La cólera del dragón

- "Los hombres que asesinaban a un dragón se convertían en héroes, inclusive en santos, y los hombres dejaron de lado y olvidaron las ocasiones en las que los dragones habían estado de su lado. De este modo, los dragones se volvieron más fieros y hubo enfrentamientos sanguinarios. Dejaron de batallar conjuntamente, y al final los dragones acabaron convirtiéndose en lo que hoy son, criaturas que se mantienen ocultan en las sombras. Tal vez son unos seres poderosos y respetables, inteligentes y sabios como habían sido siempre, un animal divino y el único digno de ser el emblema y guardián del poder de la naturaleza, fueron ellos mismos los que optaron por permanecer ocultos, por acobijarse en nuestro olvido, quizás hartos de que los hombres acabaran una y otra vez enzarzados en las mismas batallas de siempre, eternas, repetidas..." - Dijo Medea viendo como su aliento salía de su boca cada vez que respiraba o hablaba por la alta temperatura de las Montañas Gélidas.

Aquél día estaba bastante cálido en la Academia, al menos con un clima considera agradable mientras que las montañas eran prácticamente cubos de hielos. A Medea le era indiferente la temperatura, incluso el ir sola a tan deshabitado lugar no le molestaba en lo más mínimo - Hace años esto no era tan frio y no se llamaba de esta manera... esta montaña era más verde que blanco, si no fuera que me conozco el lugar me hubiese perdido entre tanta nieve... - Replico Medea quejándose un poco mientras caminaba por una helada colina inclinada hasta que llego a un acantilado, se sentó en el borde y miró hacia abajo. Estaba bastante oscuro y parecía que no poseía fondo, se escuchaba las corrientes de aire con fuerza, realmente era profundo - No esta... ¿Donde se encuentra ese dragón?... -

De a poco el viento de las montañas se hace cada vez más helado, posiblemente tan helado como los polos aunque Medea se quedaba plantada mirando hacia abajo. Su mirada se clavaba en lo profundo del acantilado, parecía completamente concentrada, como si esperará que algo saliera de allí abajo, y por la manera en la que sujetaba su escoba con su mano derecha no pareciera que esperará a alguien amable - Tsk... - De las profundidades del acantilado se escucho un fuerte rugido, como el de una criatura furiosa y parecía proceder de una criatura realmente enorme.

- Humph... Pero que mal educado eres al recibir invitados... - Menciono Medea tranquilamente mientras gran cantidad de viento venia del gran agujero hacia ella, moviendo tanto su ropa como cabello, haciendo que su sombrero volase hasta llegar a los pies del joven que permanecía escondido del cual Medea no había percatado su presencia por estar más interesada en lo que se encontraba allí abajo, no se inmuto en lo más mínimo con el viento.


Se escucho una voz distorsionada, como si no fuera humano, cualquiera que la oyera se asustaría pero Medea seguía sin mover un musculo incluso con el frio que hacia - Oh vamos, eres tan viejo como yo, deberías saber qué es lo que busco, después de todo me conoces bien - Menciono Medea con su usual tono sarcástico mientras sonreía de manera maliciosa cruzándose de brazos.

Medea abrió los ojos de par en par completamente enojada pero rápidamente recobro su compostura sonriendo - Me sorprende que a tu edad recuerdes tal apellido... ¿Que acaso no sabes que se perdieron todos los datos de ese apellido? -

- ¡No vine para que me recuerdes eso! - Grito Medea mientras la fuerte voz guardaba silencio, parecía que conociera perfectamente cómo hacerla enojar - Yo no vine para eso... Lo siento... Deberías saber de los incidentes que han estado ocurriendo alrededor de mi Academia, el bosque negro, incluso estas montañas y no menos importante... Que las ruinas Die Toten se volvieran incluso más peligrosas que antes... La actividad de las criaturas oscuras ha incrementado a números muy alarmantes, ataques, invasiones a pueblos vecinos... - Medea mostro una expresión de asco e ira mientras apretaba sus puños - ¡Exigo respuestas Radium! - Gritó completamente enojada.

