La cólera del dragón

La joven Medea se miraba en el espejo. pasaba sus manos suavemente por su cabello que lucia realmente precioso con un kanzashi de color rojo en forma de Flor que caía a un lado por su cabello el cual estaba recogido por detrás dejando el flequillo en la frente y algunos mechones sueltos, vestía un hermoso vestido blanco, muy parecido a un Kimono y llevaba puesto hermoso maquillaje y sus labios se veían de un hermoso color rojo pero a pesar de estar vestida como una hermosa muñequita de porcelana mostraba una expresión bastante triste en su rostro.

Unos momentos después tocaron la puerta - Pase... - Un hombre mayor, un erudito entro a la habitación, vestido bastante elegante se paro tras la joven mirándola bien - Realmente es una lastima que Radium deba devorarte - Menciono el hombre mientras la joven Medea fruncía un poco el ceño con los ojos vidriosos, el hombre sonrío y colocó sus manos sobre su cintura - Al menos que quieras un reemplazo... - Musito el hombre de manera seductora pero al mismo instante en el que termino de hablar la joven rasguño su rostro mostrándose completamente enfadada - Prefiero que me coma el dragón a que tu me vuelvas a tocar, vete de aquí asqueroso - El hombre mostró una mueca al mismo tiempo oque salía de la habitación las mismas dos mujeres que llevaron a la joven Medea allí volvieron a por ella, la joven solamente bajo la cabeza siguiéndolas.

Medea sujeto la escoba y las siguió junto a Ren, salieron de una enorme mansión en medio del pueblo, la joven Medea se monto en un pequeño carruaje con las ventanas abiertas, todos estaban afuera, ya era de noche y estaban con pequeñas velas, antorchas o incluso llamas mágicas alumbrando el camino, se estaban alejando poco a poco del pueblo y caminaban hacia unas verdes montañas.

Antes de que el escenario se perdiera en las montañas había un ultimo hombre esperando en la salida del pueblo, el padre de Medea estaba mirando como se llevaban a su hija y esta lo miraba con ojos suplicantes por la mirada de la carroza sin ninguno de los poder hacer algo el padre se dio la media la vuelta y se marcho, era comprensible ¿Después de todo que podría hacer un solo hombre contra tantos magos?

Así siguieron un buen rato hasta llegar a las montañas, en ellas había una enorme caverna con varios adornos ceremoniales a los lados y una enorme puerta dorada con inscripciones indescifrables en ella, los magos que acompañaban el carruaje tiraron de varias palancas a la vez para abrir la puerta al mismo tiempo que sonó un fuerte e impotente rugido, bajaron a la chica y la hicieron entrar cerrando la puerta tras ella. Era una caverna bastante oscura, estalactitas tanto en el suelo como en el techo, la joven Medea intento abrir la puerta pero era en vano y sus gritos de desesperación eran ignorados por los magos que estaban afuera... No tubo más opción que seguir caminando entre las estalactitas que cada vez eran menos, el lugar se iba iluminando de a poco hasta que se encontró con un enorme agujero en el techo donde la luna estaba perfectamente centrada iluminando el lugar o al menos hasta que una enorme figura negra entro volando, no era nada menos que Radium, con la única diferencia de que sus escamas estaban tan brillantes a diferencia de cuando lo encontraron en las montañas gélidas. Sus enormes ojos rojos se clavaron en la joven Medea.


Los ojos de la joven se llenaron de odio mientras apretaba sus puños, el dragón parecía divertirse mientras caminaba alrededor de ella pero su figura iba cambiando y tomando la apariencia de un elegante hombre de cabellos plateados y traje negro como la noche, su piel era tan blanca como la misma luna y sus ojos tan rojos como la sangre - Desgraciado... - Medea giro rápidamente con un pequeño circulo mágico en su mano pero al girar se encontró con el dragón de apariencia humana que apretó con fuerza su muñeca al mismo tiempo que acercaba su rostro de manera burlona a la joven.

