Bruscas noticias

Tomas llegó casi sin aliento a la enfermería, y abrió la puerta de par en par, sin ni siquiera llamar ni mostrar el más mínimo atisbo de cortesía.
-¡Lo siento…! ¡Lo olvidé completamente…!
Sin embargo, la enfermera que lo había atendido hacía casi una semana y le había pedido que acudiese allí “a la mañana siguiente” no parecía demasiado enfurecida por su tardanza, ni por su brusca llegada. Dejó la revista que parecía estar leyendo en la mesa, y se acercó a él con una sonrisa… pero, también, con una ceja arqueada.

(Dos comentarios más -breves, pero intensos-, y el tema queda libre xD! Avisaré cuando se pueda comentar muejeje!)
(Y por si a alguien le interesa, esto es continuación un tanto atrasada del tema de las áreas verdes “Respirando”, también de Tomas XD Pero creo que puede pillarse sin haberlo leído...)

-Tendrás buena la nariz después de tanto tiempo –musitó Arsi, a modo de saludo.
Le examinó por encima su rostro, que todavía mostraba un ligero tono morado por la zona de su nariz. De cualquier manera, ya parecía estar mejor… y a Arsi le bastaba con saber que la enfermería estaba desierta para no mostrarse enfadada porque el chico no hubiese acudido cuando debía.
Igualmente, tampoco podía enfadarse cuando intuía que Tomas no tenía mucho interés por cuidarse esa nariz que se había destrozado.
- Bueno –acabó determinando Arsi, volteándose para que el chico no la contemplase mientras le hablaba- En realidad, tampoco quería que vinieses sólo por la nariz.
Arsi no supo cual fue la reacción del chico al principio, ya que no volvió a girarse hacia él hasta que no lo escuchó hablar.
- ¿Cómo… que…? –había formado una leve mueca de sorpresa, y no parecía saber muy bien qué decir. En el fondo, Arsi lo comprendía perfectamente. Le dedicó una amable sonrisa antes de agregar, sonando algo nerviosa, nerviosa por primera vez desde que estaba en esa academia.
- Soy… Tomas, yo soy quien crees que soy.

Tomas continuó mostrando esa mirada extrañada. No alcanzaba ni a intuir a qué se referiría la enfermera con esa clase de trabalenguas extravagante.
-¿Quién creo que…? –comenzó a repetir las palabras de Arsi, notando como empezaba a enrabietarse consigo mismo, por no entenderla. Ella se dedicó a asentir levemente con la cabeza- ¿Pero qué quiere…?
Sin embargo, el chico no pudo concluir sus palabras cuando, al fin, la entendió.
Y entenderla era algo que lo dejaba aun más absorto, si cabía. Entenderla era algo casi… inverosímil. Tomas ahogó una risita irónica, completamente patidifuso.
-No –pronunció, secamente- No, no, no… no puede ser, no… ella… tú… ella está…
“Está muerta” concluyó en sus pensamientos, sin ser capaz de decirlo en voz alta. Admitir aquello le provocaba demasiado dolor… se lo había provocado durante toda su vida.
-Ah, ¿con que esas tenemos? –pareció quejarse… ¿Quién? ¿Arsi? ¡No se llamaría así si era quien Tomas pensaba que podía ser! Se llevó las manos a la cabeza, sin saber qué pensar. Tenía tantas ganas de creerla… pero necesitaba que se lo confirmase, necesitaba que le diese una razón mejor para ello.
Al volver a hablar, la mujer adivinó sus pensamientos y ahogó una risa:
-¿Estoy que… muerta? ¿Y te parezco ahora mismo muy muerta, hijo?
Tomas no apartó las manos de su cabeza cuando Arsi concluyó con esas dos interrogaciones retóricas, pero sí desvió su mirada hacia la mujer, intentando encontrar esos rasgos que también había hallado en ella desde el primer momento en que la había conocido, en las áreas verdes.
Su mente seguía considerándolo imposible, seguía negándose a creerla.
Pero su corazón estaba convencido de que la mujer sólo podía llevar razón.

