De paseo con dos amigos: Nerine y mi sed. (priv Nerine y Lugat)

Nerine asintió y se colocó a su lado. Después de tragar saliva, cerró los ojos bien apretados e inspiró. Estuvieron así, quietos, durante un par de minutos, hasta que la niña volvió a inspirar y relajó todo su cuerpo.
- Ya estoy lista - susurró sin abrir los ojos. Esperó.

Lugat miró la pequeña cara de Nerine entre sus manos. Le encantaba sus pecas, la hacía mucho más adorable. El rostro de Neri parecía tan frágil como una flor que daba miedo romperla. Las manos de Lugat bajaron hasta sus hombros. Una vez allí colocados Lugat bajó su cara hasta la oreja de la chica. Y le susurró unas palabras que solo ella podría oír.
- Pequeña, si te duele dilo, y pararé.
El vampiro bajo un poco mas su boca hasta la altura de hueso de la mandíbula y una vez allí disfrutó del suave aroma a flores silvestres de la chica. Y lamió con autentica pasión el cuello de su amiga, justo antes de hincar-le sus colmillos.
El chico hundió sus caninos en la suave y blanda piel de Nerine. Un vez los tubo bien clavados empezó a succionar la sangre de la pequeña criatura.
- Mmmmmm...Aquel pequeño gemido de la chica fue lo que hizo que Lugat zugar con mas fervor. La sangre de su amiga sabía mucho mejor de lo que había imaginado. E incluso la mejor de todas. Había probado la sangre de muchísimas mujeres. Embarazadas, casadas, sanas,...e incluso vírgenes y esa hasta el día de hoy había sido su preferida. Pero la sangre de aquella chica era diferente a todas las demás. Su sangre era muy dulce, tal y como había dicho Nerine al principio, pero estaba seguro que no era, ni mucho menos, por la cantidad de dulces que esta comía al largo del día. Mas bien Lugat creía que era porque ella en si era dulce, amable y bondadosa. Y todo esto hacía que su sangre fuera especial.
Lugat estaba muy excitado. Por lo que había cogido por la cabeza a Nerine y la había recostado cómodamente sobre el banco, y el aún chupando su sangre él se puso encima de ella y continuó comiendo.
No tardó mucho en notar que había llegado al punto limite dela chica. Si sobrepasaba ese podría llegar a matarla. Retiró su boca del cuello de la chica depositando un suave beso en este. Se incorporó y se limpió la boca de los estos de sangre de Nerine , llevándoos los dedos a la boca.

Nerine abrió los ojos en el preciso instante en que los colmillos de L se clavaron en su cuello, y en aquel momento dejó de respirar. Un suave gemido escapó de sus labios sin que ella se diera cuenta, mezcla del dolor, la sorpresa y todo lo que estaba sintiendo en aquel momento, acumulado alrededor de su pecho. Tampoco pudo tragar saliva, ni mover ni un solo de los músculos de su cuerpo, concentrada como estaba en sentir como la sangre abandonaba su cuerpo.
Nunca habría imaginado que tener a un vampiro bebiendo sange de tu cuello fuera a sentirse de aquel modo pero, pese al dolor, Nerine no habría podido negar que en cierto modo le estaba gustando. Era una sensación diferente a todo lo que hubiera vivido hasta entonces.
Lugat la hizo tumbarse de espaldas sobre el banco y luego se recostó sobre ella, pero Nerine, sinceramente, ni se enteró. Ella estaba concentrada únicamente en los dientes de L y el quemazón que sentía en el cuello.
Cuando finalmente se separó de ella, la niña se quedó tumbada, seria, con los ojos muy abiertos. Llevó una de sus manos hasta la herida de su cuello, que extrañamente ya estaba cicatrizando, y musitó un mudo Oh...

Lugat miró a Nerine cuadno esta dijo Oh... Su sed estaba del todo erradicada.
- Como te encuentras pequeña. Te ice mucho daño? Lugat apartó la mano del cuello de la chica para asegurarse que la herida había sido cicatrizada. Y pudo apreciar unos piquitos como sello de la casa.
Pensó que otro día le regalaría un pañuelo o una gargantilla para tapar las señales, ya que tardarían mínimo un mes en desaparecer por completo. Y si la directora se enteraba peligraba su permanencia en la escuela.