Musito el dragón sin borrar su sonrisa al mismo tiempo que besaba suavemente la frente de la joven, de inmediato lagrimas de furia brotaron por los ojos de la joven Medea pero no podía hacer nada, no era lo suficiente fuerte para enfrentarse sola a esa criatura.

Medea apretó los puños mientras miraba la escena - Ren... No es bueno que mires... - Menciono apenas aguantando las lagrimas.

Medea se quedo petrificada al ver como Ren se paraba frente a ella, bastante le debería estar doliendo el pie pero incluso así la recostó a su hombro evitando que mirará la escena y ella no pudo aguantarlo más, al ver como el chico se mostraba dulce con ella en ese momento lo abrazo con fuerza rompiendo a llorar tratando de no oír los incesantes gritos de dolor y desesperación que se oían en el fondo, se podía oír también salpicaduras y se oía claramente como desgarraban la piel de la joven sin la minima pizca de piedad hasta que se dejaron de oír los gritos y solamente se escuchaba al Radium rugir en su forma de dragón. Medea sujetó con fuerza la camisa de Ren sin importarle el dolor inmenso que sentía en su hombros levanto apenas un poco la mirada solamente para encontrar el cuerpo muerto de ella misma años atrás entre los dientes de dragón, Medea no pudo aguantar tan cruda escena y se aparto de Ren casi vomitando, cayendo de rodillas en el suelo mientras lloraba y se sentía mareada. No sabía como explicarle a Ren la situación.

Medea no pudo hablar por un buen rato, la voz no le salía, toda la sangre alrededor en el suelo, en la pared, en las estalactitas, Radium con el hocico lleno de sangre disfrutando del sabor... Todo eso Medea no lo aguantaba - No Ren... Es apenas la primera muerte que veremos... - Dijo con la voz bastante llorosa cuando se escucharon gritos fuera del lugar, donde se encontraba la gran puerta de oro, se escucho luego de un rato silencio, el dragón estaba algo atento y extrañado por el ruido y por el repentino silencio, ni siquiera el más pequeño insecto hacia ruido.

De la dirección de de la puerta se escucharon pequeños ruidos de metal, de nuevo hubo silencio y el dragón se levantó mirando extrañado en esa dirección cuando de repente enorme cadenas fueron directo hacia él amarrándolo por todas partes, dejándolo completamente inmóvil e inclusive incapaz de usar cualquier tipo de magia o truco y lo único que podía hacer el rugir haciendo temblar el suelo bajo él. Poco a poco una figura se iba acercando - El sonido de las pisadas de un gato, la barba de la mujer, las raíces de una montaña, los nervios de un oso, el soplo de los peces y la saliva de un pájaro... Por más que rugas no podrás romper esas cadenas que te atan, Radium... - Menciono la figura acercándose a la luz, para la sorpresa de todos era el padre de Medea el que se encontraba allí llevando consigo una brillante daga de plata, el dragón se estremecía mientras las cadenas se ajustaban más al cuerpo de la criatura, el padre de Medea se acerco a la criatura y clavo la daga en su vientre la cual corto su piel como si fuera un trozo fino de tela y comenzó a caminar lentamente hasta el pecho del dragón haciendo que se abriera cada vez más la cortada haciendo que brotará una enorme cantidad de sangre y otros órganos, de entre todo lo que salía del cuerpo de Radium cayeron algunas figuras blancas llenas de sangre que no eran más que huesos junto al Kanzashi que llevaba la joven.


Gruño el dragón lleno de dolor ante tan enorme cortada que no paraba de sangrar, pero el padre de Medea ignoro los gruñidos de la criatura tomando sin repulsión los trozos de su hija colocándolos en un pequeño bolso de cuero que llevaba atado a la cintura, tomo la daga ensangrentada y se marcho lleno de sangre dejando a la criatura sufriendo allí.

