Lo que provoca el exceso de faena en un vampiro

Lugat se separó de la chica y con una carcajada dijo:
- Sí exacto! Con ella por aquí no lo haría. Te respeto por ser amiga de Nerine, porque ella te quiere, y se a ciencia cierta que si te hiciera daño ella se pondría muy triste. Todos lo que son importantes para Nerine merecen mi respeto.- E inmediatamente tiende una mano hacia la chica, que lo miró algo extrañada.
- No me mires con esa cara. Hagamos las paces, empezamos mal. Hagamos borrón y cuenta nueva. De ahora en adelante también velaré por la seguridad de los amigos de Nerine. Miró algo más serio a la chica y añadió. - ¿Pelillos a la mar? Dijo con la mano aún tendida hacia la chica.

Abby miró a Lugat entre extrañada y confundida. ¿Realmente quería hacer las paces? Lo observó. Hablaba en serio, y una parte de ella estaba deseando hacer las paces con él. A parte que sabía que no estaba bien pelearse con media academia. Suspiró y le cogió la mano que estaba algo fría y reprimiendo un escalofrío la apretó. - Pelillos a la mar - dijo aunque no estaba segura de lo que quería decir. Se relajó un poco y se dio el lujo de esbozar una leve sonrisa.

Nerine apareció entre ellos en aquel momento, dando un efusivo salto y colgándose de la espalda de Abby con un grito, obligándoles sin querer a soltarse de la mano. De hecho, no estaba muy segura de lo que acababa de interrumpir. Siguió dando saltitos, entre feliz e inquieta, sobre los hombros de su amiga, y luego se rió, mirando a L.
- ¿Qué estáis haciendo? - preguntó, y acto seguido soltó una risotada porque le hizo gracia lo aguda que sonaba su voz.

Lugat sonrió a su pequeña y excitada amiga.
- Nada en especial. Solo estábamos enterrando nuestras diferencias.- Miró a Abby, que lo remiraba de arriba a abajo como si le estuviera haciendo un reconocimiento.¿A que si Ignis?-Dijo el vampiro guiñándole su ojo derecho de modo picarón. Lugat ya le había puesto mote a su nueva aliada. Le importaba tres pimientos si a ella le gustaba o no. Él se lo diría sí o sí.

Abby giró el cuello todo lo que pudo para que Neri viese su cara y bajase de inmediato, pues no solo estaba encima suyo, sino que estaba saltando encima suyo. Pero como la niña estaba más ocupada saltando qeu por ella miró a Lugat de arriba a abajo, porque habían hecho las paces, que sino volvía a la carga. Cogió a Neri de las piernas para qeu parara de saltar y se quedó con ella en la espalda.

- Nada en especial. Solo estábamos enterrando nuestras diferencias. ¿A que si Ignis? - Abby iba a asentir cuando escuchó Ignis... Ella ya tenía un nombre, se lo quedó mirando, pero llegó a la conclusión que no era el momento, por lo que se giró lo que pudo para mirar a Neri. - Exacto, enterrando diferencias. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí arriba? ¿se esta bien? - dijo divertida, casi esbozando una sonrisa.

Abby agarró a Nerine por las piernas y se las sujetó, y la niña dejó de saltar porque si lo seguía haciendo se caería y no quería caerse. Empezó a mirar a su amiga y a L alternativamente y muy deprisa.
- Ignis, ¿quién es Ignis? - repitió, pero luego escuchó a Abby y se olvidó su propia pregunta. Sonrió. - Si, muy bien, ¡eres muy alta! - se encaramó un poco y miró a L por encima de su cabeza. - Puedo verlo todo desde arriba y me gusta más que volar, porque así no me mareo ni me caigo.

Lugat rió al escuchar la palabra mareo. Era verdad que Nerine cada vez que volaba con él se mareaba. Y eso le incomodaba un poco, ya que quería que disfrutara del vuelo, tanto como lo hacía él. Pero no tenía nada que hacer, solo le quedaba la mera esperanza de que con la costumbre se le pasara.
- Ignis es tu amiguita. Le he puesto un mote, quieres tener tu uno también? Sabía de sobra que Abby se enfadaría al escuchar con que libertad la había moteado tan pronto. Pero a él eso no le importaba. Le gustaba verla enfadada.

Abby suspiró después de las palabras de Nerine. Ahora no habría manera de que bajara de allí y estaba segura que haría de transporte a la niña más de una vez, pero no podía hacer nada contra Neri así que no dijo nada.

Después de las palabras de Lugat, en cambio, su cara se transformó. Entrecerró los ojos y apretó los labios llena de rabia. No era necesario ponerle un mote y menos cuando se acababan de conocer. Se mordió el labio, no quería enfadarse y como tenía las manos ocupadas aguantando a Neri no podía crear ninguna bola de fuego para lanzarla lejos como hacía normalmente. Por lo que con toda su educación preguntó - ¿Ignis? ¿Del latín? - Puso cara de superioridad cuando vio por la cara de Lugat que había acertado. Recordó a su último padre adoptivo, le había enseñado a leer, escribir y también latín y griego, base de esa lengua. - Ignis, ignis de la tercera declinación. Fuego. No esta mal - Dictaminó.

Nerine abrió la boca, emocionada, y rodeó con sus brazos los hombros de Abby con algo más de fuerza para alcanzar así a taparse la boca.
- ¡Que guay! - se exclamó, tras escuchar la explicación de la chica. - ¡Que lista eres, Abby!
Acto seguido parpadeó y miró a L con la misma emoción y trató de dar un bote aunque no pudo porque Abby la tenía bien sujeta.
- Si, si, ¡si! Yo también quiero uno, ¿cuál? ¿Cuál?

