria pero firme.
Re: La primera resaca.
Al escuchar la aparentemente inocente pregunta del profesor de arte, Caelan casi se ahogó con el té. Tosiendo un par de veces, apartó la taza y la dejó sobre la mesilla de noche, en parte para que no le estorbase y en parte porque sentía que, si seguía sujetándola, se notaría que las manos se le habían puesto a temblar. Tras unos segundos callado para asimilar la pregunta, clavó la mirada en Evan y frunció el ceño.
- ¿Qué? -. La pregunta era retórica. Él la había entendido perfectamente y Evan lo sabía, pero de algún modo no podía solo decirle que si o que no y quedarse tan tranquilo. El otro pareció comprenderlo y le dejó un momento para pensar.
Caelan se sintió estúpido. ¿Por qué no podía responder y apartar de una vez por todo aquella incomodidad de su cabeza? Un decidido "Por supuesto que no" presionaba fuertemente su garganta, pero no se decidía a dejarlo salir. ¿Qué era lo que se lo impedía? ¿Por qué no podía decirle aquello a Evan? Apretó los labios y lo miró con rencor.
- ¿Por qué? - respondió al fin sin dar ninguna respuesta en realidad. Tamborilleó con los dedos sobre su muslo. - ¿Por qué debería rendirte explicaciones a ti? - Hizo una pausa y añadió, en un tono más calmado - ¿Tanto te interesa Aiwe?
- ¿Qué? -. La pregunta era retórica. Él la había entendido perfectamente y Evan lo sabía, pero de algún modo no podía solo decirle que si o que no y quedarse tan tranquilo. El otro pareció comprenderlo y le dejó un momento para pensar.
Caelan se sintió estúpido. ¿Por qué no podía responder y apartar de una vez por todo aquella incomodidad de su cabeza? Un decidido "Por supuesto que no" presionaba fuertemente su garganta, pero no se decidía a dejarlo salir. ¿Qué era lo que se lo impedía? ¿Por qué no podía decirle aquello a Evan? Apretó los labios y lo miró con rencor.
- ¿Por qué? - respondió al fin sin dar ninguna respuesta en realidad. Tamborilleó con los dedos sobre su muslo. - ¿Por qué debería rendirte explicaciones a ti? - Hizo una pausa y añadió, en un tono más calmado - ¿Tanto te interesa Aiwe?
Caelan- Mensajes : 393
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: La primera resaca.
- Me gusta mucho. - respondió. Le hubiera gustado ponerse a pensar por qué Caelan había contestado a su pregunta con otra pregunta, pero no era un buen momento para quedarse callado. - No me gustaría enamorarme de ella ni de nadie, pero si me das a entender que tengo el camino libre, estoy seguro de que poco podrá hacer mi voluntad contra mis deseos de estar con ella.- confesó.
En parte era verdad. Desde que había notado que Aiwe le interesaba de manera especial, había intentado acallar sus sentimientos. Buscó excusas para deslusionarse de ella, no quería meterse en líos sentimentales. Pero lo hecho, hecho estaba, y ahora se encontraba más liado de lo que hubiese pensado en el pasado.
Se fastidió consigo mismo por ser tan bipolar en el asunto. Habría sido mucho más sencillo optar por matar o por morir, pero no podía elegir ninguna de las dos opciones, su cabeza era una laguna de pensamientos confusos.
Se llevó la mano que tenía libre a su cara, cubriéndose los ojos con fuerza. -Qué demonios... ¡no niegues algo que puedo ver!- se quejó, para luego mirarlo con desesperación - ¡No tengo idea de lo que sientes pero sé que hay algo. Y si me dejas el camino libre no la volverás a recuperar! - completó, levantándose de la cama de un furioso salto.
No sabía por qué le estaba advirtiendo aquello. Hubiese sido cien veces más fácil jugar sucio y mantenerse al margen. Pero algo en el profesor de fuego le inspiraba respeto. Ese hombre, a fin de cuentas, se había convertido en su rival.