Entonces, casi sin que él fuera capaz de controlarse, Tomas adelantó sus brazos frente a él y, sin esperar ninguna otra explicación, sin necesitar nada más que ese fuerte sentimiento que lo obligaba a creerla… la abrazó.
(Ya se puede comentar, si os apetece y no teneis nada mejor que hacer ^^)
(Sí, se puede pillar el abrazo. Pero no, no se pilla lo que han hablado, ¿eh? XD!)

(Bueno, creo que ha habido bastante margen por si alguien quería entrar, así que como yo he llegado antes, me meto a cotillear, ¡que la cosa me interesa! )



Nerine gimoteó infantilmente y apretó un poco el trapito que cubría su mano ensangrentada antes de golpear la puerta de la enfermería con la otra. Hasta hacía un rato, había estado en la cocina preparando algo de comida para su hermano, porque sabía que desde que ella no estaba en casa Lone comía mal, y el caso era que mientras cortaba unas verduras se había distraído un segundo y se había echo daño en el dorso de la mano derecha. Suspiró, lamentándose de ser tan torpe.
- ¿Hola? ¿Puedo pasar? - preguntó, abriendo la puerta al ver que nadie respondía. Asomó la cabeza hacia el interior de la enfermería y abrió la boca en forma de "o" al ver a Tomas, de pie frente a una camilla, se separaba de Arsi después de lo que parecía ser un abrazo. Se preguntó qué se había perdido, y por qué Tomas estaba allí.

(jajaja me parece bien! Gracias! Si, si no ha entrado nadie ya no iban a entrar xD! De todas formas, si alguien más quiere colarse, le dejamos xD)


Arsi fingió no haber escuchado a quien quiera que acabase de entrar -si había alguna razón por la que le había pedido al chico que viniese por la mañana, era el riesgo de ser descubiertos- y agarró a Tomas de un brazo cuando comenzó a separarse bruscamente de ella. Eso no les serviría mucho para disimular. La enfermera comenzó a retirarle las vendas de la nariz, aparentando que se había acercado "tanto" a él para verlo mejor.
- Bueno, veremos a ver cómo termina tu nariz... -alegó, dedicándole una sonrisa que volvió a dejarlo bloqueado.
Arsi sacudió un poco la cabeza y le dedicó una ojeada a su otra paciente, mientras concluía su tarea con Tomas. No la había reconocido al principio por su voz casi temblorosa, pero era la misma chica que lo había llevado hasta él; Nerine. Quiso sonreírle abiertamente... pero entonces encontró su mano ensangrentada, y se alertó.
- Vaya, ¿pero qué te ha pasado? -inquirió, terminando con el chico y viendo como él la observaba con toda preocupación. Se apresuró a añadir, dirigiéndose a Tomas y antes de que Nerine hablase- Y tú no te vayas, que todavía no he terminado...
Sin embargo, Arsi supo que el chico estaba demasiado ocupado preocupándose por la chica como para marcharse. Aun así, se notaba algo distraído. Y, verdaderamente, la mujer también lo estaba.
- Sí, ¿qué tienes en la mano...? ¿Te... te has hecho daño...?

Nerine se quedó parada en el marco de la puerta, observando con ojos atentos como Arsi se apresuraba a retirar las vendas de la nariz de Tomas, y se esperó pacientemente a las curas terminasen antes de acercarse a ellos. Esbozó una sonrisa tímida para indicar que no había nada de lo que preocuparse.
- Es solo un corte - les dijo a ambos, más ocupada en examinarles a ellos y a preguntarse si realmente ocurría algo o no que en su mano herida. De todos modos, apartó el pañuelo y frunció los labios al mostrar el corte. - Es que los cuchillos de la cocina están muy afilados...
Arsi se acercó a ella y examinó su mano con atención. La niña, al verla tan de cerca, volvió a notar que había algo extraño en ella, pero apartó aquel pensamiento de su cabeza y levantó la vista hacia Tomas, que parecía a la vez preocupado y ausente.
- ¿Y tú? ¿Estás bien? - preguntó, refiriéndose no solo a su nariz.

