Batalla. Preocupacion (priv.)

Tomas notaba cómo la situación que se estaba viviendo en el pueblo lo iba desesperando por momentos.
Para empezar, cualquier persona resguardada allí tenía razones más que suficientes para sentirse angustiada; porque todos sabían que en la Academia se estaba librando una batalla, y por no saber cómo estarían los profesores.
Sin embargo, el muchacho ni siquiera había encontrado algo que hacer para entretenerse un poco o, simplemente, ayudar. Su magia era nula casi por completo, ya que Tomas sólo podía utilizar su poder de cuando en cuando y estando en una situación favorable (que no era el caso) Tampoco estaba en condiciones de salir a pelear por el pueblo, dada la tremenda herida que tenía en el estómago y que no parecía irse a curar nunca...
Tomas parpadeó un par de veces. Se dejó caer en un banco de la plaza, que ya había rodeado bastantes veces en lo que llevaban de tarde, y se pasó una mano inconscientemente por esa zona, como si así quisiera borrar todo lo que aún había en ella. Pero no podía, claro que no podía. Sentía demasiado dolor, y no sólo por la herida, sino también por la manera en la que se la había producido.
A punto de verse sumido por unos pensamientos que no le gustaban, Tomas examinó por enésima vez el lugar, todos los alumnos que había por allí, las casas, la gente...
Y, entonces, entre toda la gente que ya parecía conocerse de memoria (ya que no había hecho otra cosa desde que estaba allí que entretenerse observando a todo el mundo), Tomas vio a una chica que logró acaparar toda su atención, como la lograba acaparar siempre. Nerine parecía estar abrazada a otra chica -una de sus amigas, tal vez-, que le acariciaba el pelo y le hablaba.

En cualquier otra situación, Tomas las habría observado de lejos o se habría acercado un poco, disimuladamente. Porque a él no le gustaba meterse en conversaciones ajenas y tampoco le interesaba hacerlo. Sin embargo, en ese instante el chico sentía que no se podía estar quieto y callado ni un segundo más, así que, creyendo que estaban abrazadas porque algo ocurría, Tomas se acercó a las dos chicas con rapidez.
- Neri, ¿pasa... algo? -inquirió, notando inmediatamente cómo se clavaba en él la mirada de la chica pelirroja (la que mantenía abrazada a Nerine) Tomas no pudo evitar devolvérsela de manera fugaz, creyendo que estaba mirándolo con fastidio. Quizá interrumpía alguna conversación importante...
Encogió un poco sus hombros.

(Madre mía, creo que hasta yo me he hecho un poco un lío XD En fin, para empezar no está mal, creo)

Nerine estaba asustada, muy asustada, y eso era un poco extraño, porque ella no era para nada una chica cobarde. Pero de todos modos tenía miedo (más miedo que cuando volaba, y más miedo que cuando se despertaba de golpe por la noche con una pesadilla), y por eso le había dado por morderse las uñas y estirarse ligeramente el pelo en una actitud nerviosa y tal vez un poco obsesiva.
Lone le había explicado lo que ocurría en el pueblo. Le había dicho que unas personas malas habían decidido atacar la academia y que por eso ellos estaban allí, en el pueblo, porque los profesores y los demás adultos tenían que ponerlos a salvo y eso lo incluía a él. Nerine no terminaba de entenderlo, porque no entendía qué motivos podría tener nadie para atacar una escuela como la suya (una escuela llena a reventar de niños), pero de todos modos se había dado cuenta de lo delicada que era la situación y había comenzado a preocuparse.
A Nerine le preocupaba que los demonios destruyeran la Academia, porque esta era como su segunda casa ya, y no tenía ni idea de qué haría si no pudiera regresar a ella por la mañana. Le preocupaba que alguno de sus profesores o compañeros pudiera resultar herido durante esa especie de absurda guerra, o que pudieran incluso perder la vida en ella. Le preocupaba ver como Paige tenía que aguantar la respiración mientras ayudaba a la doctora Faelie en la enfermería, y ver a los niños pequeños llorar asustados sin que nada ni nadie pudiera consolarles. Le preocupaba, sobre todo, que su hermano se hubiera puesto al frente de la protección de Mondphase, y no podía dejar de observarle ir de aquí para allá organizando cosas, trayendo a gente herida o llevándose a otros a pelear contra los demonios que habían conseguido entrar en el pueblo. Y estaba tan y tan preocupada, que ella misma tenía ganas de ponerse a llorar.
- Todo saldrá bien – le había dicho Abby un rato antes, abrazándola muy fuerte y obligándola a sentarse ambas en un banco vacío. Nerine no le contestó porque sabía que se lo decía solo para animarla y que ni ella misma parecía tenerlas todas consigo, pero de todos modos le devolvió el abrazo y hundió la cabeza en el hueco de su cuello.
La verdad es que estaba preocupada también por otra cosa, una que le resultaba muy importante, confusa e incluso dolorosa, pero el mero hecho de pensarlo hacía que su corazón se encogiera mucho y le doliera, y que se limitó a cerrar los ojos y suspirar.
- ¿Dónde están L y Tomas? – le preguntó a su amiga con voz ahogada -. ¿Estarán bien?
En lugar de tranquilizarla, Abby la abrazó un poquito más.
La respuesta le llegó un rato después de manos del mismo Tomas, uno de los muchachos por los que acababa de mostrar preocupación, se acercó a ellas y Nerine pudo clavar en él una mirada preocupada.
- Neri, ¿pasa... algo? – susurró. Claro que pasaba. <<Que me moría de preocupación por ti>>, pensó, pero tenía los brazos tan apretados alrededor de la cintura de Abby que no se pudo ni mover para contestarle.
En parte se sentía aliviada porque, a ver, él ya estaba allí y aquello hizo que su corazón se calmase, pero, por otro lado... Otra parte todavía estaba preocupada y estremecida. Por L. Era todo tan raro y tan confuso que no supo cómo reaccionar.

