Esperando algo bueno (libre)

El día estaba caluroso, el sol mostraba todo su esplendor al mismo tiempo que calentaba todo a su paso y las nubes parecieran que se hubiesen esfumado del cielo ese día. Apenas y había sombras donde refugiarse del calor y todos parecían haberse tomado el día libre, y con todos me refería incluso al encargado de las misiones que se llevan a cabo en la academia Radium Alba, Gungner.

La mañana la paso con ropas casuales, incluso alguien como él tendría calor ese día. Estuvo la mañana leyendo desde muy temprano en la biblioteca; libros sobre armas y alguna que otra novela ligera que conseguía terminar en poco tiempo. Luego de que lo echarán de la biblioteca por desordenar tantos libros al leerlos busco la manera de quitarse a Criss de encima luego de una charla de onii-san a onee-chan, es decir, uso una ballesta para pegar a la pequeña al árbol para poder irse tranquilamente por el pueblo más este lo aburrió al rato; la mayoría de las tiendas se encontraban cerradas por el calor, incluso las pocas personas que estaban en la plaza se marchaban a sus hogares para poder refugiarse del sol . Así que Gungner perdió el interés en la plaza y comenzó a caminar tranquilamente por allí, soltando uno que otro bostezo de aburrimiento hasta sin darse cuenta comenzó a pisar arena.

Al girar la cabeza pudo observar el océano que se extendía hasta el horizonte, en un bello color azul que brillaba bajo la luz del sol, se oía el ruido de las gaviotas que sobrevolaban las aguas y las olas rompiendo contra las rocas y la orilla de la arena, los cangrejos y pequeñas caracolas se veían en la arena y al caminar entre partes con rocas y agua podían observarse pequeños peces brillantes y estrellas de mar… Pero el lugar estaba completamente vacío - Siempre pensé que las personas iban al mar cuando hacía calor… - Susurró para sí mismo mientras rodeaba la costa a pie, dejando huellas en la arena a medida que caminaba, lo único que faltaba ver seria una sirena, aunque claro, tomando en cuenta que no son como la de la historia de “La Sirenita”, Gungner preferiría solo a una chica en traje de baño al menos.

Gungner se encontraba ausente en su mente cuando escucho una voz familiar llamarlo, cuando lo noto frunció un poco el ceño, pero aun así respondió con naturalidad - Hola enano pecoso - Se llevó las manos a los bolsillos mientras miraba con cara de pocos amigos a Charlie, no es que le callera algo mal, le caía malísimo ese mocoso y ahora que lo pensaba, que una sirena lo hipnotizara y devorará no estaría tan mal como oír al chico soltar preguntas sin si quiera respirar e invitándolo a sentarse a su lado pero aun así se resigno a responder sus preguntas - Me encuentro como siempre, simplemente no tenía nada que hacer y no... Gracias- Soltó un leve suspiro y sacando sus manos de los bolsillos se sentó a una distancia prudente del pecoso.

Sin tardar mucho tiempo escucho la voz familiar de otra persona, pero tampoco alguien en su lista de amigos, era el profesor Sirius, aquel que según Gungner "tenía la sonrisa chocante", y bien que le hacía enojar mirársela pues siempre le veía la misma cara - Hola... ¿Mal y usted? =n= - Nuevamente Gungner suspiró, comenzaba a pensar que la vida era una zorra por enviarles a estos dos en un día que seria hermoso para mirar a chicas en trajes de baño.

Gungner comenzaba a ver al mar disimuladamente, quizás si buscaba bien encontraría alguna criatura que se la devorase.

Claramente el mundo odiaba a Gungner, o al menos eso creía bien, estaba con dos de las cuatro personas que menos toleraba en todo el universo, Charlie y Sirius. Uno parecía un muchacho impertinente que parecía gozar de molestarlo y Sirius, pues... Tan solo su presencia era lo suficientemente molesta para sacarlo de sus casillas - No me llames Gun... - Refunfuño recargando la mejilla en la mano mientras miraba a un lado enojado, ahora que lo pensaba mejor, podría adiestrar alguna criatura marina que en vez de comérselo a él, comiera a Charlie para darle paz al mundo, de seguro mucha gente lo veneraría como un Dios si lograba su cometido, pero claro, Medea se enojaría así que mínimo le cortaba un brazo... Ok, no, Medea lo castraría por ello así que perdió interés en buscar como matar al chico sin dejar rastros ya que de una u otra manera Medea lo descubriría, después de todo, es toda una bruja.