Tomas forjó una leve mueca de dolor al ver la herida de Nerine. No tenía buena pinta, pero ella no parecía preocupada por su herida. Cuando le preguntó por enésima vez que si estaba bien, a él, Tomas de veras se sintió como un idiota. No era sólo que Nerine siempre se estuviese preocupando por él, algo que no le agradaba demasiado... también se sentía estúpido porque, en ese momento, no se sentía sólo bien. Se sentía mejor que en toda su vida.
Porque le acababan de dar la mejor noticia de su vida.
Sonrió, con amplitud.
- Sí... claro que sí, Neri -aceptó, siguiendo la mentira de la enfermera, y señalándose la nariz. Él estaba allí para curarse la nariz, ¿no? El chico vio como la mujer se alejaba de ellos tras examinar la mano de la niña- Me ha quitado eso tan feo que llevaba en la nariz, así que no puedo estar mejor...
Tomas quiso agregar algo más acerca de que la chica se preocupase por su corte, pero... Arsi... no le dejo.
- Bueno, Tomas, tú ya estás. Ven, coge tu piruleta, y ya puedes irte.
- No, a mí no...
- Que cojas la piruleta, hombre -le espetó, interrumpiéndolo, como si aquello fuese de vital importancia- A ver si le voy a dar piruletas a todo el mundo menos a ti...
Algo extrañado, Tomas se acercó a la enfermera. ¿Es que no sabría ella de sobra que a él no le gustaban los dulces, por qué insistía...?
No tuvo más que mirar hacia la piruleta que la mujer le había entendido para responderse. Llevaba una pequeña nota enroscada alrededor del palo. Tomas no terminaba de comprender por qué, pero, por lo visto, la mujer no tenía ninguna intención de que ese pequeño secreto saliese a la luz.
Cogió la piruleta sin volver a rechistar, y se la metió en un bolsillo.
- Vale, veamos ese corte, Nerine...

- ¡Oh! Yo también quiero una - dijo, ilusionada, refiriéndose a los dulces. Observó con cierto anhelo a Tomas, por si a este se le ocurría darle la suya como había ocurrido la última vez, pero para decepción de la chica, este no lo hizo. Bajó la mirada con decepción, y entonces Arsi comenzó a curarla. - Au - se quejó. Volvió la mirada hacia Arsi y dejó de pensar en cosas extrañas sobre parecidos sospechosos y comportamientos extraños para volver a centrarse en su mano, que le dolía, porque la pobre se estresaba cuando pensaba más de una cosa a la vez y no podía concentrarse en todo. Pese a eso, no dejó de notar que pasaba algo extraño, que los otros dos estaban muy callados (más de lo normal, porque los silencios que compartía a veces con Tomas no eran incómodos y ese sí estaba siendo un poco extraño) y que los ojos de su amigo brillaban de un modo especial.

Arsi le dedicó una sonrisa agradable a la niña, cuando exclamó con ese tono tan inocente suyo que ella también quería una piruleta. Le dedicó una mirada a Tomas, y comprobó que Nerine lo estaba observando con la intención de que le diese la suya, de nuevo. Sólo que en aquella ocasión no podía.
- A ti te la daré cuando te cure, como a él -le advirtió, comenzando a curarle la mano. La niña ahogó un leve quejido, y Arsi le volvió a sonreír- Ahora te va a escocer un poquito, pero ya verás como se te pasa...
Mientras la curaba, Arsi seguía mirando de reojo a Tomas, que se encontraba tras ellas sin decir nada. Todavía parecía muy sorprendido por la noticia, y Nerine sería inocente, pero no idiota. Lo iba a acabar notando...

(Yo ahora tenía pensado que Tomas se fuese... si te parece bien XD Más que nada, porque es muy incómodo esto de llevar dos personajes a la vez en un tema jeje!)