-¿Qué? No me cambies de... Ren... - Medea miro al chico acercándosele, traía su sombrero el cual la bruja no se había percatado de que había perdido, estaba completamente furiosa con el tono burlón con él que le hablaba Radium desde las profundidades y que Ren viniera a tal lugar para hablarle le enojaba aun más por lo que no pudo evitar dar una mala cara al ver al chico. Medea suspiro y se coloco el sobrero mientras se llevaba la mano en la frente - Oh Ren... Definitivamente estas ligado con un fuerte nudo a los problemas... - Menciono mientras sujetaba al chico de la muñeca y lo miraba con una expresión seria - No deberías haber venido... Esta parte de la montaña es difícil de acceder... Sin mencionar que es extremadamente peligroso... Pero al irnos veré que hacemos, no hay casi con mentir... La voz que escuchas es de Radium... Es... Una criatura de tantos siglos como yo pero no necesariamente una criatura muy cordial... Es una de las criaturas que me dio... Fuerzas, por así decirlo, para fundar la academia... - Una fuerte ventisca volvió a soplar desde la parte oscura de la montaña hasta Medea y Ren, esta vez la mujer sujeto con fuerza su sombrero y la mano del chico... En las profundadas se escuchaba incesantes ruidos de cadenas moviéndose.

Medea frunció el ceño apretando la mano donde sujetaba su sombrero - ¡Deja de ser tan molesto, ignora al chico y cuéntame que está sucediendo, se que tú no puedes invocar tantas criaturas a tu edad, además que sé muy bien que no son tuyas!... ¡Radium! - El lugar quedo en silencio por largo rato, solo se oía el fuerte viendo - ¿Radium?... -

- ! - Medea abrió los ojos de par en par, Ren de seguro estaría confundido por la situación pero la bruja estaba en shock cuando sonó como si algo grande se rompiera en el lugar procedente de la voz, como un gran trozo de metal, Medea llevo su mano hacia atrás, haciendo que el chico se colocara tras ella mientras su escoba brillaba y se convertía en una elegante lanza... Una criatura de considerable tamaño voló desde lo más profundo del agujero hasta tocar la tierra, sus ojos eran penetrante y llamaban a la muerte y el miedo de color carmesí tal cuales como los ojos de Medea solo que los de ella no mostraban esas sensaciones - ¿Cómo?... -

La criatura se paro frente a ellos, era completamente negra con ojos resaltante y brillosos color sangre, tenía dos alas enormes con muchos agujeros, cortaduras y quemaduras pero tan fuertes que se mantenían para seguir volando, su cuerpo era de escamas opacas por los años y por el frio, parte de su cuerpo poseía pequeñas estalactitas y sus colmillos eran más afilados que los de cualquier tiburón... Uno de los más viejos dragones negros se encontraba frente a Medea y a Ren.

Medea sonreía sarcásticamente mientras miraba al imponente dragón negro sujetando con fuerza su lanza mientras se mantenía firme delante de Ren - Ren... No puedo llevarte a la academia en ente momento... - Dijo sin dejar de mirar al dragón que caminaba lentamente alrededor de ellos, como un animal cazando su presa - Luego tendré que contarte la situación también pero por el momento... - Medea miro sonriente a Ren - Sobrevive - Dijo, que por más mal que sonara, queria proteger a su alumno aunque no lo dijera, Medea miró fijamente a Radium.

- Siempre dándole donde más le duele a las personas, ya cállate lagarto - Dijo Medea entre casi un grito completo de enojo mientras con su mano izquierda dibujaba con mucha rapidez un pequeño circulo mágico en el aire que al instante de ser terminado alcanzo a expandirse y tomar la mitad del tamaño que la del dragón, del círculo mágico salieron afiladas estalactitas de hielo que se dispararon hacia el dragón pero se rompieron al instante en el que entraron en contacto con la negra piel del dragón.


El gran dragón negro dio un fuerte paso que hizo temblar un poco la tierra mientras que el hielo en su piel se caía un poco para luego soltar un fuerte rugido que podría escucharse desde lo lejos, mostrando sus grandes y acerrados colmillos.

