Cervezas y otras confesiones

Caelan lanzó un suspiro largo y hondo, más propio de altas horas de la noche que de ese momento, y luego se dejó caer sobre uno de los taburetes altos que se alineaban delante de la barra de su taberna favorita, haciéndole una señal a Bill para que trajese un par de cervezas frías. Yuki se sentó a su lado con otro suspiro, y apoyó directamente la cabeza sobre las manos, dirigiéndole al profesor de fuego una mirada dolida.
- Ya me has vuelto a arrastrar como te ha dado la gana... – le recriminó. Caelan le dedicó una sonrisa fugaz y, cuando Bill trajo las cervezas, le tendió una a su amigo y levantó la suya propia en su dirección.
- Pues claro, como siempre – sonrió, dirigiendo la jarra hasta sus labios y dándole un trago largo y firme. Luego, su mirada se perdió en el extraño color ambarino de la cerveza, y pensó en el motivo por el que había arrastrado a Yuki hasta allí. – Vamos, no te enfades. Ya te he dicho que necesitaba hablar de algo, y a ti se te da bien escuchar...




(Bueno, en teoría aquí tiene que contestar Yuki, porque Caelan se ha ido de copas con él, pero... Cualquier miembro del personal docente u otros adultos pueden unirse si quieren xD Que se abstengan alumnos. Cae y Yuki no son del tipo de profesores que subvencionan alcohol a sus pupilos)

Yuki flipaba con el comportamiento de su compañero y amigo de borracheras. Cada vez que a este se le antojaba salir de copas arrastraba consigo a Yuki. Pero esta vez era diferente. Caelan había arrastrado a Yuki a la taberna con la intención de consultarle algo, y si Yuki suponía bien eran problemas. Pero justamente después de la semana Blanca Yuki se había quedado sin una sola moneda en el monedero, ya que su mísero sueldo de profesor lo había gastado en los regalos para las chicas.
- Si por desgracia tengo la paciencia de escuchar los problemas de los demás, ahora, nadie escucha los míos. Yuki se mira los bolsillos y añade en tono muy serio Tío no se como te lo montas para que Maeda te suba el sueldo, pero a mi ni caso. Anda Cae, ya que me has obligado a venir para escuchar tus problemas...tío enróllate e invítame por hoy. Yuki golpea con entusiasmo la espalda de Caelan y añade muy sarcásticamente. - ¿Y para hablar conmigo tienes que emborracharme? ¿No podemos hablar como las personas normales? Es decir conscientes de lo que decimos y sobretodo escuchamos. Porque no es por nada, pero como me pase no entenderé ni escucharé nada de lo que me cuentes.

Caelan soltó una risotada, como casi siempre que escuchaba a Yuki hablar, y le dio otro trago a la cerveza. Tenía que reconocer que aquel muchacho le hacía gracia. Desde que lo había conocido (cuando consiguió su trabajo como profesor), Caelan había creído que Yuki de ese aquel tipo de personas que son cristalinas y transparentes, y que era incapaz de ocultar nada de lo que pasara por su cabeza. Aquello, a él, le iba como anillo al dedo, porque Caelan era tan endemoniadamente complicado y enrevesado, que a menudo le hacía falta la límpida visión que Yuki tenía del mundo para aclarar sus ideas.
- Descuida hombre - sonrió, con un deje de burla - Dado que hoy vas a ser mi confidente, te invito. Total, aguantas tan poco que sales barato...
Yuki sonrió y lo golpeó enérgicamente en la espalda para agradecerle el gesto ("Vuelve a darme y me hago un collar con tus dientes, renacuajo"), y luego ambos hicieron chocar, ahora sí, sus jarras para brindar.

- ¿Y para hablar conmigo tienes que emborracharme? ¿No podemos hablar como las personas normales?
Caelan volvió a esbozar su sonrisita burlona cuando Yuki le recordó lo de su poco aguante con el alcohol (como si Caelan no lo supiera), y miró a su amigo con las cejas erguidas.
- No - admitió. - No necesito emborracharte para hablar contigo sobre esto. Pero yo - añadió, alzando su jarra - Yo sí que necesitaré emborracharme.

Yuki se quedó un poco intrigado. Normalmente Caelan arrastraba a Yuki, quisiera o no, a beber y nunca lo invitaba a ninguna copa. Por eso Yuki sospechó de la actitud de Caelan.
- Pues algo muy gordo me tienes que explicar par acceder a invitarme. Siempre bebo poco ero nunca me has invitado ni a un solo trago.
Cogió su garra de cerveza y bebió un buen trago. Estaba sediento y algo nervioso por la situación. Había bebido un buen cacho, sabía que si seguía bebiendo de ese modo no tardaría mucho en emborracharse.
- Haber alma de cántaro, habla que soy todo oídos.