(¡Me parece bien! XD Y así, yo puedo insistir, que no mola un pelo esto de que no quieran soltarme prenda...)


Nerine hizo un puchero y asintió, tratando de parecer valiente y fracasando estrepitósamente. Era curioso, porque cuando se había echo el corte y mientras se dirigía a la enfermería para que se lo curasen apenas le había dolido nada, pero había sido llegar allí y ver el estropicio que había organizado en su mano, que todos los males habían comenzado a venirle. Inspiró y sacó morros, mirando lastimeramente a su amigo. Tomas le devolvió la mirada y, aunque se notaba que estaba preocupado por ella (cosa que a la niña le agradó), sus ojos estaban básicamente alegres. Se preguntó por qué.
- ¡Au! - volvió a quejarse cuando Arsi terminó de limpiar su herida y esta comenzó a escocerle, tal y como la enfermera había advertido.

(jajaja pobrecica xDxD! Puues no es por desilusionarte... pero con Arsi lo vas a tener más dificil que con Tomas... jajajaja! A ver si puedes sacarle algo ^^)

- ¡Au! - Nerine se había quejado de nuevo, tras forjar un pequeño puchero. Arsi acababa de terminar de limpiar su herida, así que se dirigió al almacén para coger el resto de instrumentos que necesitaba diciendo, al pasar por el lado de Tomas.
- ¡Y tú ya puedes irte! -quedó como si estuviese echándolo, así que la mujer se apresuró a añadir- Que Nerine ya está casi curada y no le pasa nada, ¿a que no?
Cuando Arsi salió del almacén, pudo ver al chico titubear. Sabía que en el fondo él también quería marcharse, pero le preocupaba demasiado ese corte de su amiga.
-Ya, pero... -Arsi le dirigió una última mirada, la definitiva para convencerlo. Tomas encogió sus hombros y sonrió un poco- Vale... vale, me voy- se dirigió a la niña, con esa mirada repleta de ternura, con esos ojos que hablaban por sí solos. A Arsi no le cabía la menor duda de que esa chica le gustaba. Sonrió casi inconscientemente- Ya... ya iré a verte, Neri...
Y, una vez se hubo despedido, todavía poco seguro de poder dejar a la chica sola -como si Arsi se la fuese a comer-, se marchó.

Nerine observó curiosamente como la puerta se cerraba tras Tomas, pensativa, y se preguntó una vez más qué podría haberle ocurrido para que pareciera tan distraído. Tanto, que ni se había dado cuenta de que la niña había hecho un gesto para acercarse a él y darle un beso en la mejilla como siempre hacía. Ladeó la cabeza y observó como Arsi se acercaba de nuevo hacia ella para terminar de curarla, y balanceó los pies que le colgaban por un lateral de la camilla. Ya le preguntaría luego a su amigo cuando fuera a verla... O podía preguntarle a la enfermera ahora. Le sonrió.
- Que bien que la nariz de Tomas ya está curada. ¿A mi me curarás igual de bien? ¿Me quedará alguna marca?

Arsi rió con soltura al escuchar aquellas palabras de la niña.
-Hmmm... -fingió meditar, dejando lo que traía en su mano en una mesilla y mirando hacia la mano de Nerine. Le sonrió aun más abiertamente- Oh, vamos, ¡pues claro que te curaré bien! Y marcas, ninguna, te lo prometo- entonces, cogió la aguja y el hilo que se había traido y prosiguió hablándole lo más rápido que le fue posible, con el fin de que la niña no viese cómo terminaba de curarle la herida. Había visto ese corte bastante profundo, y no le quedaba otro remedio que darle algún punto- Bueno, Nerine, ¿cómo te va con las clases? ¿Qué elemento controlas?