En parte era verdad. Desde que había notado que Aiwe le interesaba de manera especial, había intentado acallar sus sentimientos. Buscó excusas para deslusionarse de ella, no quería meterse en líos sentimentales. Pero lo hecho, hecho estaba, y ahora se encontraba más liado de lo que hubiese pensado en el pasado.
Se fastidió consigo mismo por ser tan bipolar en el asunto. Habría sido mucho más sencillo optar por matar o por morir, pero no podía elegir ninguna de las dos opciones, su cabeza era una laguna de pensamientos confusos.
Se llevó la mano que tenía libre a su cara, cubriéndose los ojos con fuerza. -Qué demonios... ¡no niegues algo que puedo ver!- se quejó, para luego mirarlo con desesperación - ¡No tengo idea de lo que sientes pero sé que hay algo. Y si me dejas el camino libre no la volverás a recuperar! - completó, levantándose de la cama de un furioso salto.
No sabía por qué le estaba advirtiendo aquello. Hubiese sido cien veces más fácil jugar sucio y mantenerse al margen. Pero algo en el profesor de fuego le inspiraba respeto. Ese hombre, a fin de cuentas, se había convertido en su rival.
Re: La primera resaca.
Caelan frunció el ceño mientras lo escuchaba. Una parte de él se mantuvo impasible ante sus palabras y se limitó a mirarlo con los ojos entornados y expresión de perdonavidas, pero otra parte de sí, una parte que no conocía mucho y parecía ser muy poderosa, rugió. <<Me gusta mucho>>, <<Poco podrá hacer mi voluntad contra mis deseos de estar con ella>>. Aquellas palabras se clavaron en sus oídos y lo obligaron a cerrar los ojos con fuerza para no saltar.
A él no se le daba bien actuar bajo presión. No se le daba bien porque su cerebro se colapsaba, la cabeza comenzaba a dolerle y no podía pensar con claridad. Entonces, no podía actuar. Caelan era un hombre que tomaba decisiones cuando estaba solo, fumándose un cigarrillo y después de beberse un buen vaso de vodka de mora, no sentado en una habitación de sábanas rosas y muebles de madera blanca, con un hombre alterado delante que gritaba que estaba enamorado de la mujer a la que él amaba.
Abrió los ojos otra vez al darse cuenta de lo que acababa de pensar.
"¡No!", se dijo, pero la parte de él que rugía, saltó alegremente y respondió con sencillez "claro que sí".
Fulminó a Evan con la mirada pero fue incapaz de decirle nada, porque de algún modo veía que él lo había calado demasiado precisamente y no podía recriminarle aquello. Se levantó con los puños apretados.
- No tienes ni idea - siseó, aunque ni él mismo fue consciente del todo del significado de sus palabras. - No pretendas hacerme creer algo así.
Se dio la vuelta para dirigirse a la puerta, con las palabras del profesor de arte (<<Si me dejas el camino libre no la volverás a recuperar>>) resonando en su cabeza con energía. Un poco confuso, Caelan las mandó a callar.
"De ninguna manera", se dijo. Demasiado confundido para ser consciente de lo que pensaba, se dijo que no iba a dejarle las cosas tan fáciles ni el camino tan sencillo a Evan. Lucharía por lo que él quería. "En cuando descubra qué es eso".
Luego, se marchó.
A él no se le daba bien actuar bajo presión. No se le daba bien porque su cerebro se colapsaba, la cabeza comenzaba a dolerle y no podía pensar con claridad. Entonces, no podía actuar. Caelan era un hombre que tomaba decisiones cuando estaba solo, fumándose un cigarrillo y después de beberse un buen vaso de vodka de mora, no sentado en una habitación de sábanas rosas y muebles de madera blanca, con un hombre alterado delante que gritaba que estaba enamorado de la mujer a la que él amaba.
Abrió los ojos otra vez al darse cuenta de lo que acababa de pensar.
"¡No!", se dijo, pero la parte de él que rugía, saltó alegremente y respondió con sencillez "claro que sí".
Fulminó a Evan con la mirada pero fue incapaz de decirle nada, porque de algún modo veía que él lo había calado demasiado precisamente y no podía recriminarle aquello. Se levantó con los puños apretados.
