Amargo despertar

Ahí nos encontrabamos los dos, abrazaba fuertemente a la chica, mientras caminaba, mis alas estaban bañadas de sangre, y la ropa de Clío estaba chamuscada, goteaba la sangre de ella a cada paso que daba. -Sobrevive, Clío... sobrevive - Dije con los ojos llenos de lágrimas. -¡No me perdonaré nunca si no sobrevives!

- Si no sobrevivo... - La niña abrió los ojos. - Será tu culpa... tu serás mi asesino - Los ojos rojos de la niña brillaron.

Me desperté de golpe, jadeando. Era una pesadilla. -Clío...

- Fuiste valiente al decirselo... ¿te sientes mejor? - El halcón dijo mientras se acicalaba un ala.

Tome aire. - No ha... venido... ¿cierto?

- Dale tiempo... debe asimilar lo que le has dicho. No es sencillo, vivió una mentira por más de 100 años, Helio. - Phyro sonrió mientras abría un poco las alas.

Me tapé la cara con una mano. - Soy... un idiota... - Puse una mano en mi pecho y cerré los ojos.

Tomas caminaba por el pasillo, prácticamente oscuro, sin comprender ni tan siquiera qué estaba haciendo por allí a esas horas. Era prácticamente de noche, pero no podía dormir. Tras pasar por el baño para lavarse un poco la cara, regresaba a su habitación, intentando que aquel breve paseo fuese suficiente como para adormecerlo...
Sin embargo, sus pensamientos se detuvieron cuando, justo al pasar frente a una habitación con su puerta entornada, escuchó un sobresalto seguido de un nombre que Tomas no sabía a quién pertenecía.
-Clío...
Pero sí que reconocía esa voz. Sin duda, estaba delante de la habitación de Helio. Se escucharon otras nuevas voces, y un diálogo que no alcanzó a comprender. La voz de Helio sonaba como sí... parecía que algo terrible había ocurrido.
Algo indeciso, llamó flojamente a su puerta y murmuró desde fuera.
-Helio... ¿eres tú? ¿Ocurre algo? -Tomas se detuvo unos instantes antes de añadir- ¿Puedo... puedo pasar...?

(Una cosilla; no sé si puedo comentar o esperas aquí a alguien... pero esk me he leido toda la pelea que tuvo Helio con el otro chico y su historia y demás... y ahora k lo entiendo todo no me he podido contener ! Si estás esperando a alguien, puedes ignorar a Tomas jeje!)

Escuché que tocaron la puerta. Aún me dolía el cuerpo, y estaba vendado. - ¿Le vas a responder al niño

- Que suerte la mía, primero me dan una paliza, y ahora él verá el mal ejemplo que soy... qué se le va a hacer. - Murumuré mientras tosía un poco. -Puedes pasar... - Le indiqué a Tomas para que pasara.

((Claro que puedes comentar, no esperaba a nadie XD))

(Ok! !)

Tomas se adentró cautelosamente en la habitación, sintiendo un mal presentimiento a medida que escuchaba esa voz desgastada de Helio.
Y corroboró sus cavilaciones cuando lo encontró en su cama, prácticamente, hecho una pena. Parecía herido... no... ¡parecía muy herido!
-¡He... Helio! -no pudo evitar exclamar su nombre al contemplarlo así. Se arrodilló frente a su cama, y sin percatarse ignoró a aquel halcón que parecía ser el familiar de Helio. No lo había visto nunca... pero ahora no podía pensar en ello- ¿Qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho...?

Miré el rostro de preocupación del chico. - Nada que no esperaba que me sucediese. - Me recargué mientras desviaba la mirada. -Me enfrenté a la realidad de mi pasado, poco después de enfrentarme al profesor Alvestam. - Sonreí. - Ese orejón no me la iba a dejar fácil

Así que era eso... la "realidad de su pasado", de ese pasado en el que, según el propio Helio había reconocido, se había comportado como un monstruo. Tomas se acarició la nuca, quedándose absorto cuando Helio fue capaz de sonreír, después de ver su pésimo estado.
-Ese orejón no me la iba a dejar fácil -había concluído Helio, tras mencionar a un profesor que Tomas todavía no había conocido. Sin embargo, esas palabras eran suficientes para que el chico se forjase una opinión sobre él.
-¿Elfo? -musitó, dibujando una nueva mueca de enfado y acercando una silla a la cama de Helio, para sentarse en ella con el respaldo sujetando sus brazos- Los elfos son todos iguales. Nunca te puedes fiar de ellos.

