Tierra infernal

Levanté la mirada molesto, el pajarraco volaba haciendo circulos encima de mi, mientras cenizas caían. - Pareces un animal carroñero, ¿anuncias mi muerte?

El ave sonrió. - Helio, sabes que después de esto... morirás de cualquier forma. El elfo acabará con tu vida, o tú con la de él. Clío no estará contenta con ello.

Me encogí de hombros. - ¿En verdad... sirve de algo protegerla de mi?

-En verdad... ¿sirve de algo? Lo hecho, hecho está, Helio...

Me encogí de hombros, mientras el ave se colocaba a mi lado.

Había pasado exactamente la hora, y llegué justamente una hora después de marcar el reto...

- ¡Te dije una hora después estúpido! si no conoces el significado de puntualidad de cualquier manera ya es tarde para ti. O era descuartizado allá afuera o va a ser enterrado y triturado por la tierra en el campo de batalla.
- Kris... - dijo en voz baja Terracanis, quien vió a Kris "diferente" y ya lo conocía.
- Y bueno... ¿comenzamos? - dije sonriendo por reacción, pareciera que cuando me pongo así... estoy muy seguro de mi mismo.

Imbuí mi bastón con esencia de tierra y lo enterré en el piso partiendo tierra directamente hacia donde el se encontraba. El camino adyacente a la linea de ruptura quedó completamente partido y deformado, mientras tanto Terracanis se dirigió directamente hacia su ave y embarró su ojos con arena, cegándola en ese momento.

Salté al ver que el chico se acercaba a mi con su bastón. - Oh, sin duda alguna eres peor de lo que esperaba. ¿Cegas a Phyro, y traes tu bendito bastón? - Abrí las alas y sonreí. - Emparejemos el asunto, Alvestam - Dije mientras mis manos se envolvían en llamas, y Phyro alzaba el vuelo, envuelto completamente en llamas.

Sonreí y vi a Kris desde el cielo. - No son divertidas las peleas sin poner nada a cambio, Alvestam. ¿Crees que tu vida o mi vida son lo suficientemente valiosas? A mi me harías un favor si ganaras, ¿por qué no algo que en verdad nos duela? Si yo gano... ¡te alejarás de mi hermana! No quisiera tener sobrinos orejones.

- Yo no dije que no pelearía sin armas, si escuchaste bien te dije que vendría bien armado y que esperaba que hicieras lo mismo... a mi me sirven las orejas ¿y a ti? ¿cuál es tu excusa, no puedes volar? - le dije enterrando el bastón en el piso por debajo de el, saliendo una enorme estalagmita a gran velocidad hacia el, la cual logró evadir pero no sin antes desprender un par de plumas de sus alas.

- Las vidas no valen nada, una patética existencia como la tuya o la mía no afectan ni cambian este maldito mundo, así que o tu te vas con tus mentiras o nos iremos los dos, yo para hacerte gritar la peor de las mentiras a Clio y tu de cualquier manera con el resto de ellas al infierno - dije lleno de resentimiento, era evidente que no solo estaba influenciado por el pasado... ¿cómo estuve conciente para recordarlo?

Terracanis fue a envolver al Phyro en una esfera de arena, mientras el ave con gran vigor se encendía y quemaba al canino de arena - Patético, entre más quemes a Terracanis más rápido estás cavando la tumba de tu pajarraco ¿qué no ves que se cristaliza? - el chico alado reaccionó ¿debía de proteger a su familiar?

Miré al ave que sólo emprendía el vuelo, intentando evitar que Terracanis lo hiriera mortalmente. - Preocupate por ti, elfo... nosotros nos divertimos como niños - Dijo mientras golpeaba a Terracanis, haciendo que retrocediera.

- Ya lo escuchaste. - Le lancé una bola de fuego al elfo. -¿Por qué no comienzas, eh? - Sonreí, yo ya sabía que me iría al infierno, siempre lo había sabido.

Terracanis se arrojó hacia el ave de nueva cuenta, densificando su masa y volviéndose pesado para golpear a Phyro. El pájaro lo golpeaba con fuego por donde viniera, sin embargo el semicanino se reformó por encima del ave y la golpeó pesada y estrepitosamente, estrellándose ambos contra el piso y agrietándolo en un amplio radio.