La niña arrugó la nariz cuando vio la aguja y apartó la mirada, más asustada que realmente dolorida, mientras dejaba que Arsi la curase como creyera más conveniente. Escuchó su pregunta y tardó un momento en contestar, porque se le pasó por la cabeza que, si se distraía, se le olvidaría seguir preguntándole por Tomas...
- La tierra - dijo finalmente, con algo de timidez. La miró con un puchero. - Aunque... todavía no sé hacer nada. Nada de nada. Soy una negada...

Arsi amplió bruscamente su sonrisa cuando la niña le dio a conocer su elemento que, casualidades de la vida, era el mismo que el de la enfermera. Sin embargo, no le gustó el puchero que le dedicó.
- Anda, ¡qué coincidencia! Yo también manejo la tierra, ¿sabes? -le comunicó, orgullosa, y contenta de haberle preguntado- Pero no te preocupes, Nerine; controlar la tierra, la naturaleza, no es tan sencillo como crear gotitas de agua o corrientes de aire. Lleva su tiempo aprenderlo. Eso si, cuando lo aprendas, ya ningún poder va a compararse con el tuyo. Estoy segura -le guiñó un ojo.

- ¿En serio? - preguntó ella tímidamente, dubitativa. El profesor Yuki le había dicho lo mismo para animarla cuando no había conseguido hacer lo que había pedido en clase, pero Nerine no se lo había terminado de creer. - Yo lo he hecho un par de veces... Usar mi poder, quiero decir. Pero ha sido sin querer... La verdad es que me parece muy difícil.
Puso cara de concentración al pensarlo. Todas las veces que había hecho algo relacionado con la magia, lo había hecho después de algún momento triste o tenso que la había alterado, y la mayor parte de las veces había tenido efectos nefastos y contrarios a todo lo que ella desearía hacer (como cuando marchitó la hierba a su alrededor, o cuando hizo que todas las flores de su casa se pusieran mustias). Todos excepto, tal vez, la otra mañana, con Tomas, cuando la rama de un árbol se había movido para evitar que ella y el muchacho se dieran de bruces contra el suelo... Y lo que había provocado que él se hiciera daño en la nariz. Frunció los labios al recordarlo.
- Definitivamente... es complicado.

- Claro que es complicado -corroboró Arsi, sonriendo, contenta de que Nerine se hubiese concentrado en su charla y no estuviese prestando atención a su mano- Porque es el más difícil de todos. Pero si ya lo has usado alguna vez, llevas mucho avanzado, ¿no te parece? Lo siguiente es aprender a controlar cuando quieres usarlo, y cuando no. Y de qué forma.
Nerine pareció meditar seriamente sus palabras, pero Arsi no le dejó más tiempo para responder, comunicándole algo que, seguramente, le alegraría.
- Ya está. Ahora, sólo hay que vendártela. ¿Te ha dolido mucho?

La niña parpadeó cuando la enfermera Arsi interrumpió el rumbo de sus pensamientos y volvió a dirigirlos hacía su mano, haciendo que se olvidara de poderes y magia y tierra y ramas que se movían.
- No mucho - admitió, y la verdad era que el echo la hacía bastante feliz. - Aunque la siento medio dormida...
Le dirigió a Arsi una nueva mirada alegre y le sonrió para agradecerle su ayuda, pero al hacerlo se quedó un momento callada. ¡Jo! Por más veces que la mirara, no podía dejar de notar que había algo en ella que se le hacía muy familiar y la sorprendía cada vez. Tuvo ganas de morderse los labios.
- Gracias... - se obligó a decir, y volvió a esbozar la misma sonrisa que antes. Balanceó los pies de nuevo alegremente

Arsi le sonrió, mientras dejaba la aguja y pasaba a coger unas vendas. Desde luego, la niña se había portado de maravilla. La había mantenido muy ocupada pensando en su habilidad, y lo cierto era que Arsi también había notado que se sentía cómoda conversando sobre ese tema. Empezaba a sentir ternura por la chica. No le extrañaba que a Tomas le gustase tanto.
Para ese último paso, la mujer no creía que tuviese que entretener tanto a Nerine como antes, así que respondió a su agradecimiento con toda amabilidad.
- No hace falta que me las des, que para eso estamos -y, una vez hubo terminado de hablar, le comenzó a vendar la mano.