((Primero perdón por la tardanza, voy muy mal, me tengo que poner al dia ya u.u Y segundo.... no me ha salido nada más... esto es mucha presión.. escribís demasiado bien T.T))



Abby estaba aturdida, muy aturdida. Pero a la vez estaba confusa, nerviosa, asustada, en definitiva, estaba sintiendo demasiadas cosas y eso no era normal en ella. Tampoco la ayudaba el hecho de que Nerine no parara de morderse las uñas o se estirara el pelo poniéndola aún más nerviosa.
Habían hablado con Ayashi que las había puesto al día de la situación. Al acabar de oír todo lo ocurrido y al imaginarse lo que ocurriría, Abby había decidido luchar. La academia se había convertido en su casa, allí había conocido a Nerine y a Paige, allí había podido sonreír por primera vez, allí había empezado una nueva vida y nadie se la iba a quitar por muy demonios o lo que fueran. No estaba dispuesta a renunciar a todo aquello sin más, había luchado durante toda su vida y estaba dispuesta a hacer lo que hiciera falta para defender su nuevo hogar.
Eso fue lo que pensó antes de ver a su amiga, Nerine estaba asustada. Paige se había quedado en al enfermería ayudando y ninguno de los chicos, Tomas y Lugat, se veía por el lugar. En ese momento todos los sentimientos de Abby se convirtieron en rabia, si esos dos chicos por los que el corazón de su amiga saltaba de alegría cada vez que hablaba de ellos no estaban ahora, ¿cuando estarían? Sentía demasiado afecto por aquella chica como para dejarla e ir a pelear, por lo que decidió quedarse con ella hasta que eso acabara, y pobres de los chicos si se acercaban, porque durante la batalla Neri sería suya. Ese sería el cometido de Abby, cuidarla y no permitir que le pasara nada (y vigilar también a Paige).
Volvió a mirar a la niña, parecía que iba a llorar, por lo que la obligó a sentarse en un banco mientras la abrazaba para intentar calmarla y le susurraba un - Todo saldrá bien – que era en parte para consolarla y en parte como recordatorio para ella misma. Neri le preguntó por Lugat y Tomas y para no contestarle mal ni ponerle una mala cara se limitó a abrazarla más fuerte, para que no se fuera detrás de ellos, para consolarla, porque no sabía muy bien que hacer también.
Estaba pensando en algo que pudiera decirle o pudiera hacer cuando alguien las interrumpió - Neri, ¿pasa... algo? – Abby levantó al cabeza y vio a Tomas, lo miró mal, muy mal, no era su intención, peor en esos momentos no podía hacer otra cosa. Esperó a que Neri dijera algo, pero al ver que seguía abrazada a ella contestó – Claro que pasa, no se si lo has notado pero estamos en guerra, todos estamos alterados. Es normal estar asustado, ¿no? Ella solo está preocupada. – Se calló de golpe y se regañó internamente por ese poco tacto suyo, porque no tendría que haber hablado así. No tendría que haber dejado que toda su frustración se hubiese ido por su boca, él no tenía la culpa de nada, bueno… no toda al menos.

(Odio presionar a todo el mundo ¬¬! jajaja! Pero si has escrito super bien, Nat... venga, ánimo, que el parrafaco inicial ya está hecho y ese es el que siempre cuesta xD)

Si al principio Tomas había permanecido algo confundido por la mirada que la chica acababa de dirigirle, después de ver cómo sus ojos se transformaban en una rabia que Dios sabía de donde venía -porque él, que supiese, no le había hecho nada, porque no se conocían, y por otras mil razones más-, Tomas dejó a un lado su extrañeza para devolverle esa mirada enrabietada.
No era idiota, y tampoco era de piedra. Sabía perfectamente que estaban en mitad de una batalla, una batalla que no comprendía bien, pero que lo hacía sentirse mal de todas maneras, por temer que la gente que conocía terminase herida... por temer que...
Se agachó un poco delante del banco en el que las dos amigas estaban sentadas, y pasó una mano por el cabello de Nerine, algo dudoso. ¿Por qué no le había respondido? ¿Tenía algo que ver con la razón por la cual su amiga le había contestado así...?
Aquello no le ayudaba a relajarse en absoluto. Cada vez estaba más nervioso.
- Vale, ¿eh? -le espetó, al fin, a la pelirroja, dedicándole su misma mirada enfurruñada- Tranquila, que no es mi culpa...
Quería añadir algo más. Quería hacer cualquier cosa que lo hiciese sentir mejor; gritarle, quitarle a Nerine de los brazos y acurrucarla alrededor de los suyos, o, simplemente, contestarle otra vez... pero sabía que esa no era la solución. Respiró hondo, y se obligó a sí mismo a aparentar tranquilidad.
Porque era lo único que iba a poder salvarlos en ese momento.
- Neri... -la llamó de nuevo, todavía acariciándole con cuidado el pelo (allí donde la mano de su amiga había estado antes) Esperaba, sinceramente, que la niña no estuviese de repente enfadada con él o algo por el estilo. Aunque le daba igual. Ahora, se necesitaban el uno al otro más que nunca- Neri, escucha, estoy aquí... No va a pasar nada, va a salir todo bien, ¿vale...? Estoy aquí contigo.
Quería decirle algo más convincente, o, al menos, abrazarla como hacía su amiga, pero no se atrevió a hacer nada más. Esperó a que Nerine le respondiese, sin poder apartar su mano de su cabello por mucho que lo intentase.