- Hey - Llamo la atención de ambos colocando las manos a ambos lados, en la arena, mientras cerraba los ojos tranquilamente, sereno, tomando aire mientras la brisa marina pasaba por su piel antes de decir sus pensamientos, el más sincero y profundo que había dicho en toda su vida... Dijo - Los odio muchachos -

- Ese es el punto pecoso - Respondió al instante al ver el acto del chico quien se hacia el dolido - Pues existir - Dijo de nuevo arqueando una ceja mientras el chico seguía con el drama baratucho - Y él... Simplemente me molesta su sonrisa - Agrego luego de que señalaran a Sirius quien seguía sonriendo a pesar de todo. De un momento a otro Charlie se tumbo en la arena y mostro una sonrisa que a Gungner le desagrado, no porque sonriera, sino por el comentario - ¿Que tiene que ver Criss?... - Parecía algo molesto porque Charlie metiera en la conversación a la chica pero de un momento a otro se distrajo con la risa de Sirius, haciendo que frunciera un poco el ceño mientras tenía un pequeño tic en el ojo.

- No soy gracioso... - Reclamo ante las risas de Sirius para luego tomar una piedra cualquiera y tirarla al mar haciendo que diera varios saltos luego de hundirse en el agua ignorando el último comentario de Sirius pues la verdad no sabía como responder ante este, perdió por unos momentos la mirada en el agua que se movía lentamente frente a él rozando con la orilla de la arena.

Tomando una roca nuevamente antes de ver a Charlie hablar, si lo miraba en aquel momento de seguro hubiese lanzado a su rostro en vez de al mar haciendo que rebote dando saltos sobre el agua - Simplemente me caíste mal y curiosamente la primera vez que te vi estaba Criss presente, eso es todo - Respondió al oír al pelirrojo hablar para luego retirar su calzado y levantarse. Con las manos en los bolsillos camino hasta la orilla dejando que el agua rozara sus pies descalzos, sintiéndose menos acalorado a medida que caminaba un poco más adentro el agua, paso la mano por la cinta de su cabello y la soltó haciendo que su cabello revoloteara un poco con el viento.

Escucho a Sirius y suspiro nuevamente mirándolo de reojo ¿Que hacían ellos dos aun allí? - Ya... Tendré que aguantarla, después de todo eres profesor en la academia ¿No es así? Ya de algún momento a otro ignoraré tu fastidiosa sonrisa y la veré como algo natural... - Respondió tranquilo volviendo su vista al agua serena.

Gungner tan solo siguió mirando al mar al oír a Charlie despedirse. No más levanto una mano y se despidió sin girarse si quiera para mirarlo, en el fondo no lo odiaba del todo al niño pero de momento no queria ni verle las pecas. Se adentro un poco dentro del agua hasta que le llegara un poco más arriba de la orilla y pudo visualizar bajo sus pies una pequeña ostra que tomo en la mano para luego mirar al último que estaba tras él, a Sirius.

- ¿A qué has venido a la playa? - Pregunto intentando ser "agradable" aunque el tono de voz que usaba era claramente molesto mientras convertía uno de sus dedos en una pequeña navaja con la cual intentaba abrir la ostra, luego de un par de intentos logra abrirla, dentro, brillaba gentilmente una perla de un curioso color negro. Gungner suspiro - Negro... - Dijo algo disgustado para luego guardar la perla en uno de sus bolsillos.

Con la mano en el bolsillo soltó nuevamente un leve suspiro mientras sentía como el agua le refrescaba un poco del calor - Pues es un buen sitio... - Comento algo más tranquilo - Y yo vine aquí esperando poder venir a refrescarme un poco... Yo y el calor no nos llevamos bien... - Menciono lo ultimo un tanto molesto recordando que tiene una gran debilidad por el calor y ese elemento que tanto despreciaba, el fuego... Inevitablemente algunos recuerdos incomodos y poco agradables atravesaron su mente cuando la última pregunta que le hizo Sirius lo hizo sacar de su trance.

Espabilando parpadeo un poco y se giro hacia Sirius, sacando la mano de su bolsillo para que pudiese él observar la perla de un curioso color negro - Esto... - Comento un tanto ofuscado.