Nerine se rió un poco, no porque le hiciera gracia que le estuvieran vendando la mano, sino porque pensó que Arsi lo hacía con mucha amabilidad y eso le gustó bastante. Parecía una buena persona.
- ¿Hace mucho que eres enfermera? - le preguntó. - Parece que sabes mucho, pero si no me equivoco es el primer año que estás en la Academia... ¿Por qué viniste aquí?

- Eh, ¿a qué viene tanta pregunta? -se extrañó Arsi, sin embargo, sin encontrarse tan asombrada interiormente.
Sabía que Nerine estaba mostrando un leve atisbo de intriga desde que había entrado en la enfermería, y la mujer no había podido disimular demasiado el abrazo que Tomas le había dado. Le sonrió levemente, sin mostrar ningún temor ante sus preguntas. Arsi nunca solía alterarse por nada.
- Hace muchos años que soy enfermera, sí. Pero... nunca había estado en la academia. Trabajar aquí me parecía una buena oportunidad para visitarla -y, una vez satisfecha con su respuesta, añadió- ¿Por qué lo preguntas?

- Porque cuando te miro, no puedo dejar de pensar que ya te conocía de antes - respondió Nerine con total sinceridad. Parpadeó, viendo como Arsi abría los labios con sorpresa, y se preguntó si tal vez no había tenido que decirlo tan directamente. La verdad, ella no era una persona que pensara muy detenidamente las cosas antes de decirlas (de hecho, no pensaba muy detenidamente las cosas casi nunca), y actuaba según lo que sentía en cada momento, y la verdad era que Arsi le resultaba familiar y punto. Se encogió de hombros. - Pero eso es poco posible - concedió. - Porque nunca antes nos habíamos visto, y yo vivía lejos. Por eso... Preguntaba.

Arsi entreabrió los labios casi de manera inconsciente, sin poder evitar mostrar asombro ante aquella afirmación de la niña. Esperaba cualquier otra respuesta menos esa. Cesó por un momento de vendar su mano, y ladeó un poco la cabeza, mirando a Nerine e intentando pensar. ¿La chica le sonaba a ella de algo? No recordaba haberla visto nunca...
- Mmm... bueno... -titubeó, apresurándose a carraspear y sonar de manera más firme. Le sonrió y continuó con su tarea- Yo a ti tampoco recuerdo haberte visto antes. Seguro que me has confundido con otra persona. Son cosas que pasan

- Es posible - recnoció ella, rascándose la cabeza mientras trataba de pensar. Habría podido insistir, tratando de sacarle algo a la enfermera, pero la verdad era que creía que ella llevaba la razón y que Nerine estaba equivocada. No sería tan raro. De hecho, sería muy, muy normal. Pese a todo... - Sigues siéndome muy familiar. Nunca habrás estado en Ënnya, ¿no? No, pero qué digo, Ënnya está muy lejos. Debes tener a alguien muy parecido a ti dando vueltas por el mundo...

Arsi sacudió la cabeza, antes de que Nerine se respondiese a sí misma a su propia pregunta. Después, la niña concluyó sus palabras con una frase que pareció aclarar toda la sorpresa que Arsi había formado en un principio.
- Debes tener a alguien muy parecido a ti dando vueltas por el mundo...
Entonces, la mujer comprendió a qué "alguien" se estaba refiriendo Nerine, sin percatarse, claro. Por lo visto, no sólo Tomas había reconocido su evidente parecido. Arsi no pudo evitar reír levemente, aprovechando que concluía el vendaje de la mano de Nerine para cambiar el tema. No quería que la niña siguiese llegando a más conclusiones.
- ¡Ya hemos terminado! -anunció, conforme. Después, caminó hasta su cajón- Y ahora, quieres la piruleta, ¿verdad?