El dragón movió su cola de la cual sus estalactitas pegadas al cuerpo salieron disparadas hacia Medea y Ren, la bruja velozmente se coloco frente al chico rompiendo algunas de las estalactitas en dos que llegaban a ellos con rápidos movimientos de su lanza -¡Ugh!... Vieja lagartija... ¡Ren! Aprovecha para salir de aquí, Radium viene a por mí puedes irte si aprovechas la oportunidad - Grito Medea sin dejar de cortas las estalactitas de hielo que iban hacia ellos - ¡Estas algo oxidado lagarto! – Dijo Medea provocando al dragón haciendo que lanzara más estalactitas hacia ella.

Medea se quedo sorprendida al oír gritar de esa manera a Ren, realmente tenía que tener mucho valor para hacer lo que hizo con su magia mientras caían rocas encima del dragón, soltó un suspiro mientras sonreía, realmente ese chico Ren era terco pero podía observar claramente sus ganas de ayudar - Ok... - Medea sujeto con ambas manos su lanza por detrás de su espalda, como hacia comúnmente cuando tenía la forma de una escoba y varios círculos con extraños gravados se dibujaron alrededor de ella mientras Medea sacaba la lengua burlonamente al dragón - ¡¡¡Enseñémosle a la lagartija de lo que somos capaces!!! -

Mientras aquellos círculos rojos comenzaban a intensificar su brillo el dragón se sacudió y junto a su cola y garras se quito las rocas de encima, aquellas rocas habían dejado pequeñas grietas en su helada cubierta de hielo sobre sus escamas, gruñendo repetidamente hacia que pedazos de hielo y nieve se cayeran de algunos riscos cerca de allí.

El dragón rápidamente abrió su boca y un aliento gélido salió de esta en dirección al chico - Oh no, Radium, no has comido en más de mil años y no lo harás hoy... No dejaré que hagas algo así con uno de mis alumnos... - Medea tomo un rápido suspiro - Despierta de tu sueño, alcanza la verdad, la noche a llegado, controla los elementos, usa tu justicia... ¡Elimina al enemigo! - De cada uno de los círculos rojos radiantes llamas de un intenso color rojo se formaron en un tornado de fuego que choco contra el aliento gélido del dragón haciendo que ambos elementos se evaporarán en el aire pero el dragón no perdió el tiempo, detrás de la gran capa de vapor había extendido sus garras hasta el chico tomándolo entre ellas - ¡Ren! -

- ¡¡¡Ren!!! - Medea observo la escena desde su lugar, la garra del dragón estaba aplastando al chico contra el suelo usando la sucia trampa de pasar a través de la pantalla de humo que se formo recientemente para atraparlo pero la bruja soltó un suspiro lleno de alivio al ver que Ren se las resolvía solo. El dragón retrocedió un poco clavando sus garras firmemente en el suelo, una de las púas de piedra abrían penetrado el ojo derecho de Radium pero este no tuvo miedo de abrir sus ojos dejando que de su herida cayera sangre al suelo, parecía acido de un color rojo oscuro que se escurría por la nieve de la montaña sin congelarse.


El dragón parecía haber perdido el juicio al sentir su propia sangre recorrer por su ojo hasta comenzar a gotear, me movía de forma bastante extraña, sacudiendo sus alas haciendo que pequeños trozos de hiel cayeran de ella y golpeando en suelo repetidamente con sus enorme garras sin dejar de gruñir haciendo que varios pájaros escondidos a lo lejos se ahuyentaran volando - ¡Te estás cavando tu propia tumba! ¡Ya no eres tan fuerte como antes y lo sabes! - Grito la bruja haciendo que una enorme estalactita de diamante penetrará la piel de dragón por su torso más este se sacudió rompiéndolo, dejando la estalactita dentro de su negra piel que se llenaba cada vez más de roja sangre tiñendo sus escamas de carmesí.


Radium alcanzó a sacar la estalactita de diamante de su torso con sus garras y no dudo ni un segundo en lanzársela a la bruja pues solamente paso por su lado y le salpico la sangre del dragón Medea sujeto con fuerza su lanza abriendo los ojos de par a par - No... - Llego a pronunciar la bruja como en estado de shock mientras el dragón se regocijaba en la escena.


Medea quedo por el momento paralizada sin moverse si quiera un poco mientras el dragón lentamente se acercaba a ella, pasando su afilada garra lentamente por la mejilla de la bruja haciendo que sangrará aun más.

