Baile Navideño: Xiomei y Yuki

Xiomei miró por la ventana, el cielo oscureciendo en el horizonte. Pronto sería un año nuevo. Ling se le puso en el regazo, aun con el uniforme puesto, aunque hacía horas que habían terminado las clases. Suspiró, acariciando a la ardilla, despacio, pensativa. Dentro de poco sería el gran baile de Navidad, y ella estaba allí, en su habitación, sola. Bajó la mirada, deseaba ir al baile con Yuki, pero sabía que no podían verlos juntos, y eso le dolía. Miró al roedor, ladeando la cabeza.

-¿Qué puedo hacer, Ling? No lo he visto en días y... esta es la última noche del año... Me gustaría verlo...-entonces, se le vino una idea a la cabeza, abriendo los ojos- Los profesores tienen que estar en el salón todos... Así que Yuki-sensei estará allí... ¿Y si me cruzara con él de casualidad en el baile? -sonrió, levantándose enérgicamente de la repisa de la ventana y dirigiéndose al armario, para buscar algo que ponerse.

Rebuscó rápidamente en el armario, sabía que le quedaba poco tiempo antes de que empezara el baile. Entonces vio el traje que le regaló Yuki, aquel precioso y sencillo vestido azul... Pero, aunque quisiera ponérselo, debería ir con un vestido mejor arreglado para la ocasión. hasta que vio el vestido que tanto le gustaba, un vestido blanco y rosa, de palabra de honor, corto por as rodillas. Dos grandes capas con volantes como falda, con una rosa roja en su pecho prendida. Unos tacones no muy altos blancos en sus pies de porcelana, mientras abría la puerta.

Salió corriendo, estaba escuchando la música tocar ya. Sabía que llegaba tarde, y casi se cae varias veces, pero consiguió entrar antes de que las puertas se cerraran a su paso. Mirando alucinada la gran lámpara de araña en el techo, caminó, intentando encontrar a Yuki, aunque no lo veía por ninguna parte, algo que hizo que se entristeciera bastante.

Yuki no se había arreglado mucho aquella noche porque no tenía muchas ganas de estar en un baile al cual casi no le estaba permitido pasárselo bien ya que se había comprometido a hacer gran parte de las guardias y estar vigilante de que nadie boicoteara la fiesta por ningún motivo. Por ello Yuki iba elegante pero no tanto como todos los alumnos y alumnas de la academia, el como siempre pasaba desapercibido, nadie se fijaba en él, no llamaba la atención y aquello en parte lo agradecía, no tenía ganas de estar pendiente de nadie. Lo único que en realidad deseaba y anhelaba era poder ver aunque solo sea de lejos a Xio. Por más que el quisiera,, por más que su corazón la deseara, no podría acercársele para cortejarla ni para hacer nada como pareja, aún deseándolo como lo hacía. Solo sabia imaginársela como estaría vestida con el traje de noche bailando con él y sonriendo tanto como ella sabía hacerlo, de aquella manera que a Yuki le hacia volverse loco. Nüse tendría que haber estado junto a él aquella noche pero el lobo añoraba a Folkan y se fue al granero a llorar su ausencia triste y abatido.
- Iré luego a llevarle algo de comida, el pobre debe tener mucha hambre.
El chico estaba situado a espaldas a la gran puerta del salón y se volteó suspirando con un vaso de ponche entre las manos cuando alzó la mirada vio a lo lejos una silueta, aquella figura delgada y chiquitina la conocía perfectamente, tanto que le provocó que la piel del chico se pusiera de gallina. Sus ojos solo contemplaban la enorme belleza de Xio, por todas aquellas emociones y por el hecho de que se había puesto colorado al verla tan hermosa y elegante a Yuki le había entrado al vergüenza y se escondió tras la mesa de las bebidas.

Xiomei recorrió toda la sala con la mirada, intentando ver el pelo anaranjado de su amor. Peor no lo vio. Solo vio parejas y más parejas, sintiéndose algo sola- No tenía a Ling sobre su hombro tampoco, así que no sabía qué hacer.
Se dirigió hacia la puerta, con la cabeza cabizbaja y con deseos de no haberse arreglado tanto para nada. Casi lloraba.

En ese momento, cuando alzaba una mano hacia el pomo de a puerta de entrada, un chico de pelo dorado le cogió esa mano y le habló, pidiéndole que le acompañara esa noche. Xio, como no quería negarse ante aquel apuesto chico, le contestó que sí, y fue con él a la pista a bailar.

Era más alto que ella, y, al mirarlo, no pudo evitar sonrojarse, pues era muy atractivo. Lo pasó bien en ese momento, su vestido moviéndose al son de la música, cosa que a ella le encantaba. Aunque, en un momento, el chico le rodeó la cintura y la atrajo hacia él, tumbándola a un lado y acercando su boca a la de ella.

Xio abrió los ojos, en blanco. No sabía que hacer en aquel instante. No le gustó aquello. Toda su alegría se desvaneció. En esos momentos, solo quería que estuviera allí Yuki, y el fuera el que estuviera a punto de besarla. Las lágrimas le desbarataron el maquillaje, siendo sus lágrimas negras en vez de transparentes.

Yuki decidió a salir de su escondite para afrontar la realidad y cuando estuvo a punto de ir tras Xio y hacer el encontronazo como el que no quiere la cosa pudo ver como un chico mas o menos de su edad la invitaba a bailar.