(Eso, no te quejes tanto, que ahora lo he hecho cortito for you ♥)
(No, ahora en serio. ¿Por qué no os ponéis a discutir? :3 Así me escapo de vosotros y la liamos parda hi hi hi ~)


Nerine seguía teniendo miedo por cualquiera de las cosas que pudiera ocurrir en aquel momento o los momentos posteriores, pero de todos modos levantó un poco la cabeza y miró a Abby, sin entender por qué había empleado ese tono de voz al dirigirse a Tomas, quién, por cierto, se había arrodillado frente a ella y le acariciaba el cabello. La niña cerró los ojos y se dejó arrastrar por esa caricia (por los brazos de Abby y por la mano de Tomas), sintiéndose un poco consolada aunque seguía asustada. Encontró, al final, las fuerzas que le habían faltado desde hacía un rato y volvió a abrir los ojos para hablar.
- Tengo miedo – susurró, queriendo explicarle al muchacho por qué no se atrevía a soltar a Abby. Apretó un poquito más el abrazo, pero separó una de sus manos para acariciar la de Tomas levemente, y luego los ojos le picaron y giró rápido la cabeza para hundirla de nuevo en el cuello de Abby y quedarse allí -. Lone está allí fuera. Y los profesores y nuestros amigos – la voz le tembló un poco y sonó como lejana, amortiguada por el uniforme rojizo de la pelirroja -. Paige está en la enfermería, rodeada de gente herida. Tú estás herido también – sollozó al recordar la herida en el vientre de Tomas -. Y L no sé dónde está...

(Si bueno.. este se ha escrito más solo pero... Es nada en comparación a lo vuestro T.T Pero no le puedo hacer más, Abby es así de simple xD)


Abby bajó un poco la mirada del chico después de sus palabras, no era culpa suya, en parte. ¿Dónde había estado en todo ese rato que habían estado solas? Encontraba normal que Lugat no estuviera, seguramente estaría luchando, donde ella tendría que estar. Pero Tomas tenía una herida muy fea en la barriga (o eso le había dicho Neri) por lo que no podía luchar y lo normal sería que hubiese estado con Nerine des de un buen principio. Por lo que a Abby no le daba la gana qeu ahora él viniese y le quitase a la niña de las manos, Neri estaba bajo su responsabilidad, suya y de nadie más.
Por eso, cuando la niña quitó uno de los brazos que la rodeaba para acaricioar a Tomas, Abby la abrazó más fuerte, mirando desafiante a Tomas, marcando su territorio. No le quitaría a Nerine de sus brazos, ahora ya no.

(No te asustes porque escribamos mucho; yo esk lo intento, pero soy incapaz de escribir poco... y eso no quiere decir k lo haga mejor ni muchisimo menos xD -quiere decir que me gusta aburrir a la gente jaja!)

Tomas continuó acariciando suavemente el cabello de la niña mientras ésta comenzaba a hablar con voz floja, transmitiendo en voz alta los sentimientos que, de seguro, todos poseían en su interior. Porque todos estaban preocupados por los profesores... y por el resto de alumnos que allí se encontraban. El chico tragó saliva cuando Nerine lo mencionó a él; más concretamente, mencionando la maldita herida que le impedía defenderse bien, que le impedía luchar.
- Ya... -murmuró Tomas, sin saber muy bien qué más podría decirle para hacerla sentir mejor. Él estaba también asustado, como Nerine, aunque no lo fuese a reconocer- Pero... tienes que pensar que...
Cortó su frase a la mitad cuando vio que la amiguita de Nerine -esa que todavía la tenía abrazada, esa que no había dejado de mirarlo mal desde que estaba allí- la abrazaba un poco más fuerte, como si así lo instase a marcharse, como si lo estuviera echando de manera indirecta.
Tomas no pudo evitar abandonar su postura para ponerse otra vez en pie, aunque eso lo obligase a retirar su mano del cabello de la niña. No entendía a esa chica, y no iba a quedarse tranquilo hasta que no le diese una maldita explicación.
- ¿Se puede saber qué ocurre? No nos conocemos, y, por lo general, uno no mira así a la gente que no conoce... -le espetó, esperando que la chica se levantase y le hiciese frente, como era debido. Se cruzó de brazos, y esperó.