Medea ni si quiera movió un musculo la sentir como el dragón pasaba su garra rasguñando su mejilla haciendo que soltara un pequeño hilo de sangre, estaba completamente inmóvil cubierta por un lado de la sangre del dragón y la suya que rodaba por su mejilla.

-TU NO VAS A NINGÚN LAGO BESTIA IMUNDA!!!.. ANTES DE TOCAR A MEDEA SAMA TENDRAS QUE ACABARME PRIMERO!!!-

Apenas sus labios se movieron un poco, pareciera que estuviera intentando hablar pero apenas en vano, apenas sus ojos se movieron un poco mirando las hiedras que sujetaba al dragón fijándose luego en la enorme garra que estaba al lado de su rostro con su propia sangre, donde había rasguñado su mejilla.

El dragón miro fijamente al chico para luego mostrar sus enormes colmillos, el chico claramente detuvo sus garras pero no sus fauces las cuales fueron directo al hombro de Medea, mordiéndola con fuerza mientras aun más sangre teñía la nieve de rojo, esta vez Medea no pudo soportarlo, sus ojos se abrieron de par en par y soltó un fuerte grito de dolor.

Medea sentía como la boca del dragón se iba cerrando haciendo cada vez más fuerza sobre su hombro haciendo cada vez más profundo el hoyo de lo que sería la herida - Ah... Dm... - Medea apenas podría aguantar el dolor que invadía a todo su cuerpo, los colmillos del dragón se sentían como enormes espadas heladas clavándose en su piel cada vez más profundo y su vista se iba volviendo cada vez de a poco más borrosa - E... t..s... s...os... ti...a... - El dragón escucho los balbuceos de la bruja quedándose quieto.

Menciono burlonamente en dragón pero Medea a pesar del dolor mostro una sonrisa burlona al dragón mientras le mostraba la lanza sujeta con su otra mano - En tus sueños... Lagartija... - El dragón abrió de par en par sus ojos y la bruja sin dudarlo clavo su lanza en la boca del dragón el cual la soltó de inmediato gruñendo de dolor intentando sacar la lanza de su boca pero sus patas seguían aun atadas por la hiedra, era el momento perfecto Medea rápidamente se acerco a una de las patas del dragón y toco las hiedras que lo rodeaban con su mano derecha y esta crecieron rodeando al dragón, de a poco le salían espina que se fueron incrustando en el cuerpo de Radium.

- Sera un gusto darte muerte, Radium - Dijo Medea clavándole la mirada a la gran masa de hiedras que rodeaban al inquieto dragón, poco a poco fueron apretando al dragón cuando se comenzó a oír como se iban rompiendo sus huesos y la piel se iba rompiendo haciendo que salpicara sangre por todos lados hasta que llego el momento en el que el dragón dejo de forcejear.

- Adiós Radium... - Medea se levanto y sujeto con su mano sana la lanza que sobresalía entre las hiedras quitándola de allí la sacudió limpiando la sangre para luego caer boca arriba en el suelo - ¿Estás bien?... -

Medea miro como Ren se arrastraba hasta queda a su lado, se le veía cansado al igual que muy dolido aunque su sentido del humor no se iba ni con la pierna lastimada. Medea se sentó e hizo que Ren recostara su cabeza sobre sus piernas, acariciando suavemente su cabello.

- No te preocupes, te aseguro que he sentido dolores peores, solamente debo ir con la enfermera, déjame ayudarte con él pie un poco, yo no puedo hacer magia para curar a los demás o a mí misma, por desgracia es lo único en lo que no sirvo - Medea se quito la capa y le levanto el pantalón del pie lastimado hasta donde se encontraba la herida que le causaba dolor, de seguro fue cuando el dragón lo aplasto con sus garras - A ver... si puedo romper... esto... - Medea cerro un ojo intentando romper su capa con ambas manos pero el hombro no le dejaba mover muy bien su mano izquierda por el dolo por lo que le dio la capa a Ren - Hazte una venda con ella Ren, tengo muchas más capas así que no te preocupes - Medea suspiro y miro donde yacía muerto el dragón - Creo que estas en todo tu derecho a preguntar qué paso... -

Medea miro como el chico se hacia el fuerte, claramente le dolía pero queria mostrarse tranquilo con tal herida, la bruja no pudo evitar soltar una pequeña risita pero de inmediato le dio una punzada en el hombro llevándose la mano a la herida - ¡V-Valla que ese lagarto tenia los dientes de serrucho! - Dijo entre casi un grito para luego soltar un suspiro dejando que el chico colocara de nuevo su capa sobre sus hombros para luego oír sus preguntas sin soltar su hombro.

