Respirando

Tomas entreabrió sus labios de nuevo, sin que la voz pudiera atravesar su garganta. Nerine parecía comenzar a ponerse nerviosa, y miró velozmente a su alrededor, buscando lo que había bloqueado tanto al chico con la mirada, quizá. No imaginaría que aquello que buscaba estaba justo delante de él.
Pero, ¿cómo podía concluir aquellas palabras, cómo iba a expresar sus pensamientos en voz alta? Tomas estaba bloqueado, intentando convencerse de que aquello no era verdad, de que lo que estaba sintiendo no era más que una estupidez. Pero notaba como se aceleraba su corazón cada vez que volvía a mirarla, y como temblequeaba, y como sus mejillas se encendían. Todo parecía tener sentido ahora, pero... a ese precio...
Se atrevió a volver a levantar sus ojos hacia la niña, pero en ese instante... también su rostro se acercó. Su cuerpo había reaccionado de repente, y se movía sin que él lo estuviese controlando.
"Pero, ¿qué estoy haciendo...?"
Entonces, todavía sin responder a su propia pregunta interior, cerró los ojos y acercó con sumo cuidado sus labios... hasta los de Nerine.


(Vale, se me ha ido muchísimo la pinza, lo siento!! XD! Pero esk llevo tres días con la vena romantica, era inevitable que me saliese esto... Sabía que me iba a pasar, no me he podido contener, jeje... pero lo siento, lo sientooo, te tenía que haber preguntado antes de tener mi ida de pinza, lo sé xD!)
(De todas formas, no tiene por qué besarla; si no quieres que se besen apartate y punto xD! O borro yo el párrafo... pero se puede apartar perfectamente ella jeje!)

Nerine parpadeó, confusa, al no encontrar nada que le indicase el por qué de esa actitud extraña de Tomas. Volvió a fijar la vista en él y se dio cuenta de que el muchacho se había inclinado un poco en su dirección, por lo que la primera reacción de la niña fue tensarse y echarse levemente hacia atrás. Abrió los ojos con sorpresa y se quedó muy quieta, pues no entendía nada, y cuando vio que los ojos de Tomas se cerraban, parpadeó otra vez. Una mano grande se posó en su hombro y Nerine la miró una fracción de segundo antes de volver la cabeza hacia su amigo y preguntarse por qué... Por qué... ¿Por qué estaba tan cerca? ¿Por qué se sentía todo tan extraño y confuso? Se quedó muy quieta y esperó.



(¡Aw! Mira, yo te lo advertí xD Ella no se entera de nada, no sabe qué está pasando y está echa un lío. Si Tomas la besa, que te doy absoluto permiso, aviso de que se saturará xD Advertencia hecha jajaja)

A pesar de que todavía mantenía sus ojos entornados, Tomas consiguió frenarse por unos instantes, mantenerse quieto y tratar de percibir lo que la niña estaba haciendo antes de atreverse a actuar. Parecía tensa, y se había echado unos centímetros hacia atrás.
Abriendo un poco los ojos, Tomas frunció los labios y respiró hondo. Ella no aparentaba comprender sus intenciones, ni siquiera él entendía muy bien aquello que le estaba ocurriendo. Nunca había sentido la necesidad de dejarse llevar así por sus emociones.
Permaneció así, quieto, inmóvil, durante unos minutos más.
El momento era perfecto, y tal vez nunca más fuese a tener otra nueva oportunidad como aquella.
Pero, finalmente, y sujeto a la tensión de la niña que parecía haberse transmitido hasta él, Tomas volvió a apartarse.

Quizá lo había hecho porque no quería perder la amistad de Nerine, porque tal vez ella no esperase ese gesto, o por otras millones de razones. Pero, en ese instante, Tomas sólo podía sentirse derrotado. Como si hubiese sido demasiado cobarde. Tragó saliva, y juntó sus manos, viendo como el sentimiento tan apasionado que acababa de percibir se evaporaba hasta dejar paso a una leve sensación de rabia... y de pena.
Suspiró.

(No me arriesgo a saturar a Nerine xD! No sabía que poner, me he puesto a escribir y al final me ha salido que no hubiese beso ! Tomas tendrá que esperar jeje)

Nerine observó atentamente todo el cambio de emociones que pareció sufrir el rostro de Tomas, un poco preocupada, porque no entendía nada y él parecía estar nervioso, y luego decepcionado, y luego un poco enfadado y, finalmente, triste. La niña apretó los labios y bajó la cabeza. ¿Había sido por su culpa? ¿Había dicho o hecho algo que hubiera provocado aquello en su amigo? Se relajó cuando Tomas soltó aquel suspiro cansado y se echó hacia atrás apoyando la espalda en el tronco del árbol de nuevo.
- Eso ha sido un poco... Raro - se atrevió a comentar ella finalmente, entre confusa y cortada. Tomas entreabrió un ojo con pereza y ella lo miró con timidez. Finalmente, viendo que él no parecía querer responder nada, y tras tamborillear con los dedos sobre la falda de su vestido una canción entera, Nerine suspiró también. - Creo que... Mejor me voy.
No sabía qué había dicho o qué había hecho para molestar a Tomas, pero supuso que el muchacho estaba cansado y necesitaba pensar. Se incorporó levemente y reprimió las ganas de abrazarle y decirle que todo estaba bien.

Sin poder todavía pronunciar nada, Tomas observó por el rabillo del ojo cómo Nerine se ponía en pie y, cuando tras esperar unos segundos se volteó y comenzó a marcharse, el chico se atrevió a alzar su mirada y observarla alejarse. Seguramente era lo mejor que podía hacer en ese momento. Marcharse antes de que a él volviesen a cruzársele los cables.
Aquello no le gustaba. No le gustaba nada. Porque una vez descubiertos sus sentimientos, Tomas no podría volver a dejar que la niña durmiese en su habitación, y ponerse nervioso "sin saber por qué", o dejarle que le diese besos en la mejilla y notar que su corazón se iba a salir de su pecho, o volar con ella en brazos sin más. Ahora, ese pensamiento al que tanto le había costado llegar le retumbaría siempre por la mente; no le dejaría volver a creer que Nerine y él eran amigos, y que aquello tenía que ser siempre así.
Porque para Nerine sí que tenía que ser siempre así; ella no alcanzaba a suponer nada, había seguido mostrándose tan inocente como siempre.
Pero él lo veía todo de manera muy distinta.
-No, no, no... -repitió, dejándose caer sobre la hierba y cerrando de nuevo los ojos- Esto no está bien...
Sin embargo, daba igual que lo repitiese cien o mil veces más. Él no podía elegir lo que sentía o dejaba de sentir.
El mal ya estaba hecho.

(Final, cuanto menos, sorprendente XD!)