- No tienes ni idea - siseó, aunque ni él mismo fue consciente del todo del significado de sus palabras. - No pretendas hacerme creer algo así.
Se dio la vuelta para dirigirse a la puerta, con las palabras del profesor de arte (<<Si me dejas el camino libre no la volverás a recuperar>>) resonando en su cabeza con energía. Un poco confuso, Caelan las mandó a callar.
"De ninguna manera", se dijo. Demasiado confundido para ser consciente de lo que pensaba, se dijo que no iba a dejarle las cosas tan fáciles ni el camino tan sencillo a Evan. Lucharía por lo que él quería. "En cuando descubra qué es eso".
Luego, se marchó.
Caelan- Mensajes : 393
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: La primera resaca.
Evan se quedó observando con los ojos entrecerrados hacia la puerta, luego de que ésta sonara fuertemente al cerrarse. Caelan se había marchado, pero lo poco que había mencionado antes de irse todavía resonaba en su cabeza: "No tienes ni idea [...] No pretendas hacerme creer algo así".
Se dejó caer nuevamente en la cama, recostándose para observar el techo. [[...¿Qué quiso decir con eso?...]] se preguntó a si mismo. [[...¿Entonces realmente la ama?... Pero por qué no me lo dijo directamente?... O ni él mismo lo tiene claro?...]]. Se quedó observando el techo un rato, perdido en sus pensamientos, las últimas palabras de Caelan lo habían desconcertado. Al cabo de unos minutos, volvió a sentir cómo le pesaban los párpados, y por poco se queda dormido, pero el sonido de la puerta del baño abriéndose se lo impidió.
Se dejó caer nuevamente en la cama, recostándose para observar el techo. [[...¿Qué quiso decir con eso?...]] se preguntó a si mismo. [[...¿Entonces realmente la ama?... Pero por qué no me lo dijo directamente?... O ni él mismo lo tiene claro?...]]. Se quedó observando el techo un rato, perdido en sus pensamientos, las últimas palabras de Caelan lo habían desconcertado. Al cabo de unos minutos, volvió a sentir cómo le pesaban los párpados, y por poco se queda dormido, pero el sonido de la puerta del baño abriéndose se lo impidió.
Re: La primera resaca.
Aiwe liberó su pelo del recogido que se había hecho para parecer un poco más decente y se miró al espejo del baño. Realmente estaba espantosa, tenía los ojos rojos de tanto llorar abrazada a Evan, los pelos indescriptibles de tanto tocarse la cabeza, estaba roja como un tomate portado lo ocurrido y el camisón le estaba demasiado pequeño para que pudiera gustarle como le quedaba. – No voy a beber más – susurró como conclusión. Se quitó el camisón y entró a la bañera, el agua estaba caliente y la cubría toda. Echó la cabeza para atrás cerró los ojos y respiró profundamente.
Con los ojos aún cerrados volvió a recordar lo pasado la tarde anterior. Una sonrisa apareció en su rostro, hacía demasiado tiempo que no sentía nada parecido. El corazón se le volvió a acelerar solo de pensarlo. Se mordió el labio esperando recordar el sabor de los labios de Evan, y aunque ya no estaba allí ella lo sintió igualmente porque lo había guardado en su cabeza. Después de todo el alcohol tenía cosas buenas, no lo habría hecho de ir sobria y es una cosa de la que se hubiera arrepentido. Una pregunta asolaba su mente, si no hubiera pensado en Caelan y hubiera parado a Evan, ¿habrían llegado hasta el final? Tal y como se encontraba ella seguro, pero no estaba segura de si Evan hubiera continuado o la habría dejado. Después de todo ella iba muy borracha, quizá hubiera parado a tiempo.
Abrió los ojos y miró el techo. – Caelan… - dijo casi sin darse cuenta borrando esa sonrisa de niña adolescente que tenía puesta. Hundió la cara en el agua de manera que solo tenía los ojos fuera e hizo burbujitas. El profesor de fuego siempre tenía que estar allí. Aiwe cerró fuerte los ojos para borrarlo de su mente pero no podía. Como más quería que se fuera, más pensamientos relacionados con él tenía. Paró de hacer burbujas, sacó la boca del agua y suspiró.