(No me gusta nada el final, pero no doy pa mas xD! Neri me está presionando con eso de que quiere irse jajaja! Si quieres pon que Abby se levante y escapate ya... o si prefieres esperarte un comentario, lo que quieras xD)

(Al final me decanto por esperarme un turno, más que nada porque Abby tiene a Neri abrazada y no es el momento de huír...! XD)


Al principio, Nerine se limitó a quedarse muy quieta entre los brazos de Abby, que la había abrazado un poco más fuerte, y se dedicó a pensar en todo lo que estaba ocurriendo en la plaza, en la academia y en su vida. El calor de su amiga la confortó lo suficiente como para que no tuviera realmente ganas de echarse a llorar ya, y aunque estuviese preocupada, tenía que reconocer que la presencia de Tomas a su lado, acariciándole la cabeza cariñosamente y sin reprocharle nada, también le resultaba muy grata.
Por eso, cuando Tomas habló (“¿Se puede saber qué ocurre? No nos conocemos, y, por lo general, uno no mira así a la gente que no conoce...”) y se levantó, dejando de tocarle el pelo, y Abby pareció erguirse, tensa, Nerine levantó la cabeza y los miró a ambos con los ojos abiertos.
"¿Qué?”, se preguntó, parpadeando confusa. ¿Acabo iban a discutir? ¿De verdad? ¿Allí, en esa situación? Dirigió una mirada a su alrededor y luego volvió a mirarles a ambos.

((lo siento de verdad.... Ella es así, no puedo hacerle nada u.u'))

Abby no se podía creer lo que estaba escuchando, Tomas le estaba intentando decir como actuar y aunque en el fondo tenía razón, él no era nadie para decir que tenía que hacer. Se levantó y se plantó delante de él, ahogó una sonrisa al ver que el chico era más bajito que ella (solo un poco, unos 5 centímetros como mucho, pero era algo). - ¿Qué que me ocurre? Muy fácil, llevo aquí mucho rato con Nerine, cuando des de un buen principio ella tendría que haber estado contigo y con el vampiro. Ahora, porque te da la gana, llegas y te pones a hablar con ella dejándome a mí a un lado, ignorándome. Pues lo siento, hoy Neri es mía y solo mía.

(K no pasa nada! ! Ha empezado Tomas... para que "alguien" ahora pudiera salir corriendo... ejem, ejem xD!)

Cuando la chica se levantó y le soltó aquello con esa frialdad, como si de veras Tomas le hubiese hecho algo, el chico no pudo evitar quedarse por un segundo bloqueado. ¿Pero... qué se creía que estaba diciendo? ¿Que Neri era suya...? Reaccionando, al fin, Tomas cruzó los brazos en su pecho y abrió los labios para contestarle.
- Pues, primero -le espetó- No he venido antes a ver a Neri porque he llegado más tarde que vosotros (por razones que no te importan) Y segundo, yo no estaba por aquí porque estaba ayudando por el pueblo. Además, Neri ya es mayorcita para saber que no tiene que salir de la plaza, ¿no? No creo que por una hora que la dejemos sola vaya a plantarse frente a un demonio...
Tomas se detuvo por un momento, dubitativo. En realidad, excepto su primera frase, no había nada más que hubiese dicho completamente convencido, sino que más bien había sido resultado de la pequeña rabieta que la amiga de Nerine le había provocado, y la enorme pesadumbre que llevaba encima por la situación. Él no había estado ayudando por el pueblo. Lo había estado intentando, que no era lo mismo. Quizá si que habría sido más inteligente que hubiese estado cuidando de Nerine desde un principio, ya que en su estado poco más podía hacer.
Finalmente, gruñó. No quería darle la razón a esa chica, pero con ese "hoy Neri es mía", si no se la daba suponía que se dedicaría a mirarlo mal, y tampoco le apetecía.
- Bueno... -comenzó, todavía sin atreverse a seguir- Bueno, vale, vale, pues si quieres que cuide de ella no te pongas a discutir conmigo como si te hubiese hecho algo a ti. Pero vamos -acabó agregando, recordando unas palabras que la chica había dicho y que todavía no había meditado-, que si me sueltas esto porque te duele tanto que te haya ignorado, a Neri no la metas, ¿eh...? -no sabía cómo era capaz de bromear en un momento como ese, en una situación tan complicada. Se acarició la barbilla, sumido más en sus pensamientos que otra cosa, y acabó concluyendo sin prestar atención a lo que decía- Si no sé ni como te llamas...

(Lo siento TwT Odio como me ha quedado, pero no me salía nada mejor... Creo que Caelan absorbe toda mi creatividad cuando me toca postear con él antes que con Neri...)


Nerine se angustió un poquito más cuando Abby la soltó para levantarse y encarar a Tomas, y observó atentamente como ambos parecían combatir con la mirada (igual que hacían Tomas y L cada vez que se veían. Y L y Lone. Y Ren y Fala. Se preguntó por qué diablos todo el mundo hacía eso) y luego intercambiaron unas pocas frases que hicieron que la niña soltase un bufido y negase con la cabeza. Se irguió un poquito y miró a su alrededor otra vez con nerviosismo, alisando nerviosamente la falda de su uniforme y dirigiéndole una mirada al cinto con la espada que su hermano le había dado al llegar a la plaza (junto a una frase de advertencia que decía algo parecido a “Pero no la uses. No os mováis de aquí”). Bufó.
- Abby – murmuró sin mirar a ninguno de los dos y dejando que discutieran si querían, confiando en que, pese a todo, la cosa no pasaría de allí -. Se llama Abby - Recogió el cinto para atárselo alrededor de la cadera y agarró sus cosas. Se volvió para mirar a Tomas y a Abby con una mezcla de preocupación y curiosidad, y se dio cuenta que ninguno de los dos le estaba prestando atención a ella, así que aprovechó (porque si la miraban no la habrían dejado moverse de allí. Nadie la dejaba moverse) y se escabulló de allí con paso ligero. Avanzó directamente hasta la barrera.
Solo le faltaba encontrar a L y asegurarse que estaba bien.