- Hm... - Medea sea acaricio suavemente su hombro colocando una expresión algo más seria - Radium... Radium fue un dragón muy temido hace muchos, muchos años - Suspiró - Supongo que has oído hablar de las ruinas Die Toten, ¿No es así? Pues antiguamente no eran ruinas, era un pueblo lleno de magos muy poderosos y su nombre no era Die Toten, sino pueblo del Alba pero no todo era precioso allí... Este pueblo llevaba la carga de una triste y molesta tradición o mejor dicha maldición... Cada 10 años a Radium le era servida una hermosa doncella consumiendo su alma asegurando su continua vitalidad, historia que ha cambiado a partir de muchos años, tal como el nombre de Radium, el lugar, que lo mataron cuando en realidad fue encarcelado... - Medea entrecoro sus ojos - Bueno... ¿Te preguntaras porque el trato tan "amigable" que teníamos cierto?... Radium devoró el alma de mi madre cuando recién era una niña - Dijo secamente mientras miraba al cuerpo muerto del dragón - Y luego... -

Medea guardo silencio sin dejar de mirar el cuerpo del dragón, bajaba la cabeza y volvía a mirarlo, no sabía cómo continuar hablando, se le hizo un nudo en la garganta cuando miro la sangre casi negra del dragón en la nieve - ... - Medea parpadeo un par de veces - La sangre... - La bruja se sobresalto, la sangre que estaba esparcida en el suelo comenzó a juntarse y a formar una enorme bola negra, Medea quedo atónita por unos segundo pero no pudo hacer mucho, abrazos a Ren cubriéndolo aun sintiendo el dolor en su cuerpo cuando la bola negra los engullo a ambos, desapareciendo de las montañas gélidas...

Todo era negro... Medea abrió un poco los ojos - ¿Cuánto tiempo...? - La bruja miro a todos lados, todo estaba absolutamente negro, no sabia donde estaba pero más alarmante ¿Donde estaba Ren? Medea se levanto del suelo sujetándose el brazo y comenzó a buscar al chico con la mirada - ¿Ren? ¿Ren?... ¡Ren! ¡¿Donde estas?! - Cuando comenzaba a sentirse desesperada pudo observar su figura a lo lejos, el chico estaba en el suelo y Medea fue corriendo hasta él, sacudiéndolo un poco del Hombro - Ren... Despierta... - "Esta maldita lagartija... No podía morirse sin antes lanzar una maldición ¿Verdad?" La bruja estaba completamente enojada mirando a todos lados pero todo era lo mismo.

Medea soltó un suspiro aliviada al ver que el chico respondía, ya bastante nerviosa estaba en el lugar completamente oscuro y no queria saber que iría a hacer si el chico no le respondía - Gracias al cielo te encuentras bien... - Suspiro - La lagartija no se pudo morir sin antes lanzar una maldición... Pero... No detecto nada que pueda dañarnos aquí, simplemente debemos buscar la manera de salir de aquí y... - No pudo terminar de hablar cuando todo se ilumino de a golpe, quedando segada por unos momentos cuando de a poco sus ojos se iban adaptando - ¿Es que nadie quiere que yo termine de hablar hoy?... - Murmuró levantándose sin alejarse del chico cuando observo cuidadosamente donde se encontraban, bajo sus pies estaba el césped y no suelo helado y negro como el de hace un momento, el panorama le era algo familiar, dio la vuelta y estaba una enorme estructura hecha de piedra con varias entradas en forma de arcos tras grandes como para que pudiera pasar incluso un gigante, la gente salía y entraba con atuendos típicos de magos, eruditos y alquimistas al igual que se podría notar los familiares de todo tipo acompañándolos incluso algunos a los chicos más jóvenes. El lugar era una con la naturaleza, hermosa flores se extendían por alrededor y pequeñas enredaderas cubrían parte de lo que parecía un pueblo de hechiceros.

