Un peligroso ataque (Priv. Hiyako, Jem y Arsi)

Jem corría rápidamente por los pasillos de la academia, desesperado. Cuando volvía de dar un paseo, cerca de las Áreas Verdes encontró a Hiyako, muy malherida. Estaba andando lentamente hacia la academia, con una mano en el costado. Tenía rasguños por todas partes, en el brazo tenía una gran y profunda herida, como de espada, la cabeza le sangraba y en la espalda tenía una herida muy fea, no paraba de sangrar por todos lados. Vio como se desmayaba y la cogió rápidamente. Y ahí se encontraba, corriendo hacia la enfermería con Hiyako en sus brazos. Cuando llegó, se paró un momento enfrente de la puerta, jadeante, miró a Hiyako, aun sangrando, su pecho subía y bajaba lentamente... Le dio una patada a la puerta, esperando que alguien estuviera allí para ayudarla.

-¡Por favor! ¡Qué alguien atienda inmediatamente a Hiyako!-gritó, en un tono desesperado.

(Perdon por la tardanza; últimamente tengo muchísimos temas x//DD)

Al escuchar ese brusco empujón sobre la puerta, Arsi no pudo evitar pegar un sobresalto, quedando a punto de derramar el café que se bebía sobre el escritorio de la enfermería. Fue capaz de sostener el vaso casi en el aire y luego se giró con una expresión, para que negarlo, levemente mosqueada…
Y ya estaba a punto de soltarle que había otras formas de entrar en la enfermería a quien quisiera que hubiera entrado así… cuando escuchó un grito angustiado y comprobó por qué el chico parecía llegar hasta allí con tal desesperación.
- ¡Oh! –fue todo lo que pudo exclamar.
Rápidamente, se olvidó de su café y corrió hacia ellos, cogiendo a la chica en brazos y dejándola sobre una camilla, tras vigilar fugazmente si seguía teniendo pulso. Después, movió las manos del muchacho hasta tapar la herida del brazo.
- Presiona aquí mientras voy a cogerlo todo… -le indicó a toda velocidad, regresando al poco rato con un montón de vendas, útiles para coserle las heridas y desinfectarlas. Comenzó a curarla todo lo rápido que pudo antes de hacer preguntas o pararse a pensar qué le habría ocurrido a esa pobre muchacha, aunque con las prisas, Arsi no había tenido tiempo de reparar en la herida de la espalda…

(No pasa nada Lolly xD)

Jem hizo lo que la enfermera le decía. Presionó la herida del brazo, esperando a que la mujer trajera los útiles para curar a Hiyako. La enfermera empezó a curarle las heridas todo lo deprisa que pudo, mientras Jem miraba a Hiyako, con una expresión de preocupación increíble. ¿Estaría bien? ¿Se curaría de sus heridas? No sabía que hacer. Quería ayudar pero no sabía como. Apretó los dientes, rabioso.

-Mierda...-dijo para sí.

Miró rápidamente la cara de Hiyako, después a la enfermera y por último miró la camilla, sorprendiéndose al ver que empezaba a tornarse roja. Giró la cabeza bruscamente hacía la enfermera.

-¡La espalda! ¡La herida de la espalda es la más grave!- dijo en un tono desesperado.

Giró de nuevo la cabeza hacía Hiyako y vio que empezaba a abrir los ojos. Jem sintió un escalofrío. La miró por un instante y le acarició la mejilla, sin darse cuenta de que la tenía llena de sangre.

-Tranquila Hiyako, pronto estarás bien...

Hiyako abrió los ojos lentamente. No recordaba lo sucedido, solo que Shanw la había atacado y que luego Jem la había agarrado. Cuando habrio los ojos, estaba aturdida, solo veía a Jem a su lado.

-Ya estoy bien idiota...- estornudo ruidosamente, que como consecuencia hizo que tosiera sangre también- Esto no es nada...je..- Sonrío a Jem y luego miro al techo.

Le resultaba extraño ver a Jem así, era un demonio, ¿porque narices se comportaba así entonces?. Aunque en ese mismo momento no era una de las mayores preocupaciones de Hiyako.

Mientras miraba al techo su vista se empezó a volver borrosa y no escuchaba las cosas claras. Seguidamente, cerro los ojos y volvio a desmallarse.