(Lolly, se que te prometí que te contestaría ayer pero.. no tuve tiempo T.T Y otra vez te pido perdón en nombre de mi niña.... Yo no quiero que se lleve mal con Tomas)


Abby desvió la mirada, con una cara aburrida, y ladeó la cabeza. Bajó la vista hasta su mano y creo una pequeña bola de fuego que empezó a pasar de un dedo a otro.
Cuando Tomas acabó lo miró sin dejar de “jugar” con la bolita de fuego, iba a contestarle cuando oyó la vocecita de Neri presentándola, por lo que empezó con la barbilla altiva, para mirarlo des de arriba. – Exacto, soy Abby. – Dijo secamente, no necesitaba más presentación. Apagó la bola de fuego y lo miró más seria. – Si quiero discutir contigo lo hago, no eres nadie para decirme lo que puedo o no hacer, y me da igual que hayas venido más tarde, antes de ir a ayudar podrías haber pasado por aquí a decirle algo a Neri lo que me recuerda a que si realmente piensas que Neri es lo suficientemente mayorcita como para quedarse sola, es que en realidad no la conoces, así que yo de ti me replantearía ciertas cosas. – Soltó de carrerilla. Una vez lo hizo se mordió el labio, había vuelto a decir más de lo necesario pero podía hacerle nada, ella era así y hasta que no aprendiera a tener más tacto sería mejor no intentar hacer más amigos.
Desvió la mirada hasta su mano, quería hacer otra bolita de fuego, para tranquilizarse, pero no le salía nada, notaba que se había pasado de la ralla asíq eu miró hasta Nerine para que…. - ¿Neri? – La buscó con la mirada pero no la encontraba. - ¡Neri! – gritó. Cogió a Tomas por el brazo - ¿Lo ves? No está, ¿qué hacemos ahora, listo?

Incluso antes de concluir sus palabras, Tomas dejó fija su mirada en la bola de fuego que la chica pasaba despreocupadamente de una mano a otra.
- Abby -acababa de pronunciar Nerine, presentándola, ya que su amiga continuaba pendiente de su bola de fuego- Se llama Abby.
Tomas miró a la niña por una décima de segundo, para luego volver a parar su mirada en Abby, que había vuelto a tomar la palabra. De nuevo, volvió a espetarle todo lo que se le pasaba por la cabeza con esa frialdad que había mostrado desde que estaba allí.
Tomas se cruzó de brazos, dejando escapar un suspiro, pero meditando la última parte de las palabras de Abby. Sí, él también sabía que Nerine solía mostrarse como una niña inocente y despreocupada la mayor parte del tiempo, pero eso no significaba que fuese tonta, y sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo allí fuera. No, claro que no iba a ser capaz de hacer alguna tontería. ¿O no?
Tuvo su respuesta en cuanto la chica con la que discutía comenzó a mirar a su alrededor, buscando a una persona en concreto que Tomas tampoco situaba con la mirada.
- ¿Neri? ¡Neri!
"Definitivamente, soy idiota"
Hasta que Abby no se le acercó y quiso agarrarlo de un brazo, Tomas no reaccionó. Se la quitó de encima tan pronto como la sintió. No sería la primera vez que una chica con un poder de fuego le quemaba.
- ¡Eh! A mí no me toques... -le espetó, tensándose casi de manera inmediata. ¡¿Dónde narices se había metido Nerine?! ¡Estaba allí hacia un segundo! ¿Y si había salido de la plaza...? ¿Y si...?
Tomas no se dejó concluir ese pensamiento.
- ¿Cómo que qué hacemos? ¡Pues buscarla! -le gritó, tomando la decisión por ella y agarrándola de la cintura sin esperar ningún permiso ni nada por el estilo. Con la mano que le quedaba libre le señaló hacia un lado- Tú mira por ahí y llámala; no puede estar muy lejos. Desde arriba la encontramos en un momento... seguro.
Y, sin pensarlo (e ignorando por completo las quejas de Abby), la cogió en brazos y empezó a volar a toda velocidad.


(A lo mejor se me ha ido la pinza, pero esk quería poner eso y me lo has dejao regalao xD! Y no te preocupes, en serio ^^)

Abby no le dio tiempo de mirar mal a Tomas cuando se deshizo de su mano diciéndole que no lo tacara e iba a protestar, pero estaba demasiado nerviosa buscando a Nerine. “Sabia que Neri tenía que estar conmigo, en todo momento.” Seguía buscando cuando notó que alguien el cogió de la cintura, giró la cara y vio que ese alguien era Tomas.
Oyó vagamente que le decía algo de mirar a algún sitio, pero no pudo oír nada más porque se elevaron. En ese momento el pánico se apoderó de Abby. Nunca antes había volado y no le hacái gracia que su primera vez fuera de esa manera y con él. - ¿por qué yo no te puedo tocar y tú a mi si? – le espetó mientras se elevaban para que la dejase en le suelo, al ver que no lo hacía se cogió fuerte a sus brazos como pudo - ¡Ni se te ocurra soltarme! - dijo más que nerviosa.
Estaba a punto de ponerse a llorar por el miedo que tenái cuando recordó porqué la había levantado, así que reunió fuerzas para controlarse e intentar encontrar a Neri. - ¿qué mire donde? ¡NERIIIIIII! ¡NERI! ¿Dónde estas?