" Ese de ahí debería ser yo, yo debería acompañarla y hacerla reír y sonrojar." Aprieta los puños hasta hacerse daño. El pelirrojo estuvo contemplando la linda pareja hasta que el chico decidió acabar al tema con una pose muy sensual y con su boca muy cerca de la de la chica. Yuki enfureció pero sabia que no debía perder los nervios, estaban en la escuela, delante de todos, y podría meterse en un lío. Pero no podía soportar ver a su chica, a Xio en manos de otro hombre y a punto de besarla.

Yuki paso por su lado caminando muy rápido pero no se les hacerco, simplemente estaba serio, muy serio, tanto que no parecía él y lo único que hizo fue mirar de lejos a Xio y luego salir por la puerta que dava a una enorme balconada que estaba adornada con luces y flores ( por cuenta suya claro).

"Maldición, que hago? no se que hacer...ella es mía, pero no puede estar a mi lado...no el convengo...no puedo darle el amor que necesita" pegó un fuerte puñetazo sobre la balaustrada de piedra haciéndose daño en la muñeca.

Y, justo cuando los labios del chico se posaban en los de ella. vio a Yuki pasar a su lado. Su mundo se detuvo. ¿La había visto? ¿Había visto cómo bailaba con ese chico y ahora estaban...? Una rabia le recorrió por dentro y, sin previo aviso, empujó al muchacho de pelo dorado que la agarraba, deshaciéndose de él. Le dio una torta en la mejilla; todos los presentes mirando a los dos jóvenes. Sin decir nada más, la chica miró a los lados, hasta ver el balcón por donde Yuki se había metido.

Corrió hasta allí, las lágrimas negras pintádole la cara. Asomó un poco la cabeza por el ventanal, observando como el profesor le pegaba un puñetazo a la baranda de piedra. Se mantuvo un poco allí, sin acercarse, simplemente mirándolo. Después, se acercó, despacio, y le cogió la mano dolorida por atrás, no quería que la viera.

-Te vas a hacer más daño si se te ocurre darle otra vez, Yuki-sensei... -dijo, acariciando su mano y después acercándosela a sus labios, para darle un tierno beso en el reverso.

Yuki se sorprendió al ver a la chica tras él desviando la cara para que no se la viera, no quería que Xio le viera con esa cara de enfado y odio. Notó como los suaves y tiernos labios de la chica le besaban la mano herida pro el golpe.
Maldice mil veces que estén en la academia y no en cualquier otro lugar del planeta.

Se voltea lentamente cuando ya casi no parece estar nervioso. Y mira a Xio fijamente y la obliga a mirarlo a la cara. Abre mucho los ojos al ver la cara cubierta de rimel, sin darse cuenta sus manos dulcemente estaban retirándole las lagrimas rimelosas de las mejillas.

"Porque llora? Porque la asusté con ese hombre? o puede ser que ese bastardo la estuviera obligando..?" El rostro del chico se enfurece de nuevo ante aquella posibilidad. Al no poder soportar la duda decide preguntar.
- ¿Q-que te sucede Xio? ¿P-porque lloras?¿No te diviertes en la fiesta? Acaba de retirarle las lagrimas de su rostro intentando parecer el de siempre.

La pequeña vio como Yuki se daba la vuelta, seguidamente viendo como hacía que levantara la cabeza para mirarlo. Notó como las cálidas manos del hombre pasaban por sus mejillas, por su piel fría por culpa de las lágrimas. Sin más, cerró los ojos, escuchando las palabras de él y acariciándole las manos con las suyas, deseando estar en un lugar más íntimo, pero no podían, y lo sabía. Separó los labios, para hablar.

-No, no me divierto...-confesó, en no más de un susurro, abriendo los ojos- Vine aquí buscándolo, Yuki-sensei, pero, al entrar en el salón, no lo vi y me decepcioné bastante... Después, un chico me pidió que le concediera un baile, justo cuando me iba a ir de aquí. No pude decirle que no, me sentiría mal si se lo dijera, así que acepté. Bailamos y después se acercó a mí y... y me besó... Entonces vi cómo pasabas de largo y me asusté de que pensarás que... que... bueno... -apretó los labios, intentando no llorar, esperando que solo con eso entendiera el malentendido que se había producido en el interior del salón.

Yuki no podía verla llorar, su corazón se le oprimia con solo pensarlo, con solo imaginársela, aun mas si lo hacia delante de él. El chico la abrazó sin apenas pensarlo. La estrechó contra su pecho reconfortándola y agachando un poco la cabeza para que no lo vieran le susurró a al oído.
- Vida...vida...no llores, si lo haces me muero. Si me fui es porque me puse frenético al ver como otro te tenía entre sus brazos. Yo...yo solo te quiero para mi...Xio...- se le separa tenuemente mientras la obliga a mirarlo a los ojos. Su cara ya no parecía estar enfadada ni nada, simplemente era el de siempre, aunque un poco mas serio de lo normal. Ese Yuki la miraba intensamente.
El chico miró a su alrededor analizante y creó entorno ellos una espesa columna de rosas creciendo ascendientes, para cubrir a los dos amantes.
- Te quiero mi pequeña...eres mi sol...mi todo...- se le acerca tímidamente y aferrándola por la cintura la besa suave y dulcemente, ocultos entre su refugio de rosas.