- Esto... - Medea apretó sus puños por un momento y acto seguido tomo su escoba, acomodando al chico para que se sentara en ella haciéndola flotar a su lado para así poder hacer que se moviera, tomo un lado de la escoba y lo jalo mientras caminaba hacia la estructura, nadie parecía notar su presencia, como si no existieran, se encontraban todos tranquilamente hablando, vendiendo en pequeños puestos objetos mágicos tan raros que apenas Medea podría reconocerlos, magos practicando magia, algunos con libros de hechizos antiguos, otros hablando plácidamente. Medea se paró en seco en medio de toda la gente para luego mirar una enorme estatua en medio de todo, tenía la apariencia de una angelical mujer con alas y un libro en sus manos - El pueblo de Alba... -

- Lo sé perfectamente... Esto no es más que... - Medea miro hacia un lado, una persona que tenía un libro en las manos caminaba sin ver que ella estaba enfrente, la bruja arqueo las cejas y la persona paso a través de ella, miró a Ren y suspiro - Una mera ilusión del pueblo Alba - Menciono para luego suspirar cerrando los ojos y mirar a los lados - Casi había olvidado cómo era esto antes de que se volviera ruinas... Un pueblo lleno de conocimiento desvanecido con el tiempo dejando junto a las rocas tan solo un recuerdo... - Medea colocó su mano suavemente sobre la estatua, el dolor de su hombro ya no le importaba, solamente sentía algo de nostalgia por su hogar... Y miedo por sus recuerdos cuando vio a lo lejos un grupo de jóvenes magos que hablaban levantando la voz.

- Dentro de unos días se cumplen los años - Decía un chico muy nervioso - Oh... Yo no quiero ser la comida de ese dragón... - Una de las chicas se cruzó de brazos arqueando las cejas algo enojada, de hermosos y largos cabellos rojizos con enorme y penetrantes ojos marrones - Pero que tontería, solamente enfréntense al dragón y ya ¡Nosotros poseemos conocimientos porque no lo empleamos contra esa lagartija! – Todos se miraron la el rostro y guardaron silencio – Pero es un dragón muy poderoso… - La chica volvió a elevar la voz - ¡No son más que puros cobardes! ¡Dejando que una horrenda tradición los domine y el miedo se los carcoma vivos evitando que así enfrenten a la lagartija! -

Medea guardo silencio mirando fijamente a la chica quien seguía regañando a los demás mientras que únicamente bajaban la cabeza sin poder si quiera responderle a la joven, la bruja iba entrecerrando sus ojos perdiendo toda expresión en su rostro.

Medea, aun inexpresiva apenas y movió un poco sus ojos para mirar a Ren al hablar pero rápidamente volvió a mirar a la joven de ojos marrones que parecía completamente molesta con la situación - Es raro mirarse a sí mismo en otra cosa que no sea un espejo... ¿No es así?... - Menciono la bruja con un tono de voz bastante seco sin apartar su vista de sí misma, claramente le había respondido a Ren al decir eso. En efecto, los rasgos de la joven Medea y la actuar eran bastante similares, bien proporcionada desde joven, el mimo coló de cabello pero con un peinado diferente, bastante largo a comparación de su corto cabello, pero la única diferencia que tenían por completo era el color del iris.