La escena cambio, estaban de nuevo en la casa de Medea, todo estaba tirado en el suelo, la casa estaba patas arriba con el suelo ensangrentado y en una parte de la habitación, en la mesa de trabajo del señor Campbell se encontraban los trozos de los huesos de Medea, y el padre estaba dibujando desesperadamente con sangre, en el suelo, un circulo bastante extraño con inscripciones y pentágonos en el mismo lugar, ya había dibujado ya varios en el techo y las paredes, toda la casa se veía bastante tétrica.

Medea noto la mirada del chico llena de dudas pero no se atrevía ni a mirarlo o si quiera hablar en ese momento, no sabía si era vergüenza, ira, tristeza o todos esos sentimientos juntos los que sentía al mirar a su padre de manera desesperada hacer círculos ensangrentados por todo el lugar, la mayor parte de la casa estaba teñida de rojo al igual que su padre estaba manchado de sangre.

- Padre... - Musito Medea mientras observaba a su padre. Este se levanto y tomo un enorme libro de color negro con adornos de color plateado al igual que sus títulos y letras, paso varias páginas y tomo los restos de su hija colocándolos en el centro de un circulo centrado en toda la habitación - Ren... ¿Sabes que es lo que mi padre investigaba?... - Dijo sin apartar la mirada de los restos los cuales se iluminaron y las líneas de sangre brillaron inmensamente en un color rojo, rápidamente el padre de la bruja comenzó a recitar extrañas palabra en un idioma incomprensible - Hades Haus verlässt, kehrt von den Toten, nehmen Sie Ihre Ruhe und füllen sie mit Leben - El lugar se ilumino y el padre se quito la capa cubriendo los restos, la capa comenzó a tomar forma, como si abajo de ella los restos volvieran a tomar forma humana de manera bastante escalofriante - Nigromancia, reanimación de cadáveres al igual que dar muerte... - Dijo mirando al chico sin expresión alguna, el padre de Medea cayo sentado en el suelo con las manos en el suelo mirando como de su capa se veía una forma humana, con las manos temblorosas aparto un poco la capa, se fue mostrando de a poco una hermosa piel desnuda, la joven Medea había vuelto a obtener su cuerpo, se sentó con los ojos cerrados mientras el padre soltaba varias lagrimas - Medea... - La joven comenzó a abrir sus ojos lentamente sin expresión alguna sus ojos se mostraron rojos, igual que los ojos de Radium, el padre aterrorizado al reconocer esos ojos se echó hacia atrás mientras la joven seguía inmovilizada.

Comenzaron a golpear la entrada hasta romperla, varios hombres ensangrentados entraron al lugar gritando - ¡¿Campbell que has hecho!? ¡Has matado a los guardias de las puertas y tu hija sigue aquí! ¡¿Es que deseas que el dragón nos devore a todos?! ¡Maldita mujer muérete y quédate en el estomago de Radium! - Todos corrieron hacia la chica preparados para atacar, lanzas, espadas, hacha, magia acechaba con matar a la recién vuelta de la muerte pero se formo un viento cortante en la habitación, los brazos de las primeras personas en la fila se cortaron de manera fina, gritos de agonía y dolor comenzaron a soltar ¿Acaso la chica había usado magia de viento? Los demás se acercaron a ella con escudos y trajes aparentemente impenetrables, la joven se levanto y sin mirarlos levanto la mano y un fuego de color negro quemo a los hombres con armadura derritiendo el metal encima de ellos - Hija... - El padre miraba a su hija aterrorizado, esta le dio una rápida mirada y se cubrió con la capa caminando hacia los hombres - ¿P-P-Pero a usado también magia de fuego?... ¡Es imposible! - Grito un hombre abalanzándose hacia ella pero la joven estiro su mano y de ella salió una enorme estalactita de hielo que dio en lleno la cabeza del hombre, el suelo estaba completamente ensangrentado y las paredes quemándose por fuego negro, no solo usaba viento, sino que fuego y agua también.