Al contrario de lo que Abby y Tomas habían dicho (aunque lo habían dicho más para convencerse a ellos mismos que porque realmente creyeran en sus propias palabras), Nerine sí atravesó la barrera que protegía la plaza de Mondphase y salió a las calles del pueblo. Al hacerlo, al atravesar la barrera, la invadió una ligera sensación de vértigo, como si hubiera atravesado una gruesa y densa capa de bruma y luego se hubiera dejado caer al vacío, pero al abrir los ojos y comprovar que seguía entera y tocando de pies en el suelo, solo sintió un poco de miedo. Aferró con fuerza el mango de la sartén que tenía entre las manos (se preguntó durante un segundo por qué diablos tenía una sartén y ¿dónde estaba su espada? Oh, la llevaba colgada a la cintura, seguía allí. Bueno, bien. Aunque eso no explicaba qué hacía con una sartén de todos modos), y con la otra mano se aferró al colgante de cristal en forma de lágrima que L le había regalado allí mismo, en el pueblo, la primera vez que habían estado juntos allí. Aunque era el mismo lugar, las cosas habían cambiado tanto (no solo en el pueblo, sino entre ellos dos también) que a Nerine le pareció que había pasado una eternidad desde entonces, pero aquello no la hizo vacilar ni un poco. Echó a andar calle abajo, escondiéndose un poco junto a las paredes de los edificios mientras seguía su instinto que, estaba segura, la llevaría directamente hasta su objetivo. Ahora que sabía que tanto Tomas, como Abby y Paige estaban a salvo en la plaza, solo le faltaba encontrar a L y todo estaría bien.
Solo esperaba no encontrarse con ningún problema por el camino.

Un sentimiento mitad cruel, mitad desesperado, hizo que Tomas sonriese de manera macabra cuando escuchó el grito que Abby acababa de soltar, y vio como se intentaba agarrar a sus brazos con toda la fuerza que tenía, temiendo caerse, como si él la fuera a soltar en algún momento.
Sin embargo, él sabía perfectamente que aquella reaccion era de lo más normal. Cualquier persona que nunca había volado sentía terror al hacerlo por primera vez. Tratando de abandonar ese sentimiento de superioridad que había percibido al ver a la chica tan nerviosa, Tomas recordó casi sin darse cuenta la primera vez que había volado, en los brazos del que había sido su profesor de vuelo, y sintió una fuerte oleada de tristeza paralizándose en su pecho. Por recordar a ese profesor que ahora se estaría dejando la piel en la batalla. Por recordar el horror que él había sentido al caer en el vacio.
Suspirando levemente, apretó más fuerte a Abby (para asegurarle sin palabras que no se iba a caer) y disminuyó su velocidad, como hacía cuando volaba con Nerine...
Nerine... esa tenía que ser su máxima prioridad en ese momento.
- Mira todas las calles que puedas... -musitó, al fin, mientras Abby continuaba llamando con gritos a su amiga. Tomas comenzó a desesperarse. Habían salido ya de la plaza... y todas esas calles estaban prácticamente vacías- Oh, vamos, no puede haberse ido tan lejos en tan poco tiempo... ¡Maldita sea! -gruñó, dando media vuelta y recorriendo con un vuelo más lento toda la periferia de la plaza... Nerine tenía que estar escondida en cualquiera de esas calles. Seguro... seguro.

(Tengo dudaas! ¿Ahora van a entrar los malos? ¿Ahora tenemos que encontrar a Nerine? ¿Ahora L hace su entrada triunfal...?)

Abby notó como las manos de Tomas la cogían más fuerte y que disminuía la velocidad y lo agradeció. Pensó en que si podía tenia que agradecérselo y, quizá, le pediría perdón por sus palabras de antes, al fin y al cabo no le gustaba andar peleada con todo el mundo.
Asintió ante las palabras de Tomas y empezó a buscar a Neri por todos los lados, pero no la veía en ningún sitio, entre que era pequeña y ella estaba nerviosa era incapaz de ver nada, y tampoco ayudaba el hecho de que Tomas se quejara. – Bueno, no se ha podido ir muy lejos pero… por favor, tranquilízate, así no ayudas nada. – negó con la cabeza pensando que Tomas no le haría no el menor caso cuando la vio. - ¡Ahí! – Dijo mientras señalaba a Nerine. Llevaba la espada colgando de su cintura y en su mano llevaba… ¿Eso era una sartén? Seguro que no veía bien des de ahí arriba. - ¿quieres hacer el favor de bajar? ¡Esta ahí! - No estaría tranquila hasta qeu no tuviese la niña entre sus brazos y la llevase otra vez a la plaza.

