De golpes, enfermeras y narices.

Nerine leyó el letrerito que estaba sobre la puerta y asintió. <<Enfermeria>>. Vale, no se había equivocado de sitio. Con suavidad y poca decisiónm llamó a la puerta con los nudillos apretados y esperó a que alguien le abriera.
Al final, había desobedecido a Tomas y había terminado haciendo lo que le había dado la gana, como siempre. El día anterior, ella y el muchacho habían tenido un... Pequeño accidente mientras volaban, y el resultado había sido un importante golpe contra un árbol, del que ella había salido ilesa aunque Tomas no hubiese corrido la misma suerte. El muchacho se había golpeado la nariz y al parecer se la había roto, por lo que habia habido sangre (cosa que la horrorizaba) y una buena hinchazón. Nerine había insistido para llevarle a la enfermería varias veces, pero por algún motivo que no alcanzaba a comprender, él no había querido acompañarla y le había asegurado que no pasaba nada, que no le dolía, que solo había sido un golpecito... Aquella mañana, Nerine había vuelto a ver a Tomas durante el desayuno, y la persistente hinchazón de su cara sumado a un sospechoso tono azulado en la piel, le habían asegurado a la niña que la cosa si era como para preocuparse.
- Vamos a la enfermería - le había dicho, cabezona. Tomas había vuelto a negarse y se le había escapado entonces, y Nerine se había mosqueado. Sin querer darse por vencida, volvió a ocurrírsele la misma idea que había tenido la mañana anterior. Si Tomas no quería ir a ver a ningún enfermero, entonces ella le llevaría el enfermero a Tomas, así de simple.
Volvió a golpear la puerta con algo más de fuerza, y aquella vez si pareció hacerlo con suficiente decisión, porque se escuhó un "Adelante" desde dentro, y Nerine empujó la puerta y la abrió.
- Buenos días... - saludó, asomándose con una sonrisa.



(Bueno, teóricamente... Estoy buscando a Arsi, sip.)

- Adelante -musitó Arsi, al escuchar una floja llamada a la puerta de la enfermería. Dejó la revista que andaba leyendo en su mesita y miró con una sonrisa a la chica que acababa de entrar.
- Buenos días... - la saludó, mostrando una sonrisa mucho más amplia que la de la mujer. Arsi se puso en pie y se acercó a ella con lentitud.
-¡Buenos días! -correspondió con energía- ¿Algún problema?

Nerine entró sin borrar su sonrisa al ver que la enfermera la saludaba alegremente, y cerró la puerta tras ella con cuidado. Se giró hacia ella y ladeó la cabeza.
- Hey - repitió. - Sí, tengo un problema, ¿me puedo sentar? Mi nombre es Nerine Ayashi...

- Claro, siéntate en esa cama de allí, mientras lo voy preparando todo... Y por cierto, yo soy Arsi, un placer -le indicó la enfermera, sonriéndole levemente y buscando sus útiles de trabajo. En ese momento se hallaba ella sola en la enfermería, pero veía a Nerine demasiado feliz como para tener algo que una sola enfermera no pudiese resolver.
- Vale, Nerine -comenzó, sin esperar a que la chica le comunicase cual era el problema- Podemos esperar al otro enfermero o a la... doctora si es grave -meditó, sin embargo, poco convencida. Sabía que una doctora había llegado a la academia, pero ni siquiera se habían conocido aún. Prosiguió-, pero creo que podré encargarme yo.
Soltó una risa algo egocéntrica mientras analizaba a Nerine con la mirada, que trató de hablar sin que la enfermera se lo permitiese.
-¿Qué te duele? ¿Un brazo? ¿Un hombro? ¿La cabeza?