Guardé silencio mientras veía fijamente a Tomas. - Eh... ¿no es un poco tarde para darle un buen ejemplo, Helio? - Phyro dijo burlonamente mientras abría las alas.

Gruñí mientras cruzaba los brazos. - Cállate, Phyro, nadie te pidió tu opinión. - Miré al chico que tenía esa mirada enfadada. - ... algo así... - No podía ser hipócrita con el niño, tenía una rivalidad con Kris, y nada podía cambiar eso.

Sin embargo, Tomas olvidó levemente ese enfado que siempre le causaba oir hablar de elfos, cuando escuchó a aquel halcón y, por primera vez desde que estaba allí, dirigió su atención hacia él.
-¡Oh! -se sorprendió, logrando contagiarle ese asombro a Helio, que no parecía entender a qué venía aquello. Tomas analizó con su mirada a aquel... ¿animal? ¿Podía denominarse así? ¡Acababa de escucharlo hablar! ¿Acaso todos los familiares hablarían?- ¿Es... es tu familiar...? ¡¿Y habla?!

- Oh, sí... mi molesto familiar. El es Phyro, Tomas. Y hablaría menos si no conviviera tanto con el perro aquel de Alvestam

El halcón sonrió. - Eso es mentira... hablaría igual si no conviviera con él, solo que sería tan amargado como tú.

Tomas estaba perplejo.
-Creo que es la primera vez que veo un halcón que habla... y que se ríe - pronunció su ultima frase con un lejano toque de extrañeza, y, finalmente, se atrevió a extender su mano, para así poder acariciarlo. O algo así- Un placer, Phyro.

- El placer es mío, es bueno ver a este conseguir amigos. - Phyro sonrió mientras dejaba que Tomas lo acariciara.

Me sonrojé mientras le aventaba un vaso de mi buró. - ¡Ya cállate, Phyro! - Tosí mientras veía a Tomas. - Y... ¿qué haces por aquí?

Tomas rió ante la discusión de Helio con su familiar, pero su rostro tomó mayor seriedad cuando tuvo que responder a la pregunta de Helio.
-No... podía dormir -se encogió de hombros, manteniendo otra vez su mirada fija en Helio. Tomas no podía evitar percibir un escalofrío cada vez que lo observaba detenidamente. Estaba tan herido...- ¿De verdad te encuentras bien...? ¿Necesitas que te ayude en algo?
Helio se había portado tan bien con él, que Tomas seguía sintiendo la necesidad de devolverle el favor, como fuese.

- Tranquilo, estoy bien. - Dije mientras sonreía. Sinceramente, podría estar peor... digo, podría estar muerto. - ¿No podías dormir, eh? Tal vez debería ser yo el que te pregunte si estás bien.

Tomas soltó una risa irónica ante la segunda parte de la frase de Helio.
-Oh, venga ya -se extrañó-, ¡claro que estoy bien! Mejor que tú, por lo menos, si...
Sin embargo, el encuentro con aquel elfo en la azotea había sido más que suficiente para mantener a Tomas entretenido toda esa noche, sin permitirle dormir... ni distraerse. Aquel encuentro con Helio le había venido bien para apartar esos pensamientos de su mente.
Tras unos segundos de breve silencio, y recordando la palabra de Helio que lo había llevado hasta esa habitación, se atrevió a preguntar, en voz floja.
-Y... Clío... ¿es tu hermana?
Tomas, después de cuestionarle aquello, supuso que no tenía por qué ser su hermana precisamente. Podía ser una amiga especial, una novia, o incluso un amor perdido. Pero el tono con el que había pronunciado su nombre... era un tono tan afectivo que sólo se podía usar con alguien de tu familia.

Bajé un poco la mirada. Sí... - Dije en un suspiro. -Je... estoy seguro de que ahora me odia. - Sonreí mientras cerraba los ojos y me recargaba en la almohada.

Tomas arqueó una ceja, sorprendido.
-¿Por qué? -sin embargo, al ver esa sonrisa en el rostro de Helio que, de hecho, parecía algo amarga, creyó que no pronunciaba aquello completamente en serio- ¿Por estar muriéndote en una cama y no dejar que te ayuden? Bueno, puede ser razón suficiente para odiarte... pero un poco nada más, supongo -Tomas le sonrió, haciéndole entender que también él bromeaba.