Se había fijado en él cuando estudiaba. En la llamada edad del pavo Aiwe estaba más que revolucionada y Fred, su novio des de que eran niños, se le antojó poca cosa y fijó el listón más alto, por lo que dejó a Fred y empezó a poner la vista en el profesor de fuego. Aprovechó que Ayashi también tenía la mirada fija en Aurora para ir a espiarlos juntos. Y así empezó, poco a poco a enamorarse del profesor. A sus 16 años ya tenía claro que quería acabar con él, esa fue unas de las cosas que le ayudaron a decidir que se quería ser profesora. Volvió a echar la cabeza hacía atrás y cerró los ojos. Quizá olvidarlo era una mala idea, quizá debería buscar otro camino… Se puso las manos en al cabeza, aún le dolía un poco y pensando en eso el dolor se acrecentaba. Se miró las manos, empezaban a estar arrugadas por lo que decidió acabar de lavarse el pelo.
Una vez fuera de la bañera se colocó el vestido que le había dado Evan y se miró al espejo. Cerró los ojos e hizo que el aire entrara al baño y le secara el pelo. Ahora estaba perfecta, como siempre. Ya casi no le dolía la cabeza, sonrió. Se giró para la puerta, para salir cuando recordó que fuera estaban Caelan y Evan. Se sentó en la silla de su tocador apoyó los codos en las rodillas y dejó caer su cara en sus manos. – Y ahora… ¿Qué se supone que debo hacer? – Se preguntó en voz alta. Suspiró. Debía salir con una sonrisa en la boca, como si nada hubiera pasado o debía salir con cara de víctima, dispuesta a… a… a ¿qué? Negó con la cabeza, volvía a sentir punzadas de dolor por lo que decidió levantarse, armarse de valor, esbozar al mejor de sus sonrisas y salir ahí fuera y que fuera lo que dios quisiera.
Abrió la puerta y buscó a los chicos. Su sonrisa pasó a una cara de sorpresa, pues Caelan se había ido y Evan estaba estirado en su cama con cara de sueño. Se acercó a él, nerviosa, sin saber que decirle. El profesor de arte abrió los ojos en cuando se acercó. Le sonrió - ¿Has dormido poco? ¿Tanto he llorado? – preguntó por decir algo.
Con los ojos aún cerrados volvió a recordar lo pasado la tarde anterior. Una sonrisa apareció en su rostro, hacía demasiado tiempo que no sentía nada parecido. El corazón se le volvió a acelerar solo de pensarlo. Se mordió el labio esperando recordar el sabor de los labios de Evan, y aunque ya no estaba allí ella lo sintió igualmente porque lo había guardado en su cabeza. Después de todo el alcohol tenía cosas buenas, no lo habría hecho de ir sobria y es una cosa de la que se hubiera arrepentido. Una pregunta asolaba su mente, si no hubiera pensado en Caelan y hubiera parado a Evan, ¿habrían llegado hasta el final? Tal y como se encontraba ella seguro, pero no estaba segura de si Evan hubiera continuado o la habría dejado. Después de todo ella iba muy borracha, quizá hubiera parado a tiempo.
Abrió los ojos y miró el techo. – Caelan… - dijo casi sin darse cuenta borrando esa sonrisa de niña adolescente que tenía puesta. Hundió la cara en el agua de manera que solo tenía los ojos fuera e hizo burbujitas. El profesor de fuego siempre tenía que estar allí. Aiwe cerró fuerte los ojos para borrarlo de su mente pero no podía. Como más quería que se fuera, más pensamientos relacionados con él tenía. Paró de hacer burbujas, sacó la boca del agua y suspiró.