- La muerte no es una tortura, es una salida rápida. Por tu patética existencia, si te gano te dejaré lisiado de por vida sin poder volver a volar y a moverte, en cuna de plata donde puedas desarrollar tu oído y escuchar como revelo todas las mentiras que has ocultado al mundo, de una en una... donde vivas tu muerte y desees escapar pero no puedas - mencioné a ese sujeto que se hacía pasar por ángel mientras invocaba arena por debajo de sus pies, la cual la sujetaran mientras se enterraban en sus piernas.

- ¿Qué te parece si empiezo a lisiarte desde ahora mismo? primero tus piernas, a final de cuentas tienes alas y aún no te dolerá - dije mientras ordenaba a la arena que apretara, que se densificó y tronó su calzado... la sangre empezaba a correr.

- Kris... Kris... - Sonreí mientras me envolvía completamente en fuego. - Te advertí que no me hicieras enfurecer.

Mis alas se extendieron, mientras la trampa de arena me soltaba completamente. Phyro me miró molesto.

- Detente, Helio. Es suficiente. - Dijo mientras aleteaba, y Terracanis me veía. - ¡No quieres repetirlo, ¿o sí!?

El chico intentó atacarme con la arena, pero me cubrí con las alas, haciendo que esta cayera al suelo, hecha cenizas. Me acerqué con cautela al chico, y lo ataqué con un golpe, quemando un poco su ropa.

- ¿¡Enfurecer!? ¿esa es toda la furia que puedes sacar? das lástima como maestro ¿cómo serás de jardinería? a lo mejor porque no eres mas que abono de profesor para tus plantas, aborto como profesor - dije mientras sangre empezaba a brotar de mi hombro hacia el piso, la quemadura había abierto mi piel y parte del tejido que recubre mis ligamentos.

Terracanis y Phyro habían caido en cuenta, si esto no se detenía cualquiera de los dos se matarían, al menos por ahora ya alguno quedará gravemente lastimado.

- Kris... ya detente, esto no va a llegar a ningún lado. Vas a terminar en el hospital inevitablemente, pero tu decides si en una camilla recuperándote o en la morgue - dijo Terracanis, al cual no presté atención en absoluto.

Empecé a reír como desquiciado, podía escucharse desde lejos seguramente... me llené de tierra alrededor de mi y me cubrí con ella mientras brotaba del piso. Jadeando le dije - Tu conocerás lo que es furia... entre más me quemes y me hagas sangrar, más rápido cavarás tu tumba, porque de la tierra nace el fuego, y la tierra puede consumirlo. -

Me cubrí de tierra, formando una armadura puntiaguda alrededor de mis miembros, y con la mano formé una enorme maza aplastando al ángel contra el muro a gran velocidad. La grieta que se formó detrás de el terminó partiendo la pared, y al momento de retirar la mano escombros de gran magnitud cayeron sobre el. Plumas y sangre se hicieron ver... sin embargo la sangre era de ambos, mi hombro no cicatrizaba.

Escupí un poco de sangre y solté una risa. - Generalmente... cuando uno se queja es porque puede hacerlo mejor - Me arranqué una manga de la camisa, estaba completamente ensangrentada. Abrí las alas y vi al elfo. - En verdad, no deseaba acabar con el novio de mi hermana, pero... me dejas pocas salidas. - Me volví a envolver en llamas, mientras me elevaba a toda velocidad.

- ¿Es que acaso estos dos no nos escuchan? - Phyro vio a Terracanis, completamente asustado.

- ¿A donde vas? no huyas de la pelea, recuerda que destino te espera... - Me levanté y salté a gran velocidad hacia el impulsándome con los brazos hacía arriba varios metros. Llegué velozmente hacia el, sujetándolo con ambos brazos cuales fueran pinzas gracias a la tierra que los rodeó, estaba completamente cubierto por tierra cual golem fuera. Lo golpee con la cabeza fuertemente y me giré en el aire para dirigirnos hacia el suelo, mientras lo apretaba de sus costillas buscando reventarlo.

- Nunca lo había visto tan enloquecido... eso no es normal, algo más pasa dentro de si que esa sola bipolaridad de la que sufre - dijo Terracanis a Phyro, también había caído en el umbral del miedo.

- Vamos como cualquier meteorito hacia abajo, no dejaré que mueras aún... ¡pero si vivirás para sufrir bajo la verdad! - me dirigí a el mientras lo agarraba fuertemente e ibamos en dirección al piso. El nos envolvió en llamas y yo alimentaba el peso del golem que ahora era, para estrellarnos contra el piso y destrozar por completo la arena de combate. Los familiares se habían hecho a un lado a tiempo, ya que el lugar del impacto se convirtió en un enorme crater lleno de lava, buscando ser consumida por el aire.