Caelan se rió, preguntándose si aquel último comentario, que se le había enredado un poco en la lengua, ya había sido pronunciado por su compañero bajo los efectos del alcohol, y devolvió la mirada a su propia jarra antes de darle un buen trago. Él todavía no había bebido lo suficiente como para ponerse a hablar sin pensar antes las cosas.
Se preguntó por qué estaba haciendo aquello, y se preguntó también si realmente tenía motivos para haber arrastrado a Yuki hasta la taberna para emborracharse los dos como cubas, sabiendo como sabía que al día siguiente tenían una reunión con los demás profesores... Y se dijo que sí. Claro que sí. Tenía que haberlo echo mucho antes, y así se habría ahorrado muchos dolores de cabeza de tanto pensar, y muchas noches en vela por no poder dormir. Los problemas siempre se hacían menos pesados delante de una jarra de cerveza.
¿Y él tenía problemas? Ui, si, los tenía. Aunque, en aquel momento, solo uno le parecía importante, porque era el único que le impedía dormir tranquilo y continuar con su vida como siempre. Oh, y además tenía nombre y apellido.
Aiwe Johnson.
Se reprendió a sí mismo por pensar que Aiwe era para él un problema, y luego se reprendió otra vez porque no sabía por qué su cabeza se rebelaba contra el echo de considerarla de tal manera. De hecho, no sabía ni siquiera por qué motivo últimamente no podía dejar de pensar en ella.

- Pues tengo problemas con las mujeres - terminó por admitir, sin ser demasiado específico todavía. No estaba lo suficientemente borracho, ni hablar -. Siempre son las mujeres.

Yuki miraba a Caelan algo preocupado. El moreno no tenia por costumbre hablarle sobre esos temas, bueno a decir verdad no le hablaba de nada. Por eso Yuki quería escuchar con interés todo lo que Caelan quería contarle.
- Sí, tienes razón. Siempre son las mujeres.Yuki evocaba el amargo recuerdo de su noviazgo con Janeth. Le resultaba bastante amargo el recordarlo, por lo que bebió un buen buche par ahogar sus pasadas penas. Dejó la jarra de cerveza, ya casi bacía, y miró de nuevo a Caelan. Pero parece mentira que tú, el gran y ligón Caelan tenga problemas con las mujeres. Que pasa, no te puedes dividir mas, tienes a mas chicas que días?

Caelan suspiró y le quitó importancia a las palabras de Yuki. Hizo una señal con la mano y, antes que el joven profesor de tierra se diera cuenta, ya volvía a tener la jarra llena de espumosa cerveza.
- Pues no, listillo, pero de todos modos las mujeres me dan problemas – soltó una risita sarcástica -. Probablemente más de los que te dan a ti. Tenerlas a todas contentas es muy difícil – le dirigió una mirada de lado -. Pero ese no es el problema al que me refería.
Se preguntó vagamente si tenía que seguir hablando o no debía hacerlo, y un ligero pinchazo en la sien le indicó que aun no había bebido suficiente. Se regañó a sí mismo por ser tan idiota y le pidió a Bill que le trajera un trago más fuerte.
“Aclárate de una vez”, se dijo, apretando los nudillos alrededor de esa copa de líquido ardiente. La hizo deslizarse garganta abajo y soltó un jadeo apagado. “Sí. Admítelo. Idiota”
- Es por Aiwe – Se calló.
Bueno, al menos lo había soltado. Era un comienzo.

Yuki se atragantó cuando bebía de su nueva garra de cerveza. Cuando después de toser barias veces muy fuertemente pudo decir.
- Pero que tiene que ver Ai en todo esto, no decías que tenías problemas con las mujeres. ¿Desde cuando ves a Ai como una mujer?Pensó un poco las palabras que había dicho y rectificóHaber, no es que no lo sea, una chica me refiero, pero si tengo entendido bien nunca te habías fijado en ella como tal. Siempre os habéis llevado bastante mal.Yuki ya tenía la cabeza muy nublada y no se sabía explicar con suficiente claridad. Pero estaba seguro de que Caelan había comprendido algo de lo que había dicho. Alzó la jarra de cerveza y se bebió de un trago lo que quedaba de esta.