Se había fijado en él cuando estudiaba. En la llamada edad del pavo Aiwe estaba más que revolucionada y Fred, su novio des de que eran niños, se le antojó poca cosa y fijó el listón más alto, por lo que dejó a Fred y empezó a poner la vista en el profesor de fuego. Aprovechó que Ayashi también tenía la mirada fija en Aurora para ir a espiarlos juntos. Y así empezó, poco a poco a enamorarse del profesor. A sus 16 años ya tenía claro que quería acabar con él, esa fue unas de las cosas que le ayudaron a decidir que se quería ser profesora. Volvió a echar la cabeza hacía atrás y cerró los ojos. Quizá olvidarlo era una mala idea, quizá debería buscar otro camino… Se puso las manos en al cabeza, aún le dolía un poco y pensando en eso el dolor se acrecentaba. Se miró las manos, empezaban a estar arrugadas por lo que decidió acabar de lavarse el pelo.
Una vez fuera de la bañera se colocó el vestido que le había dado Evan y se miró al espejo. Cerró los ojos e hizo que el aire entrara al baño y le secara el pelo. Ahora estaba perfecta, como siempre. Ya casi no le dolía la cabeza, sonrió. Se giró para la puerta, para salir cuando recordó que fuera estaban Caelan y Evan. Se sentó en la silla de su tocador apoyó los codos en las rodillas y dejó caer su cara en sus manos. – Y ahora… ¿Qué se supone que debo hacer? – Se preguntó en voz alta. Suspiró. Debía salir con una sonrisa en la boca, como si nada hubiera pasado o debía salir con cara de víctima, dispuesta a… a… a ¿qué? Negó con la cabeza, volvía a sentir punzadas de dolor por lo que decidió levantarse, armarse de valor, esbozar al mejor de sus sonrisas y salir ahí fuera y que fuera lo que dios quisiera.
Abrió la puerta y buscó a los chicos. Su sonrisa pasó a una cara de sorpresa, pues Caelan se había ido y Evan estaba estirado en su cama con cara de sueño. Se acercó a él, nerviosa, sin saber que decirle. El profesor de arte abrió los ojos en cuando se acercó. Le sonrió - ¿Has dormido poco? ¿Tanto he llorado? – preguntó por decir algo.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
Re: La primera resaca.
Abrió los ojos. Era Aiwe, y se podía ver que el baño la había renovado. No tenía fuerzas para sonreir, pero lo hizo de todas formas al ver lo hermoso que le quedaba ese vestido.
Estaba por decirle que Caelan se había marchado, aunque ella ya lo había podido comprobar con sus propios ojos, y la verdad, no tenía ganas de volver a mencionarlo tampoco.
- No te preocupes - dijo - Hace días que no puedo dormir bien por las noches - devolvió la vista al techo. Estaba muy cansado, estresado y amargado, y el hecho de pensar que se iría enseguida era lo que peor le sabía.
Tomó la mano de Aiwe y la dejó caer a su lado, abrazándola como la noche anterior, pero sin tantas fuerzas.
-Aiwe...- suspiró, pero no pudo continuar hablando. [[...¿Qué voy a hacer contigo?...]] le hubiera gustado decir, pero eso sólo la habría confundido más. La profesora de viento lo miraba un poco confundida, esperando que completara la frase. -...sin duda....- hizo una pausa - hueles mejor que anoche! - bromeó riéndose.
Se sintió aliviado, esa broma le había abierto paso a poder cambiar la cara lamentable que traía hasta hace unos segundos. Siguió riendo, ahora tarareando un poco el ritmo de la canción que ella se había pasado cantando la tarde anterior durante todo el camino. Cuanto más recordaba las escenas de ella con la conciencia poco presente, más se burlaba y reía.
Finalmente, luego de liberar un poco de tensión, calmó su risa, le dio un largo beso en la frente y se levantó de un salto. Se acomodó en silencio el pelo, la ropa y los zapatos. Y al terminar, se dio vuelta para mirarla - Me voy - sonrió.
Luego de darle la espalda para dirigirse a la puerta, no volvió a mirarla. De haberlo hecho se habría arrepentido de marcharse. Abrió la puerta, dubitativo, pero al ver la luz del pasillo y respirar un nuevo aire, se animó por fin a cruzar.
Estaba por decirle que Caelan se había marchado, aunque ella ya lo había podido comprobar con sus propios ojos, y la verdad, no tenía ganas de volver a mencionarlo tampoco.