La sangre se hizo presente, y los lugares donde acabamos tirados tenían un charco por debajo, provocado por cortadas profundas y quemaduras graves. ¿La diferencia? acabé atravesado por mi bastón por un costado del abdomen, de alguna manera incomprensible para mi pasó, por lo que la peor hemorragia estaba ahí.

Me levanté, temblando. Esto no iba bien, y estaba consciente de ello, pero... no podía detenerme. Lo volteé a ver. - Vamos, Alvestam, ¡me estoy diviertiendo! - Me había vuelto un demonio, un ser infernal lleno de llamas. Caminé entre la lava casi consumida por el aire. Pisé al chico en la herida, haciendo que gritara de dolor. - Oh~ lo siento tanto, ¿en verdad duele? - Lo tomé del cuello y sonreí. - No era mi intención... jejeje~ - Mi brazo comenzó a encenderse lentamente para llegar a su cuello.

- Debo ir por Clío... esto se va a salir de control. - Phyro dijo mientras veía a Terracanis.

El hermano de Clio meneaba el bastón enterrado de un lado a otro, ampliando la herida y haciendo que sangrara mas y mas. Yo simplemente me retorcía, pero entre más lo escuchaba reir mas en ira me encendía...

- ¡Idiotas como tu merecen vivir sufriendo, así como tu ahora me estás magullando la herida así sufrirás! pisoteado por mi y por todos los que has mentido ¡no tienes idea de lo que has hecho! - grité encendido en ira mientras tomaba fuerzas del propio coraje.

Llené estrepitosamente mis brazos de tierra haciéndolos gigantes, de una tierra compacta y bastante densa, golpeando violentamente al ángel hacia atrás estallando con el fuego que lo envolvía los ya reducidos escombros del muro. Me levanté y lo golpee furiosamente con ambos brazos hundiéndolo mas y mas entre los escombros.

- ¿Qué dices al respecto? yo he cumplido mi palabra pero tu no has podido ¡porque eres un mentiroso! - le grité jadeando mientras lo seguía golpeando.

Terminé por agarrarlo, prensándolo de su costilla y con la otra mano trozarle sus alas, a lo que el respondió con un doloroso grito. Lo tomé de ambas costillas con las manos y apreté con fuerza... pero antes de terminar de destrozarlo llegó alguien que con su hablar detuvo la pelea...

En ese momento yo ya veía todo lo demás borroso... mucho de lo que pasaba lo ignoraba. Lo que si veia es una fuerte regañiza y algo de desesperación en su rostro.

- Vamos, Clío. - Una loba café, con tonos rosados caminaba frente a mi.

Presentía algo malo. - Flo, ¿puedes verlos? - Dije mientras nos acercabamos al campo de entrenamiento.

La loba se puso a olfatear. - Huelo algo... - Levantó la mirada, se acercaba un halcón envuelto en llamas.

- ¡Phyro! - Grité mientras el halcón se detenía encima de nosotras.

- ¿Qué es ese olor? Es... es como... carne quemada. - Flo guardo silencio, mientras Phyro intentaba decirnos algo, un temblor nos sacudió.

- No puede ser... - Dije mientras corría sin pensar en nada más. - ¡Helio! - Grité al ver que una bola de fuego se estrellaba contra una bola de arena. - ¡Kris!

- Clío, por favor, debes detenerlos - Phyro dijo mientras iba delante de mi. - Terminarán matandose si no lo haces...

- ¿Por qué hacen algo así? - Dije con un nudo en la garganta. - ¡Detenganse! - Grité mientras lanzaba una trozo de tierra al lado de ellos. Helio y Kris guardaron silencio, los dos estaban envueltos en sangre. A pesar de que me habían escuchado, no parecían desear parar ahí. - ¡¿Qué demonios creen que hacen?! Helio... - Dije mientras tomaba su rostro. - Basta... Helio.

Todo pareció desaparecer en un segundo, la adrenalina se nos había acabado a los dos. Al ver molesta a Clío, acercarse cada vez más a mi, solté al elfo. Un inmenso dolor me invadió completamente el cuerpo, vi mis manos ensangrentadas... aún no entendía bien qué sucedía. - Basta... Helio. - Sentir las manos de mi hermana tomar mi rostro me hizo entender su dolor...

- Dis-Disculpame, Clío... se nos fue de las manos... fue... - Guardé silencio mientras tomaba sus manos.