Caelan soltó una risa en voz baja, más porque la situación era estrafalaria y ridícula que no porque realmente fuera gracioso. Meditó las palabras de Yuki y supuso que no podía hacer otra cosa que comprender su confusión (aunque esta estuviera provocada, en mayor parte, por el alcohol que tan rápidamente lo obcecaba), porque bueno, en parte era normal que no lo entendiese.
Su relación con Aiwe (si es que se le podía llamar relación a lo que ellos tenían) siempre había sido, cuanto menos y por decirlo de un modo suave, especial. No es que siempre se hubieran llevado mal porque, a ver, mal, mal, no se llevaban. Era solo que parecía que los dos disfrutaban haciendo enfadar al otro. O, mejor dicho, Caelan disfrutaba haciendo enfadar a Aiwe hasta que los ojos se le inflamaban con algo parecido al odio, y buscaba cualquier ocasión para hacerlo. Esa era su relación.
Hasta la fecha, además, a Caelan le había parecido que era una relación perfecta.
- Está claro que nada dura para siempre – suspiró en tono de broma, más para consolarse a sí mismo en su confuso estado que para explicarle algo realmente a Yuki, que estaba echándose garganta abajo la segunda jarra de cerveza, enterita. Se le escapó una risa mientras lo miraba -. Tío, ¿quieres que te lo cuente o no?

Yuki levantó la mano y le dijo al tabernero que le trajera otra cerveza.
- Pues claro tío. Lo que pasa es que no puedo imaginar de que se trata, cuenta, cuenta.
El tabernero le trajo otra jara de cerveza bien fría y espumosa. Yuki bebió otro trago para remojarse el gaznate. Pudo percatarse de la verde y fija mirada de su compañero de borracheras, clavada en él.
- ¿Cae vaz a continuar? ¿O me vaz a tener eperando hazta que ezté como una cuba?

Caelan tuvo ganas de ponerse a reír otra vez al ver la cara de su amigo, ya definitivamente borracho, pero al final no pudo hacerlo porque, ahora que había comenzado a hablar de Aiwe y a pensar en ella, su cabeza se había convertido en una maraña confusa y ya no le salía con tanta naturalidad. Se volteó con un suspiro y le pidió a Bill, con un susurro cómplice, que a partir de ahora solo rellenara la copa de Yuki con zumo de calabaza, porque de otro modo acabaría con un coma etílico y no era plan, y se volvió para seguir hablando con él.
- Ya voy, ya voy... Impaciente – bromeó, aunque sin ningún atisbo de sonrisa en la cara. Meditó las que serían sus próximas palabras antes de pronunciarlas y se dio cuenta de que él mismo ya no podía pensar con claridad y que los bordes de su consciencia estaba levemente difuminados -. Estaba hablándote de Aiwe, ¿no? – preguntó y, sin saber por qué, aquellas palabras le hicieron sonreír como un idiota.
Yuki asintió dramáticamente y le dio un trago a la poca cerveza que le quedaba, de modo que Caelan lo imitó y soltó un jadeo.
- No sé qué me pasa últimamente con ella – admitió, y tuvo que decirlo un poco alto para hacerse escuchar por encima del ruido que había en la taberna -. Siento como si las cosas hubieran cambiado entre nosotros. Ya no puedo meterme tanto con ella porque se enfada más (o así me lo parece a mí) y, cuando se enfada, las cosas son diferentes. Más duras. Cuando me distraigo, aparece de repente en mi cabeza, y a veces me parece escucharla hablar pero nunca está cerca – confesó, y luego su sonrisa idiota se borró para dejar pasó a una mueca molesta -. Además, está ese idiota de Evan, que se para el día revoloteando cerca de ella y me pone enfermo. ¿Por qué Evan me pone enfermo? Vale que sea un idiota, pero no es el único idiota de la Academia y sin embargo es el que me cae peor – bufó, y Bill rellenó su copa con aquel líquido ardiente y que quemaba y la copa de Yuki con un zumo muy aromático al que él no pareció ni siquiera notar diferencia. – No sé qué me pasa últimamente con Aiwe – repitió -. Pero me confunde. Y no me gusta estar confuso.

Yuki estaba mas borracho que nunca, pero era uno de esos borrachos que se ponían happies por nada.
- Jajajajajajajajajajajajajajajja,....no me jodas tío, eso de escuchar voces es chungo. Aunque claro...jajajjajajajajja...lo otro no crees que es mas amor que nada. Tío yo creo que te has enchochao de Ai. Estas mas enamorao que un adolescente. Lo mira con esta cara ¬¬ Aixxx con tu edad y enamorándote de jovencitas. Le da un golpe en la espalda haciendo que parte el licor que tenia en su copa se derramara en su camisa. Uixxxx...perdón.Jijijijijijijijij...Creo que estoy un poco borracho.