Tomas frunció un poco los labios.
- Me tranquilizaré cuando la vea -fue lo primero que se le ocurrió soltar. Después, respiró hondo y se planteó que Abby seguramente llevaría razón. Estando nervioso lo único que solucionaba era que sus alas marchasen peor. Suspiró, antes de agregar- Además, si yo estoy tranquilo...
Apenas había concluido su frase cuando Abby gritó un potente "¡ahí!", señalando a una pequeña calle... en la que Tomas no veía a nadie.
- ¿Dond...? -quiso preguntar, pero la chica se le adelantó.
- ¿quieres hacer el favor de bajar? ¡Esta ahí!
Entonces, cuando Abby volvió a señalar (esta vez, a una calle contigua a la que él estaba mirando), al fin Tomas vio a esa niña rubia que estaban buscando.
Bajó hasta el suelo con sus brusquedad habitual (esa brusquedad que siempre hacía que su herida soltase una fuerte punzada de dolor), soltó a Abby y, antes de que ella tuviese tiempo de abalanzarse sobre la niña y no dejarle ni mirarla, se adelantó y la llamó de un grito.
- ¡Nerine! -la aludida se volteó, casi extrañada. En cuanto la tuvo delante, Tomas la sujetó fuertemente por los hombros- ¡¿Se... puede... saber... adónde ibas?! Y... y... ¡¿y qué haces con esa sartén?! -eso no era de lo más importante que tenía que espetarle, pero Tomas casi no sabía ni lo que le estaba gritando.
Intentó calmarse de nuevo. Nerine estaba allí, frente a él, y lo miraba con esos ojillos asustados y preocupados, pero se encontraba perfectamente. Inspirando con profundidad, abrió sus brazos y la acogió entre ellos, hablándole más flojo antes de que tuviese tiempo de decir nada:
- No nos vuelvas a hacer esto... no puedes salir de la plaza, Neri... ¿y si te pasa algo, eh? -la advirtió, con más cariño que antes, y todavía abrazándola con fuerza.

Nerine acababa de pegar la espalda a una pared y había levantado la sarten por encima de su cabeza, dispuesta a usarla de arma, justo antes de asomarse por la esquina de la calle por la que quería seguir para comprovar así si tenía vía libre para continuar, cuando una voz familiar la llamó y la hizo respingar.
- ¡Nerine! - la niña observó, atónita, como Tomas y Abby aterrizaban frente a ella, y como luego el muchacho se le acercó con un par de zancadas veloces. La niña abrió la boca, confusa, a punto de preguntarles qué demonios hacían allí, sobre todo teniendo en cuenta que él estaba herido, cuando Tomas la agarró fuertemente por los hombros y la zarandeó.
Los ojos de Nerine se abrieron mucho, asustados, y tuvo ganas de echarse para atrás y apartarse, pero entonces el chico la abrazó y su voz se tornó mucho más suave. Suave, pero igualmente preocupada.
- No nos vuelvas a hacer esto... no puedes salir de la plaza, Neri... ¿y si te pasa algo, eh?
- Lo siento - fue la respuesta automática de Nerine quién, confusa, no entendió del todo qué era lo que había echo mal. Ella estaba siendo cuidadosa, y no iba a meterse en ninguna pelea con ningún demonio ni nada que se le pareciese... Solo quería encontrar a L y regresar. Nada más. Les dirigió una mirada a ambos, entre confusa y avergonzada, y luego le devolvió el abrazo a Tomas.
Fuera como fuese, era reconfortante tenerlos allí con ella otra vez.

Abby tocó de pies en el suelo y se quedó un instante quieta, recuperando el equilibrio y cuando se dio cuenta Tomas ya estaba abrazando y consolando a Nerine. No había derecho, Neri era suya, ella la había cuidado des de que habían salido de la academia, ella la había cuidado des de un principio y… Nada. No había excusas.
Una lágrima cayó por su mejilla, pero ella no se dio ni cuenta, no podía apartar la vista de la pareja, ella no podía luchar contra eso, ella no podía ser más que Tomas ni que Lugat, ella no podía ser nada. Lo había intentado, pero solo al ver la cara de la niña vio que era imposible. Apartó la mirada de la pareja y fue en ese momento que notó la lágrima, se la secó rápidamente. Otra vez no. No quería volver a estar sola, no quería volver a perder todo lo que tenía. Nerine era una pieza muy importante de su nueva vida y no quería perderla pero… no podía hacer nada contra los dos chicos. Miró a su alrededor, tenía ganas de luchar, de desahogarse, pero no sabía donde ir ni que hacer exactamente y mientras más vueltas le daba a todo más lágrimas le salían. Se dio media vuelta para que no la vieran aunque dudaba de que se preocuparan de ella ahora.

Tomas se sintió mejor cuando los brazos de Nerine también rodearon su espalda, cuando susurró aquel "lo siento" al que no parecía ni siquiera haberle prestado atención (y él no iba a conformarse sólo con eso para aceptar que la niña se hubiese escapado de su vista. ¿Dónde narices iba?) Aflojando un poco sus brazos y disfrutando de aquel gesto (disfrutando de tenerla allí, de que estuviera bien, de poder protegerla entre sus brazos), Tomas inquirió, con voz pausada:
- ¿Dónde querías ir, Neri? Estas calles son peligrosas ahora, y...
Antes de que la niña pudiera responder, o él fuese capaz de concluir su frase, Tomas se atrevió a levantar la mirada que había dejado bloqueada en el cabello rubio de Nerine, para observar a su alrededor.
Paró su frase cuando, tras recorrer todas las calles desiertas que alcanzaba a vislumbrar con su vista, su mirada se paró en Abby, que se había dado la vuelta como si se fuera a algún sitio, como si se ocultase de ellos, o como cualquier otra cosa semejante.
"Lo que faltaba; que se pierda la otra también"
- ¿Y ahora qué le pasa a tu amiga? -inquirió en voz alta, para que Nerine supiera por qué se había quedado callado. Guardando un suspiro entre dientes, separó los brazos que mantenían a Nerine sujeta, esperando a que fuese a hablar con ella, ya que él no alcanzaba a intuir ni siquiera qué se le habría pasado por la cabeza para encogerse así e ignorarlos de esa manera. Las chicas eran tan raras...