- La peor estupidez que han hecho ustedes dos, parecen unos niños. - Phyro se colocó encima de Terracanis, mientras Flo se acercaba con una sonrisa.

Regresé en mi mismo luego de verla tan preocupada, por encima de los escalofríos de mis hemorragias y el ardor mezclado con el dolor excesivo. Me paré y entre la sangre que escurría de mis brazos y el pecho y todo lo demás que ya estaba pasando me paré y dije.

- Yo no me disculpo por la pelea, sino por todo el incidente desde el pasado... algo me pasó. Terracanis a lo mejor sepa que fue, solo que esta vez me exalté demasiado - me dirigí a Clio quien solo me veía dudosa de lo que estaba pasando - pero si hay algo que tienes que saber... y creo que Helio debe de decírtelo -

Helio iba a objetar por su tono de reacción, sin embargo...

- ¡O le dices o le digo yo! Clio merece saber la verdad, al menos redímete diciéndole la verdad que has ocultado después de tantos años sobre el bosque y la persecusión de ese día - reclamé mientras me caía de espaldas al piso y me tomaba el hombro, el cual me acalambró en ese momento. Tal parecía que me había dislocado.

- ¡Kris! - Dije mientras corría a verlo.

- ¿Lo que pasó en la huida? Esto... se pondrá interesante - Flo sonrió mientras veía a los demás familiares.

- ¿Qué... de qué hablan, Helio? - Miré fijamente al chico.

Kris tenía razón, por más que me doliese admitirlo, ella debía saber la verdad.- Clío... - Me doblé un poco mientras gemía. - Clío... te he mentido todo este tiempo, hermana. - La chica sonrió, incrédula. - Te dije... que los humanos habían matado a nuestros padres, y a todos nuestro seres queridos en nuestro pueblo, que ellos provocaron esas heridas en tu espalda. - La chica frunció el ceño sin perder la sonrisa. - Nada de eso es verdad... - Me arrodille mientras empezaba a llorar. - Yo... yo fui el que causó esas heridas en tu espalda... - Grité. -Yo fui el que mató a nuestros seres queridos en aquel hermoso pueblo.

Tomé aire mientras levantaba la mirada. - Esos humanos... que llegaron, querían llevarte, junto con otras mujeres, para que cantaran para ellos. Quise detenerlos, y todo se salió de control. Me volví fuego, y arrasé con ellos, con todos ellos. - Miré a Clío, estaba en shock. -Me intentaron detener, tú, padre, madre... todos ellos... yo no pude detenerme. Acabé con ellos, y a ti te hice cargar la marca de mi pecado. - Bajé la mirada, mientras Clío y Kris me miraban, guardando silencio. -Te mentí... te oculté la clase de monstruo que soy. - Tomé aire y vi a Kris. - Antes de encontrarnos a Kris, y al tener que huir contigo, ya que... igual hubiesen arremetido contra ti por ser mi hermana, encontré a un hechicero. Me pidió las joyas que llevábamos puestas a cambio de borrarte esos recuerdos. - Bajé la mirada de nuevo. - Alvestam jamás estuvo de acuerdo, pensaba que decirte la verdad era lo correcto, yo... - La miré fijamente. - Yo no soportaba el pensar que me verías de esa forma.

- Como dijiste... perder una cosa a cambio de otra, para obtener algo en esta vida hay que arriesgar. Tu lo hiciste por una causa mala, pero lograste conseguir un silencio que al final... tuviste que romper, afortunadamente has entregado el silencio a cambio de algo ¿sabes qué? tu libertad... vas a ver que tu alma estará mas alegre de ahora en adelante - le dije al ángel quien... me miró con una mirada iluminada y renovada, nunca le había visto así.

Después de eso, no supe que mas pasó, volví a terminar de cara contra el piso oliendo mi propia sangre. Desvanecido y tal vez... con posibilidades de morir ¿qué mas da? no espero vivir eternamente, pero deseo vivir tan solo un poco mas... ojalá se cumpla.

- ¿Por qué? - Solté en llanto mientras sostenía a Kris. -¿Por qué me ocultaron eso los dos?

- Creían que te lastimarían si te decían la verdad. - Phyro me dijo mientras tomaba el cuerpo de Kris y veía a Flo.

- Eso no importa... ¡yo debía saberlo! Helio es mi hermano, no lo iba a odiar... y Kris... - Lo miré de reojo. - No... no puedo verlos. Terracanis, Flo, llévenlos a que curen sus heridas.