Arsi ahogó una rápida exclamación cuando, antes de escuchar al chico alertarla sobre aquella herida de su espalda, ella misma comprobó que la camilla se estaba tiñendo de un tono rojo oscuro que no podía ser nada más que sangre. Soltó una palabrota entre dientes (porque, de veras, le daría algo si no tenía tiempo de curar a esa pobre chica) y sólo el ver a Hiyako entreabrir los ojos la tranquilizó ligeramente. Lo suficiente como para conseguir que la enfermera se centrase de nuevo.
- No, no hables ahora… -murmuró, al escucharla hablar con el chico, colocándole una mano delicadamente sobre su frente mientras terminaba de vendarle una herida. Sin embargo, sus palabras de poco sirvieron, porque Hiyako volvió a perder la consciencia un segundo después de pronunciarlas.
Apretando los labios, Arsi miró velozmente al chico, que parecía desesperado por ayudar, y supo que en ese momento le hacía falta.
- Tenemos que colocarla de lado. Hay que mirar esa herida de la espalda. Ayúdame –le indicó a toda velocidad, explicándole cómo le darían la vuelta para no lastimarla demasiado y comenzando a limpiarle la herida y curarla nada más dejarla acomodada, murmurando entre dientes mientras tanto.
- Vamos… vamos… aguanta, chica…

Hiyako noto devilmente como la movían. Aunque estaba insconsciente notaba algo. Siguió tosiendo algo de sangre pero muy poca. Notaba el ácido olor a sangre que había en la camilla.

Estaba preocupada por Jem. No queria que aquel chico estubiera tan mal por ella. Solo pensaba en lo que había ocasionado aquello.

(Siento mi tardanza, pero no me venia la inspiración para este tema ^^U)

Jem cada vez se desesperaba más, había demasiado sangre. Movió a Hiyako, poniéndola de lado y viendo como la enfermera empezaba a curar, igual de desesperada que él, la herida de la espalda, muy profunda.

-¡¿Cómo demonios le han echo una herida tan profunda?!-gritó-¿Podrás curar eso? Se ve realmente mal...

Sentía náuseas en el estómago. No era por la sangre, le encantaba ver sangre, las náuseas las tenía por las heridas de Hiyako, la chica debía de estar sufriendo a horrores.

-Si hubiera estado a tiempo allí, con ella... esto no hubiera sucedido...-dijo en voz alta, apretando los dientes y agarrando más fuerte a la chica.

Arsi necesitó respirar hondo un par de veces y decirse que debía encontrarse decidida, y contagiar de su decisión a ese muchacho, para ser capaz de musitar, mientras curaba las heridas de Hiyako a toda velocidad:
- Claro que podré curarla. Tranquilo, ¿de acuerdo?
Supo que una sonrisa en ese momento habría estado bien para calmar el tenso ambiente, pero no pudo ni tan siquiera levantar la mirada de la muchacha. Lo primero era lo primero, y la intranquilidad del chico podía esperar.
Una vez las heridas de Hiyako estuvieron vendadas y la cantidad descomunal de sangre disminuyó, la enfermera se dedicó a examinarla y comprobar que todo estuviese bien, y pudo concentrarse en las heridas menores, que, al fin y al cabo, también tenían su importancia. Sin embargo, la tranquilidad regresó a Arsi tan pronto como comprobó que la chica carecía de peligro, y pudo concentrarse en las palabras del chico.
- Si hubiera estado a tiempo allí, con ella... esto no hubiera sucedido...
Sin levantar apenas la mirada del brazo de Hiyako que andaba curando, Arsi no pudo evitar interesarse por algo que ni siquiera había pasado por su mente desde que había tenido esa emergencia.
- ¿Qué ha pasado exactamente? –inquirió, mirando, ahora sí, al chaval- ¿Tú estás bien? ¿Necesitas que te examine? Tu… -Arsi midió sus palabras antes de continuar- amiga está fuera de peligro. No tienes por qué preocuparte.
Cogió aire y se pasó una mano para peinar su pelo, mientras concluía, sonriendo.
- Ahora, deberías contarme qué ha pasado. ¿No te parece?