Lo miré de reojo. Era mejor que no supiera la verdad. - Sí... tienes razón. - Me encogí de hombros, aún así, Tomas parecía intranquilo. - ¿Seguro... que estás bien?

Por algún motivo, Helio quería evitar hablar de Clío. Quizás aquello de que ahora ella lo odiaba lo había dicho más en serio de lo que Tomas había creido en un principio. Sin embargo, el muchacho no se atrevió a preguntar. Si Helio no quería contárselo... esperaría.
Y aquella cuestión que Helio le había repetido de nuevo... parecía como si la conversación que Tomas había tenido con el elfo se leyese en su mirada, o al menos Helio pudiese leerla.
Sin embargo, cuando Helio había hablado sobre su hermana, Tomas no había podido evitar que un nuevo pensamiento ocupase su mente al completo.
-Si, pero... es que... me estaba acordando de algo que... -se detuvo, forjando una leve sonrisa. Le gustaba la ternura de aquel recuerdo. Se forzó para compartirlo con Helio pero, mientras él lo observaba en silencio, se sintió incapaz- Bueno, era eso, nada más.

Guardé silencio. - Clío y yo solíamos cantar cuando eramos pequeños. Siempre me he llevado mejor con ella que con alguien más, decían que era porque eramos gemelos, pero... soy lo contrario a ella. - Las palabras salían de mi boca sin dudarlo. - Solía molestar a las niñas, encendiendome y revoloteando alrededor de ellas. - Me encogí de hombros. - Era... bastante divertido.

Tomas pudo asegurar que aquella era la primera vez que escuchaba a Helio hablar tanto. Sin duda, sentía algo muy especial por su hermana... y Tomas se esforzaba por comprender esa estrecha relación. Él había sido hijo único, pero siempre había deseado tener a alguien más en su vida, alguien como Helio y su hermana.
Intentando salir de sus pensamientos, respondió a las palabras de Helio, sin cavilar:
-Yo creo que no importa que os parezcáis mucho o no -miró hacia el suelo- Es tu hermana, la querrás igual piense o no piense como tú.. y ella también te querrá siempre a ti. Imagino que... debe de ser bonito eso de tener una hermana.

- Sí... - Me recosté en la almohada.

- Oh, vamos... ¡este puede ser tu hermano mayor! - Phyro le dijo a Tomas mientras abría un poco las alas.

- Phyro, tus bromas no son divertidas. - Gruñí mientras veía de reojo a Tomas, como si un chico como el quisiese a un monstruo como yo de hermano mayor.

Tomas sonrió levemente ante la broma de Phyro, sin poder, ya, contenerse ante la tentación de expresar sus pensamientos en voz alta.
-Bueno... la verdad es que... yo lo que siempre había deseado era una hermana pequeña -sus ojos lo sumergieron en su propio recuerdo. Olvidó incluso que aquellas palabras se las dedicaba a alguien... que no sabía nada sobre su historia-. Me acuerdo de que... solía preguntarle a mamá si alguna vez tendría algún hermanito... o hermanita... Bueno, en realidad siempre le preguntaba por una hermanita -rió amargamente-. Tal vez todo habría sido distinto si... si hubiera tenido a alguien más conmigo... a alguien a quien querer completamente... aquí...
Cerró los ojos, incapaz de pronunciar nada más.

El silencio invadió el cuarto. Tomé aire mientras estiraba la mano, a lo que Tomas me vio. - Supongo que... sino fuera porque estoy tan molido, te podría acariciar la cabeza y terminar con la escena de ternura aquí. - Me encogí de hombros. - Un... poco más...

Tomas sonrió con levedad, levantando la cabeza al escuchar esas palabras de Helio.
-No necesito que me acaricies la cabeza -se quejó, como si de esa manera se creyese mayor (de hecho, él sí que se consideraba mayor, aunque para Helio no fuese mas que un niño)- Prefiero que tú te pongas mejor. Prométeme que vas a ponerte mejor... que yo te prometí que me cuidaría las alas -se apresuró a añadir, antes de que Helio tuviese tiempo para responderle negativamente.

- Ah... ¡que mañoso! - Me quejé mientras gruñía. - Está bien, está bien... lo haré. - Me sonrojé un poco, ¿en qué momento se habían invertido los roles?