- Creo que se las intenciones del dragón... Y ha dado muy bien en el clavo... Esto no es una ilusión, es más bien... Parte de un recuerdo que preferiría que no mires... Creo que no saldremos hasta que me haga ver lo que más me duele... - La bruja suspiro y de un momento a otro se volvió a iluminar todo el lugar cambiando de escenario, esta vez parecían estar en una casa hecha de madera, había libros y notas por todo el suelo , una gran estantería llenas de extraños objetos, pócimas y libros, a un lado un largo bastón con una brillante gema de color cían brillando intensamente, flotando en el centro de este y por ultimo una gran mesa de madera llena de varios objetos mágicos junto a un hombre mayor de elegante apariencia pero con ojeras yacía dormido. De repente se escuchó una puerta abrirse, la versión joven de Medea entro dejando su capa sobre los hombros del hombre y suspiro sonriendo - Este hombre siempre trabajando... Con razón parece un vampiro, duerme de día y en la noche trabaja... Iré a hacer la comida - Antes de poder marcharse el hombre entreabrió los ojos algo vidriosos y soltó un largo bostezo, tenía el cabello de igual color que Medea, era bastante alto, muy bien parecido a pesar de estar por sus 30-40, no era muy fornido pero su físico estaba en muy buen estado tomando en cuenta que solo se la pasaba experimentando en casa - Oh... ¿Qué hora es?... - Pregunto el hombre levantando un poco la cabeza hacia Medea - Las 2 y algo de la tarde - Menciono la joven Medea soltando un suspiro - Tengo hambre... ¿Qué hay de comer? - El hombre sonrió levantando su cabeza y brazos de la mesa, estirándose un poco - Me han regalado algunos mariscos así que sopa de mariscos - Dijo mientras entraba a la cocina y el hombre mostraba una mueca de desagrada siguiéndola - Pero... No me gustan los mariscos... - la jovencita le clavo la mirada - Pues a mi si me gusta así que te aguantas papá –

Medea se recostó a la pared junto a Ren quien aun estaba en la escoba mientras miraba a su yo joven y a su padre comer, era una escena bastante linda pero Medea seguía sin mostrar sonrisa alguna – Este fue el ultimo día que tuve feliz junto a mi padre… - Menciono mientras se cruzaba de brazos, parecía un tanto agitada – Papá siempre trabaja en la noche experimentando sobre alquimia, magia… Y otras cosas… Era un hombre con poco magia, pero poseía una mente de un genio, trabaja para los eruditos y la verdad ganábamos bastante bien y aunque nuestra casa fue muy sencilla la verdad a mi padre y a mí no nos gustaba los lujos así que donábamos parte del dinero a colegios de magia y esas cosas… -

Medea oyó a Ren, se sentía un poco mal por tratarlo de esa manera pero viendo como estaba pasando frente a ella sus recuerdos no podía alegrarse mucho... Sabía lo que vendría pronto - Gracias Ren... - Dijo mostrando apenas una pequeña sonrisa mientras pasaba una de sus manos suavemente entre los blancos cabellos de Ren para luego volver a su posición y mirar la escena.

Estaban bastante tranquilo la joven Medea y su padre comiendo, que aunque chillara, suplicara y se quejara de la sopa de mariscos termino por comérsela luego de una larga discusión graciosa con su hija. La puerta de la entrada se abrió de a golpe entrando varios magos al hogar, no parecían muy amigables y sus expresiones eran frías y sin sentimientos, el padre de Medea se levanto sin dejar de sonreír de su silla y acerco a los hombres - ¿Que desean, señores? - Menciono mientras todos miraron a la joven Medea, unas damas vestidas con túnicas blancas entraron y levantaron a la chica de la silla - ¿Papá? ¿Qué sucede? - La joven Medea mostro una expresión un tanto preocupada mientras se marchaba del lugar y su padre simplemente miraba a los hombres - Ella no... - Menciono con tono suplicante mientras se arrodillaba el suelo, llevando sus manos al suelo y bajando su cabeza hasta el suelo, los hombres solamente mostraron apenas una mueca de dolor y tristeza - Por favor... Lo único que tengo es mi hija... - Volvió a decir el padre de Medea con la voz ahogada, no se le veía el rostro pero claramente se podría ver que estaba envueltos en llanto... Los hombres no hablaron más y dejaron el lugar...

Medea tembló un poco al ver la escena, su padre yacía en el suelo con su antigua capa, esta no se resistió y camino lentamente hacia él, arrodillándose a su lado mientras lo oía llorar - Papá... - Murmuró con los ojos vidriosos tocando a su padre pero su mano simplemente lo paso. La escena volvió a cambiar, esta vez a un elegante cuarto, había jarrones y pinturas de calidad, las paredes eran blancas y el suelo estaba cubierto de un tapete con bordados dorados mientras en una esquina se encontraba Medea, vestida con un hermoso traje blanco, arreglada con el cabello recogido y maquillaje, parecía casi una novia con esa vestimenta aunque su expreción era de confunción y temor.