Nerine se acercó a la camilla y se sentó. Abrió la boca para explicarle a la enfermera Arsi qué era lo que la había traído hasta allí, pero tuvo que volver a cerrarla cuando ella comenzó a hablar.
- Podemos esperar al otro enfermero o a la... doctora si es grave - ella sonrió y volvió a abrir la boca. Arsi la interrumpió. - Pero creo que podré encargarme yo - Se rió y Nerine se rió con ella, algo sorprendida. "No, si yo estoy bien", quiso decirle, pero abrió la boca por tercera vez y no pudo emitir sonido alguno porque la enfermera se acercó a ella y le tocó un hombro.
- ¿Qué te duele? ¿Un brazo? ¿Un hombro? ¿La cabeza? -
- ¡Nada! - dijo rápidamente y con una risa aguda, justo antes de que la enfermera siguiese hablando y se le ocurriera hacer algo como desnudarla para hacerle una revisión. Se miraron y Nerine se disculpó con la mirada. - Quiero decir... Yo estoy bien - dijo, divertida. - Venía por... Un amigo.

(jajaja! Pobre, no le deja hablar XD!)

-¡Ah...! -comprendió Arsi, sin sentirse en absoluto ofendida por la exclamación de Nerine. Ni siquiera se daba cuenta de que la niña había respondido así porque no le había dejado hablar.
La enfermera mostró una sonrisa algo pícara, mientras fingía estar distraída ordenando sus cosas. Lo que ocurría era que esa mujer sacaba romances de todos lados.
-¿Y qué le pasa a... tu amigo? -marcó sus dos últimas palabras con un tono especial- ¿Es que no sabe venir a la enfermería él sólo? ¿Necesita que alguien haga los honores de presentarlo antes? -acabó bromeando, preguntándolo todo a la vez.

(Jajaja, no pasa nada, ya está bien. Ella lo hace constantemente)

Nerine sonrió inocentemente y asintió, recogiendo sus piernas sobre la camilla para sentarse como un indio. Miró a Arsi y ladeó la cabeza, preguntándose por qué parecía tan contenta.
- Pues sí, mi amigo... Es un poco especial - dijo, tras pensar un poco las palabras. - Ayer se hizo daño, pero no me hace caso y no quiere venir. Yo estoy un poco preocupada - terminó y sonrió otra vez, aunque parecía algo ira y medio pensativa.

Arsi asintió levemente mientras Nerine iba explicándole la situación. Sin embargo, Arsi estaba más preocupada por aquello que había admitido de que ese chico era "su amigo especial", que por todo lo demás. Le gustaba tanto meterse en medio de cualquier lio amoroso... era capaz incluso de inventarlos.
Carraspeó, cuando comprendió que era su turno para responder.
-Los hombres son así de cabezotas, ¿no te parece? -admitió firmemente, tratando de concentrarse e interpretar las palabras de la niña. Rió- Entonces... creo que ya entiendo por donde vas. ¿Quieres que vaya yo a ver a tu novio para ver qué le pasa, no es eso?
Arsi sabía perfectamente que Nerine le había dicho que era un amigo... pero le gustaba ver la expresión que había forjado la chica al confundir "accidentalmente" sus palabras.

Nerine abrió la boca pero volvió a cerrarla de golpe cuando la palabra <<novio>> llegó a su cerebro. Se puso roja a una velocidad asombrosa y se tapó la boca con las manos, abriendo los ojos hasta límites insospechados.
- ¡No! - dijo con la voz amortiguada detrás de sus manos. Las apartó para que se la entendiera mejor, y observó, asombrada, como la enfermera Arsi la miraba con una sonrisa divertida. - Quiero decir, si. ¡Yo quería que usted viniera conmigo a verle! Pero Tomas no es mi novio - bajó la cabeza, avergonzada.

- ¡No! -había creído escuchar Arsi, ya que la niña había pronunciado aquellas palabras con voz temblorosa y escondiendo su boca detrás de sus manos. Arsi no pudo evitar sonreír ante esa exagerada reacción. Abrió sus labios y preparó un rápido "Huy, ¿he dicho novio? Quería decir amigo..." que, finalmente, no pudo llegar a pronunciar cuando la chica concluyó:
- Quiero decir, si. ¡Yo quería que usted viniera conmigo a verle! Pero Tomas no es mi novio.
Arsi se volteó y fingió ir a buscar algo a su mesa, intentando que Nerine no contemplase la expresión de sorpresa que se había teñido en su rostro cuando había pronunciado aquello. No, no la asombraba que negase sus palabras. Aquella vez, su asombro era real, y mucho, mucho más serio.
-¿Tomas? -pronunció, simplemente, y haciendo que su mano rebuscase entre los papeles de uno de sus cajones.