Nerine estaba dispuesta a contestar, de verdad que lo estaba. Entreabrió la boca incluso antes que Tomas terminase de pronunciar su pregunta, deseando decirle cuáles eran sus intencions y volver a disculparse para que no se enfadara con ella, porque ella podría soportar muchas cosas de ser necesario, pero no saber que estaban enfadados por su culpa. Tampoco que él o L estuvieran lejos y en peligro.
Tragó sonoramente, pero no le salió ninguna palabra y solo cerró los ojos y apretó los puños cuando Tomas la sacudió un poquito.
- ¿Y ahora qué le pasa a tu amiga?

La niña abrió los ojos otra vez, e inclinó un poco la cabeza para echar una mirada más allá de Tomas y ubicar a Abby. La encontró de espaldas a ellos, un poco encogida, y Nerine temió que le hubiera ocurrido algo malo. ¿Había sido por su culpa, por haber ido a buscarla?
Entonces, las manos de Tomas dejaron de ejercer presión sobre sus hombros y Nerine le dirigió una breve mirada al muchacho, como pidiéndole permiso para acercarse. Él asintió levemente y pareció lanzar un bufido ahogado, por lo que Nerine se arevió a sonreírle fugazmente, agradecida, antes de acercarse a su amiga. La abrazó por la espalda y pegó la mejilla a su brazo, deseando solamente hacerle saber, con ese gesto, que ella estaba allí.
- ¿Abby? - preguntó, cautelosa -. ¿Estás bien? Lo siento mucho...
Se quedó quieta y esperó a que fuera la pelirroja quién se diera la vuelta y la estrechase también entre sus brazos, y Nerine supo, con ese abrazo, que todo estaba bien. No le pareció que ella estuviera demasiado enfadada.
Por eso se atrevió a continuar. Les dirigió a ambos una mirada que era una mezcla de súplica y pura disculpa.
- Siento mucho haberme escapado. Solo quería ir a buscar a L...

((como me han dado permiso dos de las tres parte concurrente, me meto con ren XD))

Ren estaba exausto.. ya llevaba unas cuntas horas de patrulla en las calles de Mondphase y el número de demonios que había encontrado eran más de los que había imaginado. Murmuro un par de maldiciones en voz baja mientras se limpiaba un liquido verdoso que se había llevado parte de la manga de su camisa.
Se suponía que la barrera externa debería impedirles el paso, pero la ciudad era grande y se complicaba mantener algo de semejante tamaño libre de brechas.

El elfo había optado por ir sin companía , prefería no tener que lidiar con nadie y hacer las cosas a su modo... Despues de una breve discucion con Medea (y ayashi, aunque a él no le dió explicaciones), argumentando que si había podido darle una mano con con RAdium aquella vez, esto era algo que, de momento, podía hacer....
El sonido de un grupo de voces lejanas lo alerto. Se suponía que no debía haber mas pernosa que él mismo, pues las zonas de patrullaje estaban bien delimitadas, asi podrían aprovechar de la mejor manera los recursos magicos (que si bien eran abundantes, nunca parecían suficientes).

Se colocoó lo más cerca que pudo de la pared mas cercana, intentado ver quienes eran lo suficientemente audaces (o tontos, dependiendo del caso) para salir de la barrera principal.... y casi le da un espasmo al reconocer a las tres personas que parecian manter una discución en el sitio menos apropiado del mundo.

-SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS ESTAN HACIENDO AQUIIII!!!-.... vociferó en direccion a Abby, Nerine y Tomas.

Abby se secó las lágrimas antes de irse a… cualquier parte cuando notó unos brazos en su cintura y oyó la vocecilla de Nerine pidiéndole perdón, la notó tan preocupada que poco a poco se giró y la abrazó fuerte, muy fuerte. Se sentía mal por pensar lo que había pensado, al fin y al cabo, en el fondo (y aunque no quería admitirlo) ella también estaba preocupada por un chico que hacía rato que no veía.
Acarició el pelo de la niña – De acuerdo, solo prométeme que no te volverás a ir sola, me tenías preocupada. – levantó la mirada para mirar a Tomas a lo lejos y le sonrió un poco mientras esbozaba un gracias. Después de todo no era tan mal chico, había dejado que Neri fuese con ella. Dejó de abrazar a la niña par ir a agradecerle bien a Tomas su gesto, tragándose sus palabras y sus prejuicios cuando alguien gritó. El corazón le dio un salto al reconocer la voz y se giró de golpe.
Había acertado, allí se encontraba Ren, se separó un poco de Neri, cogiéndole la mano y se colocó con pose chuleta. – Pues lo mismo que tú, supongo. – Dijo un poco seca mientras por dentro se estaba maldiciendo a si misma, ¿por qué tenía que ser así con él?