Una sonrisa frente al mar

Aiwe tenía muchas ganas de ir a la playa. Aún hacía frío y no se podía bañar, pero estar allí la hacía sentir bien. No sabía a quien pedírselo cuando vio a Caelan en su despacho como ausente y triste. Así que lo arrastró literalmente hasta la playa.
Se quitó los zapatos y entró andando pisando fuerte la arena, cerró los ojos y respiró profundamente. Se giró sonriente a Caelan. - ¿No te sientes mejor ahora? Anda, ven - le dijo haciéndole señas para qeu se acercase.

Caelan se encogió de hombros y se limitó a seguir a Aiwe sobre la arena, sin quitarse los zapatos ni arremangarse los pantalones ni nada. Le importaba más bien poco que la arena le entrase en los pies o no lo hiciera, pues al fin y al cabo solo estaba allí para no seguir escuchando a Aiwe insistir. En aquel momento, la profesora de aire se rió de algo que al parecer le hacía mucha gracia, y Caelan la miró como ausente.
¿Sentirse mejor?, pensó mientras se sentaba sobre la arena para mirarla jugar. No, no demasiado.

Aiwe correteó de un lado a otro sintiendo el viento en su cara, se giró hacía Caelan y lo vio sentado en la arena, como ausente.
Aiwe creía que si últimamente el profesor de fuego estaba tan abatido era por su culpa y el malentendido que tuvieron, por eso quería arreglar las cosas. Quería que todo fuera como antes. Le gustaba ver a Caelan sonreír. - Venga Cae, di algo. ¿O te ha quemado la lengua Moses? - Dijo riéndose.

El hombre levantó la mirada hacia ella, atraído por su risa, y se sorprendió a si mismo encontrándola más musical que nunca aunque, por otro lado, tampoco le importó.
- Me has obligado a venir - se quejó, con un tono algo molesto pero bastante tranquilo. - ¿Me vas a obligar también a cotillear?

- ¿Cotilleos? - Se puso la mano en la barbilla - No pensaba en cotillear - se sentó a su lado - Pensaba en hablar un poco. Llevas unos días muy callado.

Caelan se encogió de hombros con indiferencia.
- ¿Tu crees? Solo he tratado de ser agradable contigo - dijo algo irónico. Lo había intentado, siguiendo los consejos de Aurora, y había quedado claro que, cuando Aiwe y él no discutían, tenían pocas cosas que decirse.

- ¿Has tratado de ser amable conmigo? - Aiwe se quedó con la boca abierta y la cerró poco a poco - Así que estabas raro conmigo por eso. - Se abrazó las piernas - Yo que pensaba qeu estabas enfadado conmigo. - Sonrió aunque por dentro estaba triste, ¿si había intentado ser amable y casi no habían hablado, si se llevaser bien que harían?

- Bueno, estaba un poco enfadado, pero Aurora no me dejó decírtelo - admitió, echándose hacia atrás para tumbarse sobre la arena húmeda. Ahora, visto de lejos y con perspectiva, incluso le pareció ridículo haberse enfadado con ella por una menudez de aquel calibre como era el haberse colado en su despacho, pero en aquel momento le pareció bastante grabe. Suspiró. Ya no tenía importancia.

- ¿Así que estabas enfadado? - dijo girando la cabeza para mirarlo - Perdóname, Aban y yo no nos tendríamos qeu haber colado en tu despacho, aunque creo que tú enfado conmigo viene de antes. - acabó hablando de frente, con la cabeza apoyada en los brazos y con una sonrisa demasiado forzada. Estaba pensando en su discusión en la azotea, en el beso...

- Aiwe, no estoy enfadado contigo - dijo secamente, interrumpiéndola antes que siguiera hablando del tema. Era cierto, no estaba enfadado con ella. Estaba enfadado consigo mismo por lo ocurrido con Abby aquella tarde. Era un imbécil. Y un pervertido.

- ¡Vale! - dijo. Se levantó se voló hasta la orilla del mar donde se quedó flotando encima del mar sin llegar a mojarse. No sabía lo que le pasaba a Caelan y él no se lo iba a decir. Hizo que el aire le soplara en la casa para ahogar las lágrimas que querían salir. Hizo que el aire llegara a Caelan, a ver si también le aclaraba las ideas.

Cae frunció la nariz con desagrado, pues el viento había hecho que varios granos de arena le entrasen en los ojos y la nariz.
- ¡Eh, pajarillo! - la llamó, para que se detuviera y regresase.

Aiwe se giró y lo vio como se sacaba la arena de la cara. Se acercó. - Lo sient... - No pudo acabar porque se empezó a reír. - Lo.. siento, de verdad. - dijo cuando se le hubo pasado la risa - Estabas muy cómico. Tendré que echarte arena en la cara más a menudo - Añadió sentándose a su lado.

- Sería mejor para ti que no lo hicieras - le advirtió con una mirada que echaba chispas. Aiwe se calló de golpe y se puso tensa, como si Caelan fuera a morderla o algo, y aquello le hizo bastante gracia. Casi sin darse cuenta, sonrió por lo bajo.

Aiwe se puso tensa ante la respuesta de Caelan, pero al ver que sonreía se relajó. Miró el mar sonriendo ella también. - Así esta mejor. - Siguió mirando el mar. Caelan no dijo nada por lo que empezó a contar en voz baja. https://www.youtube.com/watch?v=QGJuMBdaqIw

Caelan cerró los ojos y escuchó. Volvió a echar la cabeza hacia atrás para apoyarla sobre la arena y se dedicó tan solo a escucharla mientras cantaba, y a escuchar el sonido del agua acariciar la costa, y el viento silbando en sus orejas... Sus preocupaciones parecieron hacerse pequeñas.
- No sabía que cantases - le dijo, cuando terminó.
Las preocupaciones no desaparecieron.

Aiwe giró la cabeza hacía Caelan. - ¿Lo dices de verdad? Entonces es que hay mucho de mi que no conoces. - Sonrió picarona. Caelan estaba más relajado que antes, el paseo en la playa había servido de algo. - En mi pueblo somos mucho de festejar las cosas. Y que mejor manera de hacer fiesta que cantando. Allí todos cantamos n.n - Cerró los ojos y vio la plaza de su pueblo llena de gente alegre bailando. Los abrió y volvió a la playa - A parte, es una buena manera de desahogarte o de animarte - dijo mientras se levantaba.
Estiró los brazos hacía el aire y se elevó un poco. - Llevo demasiado rato tocando el suelo - dijo viendo la cara de Caelan.

Imaginó cómo debía ser el pueblo dónde vivía Aiwe, y si sería cierto que allí todos cantaban juntos. Caelan imaginó a su propio pueblo y no fue capaz de concebir que pudieran juntarse todos para algo que no fuera discutir sobre los negocios o las guerras con tribus rivales, y de hecho la sola idea de pensar en sus padres cantando alegremente no tuvo lugar en su cabeza. Pensó que el problema tal vez no era tan solo suyo.
- Se te ven... - se calló antes de terminar la frase. Sinceramente no tenía ninguna gana de pelearse con Aiwe en aquel momento, porque estaba cansado y hecho un lío, y porque ella había hecho un esfuerzo considerable por animarlo. Se dijo que, algún día, se lo agradecería. - ¿Volvemos?

- Claro - dio media vuelta y miró el mar por última vez. - Ya he hecho lo que he venido a hacer. - Se adelantó y salió de la arena, se puso los zapatos mientras Caelan llegaba. Aún se le veía preocupado, pero al menos había sonreído. Eso era algo.