Nerine asintió, todavía avergonzada, balanceando los pies en el borde de la camilla, justo antes de darse cuenta que la enfermera le había dado la espalda y no podía verla.
- Sí, Tomas... - murmuró, mirándola. Ella estaba de espaldas pero parecía haberse puesto tensa, y obserbava asombrada una de las fichas que estaban sobre la mesa. La niña la miró ladeando la cabeza, curiosa. - ¿Pasa algo? - preguntó. Arsi no le había preguntado qué había pasado, ni había seguido haciendo broma, sino que se había quedado quiera, y aquello era extraño.

Cuando Arsi logró regresar al mundo real, se apresuró a contradecir la sospecha de la niña, suponiendo algo que la calmaría. Cerró el cajón que rebuscaba y abrió el segundo, mostrando su idéntica sonrisa amplia al girarse de nuevo hacia Nerine.
-No, claro que no pasa nada -musitó, una vez se hubo recuperado de la sorpresa. Mostró aquello que había tomado del cajón con una suprema fluidez, como si en su mente no hubiese ocurrido nada- Sólo estaba buscando un par de piruletas; se me ha ocurrido pensar... ¿te gustan las piruletas? ¿Y a tu amigo?

- ¡Ooooooh! - Nerine se irguió con las mejillas rojas de nuevo, y se levantó de la camilla con un salto, asintiéndo enérgicamente. Le encantaban las piruletas. Le encantaba cualquier cosa que contuviera azucar. - ¡Si! Bueno, a mi sí, a Tomas no sé - estiró las manos como una niña pequeña para que Arsi le diera los dulces y, una vez los tuvo en su poder, se rió. - Si no le gustan, yo me comeré la suya. Aunque... - levantó la mirada hacia ella, de nuevo concentrada, cayendo en algo. - Él no está. ¿Me acompañará para verle? Se dio un golpe muy feo, él dice que no es nada, pero yo no me lo creo, porque lo vi de cerca y estaba muy hinchado... Y había sangre ayer... Y esta mañana estaba morado... - puso mala cara al acordarse de todo y negó enérgicamente. Volvió a mirar a Arsi.

Arsi sonrió amistosamente, tendiéndole las dos piruletas a Nerine y viendo como los ojos de la niña esperaban una respuesta. Fingiendo que dudaba si aceptar o no, Arsi se acarició la barbilla levemente. En cualquier caso, su decisión había estado tomada desde que Nerine había pronunciado el nombre del chico.
-Bueno... está bien, iremos a verle -aceptó, tras unos segundos de "duda" y mostrándose conforme- ¿Dónde está?

Nerine tomó ambos dulces y sonrió al escuchar que Arsi la acompañaría. Se la quedó mirando fijamente y ladeó la cabeza, con una creciente sensación de familiaridad anidando en su pecho. Se preguntó por qué.
- He desayunado con él, pero creo que ya no está en el comedor - dijo, pensativa, mientras quitaba el plástico de una de las piruletas y observaba como la enfermera recogía algunas cosas. - La verdad es... Que no le he preguntado dónde estaría ahora. En su cuarto, o en el campo de entrenamiento... Aunque creo que a él le gusta más entrenar en el bosquecillo. Mmm. No lo sé .___.

Arsi se echó el pelo hacia atrás, mientras respondía con toda tranquilidad.
-No estará bien que nos paseemos por las habitaciones de los chicos -meditó Arsi, mientras Nerine saboreaba su piruleta con toda felicidad. Tras dedicarle una suave ojeada, la mujer se apresuró a agregar- Podemos buscarlo por ese "bosquecillo", entonces. A lo mejor está allí.

- Vale - Nerine sonrió y, agarrando la piruleta con una mano para que no se le cayera, tomó a Arsi con la otra y la arrastró tras ella hacia el bosque, deseando que, tal y como ella había imaginado, Tomas estuviera allí


(Y ahora creo que esto ya está, y que deberías abrir con Tomas, ¿no? XD)