- ¡H-Huyan! - Gritaron los hombres en vano pero la joven creo prisiones de roca que se fueron achicando hasta salir sangre de a grandes chorros del los orificios, la joven estaba devastando a todos a su paso, niños, mujeres, hombres, no le importaba oír sus llantos y suplicas de piedad, todo el pueblo entero estaba cayendo pero nunca llego a asesinar a su padre - Medea... Ja... Ja... ¡Jajajajaja! - El padre de Medea parecía desquiciado, sus ojos se abrieron de par en par derramando lágrimas mientras reía y veía a su hija matar a todos.

Medea, tomo a Ren de la mano y comenzó a seguirse a sí misma - Tienes todo el derecho de odiarme - Dijo fríamente pero sentía un enorme dolor en su pecho al oír a todos llorar y gritar de dolor, si versión joven no dejaba a nadie con vida por más que suplicase los mataba fríamente.

Medea se paro en seco al oír al chico hablar, a pesar de mirar como mataba a todos el chico comento de manera tan dura. Medea se giro y lo miro fijamente a los ojos con sus ojos carmesíes dándole una cacheta al chico sin dudarlo - ¿Como puedes decir eso sin si quiera meditarlo? - Menciono bastante enojada mientras de fondo se oían llantos y gritos de niños - ¿Estas escuchando eso? No puedes decir que no... Niños, bebes, recién nacidos... Los maté a sangre fría... Y dime... ¿Ellos debían pagar también? Mate a criaturas inocentes, a mis amigos, familiares, maestros, los mate yo a todos ¡Y todo por tener dentro la sangre de ese bastardo Dragón! -

Los ojos de Medea brillaron por unos instantes y luego cerró los ojos derramando lagrimas - Esto es el resultado de la nigromancia mal realizada... En mis restos estaba sangre de Radium, no pude controlarme por años y no solo este pueblo si no muchos más si razón desaparecieron. Adivina, todos fueron aniquilados a sangre fría por mi - Los gritos se volvieron más intensos y el lugar termino envuelto en llamas negras que se devoraba incluso los esqueletos de las personas, el lugar era el mismo infierno en la tierra y todo fue ocasionado por ella - ¿Tu podrías vivir el resto de tú vida con esto? No importa lo que haga ahora... Maté lo suficiente para sufrir eternamente en el infierno e incluso en vida... -


Todo se volvió nuevamente negro y volvieron a las montañas gélidas, Medea quedo en pie un buen rato y luego cayo al suelo llevándose la mano al hombro el cual volvía a sangrar – Ni siquiera cumpliendo el sueño de mi padre, formando una academia de magia Serra suficiente para expiar mis pecados… Deberías admirar a alguien que sala vidas… No a quién las quita… -

- Realmente me sorprende que puedas seguir tratándome de esta manera - Medea entrecerró un poco los ojos - Pero... Me alegra que seas así conmigo, Ren. Por fin un estudiante rebelde me quiere - Dijo bromeando recuperando de a poco su estado de ánimo normal, sonrió dulcemente y paso su mano por la mejilla del chico y beso dulcemente su frente - Disculpa por la cachetada, estaba bastante nerviosa viendo la situación... Pero eso es cierto Ren... No eres un monstruo, eres mi preciado estudiante... Ahora vámonos, debería llevarte a la enfermería antes de que tu herida se infecte o algo - Medea se levanto algo adolorida y tomo la escoba ayudando nuevamente a Ren a subirse.

- Ren... No me molesta en lo más mínimo que hayas visto mi pasado, no lo puedo cambiar, pero prefiero que no muchos la conozcan... Eres el primero de todos en todos estos años de conocer lo que fui... - Menciono mientras hacía levitar la escoba y comenzaban a marcharse de ese helado lugar.