- No te preocupes - dijo - Hace días que no puedo dormir bien por las noches - devolvió la vista al techo. Estaba muy cansado, estresado y amargado, y el hecho de pensar que se iría enseguida era lo que peor le sabía.
Tomó la mano de Aiwe y la dejó caer a su lado, abrazándola como la noche anterior, pero sin tantas fuerzas.
-Aiwe...- suspiró, pero no pudo continuar hablando. [[...¿Qué voy a hacer contigo?...]] le hubiera gustado decir, pero eso sólo la habría confundido más. La profesora de viento lo miraba un poco confundida, esperando que completara la frase. -...sin duda....- hizo una pausa - hueles mejor que anoche! - bromeó riéndose.
Se sintió aliviado, esa broma le había abierto paso a poder cambiar la cara lamentable que traía hasta hace unos segundos. Siguió riendo, ahora tarareando un poco el ritmo de la canción que ella se había pasado cantando la tarde anterior durante todo el camino. Cuanto más recordaba las escenas de ella con la conciencia poco presente, más se burlaba y reía.
Finalmente, luego de liberar un poco de tensión, calmó su risa, le dio un largo beso en la frente y se levantó de un salto. Se acomodó en silencio el pelo, la ropa y los zapatos. Y al terminar, se dio vuelta para mirarla - Me voy - sonrió.
Luego de darle la espalda para dirigirse a la puerta, no volvió a mirarla. De haberlo hecho se habría arrepentido de marcharse. Abrió la puerta, dubitativo, pero al ver la luz del pasillo y respirar un nuevo aire, se animó por fin a cruzar.
Re: La primera resaca.
- No te preocupes. Hace días que no puedo dormir bien por las noches - dijo Evan con la cara muy seria. Aiwe lo miró, preocupada, iba a decirle algo pero el profesor le cogió la mano y la colocó a su lado, ella se dejó hacer. También se dejó abrazar, esperó que eso lo hiciera sentir mejor. No le gustaba verlo tan serio.
-Aiwe...- levantó la vista hacía él al oír su nombre. Evan hizo una pausa, Aiwe la miró con una cara confundida, pero esperó a que siguiera antes de empezar a hacer hipótesis de lo podría decir o ocurrir a continuación. -...sin duda....- siguió ante la mirada de Aiwe - hueles mejor que anoche! - bromeó riéndose. Aiwe hizo ver que lo empujaba, enfadada aunque poco le duró porque ella también empezó a reír. Vio que Evan también cambió la cara y empezó a reírse. Estuvieron un rato riéndose con las escenas graciosas qeu Aiwe protagonizó el día anterior debajo los efectos del alcohol.
Evan empezó a calmar su risa y la besó en la frente. Aiwe se puso roja mientras él se levantaba y se acomodaba todo él. Se anunció que se iba y se fue, sin ver que ella le sonreía y le hacía adiós con la mano. Una vez la puerta se cerró detrás de él, Aiwe suspiró se abrazó al cojín donde había estado Evan y se durmió.
-Aiwe...- levantó la vista hacía él al oír su nombre. Evan hizo una pausa, Aiwe la miró con una cara confundida, pero esperó a que siguiera antes de empezar a hacer hipótesis de lo podría decir o ocurrir a continuación. -...sin duda....- siguió ante la mirada de Aiwe - hueles mejor que anoche! - bromeó riéndose. Aiwe hizo ver que lo empujaba, enfadada aunque poco le duró porque ella también empezó a reír. Vio que Evan también cambió la cara y empezó a reírse. Estuvieron un rato riéndose con las escenas graciosas qeu Aiwe protagonizó el día anterior debajo los efectos del alcohol.
Evan empezó a calmar su risa y la besó en la frente. Aiwe se puso roja mientras él se levantaba y se acomodaba todo él. Se anunció que se iba y se fue, sin ver que ella le sonreía y le hacía adiós con la mano. Una vez la puerta se cerró detrás de él, Aiwe suspiró se abrazó al cojín donde había estado Evan y se durmió.
Aiwe- Mensajes : 520
Fecha de inscripción : 19/01/2011
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