Nerine se incorporó, lentamente porque si no se mareaba, hasta quedar sentada de nuevo, y cruzó las piernas como un indio, dubitativa.
- Mmmm... No - admitió finalmente, sin mirarle directamente porque todavía estaba algo aturdida. - Ha sido... Extraño. Sí, extraño. Dolía, pero era... ¿Agradable? - se sonrojó un poco al pensarlo y, al querer bajar la cabeza, se mareó más. - Uuuuuh. Pero, L... ¿A ti te gustó?

Lugat vio lo mareada que estaba la chica.
- Lo siento, creo que comí demasiado. Y sí, me gustó muchísimo. Tu sangre es de la mejor que e probado hasta ahora.Lugat se sentía responsabre por el mareo de su amiga. De repente se acordó de una cosa. Uaaa el regalo!!! Miró de nuevo a Nerine para ver si ya se encontraba mejor.
- Pequeña, antes de que te perdieras compre un regalo para ti. Lo quieres? Y diciendo esto Lugat le tendió el pequeño paquete.

Al escuchar la palabra "regalo", Nerine pareció recuperarse de repente, como habiendo recibido un subidón de adrenalina. Abrió los ojos y estos brillaron emocionados.
- ¡Un regalo! - gritó alegremente, con una enorme sonrisa asomando entre sus labios. Tomó répidamente el paquetito que el vampiro le tendía y arrancó el papel que lo envolvía de un solo tirón. Al momento de abrir la caja, pero, fue cuidadosa. Observó atentamente el collar en forma de lágrima de cristal que se mostró antes sus ojos, y pudo apreciar la belleza de este, y como parecía brillar de un modo especial. Se quedó un ratito aturdida, admirando embelesada los brillos del cristal, hasta que levantó de nuevo la mirada hacia L, regalándole un sincero agradecimiento con la mirada a la vez que le tendía de nuevo el paquetito. - ¿Me lo pones?

Lugat observó todas y cada una de las reacciones faciales de Nerine al recibir el regalo. Le satisfacia enormemente el echo deque a su amiga le agradase su regalo. Cuando esta le preguntó - ¿Me lo pones? Regresó de golpe a la realidad y asintió cordialmente con la cabeza. Cogió con sumo cuidado la cajita que contenía la lágrima de cristal. Y con un elegante movimiento le cerró la cadena alrededor de su fino cuelo. Antes de acabar Lugat rozó con la yema de sus dedos las dos marquitas que habían formado sus finos colmillos en su esbelto y delicado cuello.
- Estas preciosa.Diciendo esto Lugat acarició la mejilla de la chica con el reverso de su mano.

Nerine sonrió en agradecimiento y bajó los brazos con los que había estado sujetando su cabello, de modo que este volvió a caer sobre su espalda. Distraídamente, acarició también el lugar donde la herida decoraba su cuello, y pensó que tal vez podría ocultarla con el cabello. Para eso, se quitó el broche en forma de flor que se lo recogía a un lado, y se volteó hacía L, sonriente.
- Tengo hambre otra vez, y estoy cansada, y tengo sueño... -susurró, divertida, mientras extendía las manos y enganchaba el broche con la flor en su camiseta. - Ahora que ya no tienes que irte de caza, ¿volvemos a la academia?

Lugat rió debido al comentario de su amiga. Ya había recuperado el apetito y eso era muy buena señal. Por lo que se limitó a añadir.
- Sí, volvamos a casa.!!Y con un rápido movimiento de brazos cojio a Nerine y la alzó de nuevo, estrechándola muy fuerte contra su pecho, Aun en el suelo saco sus alas y dijo.
- Tranquila, procuraré ir más despacio esta vez. Pero no puedo permitir que vayas andando en tu estado. Y diciendo eso Lugat se elevó en el aire, ya sin importarle que algún humano pudiera saber de su existencia.