Lugat rió al escuchar la entusiasta respuesta de su amiga.
- Pues e pensado que el mejor mote para ti es Godter. E danés y su significado se ajusta mucho a lo eres para mi. Significa exquisitez, o regalo para el paladar. Y los niños nombran de este modo a las golosinas.
Sabía que esto le gustaría a Neri, mas que a Ignis. Debido a la comparación echa por el vampiro. Bueno dejando a un lado lo que opine Tomas cuando se entere del significado. Esto izo troncharse de risa al choco, ya que le encantaba mantener disputas con el pequeñajo.

Abby cerró los ojos y dejó una de las piernas de Nerine para ponerse a jugar con sus rizos para no perder los nervios, aunque no le sirvió de mucho. Por eso, temiendo la reacción de Nerine ante su nuevo mote, la hizo bajar para que saltara y se alegrara en el suelo, y no en su espalda.

Una vez Nerine estuvo al suelo, Abby se acercó a la barandilla mientras creaba una bola de fuego para jugar con ella. Miró el paisaje que se extendía debajo suyo y que ya casi conocía de memoria. Respiró profundamente, decididamente esto de interactuar con la gente no era lo suyo, pero lo prefería a estar tirada en la calle. Cerró los ojos y pensó en el cambio que había hecho en el poco tiempo que llevaba en la academia, sonrió mientras el viento le iba a la cara. Decididamente eso era mejor, y lo de hablar con la gente.... poco a poco, por hoy ya había sido suficiente, al menos de peleas.

Abby soltó las piernas de Nerine, pero ella casi ni se dio cuenta porque estaba muy ocupada escuchando a L y asimilando la información. Se deslizó hasta el suelo y se quedó allí sentada un momento, meditando, hasta que llegó a una conclusión coherente con respecto a su nuevo mote.
- Godter... - repitió, en voz baja. - Golosina... Exquisi... Mmm... ¡Me gusta!!
Se levantó de un salto y se lanzó hacia L, abrazándole y trepando por su espalda hasta rodear su cuello como había echo minutos antes con Abby, solo que con L era diferente porque él no tembló ni se inmutó ni un poco ante su peso. Nerine botó y rió, divertida.

Lugat tenia una suave y tierna sonrisa en sus labios. Notaba en su espalda el suave y tierno calor del cuerpo de la chica, en contacto con el suyo frío y muerto. Sabía que, ella únicamente se acordaría de la tercera acepción de la palabra, pero a él ya le bastaba recordarlo solamente él. Porque para él significaba mucho. Miró en dirección donde se había alejado Abby y dijo.
- Que te pasa Ignis? - Lugat se acercó, con Nerine aun colgada en su espalda, y se puso al lado de la chica. - Tienes cara de inteligente y todo con esa cara tan sería.

Abby lanzó la bola de fuego con la que estaba jugando lejos. Una vez hubo hecho esto se giró a Lugat, que tenía a Neri colgada de la espalda. Recordó que se había dicho a ella misma que basta de peleas por el momento, por lo que puso buena cara, sin llegar a sonreír. - Possum videri list. Paratus sum. - Dijo, esperando haber pronunciado bien las palabras, tenía el latín un poco oxidado. No se quería pelear, pero ella había hablado bien y casi sonreía, así que no se podía contar pelea. Miró divertida a Nerine, que no se había enterado de nada.

Nerine parpadeó y alternó la mirada entre Abby y L, confusa, sin saber a cuento de qué venían aquellas miradas y bromas que parecían compartir. Abby le respondió la pulla a L y lo hizo en latín, y después de aquello se la quedó mirando a ella con una sonrisa divertida.
Colgada de la espalda del muchacho y con los ojos muy abiertos, Nerine le devolvió esa sonrisa.
- ¡Si! Et ego sum - dijo la niña, alegre y solemnemente. La cara de Abby cambió de repente a una de sorpresa y la miró fijamente. Incluso L ladeó la cabeza para mirarla extrañado, y Nerine se asustó durante un segundo. - ¿Qué pasa? ¿Lo he dicho mal? - Juraría que Abby había dicho "Yo no parezco lista. Yo soy lista", y Nerine había querido demostrar que ella también lo era. Apretó los labios e hizo un puchero.

Agarró por las piernas a Nerine y dio un bote en el aire haciendo que la larga cabellera de la chica se desparramara por el aire.
- No pequeña, lo has dicho muy bien. Mejor que Ignis. Miró con cierto recochineo a la amiga de Nerine y le guiñó un ojo en señal de burla.

Abby ya volvía a mostrar su cara de enfado habitual y era una cosa qeu no quería, porque eso suponía volver a discutir con Lugat. Por lo que optó por al solución más fácil. se colocó cerca del vampiro e hizo gestos a Nerine para qeu subiese a su espalda. - Vamos Neri, te llevo a tu habitación. Él tiene que ir a cazar, ¿verdad? - Y sin darle tiempo a contestar cogió a la chica y se dirigió hacía la puerta para irse hasta las habitaciones. Ignorando al vampiro y sin decirle nada, porque acabaría diciéndole algo mal dicho y no quería.

Nerine sonrió anchamente cuando L la halagó a ella y a su manejo del latín, y rápidamente estampó un beso contra su mejilla. Abby le ofreció entonces su espalda (Oh, que lástima, tenían que marcharse para que L pudiera irse a cazar), y Nerine dio un salto y se colgó allí, divertida, porque hacía un buen rato que la cargaban entre los dos y no tenía que tocar el suelo con los pies y aquello le hacía gracia.
Abby se dirigió directamente a la puerta.
- ¡Adiós L! - gritó, despidiéndole también con un efusivo movimiento de mano y una sonrisa. - ¡Nos vemos otro día!
Luego, la puerta se cerró tras ella, y Nerine se rió y abrazó a Abby con fuerza.