A Caelan le entró la risa cuando las palabras de Yuki tomaron forma en su mente, pero luego las entendió y se puso serio, y luego le dio un pequeño ataque de risa otra vez.
¿Enamorado de Aiwe? ¿Él? La idea le pareció en un primer momento tan ridícula que creyó entender por qué se estaba riendo, pero luego comenzó a verle cierta lógica al asunto (ninguna lógica en concreto, nada que pudiera ayudarle a entender exactamente lo que pasaba por su cabeza. Una lógica de esas simples, de borracho) y se puso serio otra vez.
- Pues no sería tan descabellado – balbuceó, atragantándose con sus propias palabras. Desatascó su lengua echándose garganta abajo un nuevo trago de licor -. Aiwe es guapa. Está buena. Nos conocemos desde hace mucho tiempo. ¿Por qué no?
Era tan simple que tenía ganas de ponerse a reír de buenas nuevas, pero en lugar de eso le pegó un coscorrón a Yuki por atreverse a insinuar que era demasiado viejo para ella.
- ¡Yo hago lo que me da la gana! – le regañó, hinchando pecho porque sí, porque él era Caelan y hacía lo que le daba la real gana. Después parpadeó un par de veces y bajó un poco la cabeza -. Pero no, esto no puede ser. No, no, yo no estoy enamorado de Aiwe. ¡Aiwe y yo nos llevamos mal!
Se sintió confuso por la propia maraña en la que se había convertido su cabeza, y con un encogimiento de hombros, apartó el vaso de él. Se cruzó de brazos y se quedó pensativo, con Yuki a su lado soltando risitas estúpidas y palabras inconexas, y al cabo de un rato se dio cuenta de que no estaba pensando nada en realidad y que casi se le había olvidado el tema. Ah, Aiwe, claro, Aiwe. Que estaba enamorado de ella. Que no lo estaba. Que Aiwe era idiota. “Que el idiota eres tú”. Agh, ya le había vuelto a pasar. Sonrió de todos modos porque, podía ser raro, pero le gustaba escuchar su voz.
Le hizo una señal a Bill para que apuntase lo que habían bebido en su cuenta, juzgando que estaba demasiado confuso consigo mismo como para ser capaz de echar cuentas y contar el dinero bien, y bajó del taburete con un salto que casi le hizo perder el equilibrio.
- Yuki, vámonos. Que mañana tenemos una reunión con Medea y, si nos dormimos, nos freirá vivos – le dijo a su amigo, aunque sospechó que más de la mitad de su frase había carecido de sentido entendible. No la repitió porque se puso a reír ante su ocurriéncia de que a Medea se les ocurriera freirles de verdad.

Yuki apenas escuchaba las palabras de Caelan. Tan solo podia oir un " estoy enamorado de Aiwe ", y un "Aiwe y yo nos llevamos mal".
- Yuki, vámonos. Que mañana tenemos una reunión con Medea y, si nos dormimos, nos freirá vivos Yuki obedeció casi como un autómata. Se movía con movimientos lentos y torpes, asta tropezaba con la nada. Salieron a la calle y caminaron por las negras calles silenciosas del pueblo. Sabía que aquella noche la pasaría de nuevo con Ai, y que esta lo reñiría mucho. Pero Caelan esta vez lo necesitaba y no podía negarse. Antes de casi perder el sentido de sus palabras Yuki dijo.
- Pues mira Cae tío...Aiwe eztá muy buena. Si dudaz, piensha tan zolo como shería acostarze con ella. Asta yo piensho que zería una maravilla....HIPPPP..... Es mi amiga pero hay que admitir que la que es guapa lo es. Y a ella la desean muschos. Si no te decides rápido te la pueden quitar. Y no deshcartes a nadie...porque puede ser quien menos te imagines. Hipó muy sonoramente y añadió.Cualquiera como yo por ejemplo. Ozea que no te duermas en la parra y decídete.Se gira para una esquina y grita en medio de la inmensa noche.Uaaaa...un gatito...minino ven minino!!!El gato salió despavorido en dirección contraria. Ooooo...za ido.

Caelan observó, aturdido, como Yuki salía corriendo detrás del gato y se limitó a soltar un suspiro, entre cansado y divertido. Hundió las manos en el fondo de sus bolsillos y las sacó solo para meterse un cigarrillo en la boca que se encendió solo.
- Ya claro, tu - se burló, restándole importancia. De todos modos, lo miró muy serio -. Tendré cuidado. Y lo pensaré - Yuki no le hizo caso y volvió cuando se le escapó el gatito, así que ambos echaron a andar hacia la Academia y se perdieron en la oscuridad y el silencio de la noche.